Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 2 de septiembre de 2017

SEÑOR, ¿QUÉ QUIERES DE MÍ?

Es una buena pregunta que podemos hacer al Señor,  ¿qué quieres de mí? Y también hacérnosla nosotros mismos, porque sólo, dándonos respuesta, podemos también responder al Señor. El tratar de respondernos nos ayudará a discernir sobre lo que podemos dar al Señor según nuestros talentos y cualidades. No cabe ninguna duda que daremos en la medida que hayamos recibido, porque lo que no se tiene, no se puede dar.

Ahora, ¿qué tenemos? Eso es como preguntarnos ¿que somos capaces de hacer? Y para ello debemos trabajar en conocernos y descubrir todos los talentos o cualidades recibidas, y como podemos ponerla a actuar al servicio de los demás. Y una arma eficaz para ello es la oración. Es nuestro mejor recurso para, en relación directa con el Espíritu Santo, pedirle nos ayude a descubrir todos sus dones y frutos, con el fin de ponerlos, según Él nos conceda, al servicio de todos.

Por eso, Padre del Cielo, desde este humilde rincón de oración, te damos gracias por todos los talentos recibidos, y te pedimos fuerzas para no dejarlos enterrados, ni abandonados en la pereza y comodidad, sino todo lo contrario, recibir la fuerza y la voluntad para, trabajando por el bien y el provecho de los demás, poner en juego todos mis talentos recibidos.

También, Padre del Cielo, aprovecho para pedirte que me ayudes a descubrirlos, porque, quizás, llevado por mi ambición, mi soberbia, mi vanagloria y vanidad, quiero aparentar tener más de los que he recibido. Ayúdame a discernir para descubrirlos y ponerlos en función de los demás.

viernes, 1 de septiembre de 2017

UNA ESPERA LLENA DE TENTACIONES

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Nos toca esperar, y esperamos sin saber la hora ni el momento. El Novio puede llegar en cualquier momento, y lo hace sin avisar, así que de no estar atento podemos ser sorprendidos. ¿Qué hará falta para no ser sorprendidos? Sin lugar a dudas, estar vigilantes y atentos. Y esa es nuestra llamada de atención. No podemos dormirnos ni despistarnos. Hay que estar preparados.

Esa es nuestra primera petición, Señor, "estar vigilantes y atentos", para no dormirnos y que se nos pase el momento sin darnos cuenta, o que nos coja sin estar preparados. No es fácil mantenerse en actitud de espera, porque la vida nos presenta muchas tentaciones que nos invita a pasarlo bien. Y cuando lo pasamos bien, ocurre que solemos distraernos y corremos el peligro de no advertir la hora de la llegada del Señor.

De ahí que insistimos, Señor, para que nos des la sabiduría de estar despiertos y espabilados y no dejarnos embaucar por tantas promesas de felicidad y de gozo, que luego resulta ser espejismos que se esfuman dejando el vacío y la insatisfacción. Te pedimos voluntad para controlar nuestras apetencias y apegos y no llenarnos de placeres y satisfacciones que nos descontroles y nos pongan en manos del Príncipe de este mundo que quiere apagar nuestras lámparas para que no advirtamos el paso del Señor.

Danos, Señor, la inteligencia y fortaleza para evitar el desenfreno y la locura de abandonarnos en brazos de Morfeo y quedarnos a merced del tirano que persigue nuestra muerte alejándonos de Ti. Y, danos Señor, la viveza de sostenernos bien alumbrados, cargadas nuestras lámparas del suficiente aceite del Sacramentos de los sacramentos, la Eucaristía, tu Cuerpo y Sangre, bajo las especies de pan y vino, que nos alimenta y nos da las fuerzas necesarias para sostenernos suficientemente iluminados y preparados para tu venida.

En esa actitud de espera que nos fortalece en la paciencia de sabernos atentos y preparados, te pedimos, Señor, que nos llenes de tu Misericordia para, reconociéndonos pecadores, permanezcamos esperanzados en tu venida con nuestras humildes lámparas preparadas y provistas del suficiente aceite de tu Gracia. Amén.

jueves, 31 de agosto de 2017

TIEMBLO DE MIEDO DE NO ESTAR PREPARADO

Algo extraño sucede en la persona humana que, estando en peligro a cada instante, no se inmuta ni toma conciencia del peligro en que vive. Y, no es que no se dé cuenta, sino que nuestra naturaleza no es capaz de reaccionar como comprendemos que deberíamos reaccionar. Algo extraño y misterioso sucede en nosotros, que, ante el peligro, no reaccionamos como pensamos deberíamos hacer.

Porque, es para morirse de miedo pensar lo que podemos perder. Y hablo desde mi propia experiencia. Pude morir, al menos estuve muy cerca de ella, y nada preparado. Es más, alejado y de espalda al Señor, aunque bien sabe Él que nunca lo tuve fuera de mi corazón, si bien, indiferente y olvidado. ¿Qué me hubiese sucedido? En aquellos momentos no era consciente de lo que me estaba jugando, y ahora tampoco, porque aunque lo pienso y tiemblo de miedo, no me parece que reacciono como debería.

Algo extraño, posiblemente el pecado, dentro de nosotros nos distrae y nos hace olvidarnos del riesgo que corremos. Incluso, llegamos a pensar que, aún sabiendo que tiene que llegar nuestra hora, pensamos que a nosotros no nos va a llegar, o nunca la vemos cerca. Es el misterio de nuestra condición humana, tocada y herida por el pecado. Por eso, remedando al buen ladrón, supliquemos al Señor que se acuerde de nosotros cuando nos llegue la hora, y que nos lleve con Él a su Reino.

Y permanezcamos, mientras caminemos por este mundo, en estado de alerta y vigilantes en la oración y en los sacramentos, fortaleciéndonos en la Penitencia, y en la Eucaristía, donde recibimos el alimento necesario para sostenernos en la fe y en la esperanza. Y, también, preparados, gastando todo nuestro tiempo en buenas obras de amor y de perdón, para llevar nuestras manos bien cargadas de esas monedas amorosas que nos pedirán en el Cielo.

Pidamos esa Gracia de sostenernos en esa actitud misericordiosa que nos dará la fortaleza y la voluntad para permanecer atento con la mirada y el corazón puestos en el Señor, para amar a los hermanos. Amén.