Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 6 de octubre de 2016

DANOS, SEÑOR, LA CAPACIDAD DE PERSEVERAR



No se trata de estar y permanecer, porque podemos estar, pero no paticipar ni vivir. Se trata de estar y perseverar en la actitud de pedir, de insistir, de persistir y mantener la esperanza confiada en la escucha y respuesta del Señor. Se trata de pedir hasta que nos den; se trata de buscar hasta hallar; se trata de tocar hasta que nos abran. 

Porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. Es esa la actitud con la que hay que estar y permanecer. Y no es fácil, porque nos cansamos, nos desencantamos y perdemos la confianza en Dios. Llegamos incluso a pensar que no nos hace caso ni nos oye. Pero, ¿cómo podemos pensar así? Por eso nos dice el Señor que si nosotros somos capaces de dar cosas buenas a nuestros hijos, ¿cómo Él, nuestro Padre Bueno del Cielo, no nos escucha y nos atiende dándonos precisamente lo que nos conviene para nuestra salvación?

Tengamos la confianza, y pidamos esa confianza y fe que nos hace falta para sostenernos en su presencia y confiados en su generosidad y misericordia. No dejemos nunca de tocar, de insistir y de importunar cuando se trata de buscar las cosas de Dios. Y molestar por servir, por ayudar, por socorrer al afligido, al enfermo, al pobre y desvalido no es molestar es amar a Dios. 

Por eso, pidamos ese don de la insistencia y la perseverancia, y el discernimiento para saber distinguir lo que es bueno y merece persistir para el bien de los demás. Porque nos puede ocurrir que no sabemos pedir ni tampoco lo que conviene. Y rompemos la puerta estropeándolo más que arreglándolo. 

Pidamos con la confianza que el Espíritu Santo nos alumbra nuestras peticiones y nos da la fortaleza y la sabiduría para insisitr y saber pedir. Amén.

miércoles, 5 de octubre de 2016

SI TÚ ERES CAPAZ DE DAR, DIOS NOS DARÁ LO QUE NECESITAMOS


Quién niega a su hijo e hija lo que le es necesario para su vida? ¿Qué padre o madre no da a sus hijos lo que les es necesario? Sabemos lo que significa ser padre o madre y tenemos experiencia del dolor y también la generosidad respecto a nuestros hijos. Pues bien, ese amor que tú eres capaz de vivir y hacer realidad con tus hijos, lo hace Dios con cada uno de nosotros.

 La diferencia es que no podemos imaginar la locura de amor de nuestro Padre Dios.Hoy, el Evangelio, nos invita a pedir. A pedir con confianza y a estar seguro, como lo estamos de nuestros padres aquí en la tierra, que nuestro Padre del Cielo nos escucha y nos atiende. Y no sólo nos atiende, sino que nos dará lo que realmente nos hace falta y nos conviene. Porque, Él, sabe lo que realmente necesitamos y lo que nos conviene para nuestra vida, sobre todo para nuestra salvación, que es lo verdaderamente importante.¿

No perdamos el tiempo y pidamos con confianza lo que necesitamos. Tengamos en cuenta de pedir cosas que valgan y no chucherías. Porque todo lo que pidamos referente a bienestar, salud, éxito y bienes son cosas de este mundo, que quedarán en este mundo. Es decir, caducas. Pidamos lo que realmente nos lleva a descubrirle, a intimar con Él, a seguirle y desear llegar a su Casa.

Es verdad que necesitamos también cosas terrenas, pues vivimos en este mundo, pero sólo lo que necesitamos y nos sirvan para acercarnos a Él y estar perseverando a su lado. 

Pidamos, fe. Señor, lo decíamos el domingo, y volvemos a repetirlo hoy. Y no dejemos de repetirlo cada día. Pidamos sabiduría, la sabiduría de saber discernir y elegir el camino hacia el Señor. Y la paz, la paz interior que nos permita amar y sentir verdadero amor. Pidamos la paz para el mundo y para todos los hombres, para que en paz podamos encontrarnos, respetarnos dignamente y ser hermanos e hijos de un mismo Padre Dios. 

Pidamos humildad, la humildad que nos enseño con su Vida y la que nos mostró también su Madre, María. Pidamos fortaleza y voluntad, para ser capaces de poner nuestras vidas a sus pies y seguirle sin titubeos ni tribulaciones, sino firmemente y decididos a darlo todo. Amén.

martes, 4 de octubre de 2016

LA FE DESCUBRE LA IMPORTANCIA DE NUESTRO COMPROMISO

Corremos como loco por cualquier cita. No nos gusta llegar tarde, y confieso que a mí me ocurre eso. Ahora mismo estoy escribiendo esta reflexión preocupado porque tengo una cita dentro de una hora y tengo que estar preparado para no llegar tarde. Pero, ¿es que Jesús no me está esperando cuando yo me he comprometido con Él? Y si hemos convenido vernos un tiempo cada día, ¿como es posible que no me lo tomo como estas otras responsabilidades o compromisos?
Descubrimos que es cuestión de fe. Porque cuando experimentamos que Jesús vive y es nuestro Salvador y Señor, ¿cómo no vamos a cumplir con nuestra cita con Él? Además, tenemos la promesa de su propia boca que estará con nosotros cuando y donde hayan dos o más reunidos en su nombre. Nada más claro, Jesús está y se reune con nosotros cada vez que le invocamos y le citamos para hablar con Él.

Y eso fue lo que ocurrió en casa de Lázaro, Marta y María. Llegó Jesús a pasar un rato o algunos días y había que aprovecharlo. Porque Jesús es el Señor, el Mesías enviado por el Padre, el Hijo de Dios Vivo, nuestro Señor y Salvador. ¿Se puede decir y pedir más? ¡Hay alguien más importante y más grande que Él? 

Si no entendemos esto es que todavía nuestra fe es incipiente. Y entenderlo no quiere decir que lo veamos claro, sino que lo cumplimos haciendo y forzando nuestra voluntad. Porque orar es tener la voluntad de gastar parte de tu tiempo con el Señor. A pesar de no apetecerte, de no experimentar ni sentir nada, de no sentir ganas o pasar el tiempo distraido. Tu voluntad, que te la ha dado Dios, está a su servicio porque tú la pones, ¿te parece poco? Eso es orar y eso lo sabe el Señor.

Ahora otra cosa es gozar, rumiar, disfrutar y complacerte en estar con el Señor. Eso corresponde a su Gracia, que te la dará cuando Él quiera y le parezca conveniente. La Gracia de la contemplación extasiada es regalo y obra del Señor, y se la podemos pedir, pero a nosotros sólo nos toca disponer de nuestra voluntad. Pidamos esa Gracia para que sumada a nuestro empeño y voluntad disfrutemos como María en la contemplación y escucha del Señor. Amén.