Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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jueves, 2 de septiembre de 2021

TAMBÍEN YO QUIERO INVITARTE A QUE ENTRES EN MI BARCA, SEÑOR.

 

No quiero quedarme afuera mirando, porque, sé que me voy a desconsolar. Tú, Señor, eres el Patrón de mi barca. Al menos yo libremente y voluntariamente quiero darte ese título y cargo en mi propia barca. Quiero que entres en mi vida y navegues en ella por los mares de este mundo, en muchos momentos bravío y peligroso. Dame, Señor, .la paciencia, la firmeza y la osadía de apartar de mi corazón las seducciones que este mundo me presenta para embarcarme contigo en mi propia barca.

Porque, si Tú, Señor, eres el Patrón de mi barca, mi corazón va más tranquilo y confiado en tu Palabra, en tu rumbo y en tus orientaciones. Es verdad que tendré que poner de mi parte todo lo que he recibido de antemano de tu bondad y misericordia infinita, pero, yendo a tu lado, Señor, venceré todas las dificultades que se interpongan en mi vida y quieran separarme de Ti.

Sé que no soy merecedor de nada. Y, como Pedro, me confieso pecador e indigno de Ti. Te pido perdón y que, por tu Infinita Misericordia, me acojas en tu Amor Misericordioso, permitiéndome navegar en mi pobre y humilde barca junto a Ti. Pienso y me anima la esperanza de que mi pesca, junto a Ti, Señor, también sea abundante por tu Gracia. Amén.

domingo, 5 de mayo de 2019

NECESITO TU ALIMENTO, SEÑOR

Resultado de imagen de Jn 21,1-19
El Señor nos sacia nuestra hambre. Nos da el pan y el pez y nos alimenta. Y donde aquellos pescadores no habían pescado nada durante toda la noche, el Señor les llena las redes de peces con una sola señal diciéndoles que echaran las redes a la derecha. Un signo claro de que, en y con Él, nuestras obras darán frutos.

Y nos alimenta para que recuperemos fuerzas y podamos seguir nuestra misión continuadora de pescar hombres para su Reino. Sabemos que nuestros frutos no son obra nuestra sino todo nos viene de Dios, y en esa confianza apoyamos nuestra esperanza y nuestra actitud de esfuerzo y trabajo. Y eso nos mueva a estar siempre a su lado. Y lo hacemos con la oración, con la reflexión de su Palabra, con la frecuencia de los sacramentos y la perseverancia fiel en la comunidad, grupo o parroquia.

No debemos alejarnos ni sacar la barca de nuestra vida por nuestra sola cuenta. Debemos, como decíamos ayer, tener al Señor siempre invitado en nuestra barca y pescar acompañados de Él., porque es Él quien realmente hace todo sirviéndose de nuestra torpe y limitada colaboración. Pero, eso sí, necesita de nuestra colaboración, pues nos ha hecho libre y cuenta con nosotros. Él nos respetará siempre y sólo actuará si le entregamos nuestra libertad. Libertad que en sus Manos nos hará más libres.

Pidamos al Señor que nos de la vista, la fuerza y la prontitud de correr hacia Él. Tal y como hizo Pedro cuando oyó que era el Señor quien estaba en la orilla. Estemos atento y prestos, porque, también para nosotros el Señor está en la orilla de nuestra vida indicándonos que echemos nuestra red a la derecha. Se trata de creer en Él y de, como hicieron los apóstoles, echar la red confiado en su Palabra.

No perdamos la confianza y la fe en el Señor y abramos los ojos para poder descubrirlo en las orillas de nuestra vida y estar siempre presto y disponible a invitarlo a subir a nuestra barca. Amén.

sábado, 14 de abril de 2018

CRISTO Y YO MAYORÍA APLASTANTE

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A veces me empeño en hacer las cosas por mi cuenta. Tendré que reconocer mi tozudez y terquedad, porque yo, hombre sujeto al error, me equivocaré ciento de veces, y fracasaré tanto como éxitos tengo. Y no hace falta pruebas ni demostraciones, la vida me lo demuestra a cada instante, y los que me conocen lo experimentan con frecuencia.

Pero, lo peor es que continúo empeñado, erre que erre, con mi tozudez y terquedad y no aprendo. El Evangelio de hoy me enseña que ir en la barca de mi vida solo o acompañado con otros, pero sin el Señor, no es buena medida ni buen seguro. Las tempestades, los peligros y las tentaciones mundanas amenazan con hundirnos. Necesitamos a Aquel que tiene poder para caminar por encima de las aguas; necesitamos a Aquel que con su poder hace posible que la tempestad remita y nazca la paz. A Aquel que es Fuente de Vida y de Amor Eterno.

Señor, a Ti te hablo humildemente y te pido que tomes asiento en la barca de mi vida. Pero, no un asiento cualquiera, sino el mejor, el principal, el que ocupa el centro de mi corazón desde donde Tú puedas dirigirla y y defenderla de los peligros, tempestades y acechanzas del mundo, del demonio y la carne. Porque, mi naturaleza es débil, frágil y pobre, y contigo, Señor, la ruta de mi navegación es segura y mis miedos, aunque siempre estarán ahí, pues estoy herido y tocado por el pecado, disminuyen y soy fortalecido en mi voluntad.

Tu sola presencia me conforta, me anima y me da fuerza para entregarme al servicio, fruto del amor, a los demás. Gracias, Señor, por aceptar mi invitación y subir a mi humilde y pobre barca. Dame la sabiduría de tener siempre tu lugar reservado en mi corazón y cuidarlo con esmero y delicadeza. Dame el arrojo de no descuidarlo ni de cerrarlo a tu Gracia y a tu Misericordia. Y enciende en mí la motivación de renovarlo cada día de mi vida. Porque, contigo, Señor, encontraré siempre la orientación correcta para arribar al puerto de la verdadera Vida. Esa Vida Eterna que Tú das y ofreces a todos aquellos que creen en Ti. Amén.

martes, 28 de junio de 2016

MI VIDA ES UNA TEMPESTAD



Posiblemente no reflexionamos lo suficiente, y vivimos de forma algo acelerada que no advertimos ni el tiempo ni las tempestades que se suceden en nuestras vidas. Quizás algunas sean pequeñas que no llegan a hacer zozobrar la barca de nuestra vida, pero otras irrumpen con fuerza y ponen en amenaza nuestra integridad.

Mucho tiempo de nuestro camino lo pasamos en vigilancia y amenaza de tormenta. Cada día es un despertar en riesgo, aunque no nos demos cuenta ni lo tengamos en cuenta. Nuestra vida está siempre en peligro y sólo lo advertimos cuando se materializa ese peligro. Nuestra vida, podemos decir, es un inmenso mar que siempre amenaza levantarse con bravías olas gigantes que pueden envolvernos.

Y somos muy ingenuos e irresponsables cuando nos atrevemos a navegar por nuestro propio mundo sin llevarte, aunque sea aparentemente dormido, junto a nosotros y en nuestra barca. Es eso lo que te queremos pedir hoy, Señor. La Gracia de sabernos en constante riesgo y perderte. Por eso, te pedimos que no perdamos nunca, ni el tiempo, ni el espacio donde encontrarte y donde caminar contigo. 

Que podamos tenerte a mano para despertarte y pedirte auxilio. Aunque pequemos en la desconfianza y en la fe. Auméntala, Señor, también en nosotros, para que no desesperemos ni pasemos miedos cuando el mar bravío de nuestra vida se enfurezca y nos zarandee como títeres. Que tengamos siempre la confianza y la fe de sabernos asistidos, auxiliados y protegidos por tu Amor.

Gracias, Señor, porque sé que te has subido a mi humilde barca; Gracias, Señor, porque eres Tú quien me buscas y te auto invitas a navegar conmigo por mi vida, aunque yo no te diga nada. Gracias, Señor, porque sé que estás ahí. Dame confianza y aumenta mi fe para siempre acudir, sin dudarlo, a tu llamada. Amén.

domingo, 10 de agosto de 2014

NECESITO SOSTENER MI BARCA



¡Señor, necesito sostener mi barca, pues hace agua por todas partes! Las tempestades dentro de tu propia Iglesia embisten contra mi insignificante barca y la hacen zozobrar. Llena del peso de mis dudas y mis temores, mi barca se hunde Señor, y necesito agarrarme a Ti para sostenerla en el mar y poder navegar dentro de tu Iglesia hacia la orilla de tu Reino.

Pesan muchos mis pecados, y mis temores y mi debilidad frágil se derrumba al menor contratiempo y tempestad que azote mi vida. Me fe se debilita y, temerosa y desconfiada, exige pruebas y testimonios que la aumenten y acreciente, dando más pruebas de su desconfianza y poca fe. Sólo se me ocurre gritar, como hizo Pedro, "Señor, sálvame".

Perdón Señor por mi atrevimiento y mi poca fe. Perdón porque a pesar de tanto amor recibido me atrevo a negarte, a desconfiar de Ti y a pedirte pruebas de tu Amor. ¿Qué miserable soy Señor? Sólo mantengo la esperanza en tu Infinita Misericordia y Amor.

Te pido, Dios mío, que sostengas mi fe y me tiendas la Mano que, como a Pedro, salves de las tempestades y de los vientos de este mundo que amenazan con hundirme mi pobre y pequeña barca.

viernes, 16 de noviembre de 2012

SÓLO QUIERO MIRARTE A TI, DIOS MÍO

 Evangelio de San Lucas 17, 26-37

porque solo en Ti encuentro lo que busco. Ni los viajes, ni las diversiones, ni los bienes, ni el poder y el dinero, ni las comodidades, ni la fama y el prestigio, ni honores y títulos, ni nada que pueda encontrar en este mundo puede darme lo que Tu, Señor, me das.

Sin menospreciar nada de todas esas cosas cuando son utilizadas como medios para llegar y descubrirte a Ti. Tú eres la respuesta a lo que verdaderamente busco: la felicidad verdadera llena de paz y eterna. Y eso solo se encuentra en el Amor. 

Ese Amor que Tú nos has regalado y lo sostienes para que también nosotros gocemos de Él.  Pues solo el Amor permanece y alimenta nuestra esperanza y fortalece nuestro espíritu. Es el arma que sostiene nuestra vida y la empuja a metas mayores. Es el fuego que enciende nuestro corazón y lo inunda de sosiego y paz.

Y, ¡qué sorpresa!, cuando descubrimos que dándonos a los demás, lo recibimos para nosotros. ¡Qué cosa tan misteriosa! Cuando pensamos que perdemos, resulta que ganamos. Suenan en nosotros las Palabras de Jesús: "Quién pierde su vida, la ganará para siempre".

Pero todavía es más hermoso descubrir que el amor construye y arregla la convivencia en el mundo, porque viviéndolo da a cada uno lo suyo; comparte y distribuye con equidad y justicia; y respeta la libertad, entendida como un bien común, entre todos los hombres. ¡Es una maravilla! Realmente lo que todos andamos buscando.

Pero debemos andar muy mal de la vista porque no lo vemos, ni tampoco lo descubrimos. Nuestro corazón debe también de andar muy mal, sobre todo endurecido. Y podemos perder el tiempo, llegar el diluvio y no estar resguardados y expectantes en la Barca.

Pidamos luz para ver y saber dónde hay que buscar, porque buscamos donde abunda la polilla y el herrumbre corroen, y eso dándonos felicidad temporal ahora, no sirve para dentro de my poco.