Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 21 de noviembre de 2020


José María Rodríguez Olaizola, SJ
José María Rodríguez Olaizola sj

 

Por qué te adoro

Porque nos amas, tú el pobre.

Porque nos sanas, tú herido de amor.

Porque nos iluminas, aun oculto,

cuando la misericordia enciende el mundo.

Porque nos guías, siempre delante,

siempre esperando,

te adoro.

Porque nos miras desde la congoja

y nos sonríes desde la inocencia.

Porque nos ruegas desde la angustia

de tus hijos golpeados,

nos abrazas en el abrazo que damos

y en la vida que compartimos

te adoro.

Porque me perdonas más que yo mismo,

porque me llamas, con grito y susurro

y me envías, nunca solo.

Porque confías en mí,

tú que conoces mi debilidad

te adoro.

Porque me colmas

y me inquietas.

Porque me abres los ojos

y en mi horizonte pones tu evangelio.

Porque cuando entras en ella, mi vida

es plena

te adoro.

 

José María Rodríguez Olaizola sj

 

 

 

 

 

 

 



viernes, 20 de noviembre de 2020

UNA ORACIÓN VERDADERA, NACIDA DEL CORAZÓN Y BIEN INTENCIONADA

 

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

En muchos momentos en los que estoy delante del Sagrario y, por tanto, consciente de que allí está real y verdaderamente presente el Señor, me culpo de mi despiste, de mis egoísmos y de que solo busco lo que verdaderamente me importa. Es posible que, en mi descargo y siendo sincero, no me doy cuenta, ni esa son mis intenciones. 

Y también, es verdad que pido por otras necesidades y problemas. En realidad no debo de decirlo, y me empuja a hacerlo solo la buena intención de compartir. El Señor sabe mejor que nadie - incluso que yo - de mis auténticas y verdaderas intenciones.

Nunca debo ni debemos olvidar nuestra condición humana, que por ser humana es pecadora y, por tanto, expuesta a las tentaciones que tratan de desviarte, confundirte y hacerte dudar. Es mi propia experiencia y la que, sin otra resistencia, abandonarme en súplica y ruego, al Señor, aceptando mi humilde y pequeña crucifixión en esa lucha contra las tentaciones. 

Me da miedo, Señor, que esconda mis pecados y, aparentemente, me presente como un fiel, piadoso y buen creyente. Quiero más acercarme a aquel publicano - Lc 18, 9-14 - que, inclinada su cabeza te pedía perdón y se confesaba pecador. ¡Señor perdona todos mis pecados y purifica todas mis malas intenciones para que pueda adorarte en Espíritu y Verdad!

¡Haz, Señor, que mi oración sea pura y llena de buena intención, a pesar de mis fallos, egoísmos y pecados! Convierte mi impuro corazón en un corazón puro, limpio, inocente y abierto a tu Amor Misericordioso. Amén.

jueves, 19 de noviembre de 2020

SE TRATA DE AMAR, PERO, EL AMOR, SI REALMENTE ES AMOR, SE VE Y SE NOTA


Mi encuentro con el Señor no puede quedarse en un diálogo con Él cargado de buenas promesas e intenciones. Porque, si ahí empieza y termina mi oración, es falsa, hipócrita y solo de apariencias. El amor al que me invita Jesús es un amor comprometido, arriesgado, difícil, a veces duro, incomprendido, gratuito, quizás con frecuencia no reconocido y, sobre todo, doloroso - de cruz -.

Pero, a pesar de todo eso, el amor, por la Gracia de Dios, está siempre lleno de gozo y satisfacción. Porque, el encuentro en Jesús es el amor, quizás sin saberlo, que andabas buscando. Le ocurrió eso a Andrés y, posiblemente al mismo Juan cuando, estando con Juan el bautista, éste le señalo a Jesús como el Cordero de Dios. Y ese encuentro fue para ellos determinante, encontraron lo que andaban buscando.

Jesús te invita. Pregunta a Andrés y a Juan, ¿qué buscan? Y a las respuestas de ellos, les responden: Vengan y veréís. También nos lo dice a nosotros. Pero, ¿cuál es nuestra respuesta? Realmente, ¿queremos ver? Esa es la cuestión, la decisión que tengo que tomar. ¿Me arriesgo, me decido, me comprometo a conocerle y a escucharle? Y si me decido y doy el paso, ¿estoy disponible y entregado a seguirle con todas las consecuencias?

Pidamos esa fuerza y valentía para no volvernos atrás a causa de nuestros miedos y cobardías. Pidamos sabiduría y capacidad de discernimiento para saber realmente qué debemos hacer, e injertados y abiertos a la acción del Espíritu Santo, dar el paso de comprometernos por amor. Porque, es realmente ahí donde encontramos esa felicidad y gozo eterno que buscamos. Amén.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

¡SEÑOR, TODO LO QUE TENGO ES TUYO!


¡Señor!, me has dado todo lo que tengo y quiere que yo negocie con eso que he recibido de tu Mano generosa. Esa es tu Voluntad, que unos dependamos del amor de otros, como todos dependemos de tu Amor. Tú, nos has amado hasta el extremo de entregarnos a tu Hijo predilecto. 

Y lo has hecho para darnos la oportunidad de liberarnos de la esclavitud del pecado. ¿Qué tonto somos, Señor, que no nos damos cuenta? O, quizás, cegados por el pecado y debilitados por nuestras apetencias y flaquezas perdemos el seguimiento de tus pasos y perdemos lo más grande que hemos recibido, tu Amor.

¡Oh, Señor, gracias por tu Amor Misericordioso que nos salva y nos redime! Siervos inútiles que, recibiendo tanto de Ti, Señor, no rendimos lo debido. Danos la Gracia de darnos cuenta y de poner todo nuestro esfuerzo en rendir y poner a producir todos esos talentos que hemos recibido para el bien de todos nuestros hermanos, sobre todo los más desfavorecidos y pobres.

Señor, que siempre tenga en cuenta que todo lo recibido no es mío, sino que me ha sido dado para ponerlo en función de los que lo necesitan. Dame esa sabiduría y esa fortaleza para poder, no solo entenderlo, sino ponerlo por obra. En Ti confío, Señor. Gracias.

martes, 17 de noviembre de 2020

CONVIERTE MI CORAZÓN, SEÑOR


Posiblemente, nosotros tengamos una idea de conversión diferente a la que nuestro Padre Dios quiere de nosotros. En ese sentido, perdemos la paciencia y llegamos a desesperarnos y a pensar que Dios nos abandona y que nos ha dejado en el camino. Queremos, quizás precipitados, convertirnos según nuestras ideas y manera de ver las cosas, e interpretamos nuestra manera de actuar según nuestra forma de ver y enjuiciar las cosas. ¿No nos damos cuenta de nuestra condición pecadora? ¿Cómo podemos pensar que nosotros sabemos qué nos conviene y qué debemos hacer?

Los planes de Dios no son los nuestros y están muy por encima de los que nosotros podemos pensar y tener. Supongo que Zaqueo no imaginaba lo que iba a sucederle. Sin embargo, Jesús si intuía que Zaqueo quería conocerle y estaba deseoso de hablar con Él. Jesús le llama y le pide ir a comer a su casa. Sabía que Zaqueo necesitaba hablar con Él.

Igual puede ocurrirnos a nosotros. Tratemos de bajarnos de nuestro árbol, de nuestro pedestal y, desalojado de toda esclavitud, resentimiento y cerrazón, abramos nuestros corazones a la Palabra del Señor. Porque, es su Palabra la que irá transformando nuestros corazones y convirtiéndonos al estilo del de Jesús, nuestro Señor. Y ese es el Camino, seguir a Jesús, Camino, Verdad y Vida sin pestañear ni desfallecer. Él ha venido para eso, para suavizar nuestros corazones y para darnos el gozo y la felicidad de permanecer eternamente junto a nuestro Padre Dios, porque, realmente en eso está y se esconde nuestra felicidad. Pidámosle esa Gracia de buscarle y de estar atentos a su paso por nosotros. Amèn.

lunes, 16 de noviembre de 2020

LAUDES DE LA XXXIII SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

 
           
         
 
 H I M N O
                     
Mis ojos, mis pobres ojos
que acaban de despertar
los hiciste para ver,
no sólo para llorar.

Haz que sepa adivinar
entre las sombras la luz,
que nunca me ciegue el mal
ni olvide que existes tú.

Que, cuando llegue el dolor,
que yo sé que llegará,
no se me enturbie el amor,
ni se me nuble la paz.

Sostén ahora mi fe,
pues, cuando llegue a tu hogar,
con mis ojos te veré
y mi llanto cesará. Amén.

domingo, 15 de noviembre de 2020

DAME, SEÑOR, LA SABIDURÍA DE DESCUBRIR MIS TALENTOS Y DE PONERLOS EN FUNCIÓN DE LOS DEMÁS

 

No debo cerrar mis ojos y esconder esos talentos que Dios, mi Padre, me ha dado. Y digo, no debo porque, puedo cerrarlos y esconderlos. Los he recibido para multiplicarlos y enterrarlos significa dejarlos morir y perderlos. Mi responsabilidad es ponerlos a rendir, porque, de ese rendimiento me será pedido cuenta y responsabilidad. Ese es mi compromiso adquirido en la hora de mi bautismo, proclamar y construir el Reino de Dios, en función, precisamente, de esos talentos que he recibido.

Se me ha regalado la vida y, con ella, la capacidad de amar. En esa capacidad de amar están contenidos todos mis talentos y para eso, para amar en verdad y justicia - Reino de Dios - debo derramar todas mis energías y capacidades recibidas. Por eso, Señor, consciente de mis flaquezas, debilidades y pecados, te pido esa fortaleza para sostener toda la capacidad que me has regalado en esos talentos recibidos para ponerlos al servicio de tu Reino.

Pero, primero, Señor, te pido que me ayudes a descubrir mis talentos recibidos y, segundo, tener la fortaleza, el arrojo y la voluntad de ponerlos al servicio de los demás - sobre todo los más necesitados -. Indudablemente, eso me exigirá la firme voluntad de mi esfuerzo de cada día en ponerlos para construir tu Reino y asumir el compromiso de hacerlo por amor. Gracias, Señor.