Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 31 de julio de 2018

DINOS, SEÑOR, ¿CÓMO HACEMOS PARA SER BUENA SEMILLA?

Resultado de imagen de Mt 13,36-43
Los discípulos le piden al Señor que les explique la parábola, ¿y nosotros, qué le podemos pedir? Porque, también necesitamos muchas explicaciones y orientaciones respecto a nuestro camino y a nuestro proceder. Sí, Señor, nada más oportuno que aprovechar este humilde rincón de oración para pedirte que nos explique cómo hemos de proceder.

¿Qué me ocurre, Señor, que no avanzo lo suficiente en mi vida interior? ¿Qué me pasa que me siento atormentado por tanta cizaña en mi vida y de la que experimento que no me puedo librar? ¿Cómo puedo, Señor, serte más fiel, más obediente, mejor discípulo, más atento, más escuchante de tu Palabra y más servidor? 

Enséñame, Señor, y dame fuerzas y voluntad para poder perfeccionar mi camino y servirte en los hermanos como Tú quieres que haga. Enséñame a amarte a través de mi servicio a los demás, empezando por los enemigos como Tú me has indicado. ¿Cómo puedo encontrarte, Señor? ¿Como puedo ser un apóstol cada día más cualificado y más cumplidor de tu Palabra y Amor?

¿Como es mi oración? ¿Es constante, sincera, confiada, hecha con verdadera fe, entregada y ofrecida desde lo más profundo de mi corazón? Dime, Señor, ¿còmo soy y descúbreme mis miserias, mis pobrezas y mis necedades? Necesito, Señor, tu asesoramiento, tus indicaciones y tu guía para no caer en manos de la cizaña que va conmigo y amenaza mi vida.

Por eso, Señor, desde este rincón de oración te suplico que iluminas mi vida y la de todos aquellos que quieren seguirte y comparten nuestro rincón. Y, también, de los que te dan la espalda y no quieren ver la realidad de sus vidas ni el fin de sus caminos. Amén.

lunes, 30 de julio de 2018

TRANSFORMADOS POR LA GRACIA

Resultado de imagen de Mt 13,31-35
Esa es la tierra buena, la Gracia, el Amor de Dios y su Vida Gloriosa. Esa es la tierra que da verdadero frutos de amor. Esa es la tierra a la que aspiramos y en la que queremos transformarnos. Pidamos esa Gracia a Dios, nuestro Padre, porque sólo Él nos la podrá dar.

No nos daremos cuenta, pues crecerá dentro de nosotros igual que nos crece el pelo. Pero, sí, se necesita una condición, poner en Manos del Espíritu de Dios nuestra libertad y voluntad para que sea el Espíritu Santo quien nos dirija y oriente nuestra vida y haga crecer en nuestro corazón la Gracia de Dios. Una Gracia que, sin quizás notarlo en el día a día, nos vayamos transformando de pobres y míseros pecadores en humildes y abnegados santos disponibles para servir y amar.

Es algo que no está a nuestro alcance y que nosotros no podremos realizar. Por eso hay mucha mediocridad, malas intenciones y desviaciones en nuestro mundo y, también en nuestra Iglesia. El Señor necesita que pongamos en sus Manos nuestra disponibilidad y nuestro consentimiento voluntario. Nunca nos va a presionar o exigir. Es un acto voluntario de amor y de sentido común, porque, aquello que buscamos está en Manos del Señor.

Nunca lo encontraremos en el mundo, porque no está en el mundo ni en las cosas contenidas en el mundo. Nuestro gozo, nuestra paz y nuestra máxima aspiración está en nuestro Padre Dios. Él es el único y verdadero Reino de Dios y sólo su Gracia hará el milagro, con nuestro permiso, porque así Él lo ha querido y regalado, de convertir nuestra tierra, pobre y seca, en frondosa, buena y rica en hermosos frutos.

Pidamos que ese grano de mostaza o porción de levadura contenidos en nuestros corazones fructifiquen y aumenten nuestra fe y hagan de nosotros, hijos de Dios, santos que aspiren a proclamar y gozar el Reino de Dios. Amén.

domingo, 29 de julio de 2018

UN CORAZÓN SEMEJANTE AL TUYO

Resultado de imagen de Jn 6,1-15
Conocemos nuestra miseria y el pecado de nuestro corazón. No podemos liberarnos de las apetencias de nuestro corazón materializado, humanizado, contagiado de pecados, de intereses materialistas, económicos, egoístas, que buscan su propio beneficio o que no puede evitar dar sin esperar recibir. Un corazón dado al trueque, al intercambio, a amar a cambio de algo. Esa es nuestra historia. Diferente en cada uno, pero muy parecidas en lo esencial en todos. Por eso, tú como también yo, nos confesamos pecadores.

Ahora, el camino de conversión empieza cuando estamos dispuestos a arrepentirnos. O, por decirlo de otra forma, a iniciar el sufrido camino de dolor y arrepentimiento abajándonos humildemente hasta el dolor contrito de presentarle nuestras miserias y pecados. Ahí, aunque iniciamos el primer paso, estamos en el camino de desnudarnos ante el Señor y dejar que Él nos alimente, comparta su Cuerpo y Sangre, bajo las especies de pan y vino, con nosotros y empiece la transformación de nuestro corazón humano y psíquico en un nuevo corazón espiritual semejante al suyo.

No nos daremos cuenta ni sabremos, como sucede con la semilla en la tierra, como se irá gestando esos frutos nuevos y buenos en nuestro corazón, pero se irán gestando. La Gracia de Dios hace que tú y yo seamos capaces de darnos y ofrecer nuestra miseria, esos pocos panes y peces, que creíamos nuestro gran tesoro, a todos aquellos que verdaderamente lo necesiten. No se trata de desaprovechar nada y menos derrochar, sino de compartir con equidad y a quien realmente está necesitado.

Y no se trata de alimentos materiales sino también, y quizás más importante, espirituales. Porque, lo espiritual transforma nuestra visión respecto a lo material y, nuestro corazón, apegado se suaviza y convierte en un corazón desprendido y generoso. Pidamos esa Gracia, pero hagámoslo poniéndonos en Manos del Señor. Amén.