Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 25 de septiembre de 2019

SEÑOR, QUIERO RECORRER EL CAMINO DE MI VIDA JUNTO A TI


Resultado de imagen de Lc 9,1-6



H I M N O

Buenos días, Señor, a ti el primero
encuentra la mirada
del corazón, apenas nace el día:
Tú eres la luz y el sol de mi jornada.

Buenos días, Señor, contigo quiero
andar por la vereda:
Tú, mi camino, mi verdad, mi vida;
Tú, la esperanza firme que me queda.

Buenos días, Señor, a ti te busco,
levanto a ti las manos
y el corazón, al despertar la aurora:
quiero encontrarte siempre en mis hermanos.

Buenos días, Señor resucitado, 
que traes la alegría 
al corazón que va por tus caminos
¡vencedor de tu muerte y de la mía!

Gloria al Padre de todos, gloria al Hijo,
y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos te alabe nuestro canto. Amén.

Laudes del miércoles.

martes, 24 de septiembre de 2019

HERMANO SIGNIFICA HERMANO

Resultado de imagen de Lc 8,19-21
Cuando hablamos de hermano no queremos decir sino lo que realmente queremos significar y decir: hermano, que no es otra cosa sino la de corresponder de la misma forma que se correspondería con un hermano al que estás vinculado por la sangre. Es poner al otro - hermano por el Espíritu y en la fe -  en el mismo lugar que a tu hermano de sangre.

Y eso no es nada fácil. Supongo que, simultáneamente, al mismo tiempo que lo escribo y lo lees te arrugas y tu corazón te dicta que es imposible. Sí, no sólo no es fácil, sino que es imposible desde el punto de vista humano. Nuestro corazón está muy contaminado y muy endurecido para considerar de esta forma y amar con y a ese estilo. Amar en esa dimensión no entra en nuestro corazón humano sin la ayuda del Espíritu Santo. No sólo se hace difícil entre tus propios hermanos de sangre, cuanto más con los que incluso no conoces o son tus enemigos.

Pero, no hay alternativa. Ese es el mandato de Quien te ha Amado así y a ese estilo. Y no sólo te ha Amado, sino que continúa amándote. Y no sólo te lo ha dicho, sino que sigue diciéndotelo ahora, en este mismo momento. Y no sólo con su Palabra, sino también con su Vida. Antes, ahora y siempre. Por tanto, hay sólo un camino. Y ese camino es Él, pues también te lo ha dicho: Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.

Crees en Él y te pones en sus Manos o te alejas y te pones en manos de tu propio egoísmo. Tú decides, porque tu Padre, nuestro Padre Dios, te ha dado capacidad para decidir. Ni que decir que la misión es imposible para cada uno de nosotros, pero, la cuestión es saber y confiar que es posible para nuestro Padre Dios. Si Él nos lo dice y nos lo manda es que es posible, cogidos de su Mano, tal y como otros han hecho. Porque, al final no eres tú quien actúa, sino Cristo en ti. Ya lo dijo Pablo en una ocasión - Ga 2, 20 -. Pidamos al fe de fiarnos del Señor y la fortaleza de ponernos en sus Manos.

lunes, 23 de septiembre de 2019

LA OSCURIDAD PRESENTE EN MI VIDA

Resultado de imagen de Lc 8,16-18
No se te ocurrirá esconder una lámpara debajo de la mesa, porque no iluminará la casa, su lugar es encima. No tendrá sentido ocultar la luz, porque eso dejaría todo en sombra y oscuridad. La luz está para alumbrar y permitirnos descubrir y poder ver las cosas. Pero, esa luz que nos permite ver y que ilumina las ciudades no es suficiente para iluminar nuestras vidas, los corazones de nuestras vidas.

Mi vida y tu vida necesitan otra clase de luz, una Luz que está por encima de nosotros y que alumbra el camino hacia el gozo y la felicidad Eterna. Porque, esa Luz es la que todos, muchos quizás sin saberlo, buscamos. Y es eso lo que te pedimos hoy, Señor, llenar nuestros corazones de esa Luz sobrenatural que nos viene de Ti y que nos orienta y dirige hacia Ti.

Porque, Tú eres la Luz que das brillo, esplendor y gozo a nuestras vidas y abre nuestros ojos y enciendes nuestros corazones para buscarte y amarte. Por todo ello, Señor, abrimos nuestros corazones para dejar que tu Luz nos invada y nos llene de tu Amor. Amén.

domingo, 22 de septiembre de 2019

MI CORAZÓN ES DÉBIL Y ESTÁ LLENO DE APETENCIAS

Resultado de imagen de Lc 16,1-13
El problema es que mi corazón es humano, débil y lleno de apetencias. Es un corazón fácil de vencer y de seducir por pasiones y apetencias que viven en su hepicentro. Su conversión pasa por desalojar todo lo que de humano es contrario al amor y sustituirlo por verdadero amor. Ese amor que se da, se olvida de sí mismo hasta el sacrificio por el otro. Ese amor que sorprendentemente, y para sorpresa de uno mismo, esconde el verdadero gozo y felicidad que todo ser humano busca.

Se trata de ir cambiando mis egoísmos por generosidades; se trata del trueque del desamor por el amor; se trata de ir muriendo a mis apetencias y satisfacciones para cambiarlas por la verdad y la justicia frente a los otros. Se trata de no mirar sólo por mí sino mirar para lo que le pasa al otro. Sobre todo al que sufre de manera injusta o es oprimido por otros. Se trata de no guardar para mí, sino compartir con los otros.

Comprendido esto se hace necesario buscar ayuda en quien te puede ayudar. Nadie te podrá ayudar en convertir tu corazón de piedra y egoísta en un corazón suave y amoroso que Jesús. Porque, para convertir hay primero que ser, porque, quien no tienes no puede dar. Se trata primero de ser para, luego, hacer. Y sólo Jesús, el Señor, puede transformar mi corazón egoísta en un corazón amoroso y dado a darse en amor por los demás. 

Es eso, Señor, y no otra cosa la que te pido hoy. Transformas mi corazón de piedra, endurecido por el egoísmo de tener, de poseer, de poder y de satisfacción, en un corazón dado, abierto a comprender y a ayudar y dispuesto a despojarse de todo aquello con lo que pueda aliviar tu dolor y llenarte de amor. Amén.

sábado, 21 de septiembre de 2019

NO BASTA CON LA PIEDAD NI CON LAS TRADICIONES

Resultado de imagen de Mt 9,9-13
Puedes ser muy piadoso y avenido a las tradiciones, pero, eso no es suficiente para demostrar tu fe y vivir en el amor. Son tus obras las que descubren tu vida y transparentan tu fe. De modo que, una fe sin obras queda desvelada como apariencia y falsa. El nexo que te relaciona con los demás y descubre tu relación con Xto. Jesús es la Misericordia. Si en tus relaciones con los demás no hace presencia esa misericordia transmitida y regalada desde la acción del Espíritu Santo, estás perdiendo el tiempo con tus actos de piedad. Más te vale emplear el tiempo en otra cosa.

La consecuencia de la fe es la misericordia. Dios te ama y te salva porque es Infinitamente Misericordioso, y quiere que tú también lo seas. Una fe que se descubre verdadera tiene que estar escondida en la misericordia, y si no es así, mi fe es inmadura, infantil y está estancada en la primera comunión. 

Esta humilde reflexión quiero aprovecharla, Señor, para reconocerme, como Mateo, pecador y para pedirte que nos liberes del pecado por tu Infinita Misericordia. Te damos gracias, Señor, porque sabemos, ya que Tú nos lo has dicho, que has venido a liberarnos del pecado y, por tanto, a salvarnos de la esclavitud y la condenación de este mundo. Pero, ¿dónde están los pecadores? 

Queremos señalarnos, Señor, como pecadores y te pedimos y esperamos que Tú nos perdones nuestros pecados y restablezca nuestra dignidad de hijos de Dios que habíamos perdido por el pecado. Gracias, Dios mío, por tanta dicha y esperanza de, primero, reconocernos enfermos y, por tanto, pecadores. Y, segundo, experimentar la esperanza de que por tu Infinita Misericordia seremos salvados.

No nos cansaremos de darte las gracias, ni tampoco, de pedirte, cada día, tu salvación y misericordia. Porque, Señor, cada día es una batalla de esa guerra que es nuestra vida y que nos lleva a Ti. Y, Tú, Señor, eres nuestra esperanza y nuestra salvación. Mañana, Señor, volveré a pedirte tu Misericordia y a darte las gracias, porque sé que estarás ahí y que nunca me fallas. Espero, Señor, con tu Gracia, tampoco yo estar ausente y fallarte. Amén.

viernes, 20 de septiembre de 2019

LLENA MI CORAZÓN DE TU GRACIA, SEÑOR.

Resultado de imagen de Lc 8,1-3
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 



Sé que es la única solución, porque, por mis propias fuerzas me es imposible, dejar mi vida en tus Manos, Señor. Te necesito, Señor, para que llenes mi angustiado y pobre corazón de tu Gracia, para que lleno abundantemente de ella se derrame hacia afuera y entre también en los demás iluminándolos y aliviando mi vida con tu Amor e Infinita Misericordia.

Por eso, Señor, te suplico, una vez más, que derrames tu Gracia abundantemente en mi corazón. Y, saciado de ella, sea mi corazón un manantial de tu Gracia, Señor, que salta y contagia a todo aquel que se acerque y quede impregnado de tu Amor y Vida Eterna. Porque, de no ser así y quedarse dentro de mí no sería verdadera Gracia tuya, sino puro egoísmo que se volvería contra mí mismo. Pues, Tú, Señor, eres Amor y la esencia del verdadero Amor es darse, hasta el punto de contagiar, a los demás.

Y es que el verdadero Amor es Aquel que convierte y se da hasta el extremo de dar la vida por el otro. Tal y como hizo nuestro Señor Jesús. De modo que, si tu Amor, Señor, no me cambia hasta el punto de darme a los demás, algo sucede dentro de mí que no estoy escuchando o asumiendo bien y estoy impidiendo entrar en mi corazón tu verdadera Gracia.

Insisto, Señor, tomándote por tu Palabra, y te suplico que por tu Amor Infinito derrames abundantemente tu Gracia en mi corazón y me protejas del Maligno que me acecha a cada instante de mi vida tentándome en mis puntos más frágiles y débiles. Confío en Ti, Señor, y en tus Manos me abandono. Amén.

jueves, 19 de septiembre de 2019

PALABRA DE VIDA Y ESPERANZA

Resultado de imagen de Lc 7,36-50
Sólo, Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna y de esperanza en este mundo en el que tengo que vivir hasta llegar a Ti. Porque, en este mundo en el que vivo nada sostiene mi vida ni la alimenta sino Tú. Todo lo de aquí abajo es perecedero y su tiempo caduca llamado a destruirse. Sólo tu Palabra es Eterna y llena plenamente de esperanza y gozo.

Tu Palabra, Señor, sintoniza con el amor que anida y vive en lo más profundo de mi corazón. Trasciende hasta el punto de experimentar que, en mí hay algo más que mi cuerpo, pues, lo experimento, valga la redundancia, como algo que forma parte de mí sin llegar a ser yo. Es decir, descubro que soy cuerpo y algo más, que llamo alma. Y eso me habla de Ti y de tu presencia.

Por eso, Señor, te doy gracias y te suplico perdón por todos mis pecados, pues, tu Palabra me alivia y tranquiliza mi alma contagiando también a mi cuerpo. Gracias, Señor, porque experimento que mi cuerpo tendrá proyección y continuidad en mi alma y, por tu Palabra, volverá a unirse a ella para, en tu presencia, continuar amándote y alabándote toda la eternidad.

Dame, Señor, la fortaleza y la perseverancia de descubrirte como mi liberador y salvador, y adorarte con toda clase de alabanzas y oraciones. Pero, sobre todo, la mayor alabanza será humillarme reconociéndote como mi Señor y obedecer tus mandatos viviendo según tus Mandamientos y amando como Tú, Señor, me amas. Y eso, reconciéndome pecador, soy conscientes que no podré hacerlo sin tu Auxilio, tu Asistencia y tu Gracia. Amén.