Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 6 de julio de 2017

MIRAMOS MÁS POR NUESTRA SALUD CORPORAL

Es verdad que los hombres de hoy miran más por la salud corporal que la espiritual. Observas que los gimnasios y las salas terapéuticas están llenas. Observas que las avenidas, preparadas para caminar y correr, son frecuentadas por mucha gente, de todas las edades, que dedican horas de ejercicios diarios con el fin de conservar su salud. La salud es cosa muy importante.

Sin embargo, no ocurre lo mismo con la salud espiritual. A lo más, algunos dedican tiempo a relajarse mentalmente y a hacer ejercicios que les libere de energías y les dé paz. Son menos, en proporción con los habitantes del mundo, que descubren los valores espirituales y los ponen en lugar privilegiado en sus vidas dedicándoles seria atención. Realmente, el alma es lo más importante y lo que realmente hay que salvar. Y eso no consiste en ejercicios, al menos físicos, sino en una actitud de hacer el bien.

Diríamos que hacer el bien es amar. Porque el amor es aquella intención que busca el bien del otro. Sea amigo o enemigo. Es ahí donde se esconde el secreto. Amar no es responder a aquel que te ama, sino darte y corresponder gratuitamente a aquellos que, amándote o no, son objetos de tu amor. Y eso sólo lo puedes comprender desde un encuentro con Jesús de Nazaret. El mismo que, al verse con aquel paralítico delante de sí mismo, su primera intención fue perdonarles sus pecados. Porque es así como se gana la verdadera y eterna salud, la Vida.

También nos cura, transitoriamente, nuestra salud corporal, y ante la sorpresa de aquellos hombres que esperaban la salud del paralítico, Jesús le cura también su parálisis. Pidamos al Señor que nos cure nuestras parálisis. La parálisis de la fe, de la incredulidad, de la ceguera, de la materialidad, de la carne y tantas otras que nos impide verle y seguirle.

miércoles, 5 de julio de 2017

PARA ELEGIR HAY MUCHA NECESIDAD DE ORAR

Resultado de imagen de (Mt 8,28-34) por Fano
Sin la oración nos perdemos, y perdemos, valga la redundancia, el horizonte de nuestra verdadera y única meta. La necesitamos como el agua, pues sin ella nuestra alma se muere, y nuestro cuerpo se pierde. Danos, Señor la sabiduría de buscarte y de abrirte nuestro corazón y de tenerte como el centro y norte de nuestro mundo. 

Danos, Señor, la sabiduría de entenderte y de seguirte, y nunca rechazarte. Danos, Señor, la sabiduría de saber utilizar nuestra libertad y elegir seguirte y vivir en tus mandatos. Danos, Señor, la fortaleza de luchar contra las fuerzas del mal y de anteponer los intereses económicos y de este mundo a tu Divinidad y Poder. Ayúdanos a descubrir tu Bondad y tus buenas acciones para bien del hombre, y, a pesar de nuestros errores y malas acciones, Tú, Señor, continúas dándonos buenas obras y sosteniéndonos la vida.

Gracias, Señor, por tu Misericordia, porque a pesar de tu Inmenso Poder, te empequeñeces delante del hombre y te muestras impotente, dejándole hacer su voluntad. Hasta el punto de rechazarte, ofenderte y negarte. Y, a pesar de todas esas afrentas, Tú continúas ahí, con los brazos abiertos esperando su conversión y arrepentimiento. No merecemos nada eso, y, sin embargo, Tú, Señor, permaneces  firmes y pendiente de cada uno de nosotros esperándonos.

Danos, Señor, la fe de creer en tu Palabra, y de mostrarlo con nuestros actos y nuestra vida. Tendemos a valorar más lo material, lo que es de este mundo y perece, y nos olvidamos de lo permanece y cuenta para la verdadera vida, el amor. Ponemos en el centro de nuestro camino al poder y bienes materiales, y desplazamos al hombre, relegándolo a simple mercancía u objeto.

Danos, Señor, la sabiduría de poner a la oración en el centro de nuestra vida. La oración que nos relaciona contigo y nos ayuda a cumplir tu Voluntad. Amén.

martes, 4 de julio de 2017

SIEMPRE HABRÁ ALGO DE OSCURIDAD

El Bautismo nos limpia, pero en el camino, volvemos a embadurnarnos de polvo y tierra. La travesía nunca nos dejará impolutos y siempre estaremos, hasta en el mejor de los casos, tentados y amenazados de mancharnos. Estamos heridos y sometidos a las leyes naturales. Sentimos sed y hambre. Y no sólo de alimentos, sino de pasiones, deseos impuros y egoísmos. En resumen, somos pecadores.

Y eso ya lo sabemos, pues el Señor nos lo repite muchas veces. Él no ha venido a salvar a los impolutos y buenos; a los sabios y poderosos; a los que nada necesitan. Él ha venido a salvar a los pobres, a los humildes, a los que se reconocen manchados, imperfectos, pecadores. Y, si nosotros, tú que lees estas sencillas letras, te reconoces pecador, estás en el buen camino, y eres de los que busca el Señor Jesús. 

Porque, Jesús, nuestro Señor, ha venido, enviado por su Padre, a buscar y salvar a los pecadores. Es decir, a ti y a mí, y a todos los que se incluyan dentro de ese espectro de pobreza y necesidad de quedar limpio y salvado. Por eso, el Señor ha dejado tablas de salvación. La Penitencia, para que cada vez que se levanta la tempestad, tú y yo, acudamos a la confesión y, humillados ante el Señor, recibamos la limpieza de todos nuestros errores, egoísmos y pecados. 

Es como llamarlo a Él y decirle: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!». Y, sabiendo que ya no iba a estar físicamente presente entre nosotros, se ha quedado Sacramentalmente, bajo las especies de Pan y Vino, para alimentarnos, para fortalecernos, para decirnos: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?».

Fiémonos de su Palabra; confiemos en su Palabra; perseveremos en su Palabra. Jesús es nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida. Y en, con y por Él ninguna tempestad podrá arrebatarnos ni alejarnos de su presencia. Porque Él nos llevará al verdadero paraíso que todos buscamos y anhelamos: La Gloria Eterna. Pidamos esa Gracia. Amén.