Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 14 de septiembre de 2017

ME RESULTA PESADA LA CRUZ DE MI VIDA

Esa es la batalla que tengo cada día. Me cuesta hasta levantarme de la cama cada día. Empezar una nueva batalla me resulta pesado y molestoso. Instintivamente busco la comodidad, el entretenimiento, el gozo y la satisfacción de sentirme bien. Busco satisfacer todos mis sentidos y el mínimo esfuerzo. Busco el placer de ser alabado, admirado, escuchado, reconocido y... muchas cosas más.

Y en ese trajín de cada día, llevar un cruz me resulta incómodo, molesto y hasta pesado. Y, más todavía, cuando esa cruz se me atraviesa y me exige esfuerzos, verdad, denuncia, lucha y sacrificio, el mundo se me viene abajo y todo parece derrumbarse. Exponerme a que me insulten, no me reconozcan, no me alaben ni admiren, no me escuchen y, encima, me desprecian o relegan, me resulta muy duro. 

Tienes razón, no es que te resulte, sino que es muy duro. Pera esa es la Cruz a la que subió el Señor. Esa es la Cruz que el aceptó voluntariamente por ti y, también por mí. Esa es la Cruz que le presentó el Padre, y que Él no rechazó, a pesar de todo lo que veía que le venía encima. Es la Cruz por la que vino a este mundo, y se hizo Hombre, naciendo de María. Aquella joven que también aceptó su parte de Cruz, porque ser la Madre del Hijo de Dios no es cosa fácil. En principio le ponía una situación difícil de entender y solucionar.

Pues, a ti y a mí nos presenta Jesús esa Cruz. Su Cruz, que quiere que compartamos con Él. Y lo hacemos en la medida que también nosotros aceptamos la nuestra. ¡Sí, la nuestra! Esa que te encuentras todos los día y que te cuesta mucho empezar cada mañana. Esa, la de cumplir con tus obligaciones; esa, la de esforzarte en amar al enemigo; esa, la de ser responsable y entregarte al servicio; esa, la de matar tu indiferencia y mirar al hermano caído o excluido y tratar de ayudarle. Esa, que te dobla la espalda y te hacer caer una y mil veces.

Esa es tu Cruz, la que Jesús llevó primero y por la que dio su Vida para salvar la tuya. Y la que quiere, y te llama, que tú también compartas con Él. No te va a dejar sólo, sólo quiere que tú confíes y creas en Él y te unas a su Camino. Camino de salvación en el que te acompaña y espera tu colaboración. Sólo tienes que pedírselo y veraz el resultado. Amén. 

miércoles, 13 de septiembre de 2017

SÓLO TÚ, SEÑOR, PUEDES CONVERTIR MI CORAZÓN

Nada podré hacer sin Ti, Señor. Quiero ser bienaventurado, pero para ello necesito despojarme de toda atadura materia e inmaterial. Quiero abrazar la pobreza, pero una pobreza de saber despojarme de todo aquello que me impide amar. Quiero empaparme de humildad, una humildad que me ayude a renunciar a todo aquello que me hace rico y me ata a las cosas de este mundo.

Por eso, Señor, consciente de mis limitaciones y de mi humanidad herida y tocada por el pecado, quiero suplicarte que conviertas mi corazón endurecido y materializado por el egoísmo de mi corazón. Un corazón que busca el placer, la comodidad, el gozo de la vida que trae el poder y las riquezas y que me lleva a la individualidad e indiferencia hacia los demás.

Quiero pedirte que inundes mi vida de paz, de serenidad y de capacidad de discernimiento, para saber y ver claramente donde está lo bueno, la verdad, la justicia y el bien, y no contemplarlo como un deseo, sino pasar a la acción y trabajar en la medida de mis posibilidades. Dame, Señor, la virtud de descubrir el gozo de amar y de darme, por amor, al bien de los demás.

Pero, también Señor, dame sabiduría para saber, no sólo descubrir y diferenciar el bien del mal, sino de apartarme de todo aquello que me pueda ocultar tu Amor y tu Verdad. Ayúdanos a todos y no dejes que la vida fácil y cómoda nos pueda, y perdamos la oportunidad de ser señalados bienaventurados por Ti, Señor. Danos esa fortaleza para estar siempre dispuestos a seguirte despojándonos de todo aquello que nos entorpece  y nos desorienta de tu camino.

Por eso, Señor, te suplico e insisto que nos des la Gracia de abrirnos a tu llamada y a tus mandatos, y de esforzarnos en ser esos bienaventurados que Tú nos señalas viviendo en tu Palabra. Porque, sólo Tú, Señor, puedes convertir nuestros corazones egoístas y corazones bienaventurados. Amén.

martes, 12 de septiembre de 2017

ENCONTRAR RESPUESTA A TU LLAMADA, SEÑOR

Necesitamos orar constantemente para encontrar respuesta a tu llamada, Señor. No es cuestión de un rato, ni de un día, semana o temporada. Se trata de una constante vida de oración. Un camino de suplicas para pedirte luz en cada instante de nuestros pasos, para no perdernos ni desorientarnos, pues el camino mundano se hace difícil, duro, seductor y peligroso.

Nuestros pasos están marcados por el peligro de las tentaciones. Ellas nos invitan a cada instante a pararnos y abandonar el contacto contigo. Nos ofrecen comodidades, placeres, diversiones, y una felicidad aparente, que, tan pronto como la hayamos aceptado, desaparece, dejándonos abandonados, vacíos y sin fuerzas para levantarnos y regresar al camino de la verdad.

Sabemos que no es fácil sostenerse, y la misión que nos encomiendas, Señor, no es tarea fácil. Por eso, queremos mantenernos junto a Ti mediante la oración. Ella es el vehículo que nos mantiene junto a Ti y nos da fuerza y capacidad para la lucha en cada momento. Tú nos das ejemplo y tus pasos han sido todos precedidos de una íntima relación con tu Padre. También nosotros queremos hacer lo mismo, pues sabemos de nuestra impotencia para sostenernos sin tu ayuda.

Queremos responderte, Señor, y encontrar respuestas a tu llamada. Y sabemos que la oración, el diálogo constante contigo, nos hace fuerte y nos vitaliza para cumplir con la misión de transmitir el Evangelio. Pero, nos encontramos con un problema, posiblemente no sabemos orar, o no mantenemos la concentración debida para que nuestra oración surta efecto y sea eficaz. Danos esa Gracia, Señor.

Que sepamos ser conscientes de lo que decimos, y que llevemos a la vida la palabra transmitida según tu Evangelio. Que oremos con conciencia, sabiendo lo que decimos y tratando de vivirlo en cada momento de nuestra vida. Amén.