Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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lunes, 21 de octubre de 2019

Oración propuesta por el Papa Francisco, para el Mes Misionero Extraordinario

Estamos en el mes misionero, y todos nosotros, bautizados, hemos recibido el don del Espíritu Santo para, a través de nuestra vida proclamar que Jesús, el Hijo de Dios, Vive y nos ha traido la Buena Noticia de Salvación.Y lo haces en la medida que tratas de vivir tu compromiso bautismal, que te hace partícipe del sacerdocio de Cristo, de don de ser profeta para hablar de Él y del don de ser Rey, para servir como Él nos ha servido.

"DAR LA PAZ ESTÁ EN EL CENTRO DE LA MISIÓN DE LOS DISCÍPULOS DE CRISTO" Papa Francisco




PADRE NUESTRO


Tu Hijo Unigénito Jesucristo
resucitado de entre los muertos
encomendó a sus discípulos el mandato de
“id y haced discípulos a todas las gentes”;

Tú nos recuerdas que a través de nuestro
Bautismo somos partícipes de la misión de la Iglesia.

Por los dones de tu Santo Espíritu, concédenos la
Gracia de ser testigos del Evangelio,
valientes y tenaces,
para que la misión encomendada a la
Iglesia, que aún está lejos de ser completada,
pueda encontrar manifestaciones nuevas y
eficaces que traigan vida y luz al mundo.
Ayúdanos a hacer que todos los
pueblos puedan experimentar el
amor salvífico y la misericordia de Jesucristo,
Él que es Dios y vive y reina contigo,
en la unidad del Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos.

Amén

sábado, 31 de agosto de 2019

¿DÓNDE ESTÁN MIS TALENTOS?

Resultado de imagen de Mt 25,14-30
Está claro que si he venido a este mundo es para una misión. Una misión que a lo largo de mi vida debo de ir descubriendo. Es verdad que solos nos será imposible, pero auxiliados y abiertos a la acción del Espíritu Santo encontraremos la respuesta a esa misión que desde nuestro nacimiento, como sucedió con Juan el Bautista, nos ha sido encomendad. De acuerdo que a todos no nos ha sido encomendada una misión igual, pues en la parábola que nos atañe vemos que el Señor a uno dio tres talentos, a otro doy y uno sólo al último. Significa eso que, queriéndonos a todos por igual, a cada uno le encomienda misiones de diferentes responsabilidades e importancia.

Cada cual tiene su cometido y para ello ha recibido unos talentos. Talentos necesarios para esa misión que tú y yo hemos recibido. Y eso es lo verdaderamente importante, descubrir, que aunque pequeña, yo tengo una misión de la que responder ante Dios. Y esto es lo que yo quiero significar y traer a este rincón de oración y pedirte que me des la sabiduría de descubrirlos para ponerlos al cien por cien a tu servicio en y para el bien de mis hermanos. Esa es la petición que quiero poner delante de ti. No para vanagloriarme sino para servirte con todo mi ser, con todas mis fuerzas y con todo mi mente.

Señor, que me dé cuenta de lo mejor que tengo para ofrecertelo, en los hermanos, a tu servicio. Y, también de los peligros y tentaciones, por mis flaquezas y pecados, que me impiden servirte y ponerme en tus Manos, para someterlas y arrojarlas fuera de mi vista. Es esa, Señor, mi súplica de hoy y de las que no quiero pasar página, porque igual que to lo digo al terminar la reflexión caigo en el olvido.

Señor, mi tiempo se acaba y debo de darme prisa en negociar mis talentos recibidos antes de recibir tu definitiva visita.En tus Manos pongo mi vida y te suplico que aumentes mi fe y llenes mi corazón de auténtica humildad y generosidad.

domingo, 5 de mayo de 2019

NECESITO TU ALIMENTO, SEÑOR

Resultado de imagen de Jn 21,1-19
El Señor nos sacia nuestra hambre. Nos da el pan y el pez y nos alimenta. Y donde aquellos pescadores no habían pescado nada durante toda la noche, el Señor les llena las redes de peces con una sola señal diciéndoles que echaran las redes a la derecha. Un signo claro de que, en y con Él, nuestras obras darán frutos.

Y nos alimenta para que recuperemos fuerzas y podamos seguir nuestra misión continuadora de pescar hombres para su Reino. Sabemos que nuestros frutos no son obra nuestra sino todo nos viene de Dios, y en esa confianza apoyamos nuestra esperanza y nuestra actitud de esfuerzo y trabajo. Y eso nos mueva a estar siempre a su lado. Y lo hacemos con la oración, con la reflexión de su Palabra, con la frecuencia de los sacramentos y la perseverancia fiel en la comunidad, grupo o parroquia.

No debemos alejarnos ni sacar la barca de nuestra vida por nuestra sola cuenta. Debemos, como decíamos ayer, tener al Señor siempre invitado en nuestra barca y pescar acompañados de Él., porque es Él quien realmente hace todo sirviéndose de nuestra torpe y limitada colaboración. Pero, eso sí, necesita de nuestra colaboración, pues nos ha hecho libre y cuenta con nosotros. Él nos respetará siempre y sólo actuará si le entregamos nuestra libertad. Libertad que en sus Manos nos hará más libres.

Pidamos al Señor que nos de la vista, la fuerza y la prontitud de correr hacia Él. Tal y como hizo Pedro cuando oyó que era el Señor quien estaba en la orilla. Estemos atento y prestos, porque, también para nosotros el Señor está en la orilla de nuestra vida indicándonos que echemos nuestra red a la derecha. Se trata de creer en Él y de, como hicieron los apóstoles, echar la red confiado en su Palabra.

No perdamos la confianza y la fe en el Señor y abramos los ojos para poder descubrirlo en las orillas de nuestra vida y estar siempre presto y disponible a invitarlo a subir a nuestra barca. Amén.

jueves, 18 de octubre de 2018

GRACIAS POR TUS APÓSTOLES Y SUS RESPUESTAS

Resultado de imagen de Lc 10,1-9
Lo decimos como de forma corrida y casi espontánea, pero si nos detenemos pausadamente nos quedamos sorprendido de la respuesta y labor de los apóstoles. Nosotros conocemos la Buena Noticia gracias a ellos y somos responsables de seguir transmitiéndola. Se cortará la cadena si nos dejamos engullir por el mundo, por eso necesitamos seguir la labor.

Y seguir la labor exige perseverancia y dejarse llenar del Espíritu Santo, pero, sobre todo, tener fe que el Señor nos acompaña y nos auxilia. No nos vamos a encontrar un mundo abierto a la Palabra de Dios ni dispuesto a acogerla, pero nosotros debemos insistir por medio del amor. No se trata de imponer sino de proponer, y el amor es la mejor proposición que puede encontrar el hombre.

Así, la Iglesia, a pesar de sus problemas y dificultades, a pesar de los pecados de muchos de sus miembros, sigue adelante la misión que hace dos mil años emprendió Jesús y dejó en manos de los apóstoles para que continuaran la misión. Y hoy ha llegado a todo el mundo, aunque no todos la acogen ni la aceptan. Sin embargo, es lo que todos quieren y buscan sin saberlo.

Y no lo saben porque no conocen a Jesús, porque no escuchan ni creen en su Palabra. Esa es nuestra labor paciente, perseverar y amar dejando todo en Manos de Dios, porque sólo Él iluminará a aquellos que se abran humildemente a su Palabra. Somos libres y hasta que no decidamos abrirnos a la escucha de la Palabra del Señor no recibiremos la fe.

Ese don que Dios regala a todos los que la piden y la buscan. Es decir, a todos aquellos que abren su corazón a la Verdad. Pidamos esa Gracia y seamos perseverantes para dar testimonio como los apóstoles del Dios que nos salva y nos da la Vida Eterna. Amén.

domingo, 15 de julio de 2018

TAMBIÉN HOY SOMOS LLAMADOS A MISIONAR

Resultado de imagen de Mc 6,7-13
No hay tiempo de descanso. En cualquier momento estamos dando testimonio del amor de Dios, incluso en la hora del descanso, porque misionar nos exige respetar, escuchar, comprender, estar disponible y solidario y toda actitud que se desprende del deseo de amar como Jesús, el Señor, nos ama.  

Pero, partir con una condición, no como meta, pero sí como necesaria, la pobreza. Se nos ha dicho que para seguir a Jesús y proclamar su mensaje es necesario dejarlo todo. Hoy, el Señor, nos da una serie de mandatos a la hora de salir en misión: Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas».

La pobreza nos ayuda a ser transparente y a estar disponible. Porque, las riquezas, los bienes materiales, el poder, la fama, el prestigio y muchas cosas más nos impiden transparentar la verdad y dejar pasar la luz. Transmitir el Evangelio exige limpieza de corazón y exclusión de todo aquello que contamina, ensucia, mancha o impide que la verdad brille luminosamente. Y nos reconocemos y sabemos pecadores. Indigno de transmitir el mensaje del Señor.

Por eso, desde este rincón de oración elevamos nuestra plegaria, unida a todos los que se sumen a ella, rogando fortaleza, sabiduría y perseverancia para soportar todas las inclemencias que la misión nos presente. Rogamos luz para saber proclamar, con obras y palabra, el mensaje de salvación que Dios, por medio de su Hijo, el Señor Jesús, nos regala, rescatándonos de la esclavitud del pecado y liberándonos, para gozar junto a Él, en plenitud de gozo y felicidad eterna. Amén.

miércoles, 25 de abril de 2018

CONFIADOS EN SU AUXILIO

Resultado de imagen de Mc 16,15-20
No es empresa nuestra ni algo que nosotros hemos inventado. Sería absurdo pensar que detrás de este empeño, de este esfuerzo y trabajo hay alguna ganancia material. Y si así fuera, la empresa a proclamar no sería rentable, pues conlleva mucha renuncia, mucha abnegación y mucho esfuerzo con riego, incluso de tu propia vida. El reino no está en este mundo, y eso implica ya la fe. 

Quienes emprenden ese camino se fían y arriesgan sus vidas hasta el extremo de perderla sin espera de ninguna recompensa en este mundo. Todo está puesto en las manos y abandonado en la Palabra del Señor. No hay más esperanzas. Es el amor incondicional y desinteresado quien nos empuja cada día a la lucha diaria por darnos, por renunciar y servir. Y eso no se puede inventar ni tampoco desear por interés o por alguna ganancia mundana.

La misión exige compromiso y fe. Fiarnos de la Palabra del Señor, y abandonarnos en la presencia del Espíritu Santo, que ha bajado del Cielo, para, tras la Ascencion del Señor, acompañarnos en la tarea de cada día, para auxiliarnos y darnos la fortaleza que nos sostenga en la batalla de cada día. Pero, también para asistirnos y darnos la sabiduría, poniendo en nuestra boca, las palabras y todas las señales que necesitamos, tanto hacer como decir y testimoniar.

No es cosa de los hombres, ya lo dijo Gamaliel en el Sanedrín, -Hch 5,39- sino que se trata del plan de salvación que Dios ha pensado para salvar a todos los hombres de la esclavitud y la perdición del pecado. Por eso, confiados en tu Palabra y su auxilio, te pedimos, Señor, que nos ilumine, que nos fortalezcas, que nos capacites y que nos llene de la paciencia necesaria para llevar a cabo ese mandato de proclamar la buena Noticia a todo el mundo.

Y danos la fe, esa fe de ponernos en tus Manos y creer firmemente en tu Palabra fiándonos de todo lo que nos dice y obedeciendo en todo lo que nos mandas. Porque, sólo Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna. Amén.

jueves, 1 de febrero de 2018

GRITEMOS, COMO EL CIEGO BARTIMEO, PIDIENDOLE AL SEÑOR QUE VEAMOS

Se trata de ver, ver la Verdad y el Camino, es decir, ver que Jesús es el Señor de nuestra vida y que sin Él vamos ciegos por el mundo. La clave, luego, es verle, porque viéndole su Espíritu nos llevará en volandas hacia la misión que nos ha confiado. Porque, no se trata de nuestras fuerzas, pues nosotros no podemos, sino se trata de sus Fuerzas, del Señor, del Espíritu Santo, que nos fortalece, nos da sabiduría y nos da el valor para superarnos y vencer nuestros miedos.

Y nos da poder, poder para realizar todo lo que el Señor nos da y nos promete. Por lo tanto, gritemos como el ciego Bartimeo para que el Señor, como hizo con Bartimeo, se detenga, nos llame y nos dé la vista. Vista para ver su Verdad, la única Verdad que alumbra al mundo y que, alumbrados en ella, podamos también nosotros alumbrar a los demás.

Y nunca desesperemos, porque el Señor nos quiere y nos envía con una misión concreta. Misión que posiblemente desconocemos o no sabemos como realizar. Esperemos e insistamos en pedirle que nos permita ver lo que realmente quiere de nosotros y como podemos realizarlo. Seguro, nos lo hará ver, pero no nos resultará fácil. No pienses que nos lo va a poner fácil hasta el punto que no nos suponga un esfuerzo ni una decisión con cierto riesgo. Él quiere ver la intensidad de tu fe y confianza. Para eso te ha hecho libre, para que tú tengas el mérito de arriesgarte y confiar en Él.

Por lo tanto, la vista de ver la Verdad comporta un esfuerzo, un riesgo y una fe confiada. Y eso se hace incómodo hasta el punto de que muchos lo rechazan y se van. ¿Recuerdas al joven rico -Mc 10, 17-30-? Y no olvides que tu felicidad no está en este mundo, sino en el amor de darte por los demás. Sin amor no se alcanza la felicidad. Es eso lo que Jesús te propone, amar como Él te ama.

Sigamos pues gritando, que es lo mismo que rezando, y pidiéndole al Señor que haga de nosotros unos discípulos comprometidos y dispuesto a cumplir con la misión que Él nos encomienda. Amén.

lunes, 15 de agosto de 2016

ELEGIDOS COMO MARÍA


No mires para otro lado, porque tú, al igual que yo, hemos sido elegidos como María. Ella ha cumplido su misión, pero, ahora te toca a ti y también a mí. Quizás tu misión no es la misma, pues la de María es la máxima, pues ser elegida para Madre de Dios no es superada por ninguna otra dignidad. Una madre es cosa muy grande, pero ser la Madre de Dios es lo más grande.

Pero, dejando esa especial misión, tú y yo tenemos otra misión, con toda seguridad, más humilde, pero digna para Gloria de Dios, que cumplir. Una misión que se encuentra donde estamos y como estamos. Una misión que consiste en hacer su Voluntad, y que debemos esforzarnos en descubrir. Y no hay posibilidad de descubrir algo sin esfuerzo. Hacerlo e intentarlo nos llevará y exigirá sacrificios y esfuerzos, que, necesitarán tiempo y paciencia.

Fijarnos en María nos ayudará a encontrar el camino y la serenidad que nos haga descubrir que quiere Dios de nosotros. Todo consiste en ponernos a caminar. Y caminar es desinstalarnos, salir de nuestra cueva y reducto y, olvidándonos de nosotros mismos, pensar en los demás. Se nos antoja difícil, pero es el camino. Un camino que pone sus propias exigencias y nos remite a unirnos e intimar con el Señor, para pedirle fuerzas, sabiduría, paciencia y voluntad para seguir hacia delante. 

No es fácil cumplir la Voluntad de Dios. Ya nos decía Jesús en el Evangelio del domingo lo difícil que resultaba seguirle. Y, nos dice, que también ahora lo es. Muchos están pagando con sus propias vidas el mantenerse firme en la fe. Vamos contra corriente y proclamar la Verdad  nos acarrea muchos problemas. Pidamos fuerza y voluntad para no desfallecer y sobre ponernos a las contrariedades que los obstáculos de este mundo se interponen en nuestros caminos.

Por eso, Padre, arropados bajo el Manto de María, te pedimos que nos llenes de paciencia y sabiduría para saber discernir el bien del mal y, apartando el mal apliquemos siempre el bien para todos los hombres. Amén.