Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 13 de marzo de 2019

¡SEÑOR, ESTOY CANSADO Y SÓLO TÚ RESPONDES A MIS INQUIETUDES!


Resultado de imagen de Lc 11,29-32 por Fano
No quiero seguir buscando porque Tú, Señor, satisfaces mis inquietudes y en Ti descanso. Estoy cansado de buscar en este mundo ciego y perverso que sólo mira para el dinero y la productividad. Estoy cansado de observar y experimentar que los caminos que este mundo me propone son caminos vacíos y de perdición. Por eso, Señor, quiero ponerme en tus Manos para que Tú me lleves por el camino verdadero que conduce a la paz y a la Vida Eterna.

No quiero preguntarte más. Me basta con saber que has entregado tu vida por mí, sin merecerlo, y olvidándote de tu dignidad de ser el Hijo de Dios, te has dejado crucificar en la Cruz. Cruz, ignominia para los pecadores y bandidos, Tú has convertido en Salvación y Gloria para todos los hombres. Desde ese momento glorioso la Cruz es signo de Gloria y Salvación.

Esa es la piedra y el fundamento de mi fe, tu Muerte y Resurrección. Muerte a la que te has entregado, sufriendo ignominias y todo tipo de sufrimientos por mi salvación para darme la oportunidad de encontrar mi reconciliación con mi Padre Dios, por los méritos de tu Pasión, Muerte y Resurrección y ser perdonado y admitido en su Casa. Gracias, Señor, por tu entrega voluntaria y por tu gran Amor y Misericordia.

Por todo ello, no quiero seguir los dictados que mi razón, limitada y pecadora, me exige y quiere ver. Me basta mi confianza en tu Palabra, Señor, y fiarme de lo que Tú me dices cada día en y con tu Palabra y el testimonio de tus apóstoles. Me basta con la santa Madre Iglesia que Tú has dejado para que siga el camino de tu anuncio y evangelización y en apoyo en los hermanos que, fortalecidos en la fe y en la asistencia del Espíritu Santo compartimos tu Palabra confiados en tu Gracia y en tu Misericordia. Amén.

martes, 12 de marzo de 2019

UN ESTILO DE VIDA

Resultado de imagen de Mt 6,7-15
La oración que Tú, Señor, nos has dejado es un estilo de vida según la Voluntad de tu Padre. No es una oración cualquiera como muchas que hay, y, dicho sea de paso, todas son buenas, sino una oración directa, concisa y concreta que habla de todas nuestras necesidades materiales y espirituales y que nuestro Padre conoce a la perfección y mejor que nosotros, pues somos sus hijos.

Es una oración que nos marca el camino de cada día y cada instante de nuestra existencia. Es una oración que amanece santificando al Padre y dándole gracias por todo lo que nos da cada día, empezando por la vida, la salud y fuerzas para sostenerla y aceptarla, tal es su Voluntad. Es una oración que sus primeras palabras van a reconocer que Dios es nuestro Padre y, por lo tanto, nos hermana en la fe. Es una oración donde expresamos nuestros deseos de aceptar su Reino y su Voluntad, que nos compromete a vivir en esa actitud cada día. Eso nos dará pie para buscar un espacio de silencio y serenidad para interpelarnos por nuestra conducta diaria en referencia a lo que decimos en el Padrenuestro.

Es una oración donde le pedimos a nuestro Padre por el pan que necesitamos cada día, y donde nos comprometemos también, no sólo por nuestro pan, sino por el pan que el Señor quiere que compartamos con aquellos a los que no les llega. No porque el Señor no quiera, sino porque, quizás nosotros se lo quitamos de las manos y lo tomamos para nosotros. Nuestro Padre Dios nos pide fraternidad.

Y llegamos al momento más fuerte, el perdón. Queremos y deseamos ser perdonados por nuestro Padre Dios, porque nos sabemos pecadores. Sin embargo, hay una condición: seremos perdonados en la medida que también nosotros perdonemos. Eso nos obliga cada día a revisar nuestras actitudes con respecto a los demás y a tratar de perdonar las posibles ofensas recibidas. Porque, sólo en esa medida también nosotros seremos perdonados. 

Y, por último, le pedimos al Padre que nos proteja cada día de los peligros que nos acechan. Sobre todo, del demonio que trata de tentarnos y confundirnos aprovechando nuestras debilidades y apetencias. Pero, también nosotros tenemos que colaborar y estar atento. Discernir dónde debemos estar; dónde debemos cerrar los ojos o de dónde debemos huir para evitar la tentación y librarnos del mal. Amén.

lunes, 11 de marzo de 2019

CUENTAME, SEÑOR, ENTRE LOS TUYOS

Resultado de imagen de Mt 25,31-46
Me siento débil y sin fuerzas para descubrirte en cada hombre que sufre y necesita ayuda. Me siento sin fuerzas para saber donde tengo que vaciarme y donde tengo que darme. Posiblemente, con todos, sean buenos o malos; lo necesiten o aparente necesitarlo; sean necesitados en verdad o mientan para aprovecharse. Tú, Señor, estás en todos y todos son tus hijos, buenos y malos, y como hijos necesitan tu ayuda, que Tú has querido poner en mis manos.

Dame, Señor, la sabiduría y la voluntad de saber darme y entregarme a la tarea de vivir para los demás. Cada día experimento que me busco a mí mismo y que programo el día pensando en mí. Me descubro esclavizado y apegados a muchas cosas de este mundo. Y, quizás, no cosas materiales, pero sí cosas que buscan mi satisfacción y mi propio egoísmo. Y cuando me doy cuenta me descubro débil y sin voluntad.

Necesito, Señor, tu ayuda, tu fortaleza, tu corazón. Yo soy muy débil y con el diablo al lado no tengo nada que hacer. Mis apegos, apetencias y todo lo que mi naturaleza humana tiene de pecado me superan y me vencen. ¿A dónde voy sin Ti, Señor? En tus fuerzas y tu misericordia descansa mi confianza y mi esperanza. Dame esa gracia y esa capacidad de saber renunciar a mis caprichos, a mis comodidades, a mis perezas y holgazanería y poder servirte con todo mi corazón, mi fuerza y energía.

Me experimento pobre y necesitado de tu ayuda, Señor. Sé que soy débil y te defraudo a cada instante. Dame la firmeza, la paciencia, la perseverancia y la voluntad de sostenerme firme en tu Palabra e irme desprendiendo de todas mis esclavitudes y debilidades para, fortalecido en tu Espíritu poder servirte sirviendo a los hermanos donde Tú te haces presente. Amén.