Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 17 de noviembre de 2017

UNA VIDA, OCASIÓN PARA APROVECHARLA EN TU SALVACIÓN



HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Se nos ha regalado esta vida para aprovecharla. Sería un disparate perderla, porque eso significa que ya no hay remedio, será para siempre. Y es que contamos con todo a nuestro favor porque el Señor está con nosotros. Y, en y con É,l la victoria esta asegurada. Ahora, no por eso es fácil, pues tenemos que entablar una lucha contra nosotros mismos y contra el demonio, que tiene mucho poder y nos, si nos apartamos de dios, puede vencer fácilmente.

Así está el mundo, muchos hombres sólo se cuidan de comer, beber, tomar mujeres y pasarlo bien. Todo en sus vidas se reduce al placer, y ello supone ser fuertes y poderosos para permitirse esos caprichos y disfrutar de la vida. Sin embargo, están embobados, sordos y ciegos, pues no se dan cuenta lo que dice el Señor: Jesús dijo a sus discípulos: «Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre. Comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca; vino el diluvio y los hizo perecer a todos. Lo mismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían; pero el día que salió Lot de Sodoma, Dios hizo llover fuego y azufre del cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el Día en que el Hijo del hombre se manifieste.»

Y Jesús, el Señor, nos ha prometido venir por segunda vez. Una venida ya definitiva, para llevarnos con Él a todos los que en Él han creído. Y su Palabra tiene verdadero cumplimiento. En este mundo estamos de paso, y nuestra misión es luchar por construir un mundo mejor. Sobre todo, para los pobres y marginados; para los débiles y excluidos; para los pequeños e inocentes. Un mundo donde el amor sea la fuerza que nos une a todos y nos permite vivir en justicia, amor y paz.

Por eso, Jesús nos dice que quien pierde su vida por vivir en su Palabra y luchar por un mundo mejor, la ganará. Y quien la gane, buscándose a sí mismo y tratando de vivir sin mirar por los pobres, la perderá. Por eso, Señor, te pedimos que nos ayudes a descubrir que esta vida, que Tú nos regalas hoy, sea nuestro gran tesoro para aprovecharla y ganarlo la verdadera Vida que Tú nos trae. La real y verdadera Vida Eterna. Amén.

jueves, 16 de noviembre de 2017

SÉ QUE VENDRÁS, SEÑOR

Yo creo firmemente en tu Palabra. Si no mi vida, Señor, quedaría nublada por la desesperanza y la oscuridad. Creo firmemente que vendrás, pero no me preocupa tanto esa hora y momento. Tú me dices hoy que no corra ni vaya detrás, porque verte aquí o allá me será imposible. Más, me orientas a buscarte dentro de mí, porque, realmente Señor, Tú moras dentro de mí, en mi humilde y pobre corazón.

Ahí quiero buscarte, Señor. Y quiero también hacerte un hueco confortable en él, para que Tú mores agradablemente y me llenes de tu paz, tu gozo y alegría. Y me llenes también de fortaleza, porque, como dices en el Evangelio de hoy: antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación».

Yo, al estar contigo, también tendré mis propios padecimientos, Señor. Y quiero padecerlo junto a Ti y soportarlos como Tú los soportaste. Quisiera buscar esas fuerzas dentro de mí, que Tú me das y me transmites, para sufrir con paciencia mis adversidades y mi propio camino de cruz. Pero, sabiendo, Señor, que en esos momentos mi juicio se está realizando, porque Tú estás conmigo, y conviertes mi dolor en gozo, alegría y paz.

No cabe duda que siento miedo, y, sobre todo, temo por mis debilidades y por fallarte, Señor. Pero, aún temblando me pongo en tus Manos. No tengo otra, porque, sólo Tú, Señor, me das confianza y paz para abandonarme en tus Manos. Y en Ti confío, Señor. Mi vida cobra sentido cuando está contigo, y mi corazón reboza de júbilo y esperanza cuando te experimenta cerca y siente tus Caricias y tus Palabras que le confortan y le fortalecen.

Gracias, Señor, por quedarte conmigo, y gracias por tu promesa de que volverás a buscarme. Yo me limito a experimentarte dentro de mí y a gozar de tu presencia, y a esperar confiado y firme que, cuando Tú lo decidas, volverás, como me has prometido, en mi búsqueda. Amén.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

PERDONA, SEÑOR, MIS OLVIDOS

Sucede en mi vida también, me olvido, no sólo de darte gracias, sino de reconocer que sólo en Ti, Señor, mi vida tiene sentido y todo mi ser y obrar está en Ti y es tuyo. Nada hago sin Ti, Señor, y todas mis obras son tuyas, porque a Ti todo pertenece. Eres, Señor de la Vida y de la muerte y sin tu permiso nada tiene lugar.

Me olvido, como aquellos nueve leprosos, de que Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida, y, necio de mí, trato de seguir adelante creyendo que la vida me pertenece y que mis éxitos y obras son causa de mis esfuerzos y mi poder. Y, cuando la vida me sonríe y todo marcha bien, se eleva mi autoestima y me olvido de darte gracias, Señor. Perdona, Señor, mi osadía y mi suficiencia.

Hoy, Señor, quiero pedirte perdón por todos mis olvidos. Incluso, por mis preocupaciones y desconfianzas, pues, reconozco lo débil de mi fe y las inseguridades que mi vida padece ignorando tu presencia y tu poder. ¿Qué me puede ocurrir estando contigo, Señor? Si tuviera fe experimentaría que nada me puede pasar, y, aún, estando en el dolor y sufrimiento, no perdería el gozo y la alegría. 

Dame, Señor, fortaleza y mucha humildad, para soportar con esa sabiduría que viene de Ti, las inclemencias de mi vida desde el gozo de aceptarlas y la alegría de saber que todo termina en Ti. Y, lléname de la esperanza de saber que el final de mi vida eres Tú. Y en Ti encontraré ese Tesoro que ando buscando y que eres Tú, Señor. Sólo Tú, Dios mío, eres mi paz, mi refugio, mi vida y mi gozo.

Eso te pido, Señor, experimentar en la entrega del servicio, mi renuncia a buscar mi felicidad, para darme dándome a buscar la felicidad del otro. Sobre todo de tus preferidos, los pobres, los pecadores marginados y abandonados y excluidos de la sociedad. Muéstrame el camino de poder ayudarles y aliviarles sin buscar ninguna recompensa, sino, simplemente, hacer lo que debo hacer y corresponderte Señor con todo lo que Tú me has dado. Amén.