Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 29 de noviembre de 2016

SABIDURÍA MANIFESTADA EN LA VIDA

Las cosas cuando son sencillas se producen de forma natural y sin estruendo ni alharacas. La sencillez brota de la humildad y la humildad está siempre abierta a la verdad. Es por eso que la sabiduría, la verdadera sabiduría que se proclama, no sólo con la palabra sino también con la vida, está alejada de los sabios y entendidos que creen saberlo todo y no tener de quien aprender.

La humildad nos une y nos anima a aprender los uno de los otros. No sólo de los sabios y doctores, sino también de aquellos que humildemente vivencia su fe en las circunstancias más humildes y sencillas. Porque la verdad reluce y brilla, no cuando se proclama, sino cuando se vive. De ahí nace la verdadera y única autoridad. La autoridad de Jesús, el Señor, que hace lo que dice, y dice lo que hace.

Por eso, Señor, Tú tienes Palabra de Vida Eterna y a Ti recurrimos todos los que, humildes y pequeños, nos reconocemos hijos del Padre que Tú nos revelas y nos descubres. Abrimos nuestros humildes corazones para que nos lo llenes de sabiduría y Gracia en el Espíritu Santo. No para satisfacción y vanidad nuestra, sino para darla y compartirla gratuitamente, tal y como la hemos recibido, con los demás. Porque no somos mejores que los otros, ni tampoco peores. Somos sencillamente tus hijos.

Danos, pues, Señor, la sabiduría de sabernos hermanos y en servicio los unos de los otros. Danos la fortaleza de poder vencer nuestra soberbia, nuestro engreimiento de creernos superiores a otros y de reconocernos iguales. Con más o menos talentos, pero recibidos para compartirlos en servicio y caridad.

Te damos gracias, Señor, porque te alegras y llenas de gozo en el Espíritu Santo por la Voluntad del Padre de revelar sus misterios a los pobres, pequeños y humildes. Ahí queremos estar también nosotros, en ese grupo de tus elegidos. Danos esa fortaleza y sabiduría para perseverar y reconocernos simplemente pequeños y humildes siervos del Padre. Amén.

lunes, 28 de noviembre de 2016

AVIVAR LA FE

Podemos pensar que esa persona se ha curado o que esto se ha solucionado por casualidad, porque cuando nos cerramos a la fe nada sucede por obra de Dios. Podemos ver hasta a un resucitado, pero, como en la parábola del rico epulón, Lc 16, 31, sino oyen a Moisés y los profetas, tampoco se convencerán aunque un muerto resucite.

La fe necesita una tierra humilde, capaz de estar dispuesta a morir para dar frutos. Una tierra sembrada con el agua de amor, transparente, sin dobleces e hipocresías y dispuesta a abrir los ojos a la verdad. Supongo que aquel centurión, que amaba a su siervo, estaba lleno de esa clase de tierra, y sólo bastaba un paso para abrirse a la fe. ¿Cómo queremos ver si no tomamos las gafas que necesitamos?

La fe necesita un cuidado, una preparación y también un tiempo de espera. No nace la semilla enseguida, y menos aún, da frutos. Necesita tiempo y cuidados. La fe necesita amor, porque cuando se ama se aviva, pues me atrevería a decir que la fe nace del amor. Porque cuando se ama te comprometes, por amor, por los demás. Tal es el caso del que nos habla hoy el Evangelio. El centurión se comprometió por amor en sanar a su siervo, y, claro, llega al encuentro con Jesús, el único Médico que sana el cuerpo y el alma.

Por eso, pidamos al Señor que aumente nuestra fe, porque también aumentará nuestro amor por los demás. Pidamos al Señor que aumente nuestra entrega, nuestra disponibilidad al servicio, nuestros deseos y acciones solidarias y, en definitiva, que aumente nuestro amor, porque eso es lo que realmente es amar.

Y no tengamos prisa, porque para el Señor no hay prisas. Puede ocurrir que esas prisas sea la prueba de tu amor y fe en el Señor. Él lo puede todo y es dueño del tiempo y del espacio. Y toda una vida, un instante para Él. Como buen Padre, que nos ha creado por amor, también nos dará aquello que necesitamos para que también nosotros avivemos el amor. Amor que es fuente de felicidad y eternidad. Precisamente lo que todo hombre busca. Amén.

domingo, 27 de noviembre de 2016

TIEMPO DE ESPERA Y PREPARACIÓN

Estamos en espera, Señor, de tu próxima venida. Es tu Palabra la que nos ha revelado esa promesa y tu Palabra es Palabra de Vida Eterna. Pero no es una espera pasiva ni indiferente, sino una espera activa, vigilante y en constante preparación. ¿Y qué significa prepararnos? 

Prepararnos, entiendo humildemente, que es estar abiertos al amor y a dejarnos amar. Prepararnos es estar en íntima relación con el Señor de tal manera que sea Él quien dirija mi vida. Prepararnos es perseverar en un diálogo abierto con el Señor que filtre todos los actos de mi vida por su Voluntad. Prepararnos es dejarnos modelar por su Voluntad. 

Y eso exige tener al Señor dentro de nuestro corazón en todo momento. Pero esa preparación como espera, Señor, descubrimos que sin Ti, nos es imposible sostener y realizar. Por eso, en este nuevo tiempo de adviento que hoy empieza, te pedimos paz, sabiduría y fortaleza para poder guardarnos de todas aquellas tentaciones que nos impiden cumplir tu Voluntad.

Hay momentos que la espera se nos hace larga, y también nos cuesta mantenernos en actitud vigilante. El camino se empina en muchas circunstancia de la vida y se nos hace difícil subirlo. Danos, Señor, la sabiduría y perseverancia para saber esperar y mantenernos fieles a tu Palabra. Danos, Señor, la paz y fortaleza para sostenernos firmes y fieles a tu Palabra y perseverar en la espera de tu segunda venida.

En tus Manos, Señor, nos abandonamos y expectantes y alegres aguardamos tu segunda venida esperanzados de, por tu Misericordia Infinita, estar entre tus elegidos y a tu derecha. Amén.