Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 17 de febrero de 2015

HIMNO



Hoy que sé que mi vida es un desierto,
en el que nunca nacerá una flor,
vengo a pedirte, Cristo jardinero,
por el desierto de mi corazón.

Para que nunca la amargura sea
en mi vida más fuerte que el amor,
pon, Señor, una fuente de alegría
en el desierto de mi corazón.

Para que nunca ahoguen los fracasos
mis ansias de seguir siempre tu voz,
pon, Señor, una fuente de esperanza
en el desierto de mi corazón.

Para nunca busque recompensa
al dar mi mano o al pedir perdón,
pon, Señor, una fuente de amor puro
en el desierto de mi corazón.

Para que no me busque a mí cuando te busco
y no sea egoísta mi oración,
pon tu cuerpo, Señor, y tu palabra
en el desierto de mi corazón. Amén


(16 de febrero de 2015, 
lunes de la semana VI del Tiempo Ordinario.  
Oración de la mañana (laudes) 

lunes, 16 de febrero de 2015

TRAS UNA PRUEBA, PEDIRÁN OTRA



Pides una prueba, y dada esta, posiblemente no dirás: "Señor mío y Dios mío", como hizo Tomás, sino que pedirás otra, o justificarás algún impedimento. Lo que tú quieres es que se haga todo tal cual tú lo deseas y entiendes. Es decir, que se haga tu voluntad.

El Señor será una caja mágica que actuará según a ti te vaya apeteciendo. Y así no lo ha querido Dios. Porque de ser así dejaría de ser Dios. La Voluntad de Dios es la que Él ha querido y ha dispuesto. Tanto nos quiere que no nos ha dejado desasistidos, sino que hemos recibido lo suficiente para, con nuestro discernimiento, llegar hasta Él.

Además, sabiendo nuestras limitaciones y debilidades, nuestro Padre Dios ha enviado al Espíritu Santo para asistirnos y fortalecernos en los momentos de tribulación y de dificultades. Se hace necesario, como decimos en el Padre nuestro, que se haga la Voluntad de Dios, y no la nuestra.

Por eso, Señor, te pedimos que nos ilumines y nos des la sabiduría de discernir y encontrar respuesta a nuestros interrogantes, para confiando en Ti seamos dóciles a tu Palabra y abramos nuestro corazón para que en él germine la semilla de la fe. Amén.

domingo, 15 de febrero de 2015

APARIENCIAS DE LIMPIEZA, PERO LLENOS DE LEPRA



Nuestra limpieza es aparente. Se esconde y no se ve a simple vista. Nos relacionamos y nadie advierte a primera vista nuestra lepra escondida. Vivimos en el pueblo, aceptados y bien considerados sin ser denunciados por nuestra lepra.

Pero, queramos admitirlo o no, estamos infectados de lepra. Lepra del siglo XXI revestida de egoísmo, de envidia, de avaricia, de satisfacciones, de placeres, de comodidades, de odios, de vicios, de riquezas, de pasiones, de malos sentimientos, de intenciones malas, de pecados. Una lepra difícil de curar, porque necesita un corazón de carne convertido por amor.

No hay médicos que puedan curarla, sino sólo Tú, Señor. Ese leproso que te busca y lo curas, tal como nos dices hoy en el Evangelio, ha sabido encontrar al médico verdadero. Yo también, Señor, quiero encontrarme contigo y pedirte que me cures. Límpiame de todas esas lepras que me invaden y me esclavizan. 

Límpiame de todas esas lepras que me someten y me ciegan arrastrándome con el lodo de este mundo perdido y ciego, que te rechaza abrazando el virus de los vicios y enfermedades mundanas. Cúranos Señor de las cadenas que nos impiden amar y nos hunden en el desamor y la confrontación. Sólo Tú, Señor, puedes limpiarnos.

Y yo confío en Ti, Señor, porque has venido, enviado por tu Padre, a salvarnos por amor. Por eso, Señor, te ruego, como el leproso del Evangelio de hoy, que nos limpies.

sábado, 14 de febrero de 2015

LLEVADOS POR TU GRACIA, SEÑOR



Corremos el peligro, al menos a mí me pasa, de creernos causa de los frutos de nuestra proclamación y acciones apostólicas; los autores de los frutos de nuestra cosecha. Es verdad que decimos que no, pero en el fondo de nuestro corazón late esa tentación que nos puede traicionar en cualquier momento.

Muchas veces manifestamos la satisfacción de sentirnos contentos por cómo van las cosas en el campo de nuestro apostolado. Incluso, sin darnos cuenta, nos creemos mejores que otros que, aparentemente, las cosas parecen irles peor. Sin embargo, en caso contrario, buscamos justificaciones fuera de nosotros. Difícilmente entonamos el mea culpa.

Esa actitud nos lleva, Señor, a desesperarnos; a desanimarnos, o a abandonar cuando las cosas no salen o responden tal como pensamos y queremos. Sentimos el fracaso y el deseo de abandonar, de desistir, y si no lo hacemos, desilusionados nos instalamos y nos dejamos llevar alojados en la resignación y mediocridad. ¿Es que no confiamos en el Señor? ¿Es qué no oímos lo que hizo con los panes y los peces?

Si miramos en el interior de nuestra Iglesia, encontramos actitudes instaladas y acomodadas en normas y preceptos que ocupan y constituyen el núcleo de su ser cristiano. Y ahí no está el Reino de Dios, porque Jesús no vive, ni en la mediocridad, ni en la acomodación. Jesús vive en el servicio y la entrega, por amor, a los demás. Él nos trae la esperanza de un mundo nuevo, de una vida nueva donde reina la Verdad, la Justicia y la Paz.

Y eso queremos nosotros, Señor, pedirte desde este rincón para orar por todos los hombres y mujeres de este mundo, te busquen o no, para que despierten y abriendo los ojos vean que el Reino que buscan lo tienen cerca, muy cerca, hasta el punto que está entre todos nosotros. Amén.

viernes, 13 de febrero de 2015

¿Y NOSOTROS, NO ESTAMOS SORDOS Y MUDOS?

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




No pensemos solamente en limitaciones físicas, como puede ser la sordera y no poder casi hablar, sino pensemos que, oyendo no escuchamos ni entendemos, y hablando, no somos capaces de proclamar el Evangelio. 

Porque ocurre que estamos más pendiente a los ruidos de nuestro mundo que a la Palabra de Dios. Y nos cuesta aceptarla y nos justificamos cerrando nuestros oídos para no escucharla. Y hacemos silencio porque proclamarla nos puede complicar la vida. Quizás necesitamos ser también curados de nuestra sordera y tartamudez en las cosas del Evangelio.

Danos, Señor, la capacidad de escuchar y entender tu Palabra, y abre también nuestros oídos y desata nuestra lengua para, iluminado por la acción del Espíritu, y fortalecidos por su fuerza, podamos, sin miedos ni temores, proclamar con firmeza tu Palabra.

jueves, 12 de febrero de 2015

ORAR ES PEDIR BIEN



Podemos orar y no conseguir nada. Es verdad que nunca sabremos los resultados de nuestra oración, si bien, en ocasiones se cumple lo que pedimos. Pero siempre quedará la duda de si ha sido el Señor quien nos ha respondido. Eso piensan los no creyentes. Sin embargo, los creyentes creemos que el Señor está, y si está nos responde.

El Evangelio de hoy nos da una de las muchas pruebas del resultado de la oración. Una oración de petición de ayuda, pero de insistencia y búsqueda hasta conseguirlo. Y una oración de respuesta, a pesar de quedar despreciada y comparada con los perrillos que comen las migajas que caen de la mesa de sus amos. Una oración que salta todas las dificultades, porque lo que persigue es la curación de su hija.

Una oración que esconde amor sin condiciones. Nos preguntamos: ¿es nuestra oración así? O al menos intentamos que sea así. La oración, en mi humilde opinión, más importante es la de petición. Y digo esto porque somos seres necesitados. Necesitados de salud, de alimento y de curaciones, pero también, quizás lo más importante y lo más ignorado por nuestra naturaleza caída, de salvación.

Necesitamos pedir, pero pedir bien. Pedir, porque no podemos escapar a las necesidades que tiene nuestra materialidad corporal, pero pedir por nuestra verdadera salud y salvación, tal es el bien de nuestra alma. Pedir por todo aquello que representa lo mejor para vivir en el Amor y Voluntad de Dios, porque esa será nuestra principal y verdadera salud y salvación.

Por todo eso, Señor, te pedimos que nos ilumines, nos des fuerza y voluntad para, llenos de tu sabiduría, saber conducirnos por el camino verdadero que nos conduce a Ti. Amén.

miércoles, 11 de febrero de 2015

AGUA Y VINO



Me he quedado pensando en el agua y el vino. El agua es fuente de vida y sin agua la vida no existe. Es necesaria el agua para que la tierra viva y respire, y nos dé todo lo que necesitamos para alimentarnos, porque de ella comen también los animales que luego nos sirven para el trabajo, vestido y alimento.

Pero la vida necesita alegría y fiesta. Detrás del trabajo de la cosecha viene la fiesta que lo celebra. Y la fiesta necesita alegría. Ahí entra el vino, que nacido de la tierra injertado en la vid, nos alegra el corazón y nos impulsa a festejar los frutos conseguidos por el trabajo. Luego llegará el descanso.

Todo nos son necesario. El agua, el vino y el descanso, pero siempre tomados con moderación y disciplina. Porque demasiada agua puede incluso ocasionar muerte, y no digamos del vino ingerido en demasía. También, el descanso puede sentarnos mal cuando de él se abusa. Necesitamos saber usarlos y aplicarlos en tiempo y momento.

Pidamos al Señor que nos dé esa fertilidad del agua para cultivar y germinar la tierra y dar verdadero frutos de amor. Pidamos al Señor que seamos también vino alegre que transmita deseos de vivir y de contagiar la fe, que nos lleva al verdadero camino de salvación. Y seamos prudente y humildes, y descubramos nuestra pobreza y la necesidad de descansar para recuperar fuerzas. 

Fuerzas para continuar el camino injertado en el Espíritu Santo y fortalecidos por su Espíritu, que nos transforma en manantiales de agua viva, que da vida. Vino alegre para transmitir alegría y ganas de vivir, y el descanso reparador para empezar de nuevo cada día con fuerzas renovadas. Amén.