Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 18 de mayo de 2017

ESE ES MI OBJETIVO

Ese es mi objetivo, Señor, seguirte permaneciendo en tu Amor e imitarte en tu estilo de vida. Ese es mi objetivo, aunque confieso, en muchos momentos de mi vida, me he apartado mucho de él. Y, también, cuando trato de estar a tu lado no doy la talla y me quedo muy por debajo de lo que Tú deseas de mí.

Sin embargo, Señor, he aprendido una cosa. He aprendido a confiar y a creer en tu Palabra. Palabra que me revela ese Amor Infinito con el que me amas. Pues, Jesús, tu amadísimo Hijo, el Predilecto, me lo ha revelado en su Amor: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor».

Y esa confesión levanta mi ánimo y fortalece mi espíritu para la lucha de cada día y el esfuerzo de vivir en tu Palabra y Voluntad. Eso hace que, un día sí y otro también, me esfuerce en permanecer en Ti, Señor. A pesar de reconocerme pecador y poca cosa. Sé que no soy merecedor de tu Perdón y de tu Amor, pero Tú me lo revelas y me lo confiesas. Y yo lo creo, Señor.

Te pido, Dios mío, que me infundas la luz necesaria para no desviarme del camino, y la fortaleza que necesito para sostenerme firme en tu presencia, a pesar de mis fallos, mis desvaríos, mis pecados, mis fracasos y mi soberbia. 

Dame la Gracia, Señor, de superar todas esas dificultades y tener la voluntad y fuerza de asumirlas y superarlas según Tú quieres y como Tú quieres. En Ti confío, Señor, y a tu Corazón me encomiendo abandonado a tu Infinito Amor. Amén.

miércoles, 17 de mayo de 2017

INJERTADO EN TÍ, SEÑOR

Muchas veces me ocurre y pienso que mis frutos dependen de mí. Incluso, llego a pensar que soy culpable de que no se den o sean malos. Claro es que mi esfuerzo y colaboración tendrán gran importancia, pero, de nada valen mis esfuerzos si no cuento con el Señor. Porque, sólo injertado en Él daré buenos frutos.

Nuestra vida no tiene ningún sentido sin el Señor. Sin Él sería una vida como la de cualquier animal. Animal racional que se busca la vida, pero que, tendrá que morir en el mundo de su propia selva. Sin Jesús el horizonte de nuestra trascendencia se difumina y desaparece. Y sin trascendencia la vida se hace rutinaria y finita. Saber que vivimos para morir no es una buena noticia.

La buena noticia es que nacemos para vivir, y vivir en abundancia. Es decir, eternamente. Ese es nuestro destino y nuestra meta. Y saberlo es muy importante y necesario. Necesitamos saber que nacemos para vivir eternamente. Porque, sólo sabiéndolo podemos encontrar el barco y comprar el billete que nos dé la oportunidad de embarcarnos en ese camino.

Y hoy nos dice Jesús que necesitamos permanecer en Él para dar frutos. Y eso es lo que hoy queremos pedirte, Señor. Esa capacidad y voluntad para permanecer en tu Palabra y en tu Voluntad. No queremos que sean palabras que se las lleva el viento, ni tampoco actos rutinarios que siempre terminan en lo mismo. Queremos, Señor, vivir tu Palabra y hacerla vida en nuestra vida.

Señor, no dejes que los días pasen por nuestras vidas de forma rutinaria y acomodada. Infunde en nosotros ese espíritu de lucha, de fe, de fortaleza para esforzarnos en vivir lo que Tú quieres que vivamos. Aumenta nuestra fe y transforma nuestro corazón. Tomamos tu Palabra y pedimos, no cosas para nosotros, sino que nos des la fuerza, la sabiduría, el espíritu para vivir con y en tu estilo. Amén.

martes, 16 de mayo de 2017

LA PAZ NOS DA TRANQUILIDAD PARA CONTINUAR EL CAMINO

Sin paz no hay luz ni claridad; sin paz será imposible ver la luz que nos alumbra el camino. La paz nos es muy necesaria para sosegarnos y tener tranquilidad para continuar la marcha hacia la vida eterna. Jesús siempre nos habla de la paz y en sus repetidas apariciones a los apóstoles le anunciaba la paz. Porque sin Paz tampoco hay Amor.

Diríamos que una característica fundamental de los cristianos es la paz, porque sin paz no hay tampoco alegría, y menos esperanza. Descubrimos que la esperanza y la alegría nacen de la paz. Y es la paz la que nos da fuerza y nos capacita para soportar el dolor y sufrir con paciencia las inclemencias del pecado, del que brota la soberbia, la envidia, el odio, la venganza y las guerras que dan muerte.

Jesús deja este mundo desde el dolor y sufrimiento en la Cruz, pero transmitiéndonos la Paz. Una Paz de saberse en Manos del Padre; una paz que le llena de gozo y esperanza; una paz que sostiene la Vida Eterna y nos llena, a pesar del dolor, de esperanza y alegría en la Resurrección. Una Paz que sólo el Señor nos puede dar. Una Paz que no es como la que nos da este mundo, sino una Paz que da Vida Eterna.

Porque, sólo en Paz podemos ser alegres y felices, y sólo quienes vivimos en Paz, en esa Paz que nos da el Señor, seremos capaces de permanecer en la alegría pese al dolor y sufrimiento. No hablamos de utopías ni idealismo, sino de realidades. Realidades que están personificada en los mártires, de los que la Iglesia está llena. Hombres que han superado el dolor y el sufrimiento con alegría y paz por entregar sus vidas por la defensa de su fidelidad y amor al Señor.

Pidamos esa Gracia de vivir en Paz. En esa Paz que el Señor nos ofrece y nos da cada día para que, sostenida en ella, podamos aceptar y asumir todos los avatares, peligros y dificultades que se nos presenta en el camino. Y, pidamos, que lo hagamos con verdadera alegría y paciencia, porque eso serán signos de que vivimos y estamos en la Paz del Señor. Amén.