Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

domingo, 28 de noviembre de 2021

LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS

 

En cualquier instante puede llegar el final de nuestra vida y, simplemente, conocer esa realidad debería movernos a permanecer vigilantes y despiertos, atentos no sólo a nuestras propias señales de nuestros cuerpos sino también a las del mundo en el que vivimos. Pidamos esa Gracia para permanecer vigilantes y atentos a la Palabra de Dios y, también, pidamos la sabiduría de saber interpretar la Voluntad de nuestro Padre Dios.

Pidamos la fortaleza de no dejarnos embotar por los vicios, bebidas y afanes de este mundo, tal y como nos dice el Evangelio de hoy, que tratan de apartarnos de la Palabra de Dios. Vivimos en un mundo lleno de tentaciones que nos distraen, nos embotan y nos y nos esclavizan sometiéndonos a la voluntad de este mundo, que no es otra que apartarnos de nuestro Padre Dios. 

Seamos fieles y resistámonos al vicio, a la bebida y afanes que nos pierden y endurecen nuestros corazones. Y para eso, pidamos que nuestros corazones sean perseverantes en la oración, en la frecuencia del sacramento de la reconciliación y, sobre todo, la Eucaristía, alimento que nos da la fortaleza y la Gracia de resistirnos al pecado. Unidos al Señor e injertados en el Espíritu Santo podemos superar todos estos obstáculos, propios de nuestra condición humana, que nos debilitan y nos alejan de la vida de la Gracia.

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