Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 18 de mayo de 2018

NO SÓLO BASTAN LAS PALABRAS

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


A veces queremos arreglar los problemas con las palabras, y, aunque son muy importantes no bastan por si solas. Porque, las palabras son eso, palabras y no hechos. Por lo tanto, hacen faltan y en el camino quizás vayan ellas primero, pero luego hace falta que le acompañen los hechos. Es decir, las obras.

Palabras sin obras no caminan, pues se quedan cojas. O al menos no caminan mucho, porque tarde o temprano, si no hay obras, las palabras se quedan vacías y sin contenido. En el caso que nos ocupa, Pedro llenó su corazón no solo de palabras sino de arrepentimientos y obras. Su vida fue una entrega generosa al servicio del Evangelio y al seguimiento del Señor hasta entregar su propia muerte.

Pero tuvo que pasar por graves momentos en los que negó al Señor, que también supo llenar de lágrimas de arrepentimientos y de dolor. ¿Nos duele, es la pregunta, a nosotros también nuestras traiciones al Señor? ¿Estamos arrepentidos hasta el punto de darle un vuelco a nuestra vida? ¿Se nota el cambio de rumbo y orientación ? ¿Hay obras que se están construyendo desde nuestro corazón? Son preguntas que tendremos que hacernos simultaneamente al mismo tiempo que hablamos de amor.

Pero, lo verdaderamente importante es sabernos perdonados. No importa, aunque el dolor está ahí, las barbaridades que hayamos cometido, porque estamos perdonados. La Misericordia de nuestro Padre Dios es Infinita y, por los méritos de su Hijo hemos alcanzado el perdón y su misericordia. Y eso es lo que importa, aceptar humildemente esa misericordia y emprender el camino del perdón y del amor.

Pedimos Señor, que nos llenes de tu Amor misericordioso para que sepamos valorar tu Infinita Misericordia y, de la misma forma, ser también nosotros misericordiosos con nuestros hermanos a pesar de sus rechazos y sus ignorancias respecto a que no te conocen e incluso te rechaza. Danos, Señor, ese dolor de contrición para ver nuestros pecados y arrepentirnos de corazón con el propósito de enmendarlos y limpiarnos en tu Infinita Misericordia. Amén.

jueves, 17 de mayo de 2018

UNIDAD Y AMOR


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Si el amor es el pegamento que nos sostiene unido, la oración debe ser la sustancia que hace a ese pegamento adherente. Porque, no podremos amar sin oración. Jesús nos lo está mostrando al rogar al Padre por nuestra unidad, tal y como Él y el Padre son uno: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí».

Nos lo dice claramente, Yo en ello y Tú en Mí... Sí, Señor, necesitamos estar en Ti para permanecer unidos, en y por Ti, al Padre. Y, de esa manera mostrarte al mundo, para que te conozca y sepa que el Padre te ha enviado y que les ama como te ama a Ti. Y eso nos descubre la exigente necesidad de la oración. Sin oración no podremos sostenernos unidos. Pero, no sólo una oración individual, sino también comunitaria. Porque en la comunidad tomamos fuerzas para fortalecer nuestra fe y compartir nuestra oración.

No podemos quedarnos solos frente al mundo. Un mundo que nos tienta, que nos seduce y que vive de espalda a la verdad y a la fe. Un mundo que se alimenta de la mentira y del placer, y donde el poder se mide por la riqueza y la capacidad que tengas para imponer tu voluntad. Un mundo donde todo se falsea y se presente enmascarado de hipocresía y mentiras. 

Necesitamos, Señor, estar muy unidos a Ti para poder defendernos de este mundo agitado y perverso. Y en esa confianza y seguridad, sabiendo que Tú estás con nosotros y que intercedes al Padre para que nos mantengamos unidos, caminamos esperanzados, en paz y alegre hacia el encuentro con el Padre. Amén.

miércoles, 16 de mayo de 2018

NO SOMOS DE ESTE MUNDO, PERO ESTAMOS

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En el bautismo dejamos de pertenecer a este mundo de pecado. Estamos en el mundo porque nuestra humanidad pertenece al mundo humano, pero no formamos parte de él en cuanto el mundo se opone y rechaza el amor de Dios. Entre los tres peligros del alma se citan al mundo, al demonio y la carne, pues bien, el mundo es un peligro que vive cada día en constante amenaza contra aquellos que creen y siguen al Señor. Por eso decimos, en ese sentido, que no pertenecemos a este mundo.

Hoy tenemos la Palabra del Señor Jesús, que siempre se cumple, de que ruega al Padre para que nos proteja mientras andamos por este mundo: No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. Y eso nos da confianza y seguridad. Sabemos que no estamos solos y que con la Gracia del Espíritu Santo, enviado por el Padre, podemos vencer todos los obstáculos que el mundo nos presenta.

Por eso, Padre, te pedimos que nos des paz, sabiduría y fortaleza para superar todas las tentaciones que le mundo nos ofrece capitaneado por el Maligno. Tienen fuerte poder de seducción y nuestra débil naturaleza humana se siente atraída e inclinada a dejarse tentar por estas apetencias propias de su naturaleza que le alejan de tu amor y de ser dócil a tu Palabra.

No queremos, Padre, obedecer al mundo sino ser fieles a tu Palabra. Sabemos de las dificultades y por eso no queremos quedarnos solos y a merced del mundo, sino estar contigo y junto a Ti. Y eso lo conseguimos cuando estamos reunidos con los hermanos en la comunidad. Cuando participamos en la liturgia Eucarística y perseveramos unidos en la oración. Así somos fuertes y el mundo no puede con nosotros.