Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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miércoles, 11 de julio de 2018

SIN FUTURO LA SABIDURÍA DE ESTE MUNDO

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Los sabios de este mundo no tienen futuro, porque llegado el tiempo de la regeneración, que llegará, se pondrán las cartas sobre la mesa y todo será descubierto y saldrá a la luz. Se critica a la Iglesia católica y se le persigue, pero, a la hora de solucionar los problemas, que muchos aparentan ser ellos los que lo hacen, todo lo dejan en manos de Cáritas -Iglesia católica-. Son sus voluntarios los que, dejándolo todo, es decir, poniendo a Dios en el centro de sus vidas, comparten su tiempo con los que lo necesitan y carecen de lo imprescindible para vivir.

Las cosas de este mundo son caducas y, por tanto, no tienen futuro. Todo lo de aquí abajo carece de consistencia y está llamado a perderse. Ponerse en manos del mundo es el error más grave que el ser humano comete. Posiblemente, sometido por el diablo no se da cuenta y persigue y busca la felicidad en lugar equivocado. San Benito supo encontrar el camino que conduce a la verdad y a la felicidad. Se puso en manos de Dios y lo colocó en el centro de su corazón y de su vida.

Pidamos al Señor esa sabiduría. La sabiduría que viene de lo alto y que nos lleva a la Vida Eterna. La sabiduría de, injertados en el Espíritu Santo, nos enseña a vivir en la Verdad y en la Palabra de Dios. Y no hay mejor camino que el de renovarse cada día en su Palabra y en su Verdad, siguiendo las enseñanzas que la Palabra de Dios nos va dando.

Pidamos un corazón entregado, suave, generoso y disponible y desprendido. Pero, sobre todo, un corazón centrado que priorice la Verdad y la Palabra ante todo lo demás, porque es el amor lo que realmente tiene gran valor y lo que nos lleva al encuentro con la plena felicidad que buscamos. Y lo hace siguiendo el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

jueves, 3 de mayo de 2018

JESÚS, NUESTRO MODELO Y CAMINO HACIA EL PADRE

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Muchas veces buscamos referencias en este mundo que nos anuncien el camino y quedamos admirados de muchas buenas y santas personas que nos ayudan y nos aconsejan. Pero, hay un peligro, que, quizás sin darnos cuenta, les sustituyamos por el único y verdadero Camino que es Jesús. Es un peligro en el que podemos caer sin darnos cuenta y con toda nuestra buena intención.

Nadie es camino, ni luz, ni bueno. Sólo es el Señor, nuestro Padre del Cielo, y a Él sólo llegamos a través del Hijo, nuestro Señor Jesús. Él es el único Camino; la única Verdad; y la única Vida. Sólo en Él debemos mirarnos e intentar imitarle. Con su Gracia podemos. Ya nos lo dice en el Evangelio de hoy: En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré.

Por todo ello, Señor, quiero aprovechar este rincón de oración para elevar mi mirada hacia Ti y rogarte que me infundas toda la paciencia y perseverancia que necesito para soportar todas las inclemencias, obstáculos y tempestades que este mundo me presenta. E, injertado en Ti, emprender el camino firme y seguro hacia la Casa del Padre. Porque, Tú eres quien me fortaleces; quien me das aliento y sabiduría y quien me revela el verdadero Rostro de Dios y me llevas a Él.

Gracias, Señor, porque me conduces por el verdadero camino que me lleva al Padre y porque, intimando contigo y conociéndote, iré intimando con el Padre y conociéndole. Gracias, Señor, porque Tú eres la Piedra angular que sostienes mi vida y que le das sentido. Gracias, Señor, por tu presencia, porque sin Ti estaría perdido y confuso. Aumenta nuestra fe y danos la sabiduría y fortaleza para saber y poder resistirnos a las tentaciones que este mundo nos pone en medio del camino. Amén.

sábado, 7 de abril de 2018

EL OBSTÁCULO DE NUESTRA INCREDULIDAD

Resultado de imagen de Mc 16,9-15
Nos cuesta mucho creer y fiarnos. Y más cuando esa persona nos ha fallado en algún momento. Una vez perdida la confianza, la fe se antoja casi imposible de recuperarla. Por eso, es muy importante cuidar mucho nuestros actos respecto a la confianza con el otro. 

Pero, también es muy importante sostenernos en la confianza de aquella persona que, puesta en tela de juicio, mantiene su verdad y su honor. Debemos ser perseverantes y no claudicar hasta que su presunción de inocencia no sea desvelada. Somos muy inclinados a desconfiar y a no creer, y más de aquellos que su credibilidad está excluida, como es el caso de la mujer en el tiempo de Jesús. La confesión de María Magdalena  no fue tenida en cuenta por los apóstoles. Su testimonio no tenía valor para ello.

Pero, tampoco creyeron a los de Emaús, y al mismo Jesús le pusieron en duda. Somos incrédulos y nos cuesta creer. Y Jesús nos lo echa en cara: Por último, estando a la mesa los once discípulos, se les apareció y les echó en cara su incredulidad y su dureza de corazón, por no haber creído a quienes le habían visto resucitado. Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».

Pero, ¿qué ocurre hoy? También nosotros somos unos incrédulos, porque no creemos el testimonio de los apóstoles. ¿Qué queremos, que se nos aparezca a cada uno de nosotros? Porque, si se te aparece a ti, yo no te creeré, y así viceversa. No confiamos en la palabra de los apóstoles y en el Evangelio. Para empezar tenemos que reconocer nuestra dureza de corazón y nuestra incredulidad.

Y, te pedimos, Señor, que transformes nuestro corazón de piedra en uno de carne, más tierno y suave y dispuesto a conmoverse y a creer en tu Amor. Un corazón abierto a tu llamada, a tu Palabra y confiado en tus actos de Amor. Porque, Tú, Señor, siempre has dado cumplimiento a tu Palabra y nada en Ti ha dejado de cumplirse. Tú siempre, Señor, dices la Verdad, pues eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

jueves, 1 de febrero de 2018

GRITEMOS, COMO EL CIEGO BARTIMEO, PIDIENDOLE AL SEÑOR QUE VEAMOS

Se trata de ver, ver la Verdad y el Camino, es decir, ver que Jesús es el Señor de nuestra vida y que sin Él vamos ciegos por el mundo. La clave, luego, es verle, porque viéndole su Espíritu nos llevará en volandas hacia la misión que nos ha confiado. Porque, no se trata de nuestras fuerzas, pues nosotros no podemos, sino se trata de sus Fuerzas, del Señor, del Espíritu Santo, que nos fortalece, nos da sabiduría y nos da el valor para superarnos y vencer nuestros miedos.

Y nos da poder, poder para realizar todo lo que el Señor nos da y nos promete. Por lo tanto, gritemos como el ciego Bartimeo para que el Señor, como hizo con Bartimeo, se detenga, nos llame y nos dé la vista. Vista para ver su Verdad, la única Verdad que alumbra al mundo y que, alumbrados en ella, podamos también nosotros alumbrar a los demás.

Y nunca desesperemos, porque el Señor nos quiere y nos envía con una misión concreta. Misión que posiblemente desconocemos o no sabemos como realizar. Esperemos e insistamos en pedirle que nos permita ver lo que realmente quiere de nosotros y como podemos realizarlo. Seguro, nos lo hará ver, pero no nos resultará fácil. No pienses que nos lo va a poner fácil hasta el punto que no nos suponga un esfuerzo ni una decisión con cierto riesgo. Él quiere ver la intensidad de tu fe y confianza. Para eso te ha hecho libre, para que tú tengas el mérito de arriesgarte y confiar en Él.

Por lo tanto, la vista de ver la Verdad comporta un esfuerzo, un riesgo y una fe confiada. Y eso se hace incómodo hasta el punto de que muchos lo rechazan y se van. ¿Recuerdas al joven rico -Mc 10, 17-30-? Y no olvides que tu felicidad no está en este mundo, sino en el amor de darte por los demás. Sin amor no se alcanza la felicidad. Es eso lo que Jesús te propone, amar como Él te ama.

Sigamos pues gritando, que es lo mismo que rezando, y pidiéndole al Señor que haga de nosotros unos discípulos comprometidos y dispuesto a cumplir con la misión que Él nos encomienda. Amén.