Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 3 de abril de 2019

LAUDES - CUARTA SEMANA DE CUARESMA

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HIMNO

Éste es el día del Señor.
Éste es el tiempo de la misericordia.

Delante de tus ojos 
ya no enrojeceremos
a causa del antiguo 
pecado de tu pueblo.

Arrancarás de cuajo 
el corazón soberbio
y harás un pueblo humilde 
de corazón sincero.

En medio de las gentes
nos guardas como un resto
para cantar tus obras
y adelantar tu reino.

Seremos raza nueva
para los cielos nuevos;
sacerdotal estirpe,
según tu Primogénito.

Caerán los opresores
y exultarán los siervos;
los hijos del oprobio
serán tus herederos.

Señalarás entonces 
el día del regreso
para los que comían
su pan en el destierro.

¡Exulten mis entrañas!
¡Alégrese mi pueblo!
Porque el Señor que es justo
revoca sus decretos:

La salvación se anuncia
donde acechó el infierno,
porque el Señor habita
en medio de su pueblo.

martes, 2 de abril de 2019

CUANDO LA VIDA SE TE PARALIZA

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Te sientes muy bien y todo parece hermoso. La vida se presenta llena de optimismo y esperanza y el futuro promete una vida cargada de éxito. Pero, todo se rompe en un instante. Aparece la enfermedad y cubre todo de oscuridad y de desasosiego. La vida se apaga y la parálisis te deja inmóvil. Parece el principio de una novela, pero es la triste realidad. Por experiencia, sabemos que esto ha ocurrido y sigue ocurriendo muchas veces en la vida. No son simples historias sino que, incluso, se ven  superadas por la realidad.

Estamos tentados por el pecado, y el pecado nos conduce a la muerte. Esa muerte que tarde o temprano nos corrompe y deteriora nuestro cuerpo. A veces repentinamente en la enfermedad y otras veces con el paso del tiempo y la llegada de la vejez. De una forma u otra, la muerte llega y nos vemos impotente para pararla. 

Pero, también llega la otra muerte, la del alma. Ésta, aunque es eterna, podemos matarla por el pecado. El pecado que nos paraliza, nos esclaviza y nos somete. El pecado que, nos presenta la vida fácil, agradable, hermosa, pero nos engaña, y cuando nos tiene a su merced nos hunde en la mayor de las parálisis dejándonos en el vacío, la soledad y el sufrimiento. No podemos andar solos por la vida. Necesitamos que alguien nos dé la mano y nos levante.

Y nadie puede hacerlo salvo el Señor. Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, enviado para salvarnos y levantarnos de esa parálisis que nos atormenta y nos amenaza con dejarnos inmóvil. Él nos puede liberar de nuestras esclavitudes sólo con que nosotros se lo pidamos. Nos lo pregunta y únicamente espera un sí por nuestra parte. Viene en nuestra búsqueda y quiere nuestra disponibilidad y nuestro sí decidido para tendernos su Mano y darnos el aliento necesario para levantarnos y echar a caminar.

Pero un caminar detrás de Él. Un caminar desde su Palabra y desde nuestro arrepentimiento y deseos de seguirle para no volver a caer en esa debilidad que nos puede dejar inmóvil y paralíticos. Amén.

lunes, 1 de abril de 2019

NO ME CANSARÉ, SEÑOR, DE PEDIRTE QUE AUMENTES MI FE

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Nunca, mientras camine por este mundo, mi fe será lo suficiente, Señor, para resistir todas las tentaciones que, en mi peregrinar, sufriré. Siempre estaré amenazado y en peligro de perder mi fe y de abandonarte como aquel hijo pródigo o como tus propios paisanos. No podré sostener mi fe si Tú, Señor, no me la sostiene y me la das. Porque, por mucho que yo me empeñe y quiera, la fe es un don que sólo Tú, Señor, me puedes dar.

Y es eso lo que, ahora desde este humilde rincón, te vuelvo a pedir. Ya lo he hecho varias veces, y hoy lo vuelvo a pedir a gritos. Al estilo de Bartimeo, aquel ciego que estaba en el camino por donde Tú pasabas. Yo, como sé, y lo creo, que Tú pasas todos los días por mi vida no ceso de gritarte y pedirte, Señor, que aumenes mi fe y la sostengas siempre firme.

Reconozco que soy débil y fácil de doblegarme a las tentaciones que el mundo, demonio y carne me ponen como trampa para seducirme y vencerme. Sé que cada día, durante toda mi vida, será una lucha a muerte. Pero, también sé que Tú me has dado la vida y este hermoso tiempo para vencer a la muerte y ganarme para la vida. Y, sólo no lo puedo lograr, pero caminando a tu lado y con tu Gracia sí lo puedo conseguir. Por eso, Señor, insisto en pedirte que aumentes mi fe.

Es verdad que necesito a los hermanos, a la comunidad, a la parroquia y a todas esas circunstancias que ame ayudan y fortalecen cuando comparto mi fe con ellos. Experimento tu fuerzas y tu cercanía. Yo soy el primero y gran beneficiado al compartir la fe con otros. Dame, Señor, esa perseverancia y fortaleza para no desfallecer y para estar siempre dispuesto y disponible, a pesar de mis debilidades, en el esfuerzo y la perseverancia de compartir la fe.

Porque, Señor, la fe la compartirla se fortalece. Por eso, es necesario que mi familia viva en la fe, pues eso nos ayudaría a todos y nos fortalecería para sostenernos en la fe. Eso te pido, Señor, como aquel funcionario te pidió a Ti. Haz que nazca en la fe entre mis hijos para que mi familia, como la de aquel funcionario, crea en Ti. Amén.

domingo, 31 de marzo de 2019

UN PADRE QUE BORRA Y SE OLVIDA DE MIS PECADOS

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No nos acordamos de nuestros padres sino cuando nos hacen falta. Es un mal del hombre de todos los tiempos. Somos ingratos y aunque estemos agradecidos, a la hora de la verdad nos cuesta responder de la misma forma. Nuestro Padre del Cielo nos ha dado todo, nos ha regalado la vida y no mira sino por nuestra felicidad, pero nosotros no correspondemos de la misma forma.

Aquel hijo había perdido todo lo que en su día le había exigido a su padre sin ningún derecho. Pero, quizás, para él su padre estaba ya muerto. Se acuerda cuando pasa hambre. No porque esté arrepentido y le duela haber ofendido a su padre, sino porque pasa hambre. Y desde ese sufrimiento decide volver a la casa del padre para pedirle que le trate como a un criado.

Y, a pesar de todo eso, su padre le busca y espera que regrese. Y cuando lo divisa lo acepta olvidándose de sus ofensas y aceptándolo como hijo. Manda a ponerle una túnica, signo con la que cubre y tapa todas sus miserias; manda a que le ponga un anillo, signo con el que restaura la alianza rota por su hijo al considerarle muerto e irse de casa y restaura la filiación divina. Ordena que lo calcen con unas sandalias, signo de un nuevo camino con el que se inicia una nueva etapa de conversión, y manda a matar el ternero cebado para celebrar una gran fiesta, signo del regreso del hijo que se había perdido y ha vuelto.

Pero, nos cuesta reconocer a los que vienen de afuera, incluso aunque hayan estado dentro. También somos el hermano mayor que siempre ha estado con el padre, pero no en el padre ni en el corazón del padre. Eso es otra cosa. La envidia y su soberbia le descubren que su filiación con el padre no es segura ni la tiene clara. No soporta la conducta de su hermano y eso le hace permanecer afuera de la casa. 

No queremos compartir con los demás porque pensamos que lo que tenemos dentro de la casa es nuestro y para nosotros. No reconocemos que los demás son también hijos. ¡Padre, nos hemos dado cuenta de muchas cosas que nos falta todavía! ¡Padre, danos la paciencia para permanecer a tu lado e ir dándonos cuenta de que tenemos que cambiar mucho! Ayúdanos a seguir un camino de verdadera conversión. Amén.

sábado, 30 de marzo de 2019

UNA GOTA EN EL OCÉANO

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Simplemente, soy una gota en el océano. Una simple gota que agitada por los vientos y tempestades sobre las rocas puede quedar extinguida en un instante al ser derretida por el calor del sol. ¡Señor, no soy nada, y sólo en Ti puedo dar sentido a mi vida y renacer a la verdadera Vida para la que Tú me has creado. Una Vida, escrita en mi corazón, de gozo y plenitud.

Y el mundo, demonio y carne, que me tientan, sólo persiguen confundirme, acompañarme y lanzarme al precipicio de la perdición y muerte. En él estoy desamparado y perdido sin Ti. Necesito tu Presencia, tu Calor, tu Esperanza, tu Gracia y tu Amor para liberarme de este yugo mundano que trata de iluminarme de tu cercanía y presencia con engañosas seducciones que prometen una felicidad artificial inmediata sedimentada y apoyada en arena movediza.

Y el sol del mundo derrite esa gota de agua que representa mi vida sin más contemplación. Se hace el vacío y la oscuridad. No permitas, mi Señor, que ocurra eso en mi humilde vida por pequeña que sea. Dame la frescura de conservarme siempre liquida y fresca; viva y capaz de humedecer la sequedad propia de mi vida y de las que están cerca de mí, porque todos necesitamos beber de esa agua Tuya, pura y cristalina, que salta a la Vida Eterna.

Gracias, Señor, porque renace la esperanza en mi cuando te descubro y me encuentro contigo. Gracias, Señor, cuando mi vida encuentra orientación y camino siguiéndote a Ti. Y, gracias, Señor, cuando camino lleno de gozo y plenitud hacia esa Pascua victoriosa que renace con tu Resurrección, porque eso me anuncia que los que acudimos a Ti también Resucitaremos. Amén.

viernes, 29 de marzo de 2019

¡SEÑOR, DAME LA FUERZA DE TU AMOR PARA AMAR COMO TU AMAS

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


¡Señor, me amas sin condiciones y, aún recibiendo de mí rechazos, desplantes y decepciones sigues esperándome y dándome la posibilidad de encontrarme con tu perdón e Infinita Misericordia! No sé valorar ese amor que Tú me das ni la gran oportunidad que tengo en corresponderte. Claro, Señor, soy un pobre pecador que sólo puedo presentarte mis pecados. Y, a pesar de eso, Tú sigues esperándome y dándome la posibilidad de misericordia y de perdón.

Gracias, Señor, no merezco todo lo que me ofreces y, ¡tan pobre soy que no me doy cuenta del gran Amor que me tienes! Ni siquiera me doy cuenta de que, a pesar de mis egoísmos, soberbia, ambiciones y satisfacciones, también, aunque quiera ocultarlo, tengo amor. Porque, si vengo de Ti, Señor, tengo que tener mucho de Ti. Y siendo Tú, mi Dios, Amor, yo también tendré que tener algo de amor.

Y esa es mi petición de hoy, Señor, permitir que ese amor que vive oculto en mí salga esplendorosamente al primer plano de mi vida. Y lo haga de forma natural, generosa, voluntaria y gratuita. Un amor que, centrado de forma plena en Ti se desparrame también, como prueba de mi amor, en los hermanos. Sé lo que eso representa de imposible para mí; sé que ante eso me siento impotente, pero, también sé que contigo, Señor, puedo cambiar y, lo imposible puede hacerse posible.

En esta actitud y suplicándote, Dios mío, que me des la sabiduría, la fortaleza y la paz necesaria para, sin desfallecer, encontrar, por tu Gracia, el camino de vivir en tu Amor correspondiendo al Tuyo y vertiéndolo, desde Ti, a los demás en una actitud fraterna como hijos del mismo Padre. Amén.

jueves, 28 de marzo de 2019

SOMETIDOS AL MAL

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La realidad está delante de nuestros ojos. Observamos el mundo y apreciamos que hay mucho mal. Es verdad que si nos fijamos detenidamente podemos convenir que hay más bien que mal, pero, eso no nos consuela cuando vemos el mal que sufrimos en este mundo. Mentiras, robos, violaciones, homicidios, guerras, dictaduras, explotaciones, racismo, xenofobias, abusos de poder, envidias y...etc. Nos sentimos inseguros e impotente para acabar con estos males que nos acosan.

Sí, el mal es nuestra enfermedad más peligros e imposible de erradicar por nosotros mismos. Porque, a pesar de que lo reconocemos y se lucha contra él, está dentro del hombre y se genera dentro del hombre. Es el pecado que nos aniquila poco a poco y en la medida que no acudamos al verdadero y único Médico que puede curarnos. El Señor nos lo ha dicho cuando ha manifestado que ha venido a salvar a los que están enfermos y necesitan ser curados. No necesitan del médico los que están sanos, sino los enfermos.

Y el mal que anida en nuestro corazón es la enfermedad con la que nosotros no podemos luchar. Es el pecado que nos somete y nos tienta llevándonos a actuar negativamente y a hacer el mal. Es el pecado que nos pone en manos del demonio para llevarnos a la perdición y actuar contra el bien. Por eso, nuestra única esperanza es recurrir al Señor, que nos escucha, nos atiende y nos salva.

Él nos ha dicho que es el Camino, la Verdad y la Vida y siguiéndole encontraremos siempre la Verdad y la forma de despojarnos del mal y hacer el bien. En sus Manos seremos lo suficientemente fuerte para no dejarnos arrastrar por las tentaciones del demonio y, como Jesús en el desierto, vencerle apartándolo de nuestro camino.

Pidamos, confiados en la Palabra del Señor, esa Gracia de, injertados en Él, no separarnos de su Camino que es el verdadero Camino que nos lleva a la Vida Eterna en gozo y plenitud. Hemos sido puestos en este mundo para eso. No para terminar en un cementerio, sino para vivir eternamente compartiendo la Gloria del Señor. Amén.