Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 23 de febrero de 2019

UN ADELANTO DE TU GLORIA


Resultado de imagen de Mc 9,2-13
Gracias, Señor, por descubrirnos tu Gloria y darnos ese adelanto de gozo y alegría. Es verdad que nosotros no lo hemos experimentado, pero nos consta y nos vale el testimonio de Pedro, que estaba allí contigo junto a Santiago y a Juan. Los evangelistas lo han recogido, y hoy es Marcos quien nos lo transmite. Es asombroso leer como Pedro se olvida de sí mismo y sólo piensa en Jesús, Elías y Moisés en hacerle una tienda para cada uno.

Hoy, Señor, queremos pedirte que nos descubra también la dicha de experimentarte dentro de nosotros y, como Pedro, Santiago y Juan, quedarnos extasiados y gozosos por tu presencia y transfiguaración. Gracias, Señor, por esas palmaditas que nos animan, renuevan nuestras esperanzas y nos ayudan a sostenernos en el camino. Tenemos muchas problemas y tentaciones que nos amenazan con separarnos de Ti derrumbando nuestra esperanzas y nuestra fe.

También no entendemos muchas cosas que, aunque nos fiamos de tu Palabra, nos llenan de dudas y vacilaciones. Por eso, Señor, confiamos en Ti, y en tus Manos nos abandonamos y, apoyados en tu Misericordia amorosa te pedimos que nos aumente nuestra fe y nos sostengas a tu lado. Amén.

viernes, 22 de febrero de 2019

YO TAMBIÉN QUIERO CONFESARTE COMO EL HIJO DE DIOS


Resultado de imagen de Mt 16,13-19

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

Sé, Señor que, sin la asistencia del Espíritu Santo, no puedo confesarte ni entenderte. Sé que todo es don de tu Gracia y sólo puedo humildemente arrodillarme y postrarme ante Ti. Yo también quiero confesarte como el Hijo de Dios verdadero, a pesar de que no entienda nada, porque, eso si lo sé y lo he experimentado, el mundo no me da lo que busco y quiero.

Dentro de mí está escrito esa alianza que profetizó Jeremías 31, 31-33 - y que en el mundo no encuentro porque no responde a la impronta que llevo inscrita en mi corazón. Porque, ese deseo de felicidad eterna sólo se encuentra en la respuesta de tu Amor, Señor. Por eso, como Pedro, yo quiero proclamarte como el Hijo de Dios vivo que has venido al mundo a proclamarme la Buena Noticia de Salvación.

Y darte las gracias, Señor mío, por tu Infinita Misericordia, pues has dejado en Pedro y los apóstoles la continuidad de tu misión dándoles el poder de perdonar los pecados. Así, por tu Iglesia y los presbíteros que a ella sirven puedo reiniciar el camino cuando mis caídas me interrumpe mis pasos firmes. Gracias, Señor, por tu Misericordia que me levanta y me permite continuar la marcha hacia Ti.

Gracias, Señor, por esa esperanza de triunfo ante tantas amenazas y calamidades que este mundo nos hace padecer poniendo en peligro el camino de la Iglesia y la proclamación de tu Mensaje de salvación. Gracias, Señor, por el Espíritu Santo enviado por el Padre para asistirnos, fortalecernos, instruirnos y darnos la sabiduría y la paciencia para discernir y perseverar en tu camino siendo dóciles a tu Iglesia.

Confiados en tu Palabra y en tu Infinita Misericordia seguimos gozosamente nuestro camino hacia Ti, Señor, sin miedo a los peligros que el mundo nos tiende y con los que nos amenaza. Porque, unidos a Pedro y a todos los apóstoles, proclamamos que Tú eres el Hijo de Dios hecho Hombre. Amén.

jueves, 21 de febrero de 2019

¡A DÓNDE VOY, SEÑOR!

Resultado de imagen de Mc 8,27-33
Te pido, Señor, que cada día que pasa de mi vida me aumentes la fe. También, te doy gracia por la vida que me has regalado y por la fe que me ha mantenido a tu lado. Confieso que no soy un buen discípulo y que muchas veces te he defraudado con mis pecados, pero si no te conociera hoy, Señor, ¿a dónde y a quién iría?

Porque, en el mundo en el que vivo no encuentro lo que busco. Y no sólo eso, sino que es un mundo falso, lleno de peligros, de injusticias, de egoísmos y de muertes. Un mundo en el que no se busca la paz, sino el poder, la riqueza, el placer y la satisfacción aunque sea a costa del otro. Un mundo de mentiras, lleno de hipocresías y de corrupción. ¿A dónde puedo ir, Señor? Sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna.

En mi corazón está grabada tu alianza, Señor. Una alianza que Tú has escrito y que me habla de Ti. Una alianza que me fortalece y me empuja a buscar el gozo y la felicidad eternamente y que experimento en mi humilde camino que sólo puedo encontrar en el amor. Y todo eso no está en ninguna parte y menos en el mundo. Sólo se encuentra en Ti.

Por todo ello, Señor, te pido que enciendas mi corazón y lo sostengas incandescente alejado de todo ese peligro que amenaza con apagarlo. Yo quiero confesarte que eres el Hijo de Dios, pero tengo miedo que el mundo me pueda convencer y someter con sus seducciones, a las que no puedo resistir. Por eso, Señor, acudo a Ti, para que fortalecido en el Espíritu Santo sea capaz de soportar también mi camino de cruz y, abrazado a tu Cruz, vencer las peligrosas y amenazantes tentaciones del mundo, demonio y carne.

A tus brazos, Señor, me abandono y me confío apoyado en tu Cruz, en la que Tú has entregado y padecido tu Muerte. Quiero, por tu Gracia, compartir la pequeña cruz de mi vida y ofrecerte lo poco que soy con la esperanza de encontrarme contigo en la Resurrección. Amén.


miércoles, 20 de febrero de 2019

TAMBIÉN YO, SEÑOR, NECESITO VER

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Doy gracias a Dios porque mis ojos me permiten ver la luz del sol, los colores y las maravillas de la vida, los árboles y las hermosas montañas, el mar y la colorida y frondosa vegetación. Y, porque también puedo oír y escuchar los cantos de los pájaros y los hermosos sonidos de las notas musicales del pentágrama. Gracias, Señor, por poder apreciar todo lo que has creado para disfrute de tus criaturas predilectas, el hombre y la mujer.

Pero, esa mirada humana no es suficiente, Señor. Hoy quiero pedirte, como hiciste con el ciego camino de Betsaida, que me des la verdadera vista. Esa vista que no se detiene solamente en ver las cosas que Tú has creado, sino también ver ese lado del mundo con los ojos llenos de amor. Un amor paciente, comprensivo, humilde, suave y bueno, para ser capaz de ver detrás de las apariencias a tus hijos como los ves Tú mismo y ser capaz de apreciar la bondad de cada uno.

Esa es la vista que quiero tener Padre. Dame esa sabiduría que me ayude a situarme en ese espacio de soledad reflexiva para ver con claridad y, a través de esa mirada limpia, pura, y llena de tu Gracia, ser capaz de encontrarte y cerrar mis oídos a toda murmuración, guardar mi lengua de toda maledicencia.y dejar sólo en mí esos buenos y bien intencionados pensamientos que bendigan.

Deposita tus Manos, Señor, en mis ojos y límpialos de toda impureza y de toda mala intención. Guardame, Señor, de la oscuridad del mundo y dame la luz para ver claramente a los hombres y penetrar con mi vista hasta sus corazones. También yo, Señor, quiero ver. No sólo lo que alcanza mi mirada de forma natural, sino con esa otra mirada sobrenatural que sólo Tú, mi Dios, puedes darme. Amén.

martes, 19 de febrero de 2019

SOSTÉN, SEÑOR, MI MIRADA EN TI

Resultado de imagen de Mc 8,14-21 por Fano
Muchas cosas nos pueden distraer y apartar de Dios. Estamos entre lobos y los que viven y buscan el poder tratan de apartarnos del hecho religioso y de que nos fijémonos solamente en ellos. Sus influencias son poderosas y pueden afectarnos peligrosamente si no andamos con cuidado y fortalecidos en la comunidad. El mundo tiene muchas razones para seducirnos y someternos. 

No nos apartemos de la mirada del Señor. Mantengamos siempre su cercanía con la frecuencia de los sacramentos de la Penitencia y la Eucaristía. Estemos siempre cerca para tocar al Señor, hablar con Él y limpiar nuestra alma de todas las impurezas que el mundo nos contaminas y de las malas intenciones que se cultivan en nuestros corazones. 

Señor, queremos permanecer en Ti y perseverar en tu amor. Sabemos que el mundo es un peligro constante y cada día estamos tentados por muchas cosas. Nuestra naturaleza pecadora está sometida al pecado y, sólo en Ti y por Ti podemos superarlo. Tú, Señor, eres nuestra esperanza y en Ti nos abandonamos. Te pedimos que nos llenes de tu fortaleza para resistir todas estas embestidas que el mundo nos prepara y nos propone. Esa mala intencionada levadura farisaica es un peligro constante.

No permitas, Señor, que los poderosos nos puedan y nos influyan. Los medios, la prensa, la televisión y las redes son espacios de influencias que anulan nuestras intenciones y deponen nuestra voluntad. Danos la sabiduría y el poder de discernimiento para poder sostenernos firmes en la fe y en tu Palabra. Todo lo ponemos en tus Manos y en ellas descansamos todas nuestras esperanzas. Amén.

lunes, 18 de febrero de 2019

LA EXIGENCIA A LA ACTUACIÓN DE DIOS


Resultado de imagen de Mc 8,11-13 por Fano
No aceptamos a Jesús como el Hijo de Dios ni tampoco el anuncio de su Palabra. Exigimos pruebas, porque el dios en el que nosotros creemos tiene que ser un dios que coincida con nuestra manera de pensar y de ver las cosas. Lo hicieron los del tiempo de Jesús y continúan haciéndolo los de ahora. Todos queremos y exigimos pruebas a los interrogantes y a las consecuencias de nuestros mismos pecados.

Pedimos a Dios respuestas de todo lo que sucede, de las guerras, de las miserias y muertes que suceden en nuestro mundo Pero, ¿es Él el responsable? ¿Tenemos nosotros derechos de exigirle? ¿Acaso podemos nosotros entenderle? ¿Estamos nosotros capacitados para discutirle sus planes?

Perdonanos, Señor, por tanta osadía y orgullo. Perdonanos, Señor, por sentirnos capaces de poner en duda tus planes hasta el punto de rechazarlos. Perdonanos, Señor, por tanta exigencia sin ningún derecho habiendo recibido gratuitamente todo lo que somos y tenemos de Ti. Perdonanos, Señor, por exigirte que tus planes se adapten a los nuestros y que tu Voluntad a la nuestra. Perdonanos, Señor, tanta exigencias, tanta necesad, tanta ignorancia y ceguera.

Te pedimos, Señor, que nos des la humildad necesaria para aceptar y creer en  tu Palabra siguiendo tus enseñanzas y tus mandatos. Te pedimos, Señor, que nos des la sabiduría de ponernos en tus Manos y dejarnos guiar por tu Espíritu sin rechistar ni poner en entredicho tus caminos. Danos la paciencia, la fortaleza y la perseverancia para seguir tus pasos aunque entendamos que no son los nuestros. Amén.

domingo, 17 de febrero de 2019

SALMO 119, 169-176

Resultado de imagen de Salmo 119, 169-176


169 Oh Señor, escucha mi clamor;
    dame la capacidad de discernir que me prometiste.

170 Escucha mi oración;
    rescátame como lo prometiste.
171 Que la alabanza fluya de mis labios,
    porque me has enseñado tus decretos.
172 Que mi lengua cante de tu palabra,
    porque todos tus mandatos son correctos.
173 Tiéndeme una mano de ayuda,
    porque opté por seguir tus mandamientos.
174 Oh Señor, he anhelado que me rescates,
    y tus enseñanzas son mi deleite.
175 Déjame vivir para que pueda alabarte,
    y que tus ordenanzas me ayuden.
176 He andado descarriado como una oveja perdida;
    ven a buscarme,
    porque no me he olvidado de tus mandatos.



Nota: con estos versiculos termina el Salmo 119.