Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 19 de agosto de 2017

EN MANOS DE LOS HOMBRES

Los niños son las criaturas más indefensa, y, por supuesto, quedan en manos de sus padres, que muchas veces no les cuidan atentamente ni le prestan demasiada atención. En frecuentes ocasiones son víctimas del egoísmos de sus padres, de sus intereses y de sus rupturas y separaciones. ¿Es posible que estas humildes palabras no nos hagan al menos reflexionar?

Tengamos muy presente que los futuros pueblos serán lo que sean ahora estos niños. Tratamos de decir que todo dependerá de la educación que reciban. No sólo en palabras, sino en testimonio y obras. Si les transmitimos que no somos capaces de entendernos, de renunciar a nuestros propios egoísmos y de priorizar su atención y educación, ¿cómo van ellos a hacer otra cosa? Transmitirán lo que hayan mamado.

Los hijos serán la cosecha de nuestro amor. Pero un amor dado y entregado generosamente desde el momento del coito matrimonial. Un amor buscado, querido, aceptado, responsable paterno y maternalmente y deseado por ambos. Un amor abierto a la vida y vivido en verdad y justicia. Un amor dispuesto a la renuncia, al servicio, al soportarse dándose y entregándose. Un amor que transmite pureza, buena intención y deseos, y busca el bien de ambos y del fruto del vientre materno. Huerto que, cultivado con amor y responsabilidad dará como resultado el fruto de los hijos.

Y son esos frutos, los niños, los que demandarán toda la atención y cuidado de los padres. Porque son los más pequeños, los más indefensos, los más necesitados, los más pobres y débiles que necesitarán todos los cuidados de sus padres y de la sociedad. Y esa sabiduría y fortaleza es la que te pedimos, Señor, para entregarla en nuestras familias y con nuestros niños. No sólo nuestros hijos, sino también todos aquellos niños que se acercan a Ti y están de nuestras manos.

Pidamos que sepamos dar testimonio y criterios que ayuden a que esos corazones limpios, puros e inocentes sean sostenidos y cuidados en esa pura inocencia, para que, llegados a adultos, continuen en la presencia del Señor, aodrándole, alabándole y glorificándole. Amén.

viernes, 18 de agosto de 2017

¡SEÑOR, PROTEGE A LA FAMILIA!



HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


No cabe ninguna duda que la familia es la célula de la sociedad. En ella se fundamenta la vida de los pueblos, porque, muchas familias yuxtapuestas forman pueblos. Hay pueblos que al quedarse sin familias hipotecan su futuro y quedan amenazados de extinción. No hablamos de supuestos, sino de realidades que ya están pasando en nuestro propio país. 

En otras ocasiones he dicho que el mejor y único proyecto político de un gobierno sería aquel en torno a proteger a las familias. En él estaría comprendido la educación, el trabajo y toda la vida que se desprende de la unidad familiar. Es la familia el primer y siempre espacio donde se forja la educación en valores de los hombres. Porque en la familia se aprende a amar. Es decir, a renunciar, a sacrificarse, a compartir, a tener respecto, aprecio, escucha, comprensión, a ser libre para discernir y decidir, pero siempre en bien y por el bien de los demás.

Unas familias sanas, educadas con los ejemplos de sus padres y de los ciudadanos donde viven, forjan pueblos sanos donde la libertad, el respeto y la educación son las banderas que los unen y establecen la paz. Por eso, una nación inteligente, donde sus gobernantes se precian de servir y gobernar a sus conciudadanos, la prioridad sería la familia, y todo en torno a la familia. Lo demás no sirve para nada si no está relacionado y en concordancia con lo que sucede en la unidad familiar.

Los pueblos los forman y los levantan los ciudadanos, y estos viven en familias. Allí han nacido y se han formados como ciudadanos de un país. Por lo tanto, es ahí, en la familia, donde debe dirigirse todo el esfuerzo del gobierno, apoyándolas y dándole todo aquello que necesitan para educar y formar hombres que, más tarde, sirvan a su país.

Y no nos queda más camino que el de trabajar por este ideal, poniendo todo lo que esté de nuestras partes. Manteniendo a las familias unidas y siguiendo la Voluntad del Señor, que llama a su unidad y a su amor. Elevemos todas las familias nuestras oraciones para que los pueblos de buena voluntad se den cuenta que son las familias el gran tesoro para sostener a los pueblos en paz.

jueves, 17 de agosto de 2017

SIEMPRE ANCLADO EN TI, SEÑOR, PARA PODER PERDONAR


No te atrevas a intentar perdonas sin la ayuda del Espíritu Santo. Entre otras cosas porque somos débiles y nuestra naturaleza está tocada. No vemos más allá del trueque y la compensación. Te perdono, si tú me perdonas. Te perdono porque tú me das luego lo otro, o, porque me interesa, pues consigo de ti ciertos beneficios. Te aguanto y soporto porque de ti obtengo muchos beneficios. Y así podíamos dar muchas razones por las que en muchos momentos y circunstancias perdonamos.

Y no quiero significar que esto sea del todo malo, pero, verdad es, que tampoco es del todo bueno. No cabe duda que las carencias y necesidades nos ayudan y preparan para soportar y tener paciencia. Pues, nuestras limitaciones nos descubren muchas veces la presencia y el poder de Dios. Pero, será malo si en ellas ponemos todas nuestras esperanzas. Porque la vida, la verdadera Vida está solamente en Dios.

Y, condición ineludible e indispensable para alcanzar la Misericordia de Dios es el perdón. Un perdón misericordioso, tal y como Él nos lo regala y da a cada uno de nosotros. Ese darnos cuenta de cómo nos perdona el Señor, nos puede ayudar a esforzarnos también nosotros en perdonar. Pero, tal como hemos dicho al principio, por nuestra cuenta, sino descansados y apoyados en el Espíritu Santo. Enviado por el Padre para asistirnos y auxiliarnos en nuestras carencias y debilidades.

Tampoco perdamos nunca de vista que Dios está con nosotros. Y si está, como lo estuvo con su pueblo guiando a Moisés, y luego Josué, también estará con cada uno de nosotros. Y si está es para fortalecernos y guiarnos por el camino del perdón y la misericordia. En Él podemos transformar nuestro endurecido corazón y perdonar todas las ofensas recibidas. Tengamos en cuenta su presencia, y pidamos, convencidos y confiados, que el Señor nos escucha y nos atiende. Y, con total seguridad, nos dará todo el valor y fuerza necesaria para saber perdonar y hacerlo con verdadero amor.

Eso sí, pidamos también toda la paciencia necesaria para esperar y saber soportar los tiempos que el Señor dispone para nuestro camino como pruebas de nuestro amor. Amén.