Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 14 de septiembre de 2021

DAME, SEÑOR, FUERZA Y VOLUNTAD PARA CARGAR CON MI CRUZ

 

No es nada fácil cargar con la cruz que nos toca vivir. La cruz de nuestro tiempo; la cruz de nuestra familia; la cruz de nuestras circunstancias y la cruz de nuestras apetencias y egoísmos. Cada época, cada momento tiene su cruz y, según el nuestro, nos tocará una cruz diferente. Es evidente que en estos momentos vivimos una cruz común, la del Covid19 y, sin embargo, con unas circunstancias muy diferentes en cada lugar.

Es claro y notorio que el pueblo de Israel, según las épocas, vivió diferentes camino de cruz: la esclavitud en Egipto,  el desierto, la deportación, Se...etc. Y, también es cierto que, cada uno durante la trayectoria de su vida tienen diferentes momentos de cruz y dolor: una muerte, una enfermedad, una desilusión...etc. Pero, esas diferentes cruces que aparecen en el camino de nuestras vidas tienen un denominador común: aceptarlas, cargarlas sobre nuestros hombros y, mirando a la Cruz de la Crucifixión creer en el Crucificado y en la Resurrección.

Dame, Señor, fuerza y voluntad para cargar con mi cruz. Una cruz que, escondida en cada momento e instante de mi vida se me atraganta, me endurece mi corazón y me cuesta aceptarla y acomodarla sobre mis hombros para llevarla junto a Ti. Una cruz que muchas veces se me presenta en los problemas y asuntos familiares; una cruz que, otras veces, se manifiesta en la acedia del abandono, del deseo de dejarlo todo, del desfallecimiento. Hay muchas cruces que, sin darnos cuenta, nos amenazan y nos oprimen para que bajemos nuestra mirada y nos quedemos en las comodidades y seducciones de este mundo.

No permitas, Señor, que seamos vencidos por nuestras propias pasiones, por nuestras concupiscencias y por nuestros egoísmos. Te pedimos la Gracia de perseverar en esos momentos de tedio, de acedia, de desfallecimiento y de sostenernos siempre firmes en la fe. La fe en esa Cruz, donde Tú has dado tu Vida y con la que has ganado para nosotros la Misericordia de nuestro Padre Dios. Amén.

lunes, 13 de septiembre de 2021

¡SEÑOR, AUMENTA NUESTRA FE!

 

No me cansaré de pedirte y suplicarte, Señor, que aumentes mi fe. Porque, de mí fe dependerá que yo te siga, te obedezca y crea en tu Palabra. Porque, de mi fe dependerá que yo persevere, me sostenga ante las tempestades y continúe por tu Camino. No el mío, sino el Tuyo. 

Dame, Señor, esa fe como la de aquel Centurión que fue capaz de creer en tu Palabra y que, para que se realizará, la distancia no sería ningún impedimento. Dame fe, Señor, para que, aún, estando lejos de Ti pueda creer que estás cerca; para que, no viéndote, pueda sentirte y saber que caminas conmigo. Dame fe, Señor, para que tenga esa esperanza de saber que Tú me cuidas, me proteges y me señalas el camino que lleva a tu Casa y en la que me tienes preparada una morada.

Sí, Señor, quiero tener esa fe humilde, pobre, inocente como la de los niños sin madres, sin padres, indefensos y perdidos que claman a un Padre Dios bueno que los proteja y les de todo eso a lo que tienen derecho y el mundo les niega. Sí, Padre, en Ti quiero creer y, sabiéndome débil, pequeño e indefenso, te pido que me conserves la inocencia de seguirte y creer, como Padre que eres, que solo Tú me llevas a esa Casa donde me espera un Amor Infinito y Misericordioso para toda la eternidad. Amén.

domingo, 12 de septiembre de 2021

¡SEÑOR!, YO, COMO PEDRO, TAMBIÉN ME CONFUNDO

 

También a mí me cuesta entenderte, Señor, y aceptar este mal que permites en este mundo en el que ahora vivimos. Me cuesta aceptar a los que queman tus iglesias, cometen sacrilegios, matan a los niños en el seno de sus madres, destruyen el santo matrimonio y la familia y muchas barbaridades más. ¿Cómo es posible que Tú, Señor, permitas esto? ¿Es esa la cruz de la  que hablabas y la que tenemos que cargar?

Hoy, Señor, como también hicieron Pedro y demás apóstoles, queremos seguirte, aunque muchas cosas se nos atraganten y no entendamos. Aunque, incluso, tengamos que perdonar, precisamente a esos que nos amenazan y nos destruyen. Confiamos en Ti, Señor, en tu Palabra y en tu Misericordia Infinita. Danos paz, fortaleza y sabiduría para soportar todas esas dudas, confusiones, sacrificios y dificultades que este mundo nos presenta.

Creemos en Ti, Señor y queremos seguir tu Camino, tu Verdad y tu Vida. ¿A quién vamos a acudir? Este mundo no nos da lo que realmente buscamos, esa felicidad eterna. El mundo te ofrece una felicidad irreal y aparente que, de la misma manera que se presenta, se desvanece. Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna y, a pesar de la cruz que cargamos sobre nuestro hombros, creemos en tu Misericordia y que, por tu Amor, esa carga será ligera y la podamos soportar. En Ti, Señor, ponemos todas nuestras esperanzas y a Ti nos confiamos. Amén.

sábado, 11 de septiembre de 2021

CULTIVA MI CORAZÓN, SEÑOR, PARA QUE DÉ FRUTOS BUENOS

 

Necesitamos estar en el Señor para que nuestro corazón, por su Gracia, sea un huerto donde los frutos que se cultiven sean frutos de amor. Reconocemos y sabemos que nuestra árbol - corazón - para seguir con el símil evangélico, es un árbol enfermo, contaminado por la mala tierra - pecado - y, en consecuencia inclinado a que su cosecha se mala, dé frutos malos.

Y nada podemos hacer si no contamos con el Labrador que nos pode, nos abone y nos riegue con el agua de la Gracia para que nuestra tierra, bien abonada, haga que las raíces de nuestro árbol - corazón - se hundan en la tierra y mueran para que den buenos frutos.

Por lo tanto, pidamos al Señor que convierta nuestra tierra en tierra buena y bien abonada. Pidamos, también, que nuestra fe y nuestras obras, consecuencia de nuestra fe, estén sedimentadas y apoyadas en Cristo, el Señor. Porque, Él, es la Roca que nos da fortaleza, nos sustenta y nos fija, por la fe, a resistir todas esas embestidas con las que el mundo trata de seducirnos y enfermarnos.

Pidamos al Señor que transforme nuestro corazón y que nos convierta en tierra buena, tierra de bondad que da buenos frutos. Y, también, que nos apoyemos en Xto. Jesús, Roca firme que sostiene nuestra fe contra todas las tempestades y tormentas que azotan nuestras raíces cristiana atacando y amenazando nuestra fe. Amén.

viernes, 10 de septiembre de 2021

NO QUIERO QUEDARME EN LA OSCURIDA. QUIERO SEGUIR TUS PASOS, SEÑOR

 

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

 

Esa es mi intención, a pesar de que el camino no me resulte lo grato que mis apetencias, mis deseos humanos y mis pasiones exijan y pidan. Es la lucha contra mí mismo. Es la lucha contra mis deseos concupiscentes y mis inclinaciones al confort y la comodidad. Es mi lucha contra mis miedos y mis cruces. Pero, ese, Señor, es el camino que Tú has elegido y el que Tú has recorrido poniéndote en primer lugar ante tus discípulos y seguidores. Y nos has preguntado si realmente queremos seguir sus pasos o también queremos irnos como hacen otros muchos - Jn 6, 67 -.

El mundo nos tienta y trata de seducirnos. Nos pone impedimentos hasta el extremo de amenazarnos de muerte, pero, Tú, Señor, nos has dicho que nuestro camino, como el Tuyo, es un camino de cruz. Danos, eso venimos hoy a pedirte, Señor, luz, y abre nuestro ojos para ver, para no quedarnos en la oscuridad, para, fortalecidos por tu Gracia, avancemos firmes y convencidos de tu Infinita Misericordia y de tu ilimitado Amor.

Queremos ver, Señor, y salir de la oscuridad en la que nos envuelve este mundo. Un mundo de comodidades, de mentiras y traiciones, de injusticias y búsqueda del placer por y para el placer. Un mundo donde la búsqueda de la felicidad pasa por la explotación, la esclavitud y la pobreza y sacrificio de otros. Un mundo donde no impera la verdad ni la justicia no es un mundo querido por ti, Señor.

Por eso, conscientes de nuestras debilidades, de nuestra oscuridad y pecados, te pedimos, Señor, que nos des luz, fortaleza, voluntad y deseos de buscarte, de mirarnos y limpiar nuestras vigas para, más limpios y transparentes poder humildemente quitar las motas de nuestros hermanos. Amén.

jueves, 9 de septiembre de 2021

INVOCACIÓN AL SEÑOR (SAN AGUSTÍN)

 

Grande eres, Señor, y muy digno de alabanza1; grande tu poder, y tu sabiduría no tiene medida2. ¿Y pretende alabarte el hombre, pequeña parte de tu creación, y precisamente el hombre, que, revestido de su mortalidad, lleva consigo el testimonio de su pecado y el testimonio de que resistes a los soberbios?3 Con todo, quiere alabarte el hombre, pequeña parte de tu creación. Tú mismo le excitas a ello, haciendo que se deleite en alabarte, porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti.

Dame, Señor, a conocer y entender qué es primero, si invocarte o alabarte, o si es antes conocerte que invocarte. Mas ¿quién habrá que te invoque si antes no te conoce? Porque, no conociéndote, fácilmente podrá invocar una cosa por otra. ¿Acaso, más bien, no habrás de ser invocado para ser conocido? Pero ¿y cómo invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán si no se les predica?4

Ciertamente, alabarán al Señor los que le buscan5, porque los que le buscan le hallan y los que le hallan le alabarán.

Que yo, Señor, te busque invocándote y te invoque creyendo en ti, pues me has sido predicado. Te invoca, Señor, mi fe, la fe que tú me diste e inspiraste por la humanidad de tu Hijo y el ministerio de tu mensajero.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

FE, UN IMPULSO DE ABRIRME AL AMOR CON MAYÚSCULA

 

En el camino de nuestra vida, la experiencia nos sacude y despierta para que salgamos de esa comodidad instalada dentro de nosotros mismos. Crecemos en la fe, pero llega un momento - dudas y tentaciones - que nos cerramos e impedimos que nuestra fe avance y crezca. Los miedos, la incertidumbre e inseguridades nos paralizan. Y, por otro lado, nos sentimos instalados, cómodos y acomodados piadosamente en la rutina de cada día - nuestra piedad - y en nuestra relación personal con el Señor.

¿Qué nos sucede? ¿Quizás hemos llegado al final de la medida, tanto de nuestra fe como de nuestra santidad? Sin lugar a duda, la fe es un camino que solo terminará cuando se pare nuestro corazón. Mientras debemos seguir caminando, avanzando y creciendo. Y, sin dejar de pedirla, de llamarla, de buscarla, porque, la fe es un don de Dios. ¡Señor, aumentanos nuestra fe!

Sin dejar de pedirla ni un solo día, ni un solo instante. Danos, Señor, la fe que alimenta nuestra esperanza y fortalece nuestra voluntad para, a pesar de nuestras debilidades y pecados, nos sostengamos firmes y disponibles en y para seguir tus pasos sin desfallecer. Te pedimos que nos sostenga y nos llene de esa fortaleza para creer en tu Palabra y hacer tu Voluntad. Amén.