Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 25 de octubre de 2016

HAZ, SEÑOR, QUE MI VIDA FERMENTE EN LA MASA

A veces no sé si soy fermento o si realmente estoy dentro de la masa. Porque si no lo estoy no puedo fermentarla. Y es posible que lo esté, pero no con la suficiente levadura para fermentarla. Y eso te pido, Señor, la capacidad y el fermento de fermentar, valga la redundancia, la masa.

Con frecuencia creemos que fermentar la masa se trata de hacer algo importante. Algo que se notado y que revolucione el entorno. Y es posible que se creemos y buscamos eso, nunca fermentaremos la masa de nuestra vida ni la de los que están en nuestro entorno. Y no advertimos que la masa y la semilla empiezan tanto a fermentar como a crecer desde algo muy pequeño que no se hace visible al principio, pero que con el tiempo sorprende por su grandeza y magnitud.

Así suceden las cosas en nuestras vidas. No sabemos como ocurren, pero ocurren. Experimentamos muchas cosas en nuestras vidas que nunca pensamos que pasarían ni a las que llegaríamos, pero advertimos, sin darnos cuenta, que han llegado. La Gracia de Dios es la que hace fermentar y crecer tanto la masa en la que estamos inmerso en nuestra vida, como la semilla que hemos plantado dentro de nuestro corazón.

Miramos para atrás, no como nostálgicos y apesadumbrados, sino para ver el camino que hemos recorrido y lo que hemos avanzado. Y la cantidad de masa que quizás hemos preparado para que fermenten ahora o quizás algún día. Será la Gracia del Señor la que mueve los hilos y la que recogerá los frutos. Pues todo es por y para su Gloria.

Confiados en tu Palabra y en tu Gracia e Infinita Misericordia, te pedimos, Señor, que infundas en nuestros corazones la Gracia de ser grano de trigo que crece y se extiende derramando tu Palabra, y fermento que, dentro de la masa, la llena de tu Palabra y proclama tu salvación. Amén.

lunes, 24 de octubre de 2016

CONFIESO MI PECADO

No puedo excluirme, porque muchas veces vivo mi tiempo en función de mis gustos y placeres. Y el domingo lo he utilizado para aprovecharlo según mis intereses. No creo que tenga mucha diferencia con los hipócritas de aquel tiempo. Por eso, aprovechando tu Palabra del Evangelio de hoy, quiero, Señor, pedirte que pongas en mi corazón el anhelo de reservar un tiempo especial para Ti.

Pero, no sólo el domingo, que es un tiempo muy importante, porque es el comienzo de la semana y el día de tu Resurrección, sino cada día de mi vida, porque de las veinticuatro horas que tiene el día, puedo dedicarte un instante al menos, para estar contigo. Y también el domingo, pero sabes que estos tiempos modernos que me ha tocado vivir, muchas profesiones utilizan el domingo para trabajar. Y, curiosamente, es el día que más movimiento tienen en sus trabajos.

De todos modos, Señor, lo verdaderamente importante es tener un espacio de tiempo e íntimo contigo, y que tu Palabra vaya horadando mi corazón hasta hacerte un lugar dentro de él. De modo que su palpitar vaya a tu ritmo, siguiendo tus pasos e intenciones de amor. Sé que eso hará que te busque y que pase contigo buenos ratos. Quizás no sean el domingo, pero sé que Tú me entiendes y no te niegas a estar conmigo un lunes o cualquier otro día, y todos los días en los momentos especiales que puedo parar y aparcar todo lo demás para hablar y reflexionar contigo.

Quiero pedirte que me ayudes a intimar contigo y que ocupes el primer lugar en mi vida. Quiero pedirte que mi rumbo sea tu Rumbo y que Tú seas el Patrón de mi humilde barca. Quiero pedirte perdón, como lo hizo ayer aquel publicano arrepentido y humillado. 

Y quiero pedirte y suplicarte que tomes mi vida y me arranques mi corazón podrido, endurecido y calloso de los apegos y apetencias de este mundo y pongas en su lugar un corazón tierno, suave, renovado, de niño dócil a tu Palabra y dispuesto a tenerte como el mejor amigo y lo primero de mi vida. Amén.

domingo, 23 de octubre de 2016

DAME UN CORAZÓN SINCERO Y HUMILDE

Sin darnos cuenta, corriendo deprisa y sin saber exactamente el recorrido de nuestra vida, pensamos en esconder todas nuestras faltas, y disimular nuestros pecados. Nos importa quedar bien para conseguir lo que nos hemos propuesto. Ni siquiera descubrimos que los afanes por conseguir cosas no tienen mucho sentido, porque las cosas desaparecen, son caducas.

Hoy, si nos paramos y pensamos, recordamos todas las cosas que hemos tenidos, ¿y de qué nos han servido? Sí, posiblemente nos han sido útiles, pero, ¿tanto afán era necesario? ¿Tanto valor significaban esas cosas que me enfrentó con mi familia? Y podemos, reflexionando, tirar de nuestra propia manta.

Todo saldrá a la luz y toda se conocerá. Eso tiene sentido y es lógico. La mentira tiene sus días contados, y con ella el engaño. La verdad descubrirá todo lo que se esconda en la mentira. Por lo tanto, las apariencias sirven de poco y el no reconocernos como somos servirá aun menos. Vivir en la altivez y la suficiencia, creyéndote mejor que otros es vivir auto engañado. 

Todos tenemos defectos, cometemos errores y pecamos. Somos esclavos del egoísmo y del error, pero también del orgullo y la soberbia. Y nos cuesta abajarnos con humildad. La parábola del fariseo y publicano es una muestra y retrato de como somos realmente. Nuestro Señor Jesús, el Hermano Mayor, nos conoce y nos retrata. Y nos aconseja que, sólo con humildad, seremos capaces de alcanzar la Misericordia del Padre.

Pidamos, pues, ser humildes y capaces por tanto de postrarnos, como aquel publicano, ante el Señor, y pedirle, con todo nuestro corazón y avergonzados de nuestras miserias, su perdón. Pedirle su compasión porque nos reconocemos pecadores. Amén.