Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

domingo, 22 de marzo de 2020

ANGOSTA ES LA CASA - SAN AGUSTÍN -

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San Agustín

Dime, por tu Misericordia, Señor y Dios mío, que eres para mí. Di a mi alma: "Yo soy tu salvación". Dilo de forma que yo lo oiga. Los oídos de mi corazón están ante Ti, Señor; ábrelos y di a mi alma: "Yo soy tu salvación". Que yo corra tras esta voz y de dé alcance. No quieras esconderme tu rostro. Muera yo para que no muera y pueda si verte.

Angosta es la casa de mi alma para que vengas a ella: sea ensanchada por Ti. Ruinosa está: repárala. Hay en ella cosas que ofenden tus ojos: lo confieso y lo sé; pero ¿quién la limpiará o a quién otro clamaré fuera de Ti? Tú lo sabes, Señor. No quiero contender en juicio contigo, que eres la verdad, y no quiero engañarme a mí mismo, para que no se engañe a sí misma mi iniquidad.



sábado, 21 de marzo de 2020

AYÚDAME, SEÑOR, A DESCUBRIR EL FARISEO QUE DUERME EN MI CORAZÓN

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No debo negarlo, dentro de mí duerme, en mi corazón, un fariseo. Un fariseo que despierta cuando los intereses de mis hermanos no son los míos. Cuando lo que dice el otro no es lo que digo yo, o lo que piensa el otro no es lo que pienso yo. Y, por su boca, insulto, ofendo, defiendo mi verdad, que no la Verdad, y me creo mejor que el otro. Pero, si eso no me lleva a despertar y observar al fariseo arrogante y orgulloso que vive en mi corazón, miento cuando confieso que soy un pecador.

La otra opción es la del publicano, que, sin interiorizar mucho sus actitudes, de antemano se confiesa pecador. Y su humildad le lleva a postrarse y agachar su cabeza. Es esa la opción, Señor, que yo quiero tomar. La del humilde y mísero publicano. La de aquel que sabe, aunque muchas veces se pierda en su ignorancia y se crea con algún mérito, que es un pobre pecador y que no merece nada. La de aquel que necesita de tu Misericordia y de tu Gracia para mantenerse erguido y firme frente a la tentación y al pecado. 

Yo, Señor, quiero ser ese fariseo, pecador sí, pero humilde y dispuesto a postrarse ante Ti para que, con tu Gracia, levantarse y seguir detrás de tus huellas tu camino. Por eso, Señor, como aquel publicano del que Tú dices que volvió a su casa justificado, yo quiero pedirte perdón por todos mis pecados y suplicar tu justificación misericordiosa por tu Infinito Amor. Amén.

viernes, 20 de marzo de 2020

EL PADRENUESTRO NOS ENLAZA A TODOS

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

No hay alternativa, el Padrenuestro nos lo deja muy claro y sin otra interpretación: Cuando decimos Padrenuestro estamos significando que Dios es Padre de todos. Y eso quiere decir o significa que todos somos hermanos e hijos de un mismo Padre. Un Padre bueno que nos quiere salvar a todos y que, enviado su único Hijo a entregar su Vida, fue para salvarnos, sin distinción, a todos.

Por lo tanto, la cosa queda meridianamente clara. Amar a Padre Dios nos exige amarnos todos sus hijos. No hay otra explicación. No puedes presentarte delante de tu Padre odiando a tu hermano, que también es hijo del mismo Padre y tiene todo su amor. ¿Te imaginas cómo respondería y se sentiría tu Padre? Si confiesas que amas a Dios, tendrás también que amar a tu hermano. De no ser así estás diciendo mentiras todos los días.

Cuando rezamos el Padrenuestro confesamos ese mandato del primer mandamiento. Perdonar a los demás como nuestro Padre Dios nos perdona a nosotros. Luego, si no lo hacemos, mentimos. Ahora, somos conscientes de esa dificultad. Eso nos cuesta y, muchas veces es superior a nuestras fuerzas. No hace falta explicarlo, pues todos lo hemos experimentados. Ahora, ¿qué tenemos que hacer?

Simplemente, pedirle fuerza, dolor de contrición y verdadero arrepentimiento al Señor. Lo decimos siempre que celebramos la Eucaristía, Yo confieso ante Dios... Somos débiles y necesitamos la acción y fortaleza del Espíritu Santo para superar esas dificultades y poder amar a los demás, por amor a nuestro Padre Dios, con verdadero amor. Y confiados en tu Fuerzas, Señor, te lo pedimos. Amén.

jueves, 19 de marzo de 2020

SAN JOSÉ, PADRE ADOPTIVO DE JESÚS


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San José

H I M N O

Porque fue varón justo,
le amó el Señor,
y dio el ciento por uno
su labor.

El alba mensajera
del sol de alegre brillo
conoce este martillo
que suena en la madera.
La mano carpintera
madruga a su quehacer,
y hay gracia antes que sol en el taller.

Cabeza de tu casa
del que el Señor se fía,
por la carpintería
la gloria entera pasa.
Tu mano se acompasa
con Dios en la labor,
y alargas tú la mano del Señor.

Y, pues que el mundo entero
te mira y se pregunta,
di tú cómo se junta
ser santo y carpintero,
la gloria y el madero,
la gracia y el afán,
tener propicio a Dios y escaso el pan.

miércoles, 18 de marzo de 2020

UN DIOS QUE BUSCA AL HOMBRE Y SE HACE CERCANO

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Dios te ama y, por eso, te busca. No hay otra razón. Si a Dios no le importáramos nos dejaría con nuestras miserias y camino de muerte. ¿Qué no entendemos ese Infinito Amor? Estoy de acuerdo. No lo entiendo y además no lo merezco, pero, esa es la realidad por la que murió Jesús en la Cruz. Y eso es historia y realidad, así que, con esa prueba de verdadero Amor, Jesús, el Mesías enviado, me ha demostrado el  increible e incomprendido Amor de su Padre. 

Y ese Dios se ha hecho Hombre para estar cerca de mí y hablarme de ese gran Amor de su Padre. En la parábola del hijo pródigo o, mejor, Padre amoroso, Jesús nos expone y nos enseña hasta donde llega el Amor del Padre y como, a pesar de nuestras miserias y pecados, nos acoge misericordiosamente. Ahora, la cuestión es que nosotros, como aquel hijo hundido en la miseria de su propio pecado, tengamos la humildad y la voluntad de levantarnos y reconocernos pecadores y, arrepentidos, regresemos a la Casa del Padre.

Y esa es la Ley que Dios quiere que, impresa en mi corazón, no deje de cumplir ni de transmitir. La ley del amor que está por encima de la ley de los hombres. Y, como somos pecadores y transgredimos la ley necesitamos la Misericordia y el Amor de nuestro Padre Dios. Por eso, levantamos nuestra mirada y vamos al encuentro de Él que, primero ha salido a nuestro encuentro, porque, nuestro Dios es un Dios que sale al encuentro de su criatura y la busca para ofrecerle y compartir con ella su Gloria.

Señor, danos la sabiduría de dejarnos encontrar por tu Amor y de reconocernos pecadores, y de saber aplicar nuestras leyes impregnadas del espíritu de ese amor con el que Tú has bañado nuestros corazones. Amén.

martes, 17 de marzo de 2020

MI CAPACIDAD DE PERDONAR ES LIMITADA

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No nos resulta fácil perdonar y mucho menos a aquellos que nos han ofendido. Nuestra capacidad de perdonar es limitada e insuficiente. Incluso, deseándolo y queriéndolo, nos resulta difícil, por no decir casi imposible. Decimos: "le perdono, pero no olvido", es como el máximo de lo que podemos hacer. Ahora, ¿nos perdona nuestro Padre Dios así? ¿Y nos conformamos nosotros con ese perdón insuficiente, que no olvida y mantiene siempre en el recuerdo nuestros pecados? ¿O nos gustaría ser perdonados, borrando nuestro pecados, para siempre como si no hubiesen existidos? Seguramente sería de esta última la que nos gustaría. ¿Y eso no nos obligaría a hacer nosotros también lo mismo?

¡Eh ahí la cuestión! El perdón recibido de nuestro Padre Dios nos obliga también a nosotros perdonar. No porque nuestro Padre Dios nos lo exija, sino porque se desprende de nuestra misma naturaleza al ser perdonados. No comprenderíamos que fuésemos perdonados y, luego, nosotros no perdonáramos. La parábola que Jesús no cuenta nos deja clara y zanjada esta cuestión. Aquel hombre, tras ser perdonada su deuda, imposible de pagar, no fue capaz luego de perdonar a quien le debía simplemente muy poco. 

Y eso al rey no lo gustó. La lógica natural nos dice que debía perdonar después de él ser perdonado en tan cantidad impagable. Y esa es también nuestra lógica. Perdonamos porque el perdón que recibimos de nuestro Padre Dios es tan grande, Infinito e inmerecido, que, ¿cómo no vamos a perdonar deudas limitadas, humanas que nos hagan nuestros mismos prójimos? Me daría vergüenza presentarme delante de nuestro Padre Dios sin perdonar las ofensas que me hayan hechos mis otros hermanos habiendo sido yo perdonado  de mis enormes pecados por nuestro Padre Dios. ¿No te parece lógico?

Otra cuestión que nuestras fuerzas sean débiles y necesitemos la Gracia de nuestro Padre para poder perdonar setenta veces siete. Para eso tenemos esa hermosa oración del Padrenuestro que el mismo Jesús nos ha dejado y en la cual pedimos al Padre que nos dé las fuerzas y voluntad para perdonar tal y como somos perdonados. Amén.

lunes, 16 de marzo de 2020

ENSEÑANOS, SEÑOR, A SEGUIR ADELANTE


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No resulta fácil continuar la marcha cuando hay dificultades. Todos hemos experimentados que tras repetidos fracasos abandonamos nuestro objetivo o misión. Muchos nos basta con solo uno donde nuestra vida se haya sentido amenazada. Jesús sufrió muchos de esos fracasos y fue en su propio pueblo donde le amenazaron de muerte, pues quisieron despeñarlo por aquella montaña. Sin embargo, el Evangelio dice: Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira; y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle. Pero Él, pasando por medio de ellos, se marchó.

¿Te recuerda y se parece eso a algunas de tus experiencias personales en las que te has sentido fracasado? ¿Y qué has pensado? ¿Quizás, abandonar tu camino de fe y confianza en el Señor? Jesús, nuestro modelo, nuestro camino, verdad y vida nos marca el camino a seguir y predica con el ejemplo, no sólo con sus Palabras. Sigamos su camino y confiemos en Él

No es lo más importante el éxito, ni tampoco el fracaso. Ambas cosas son transitorias y accidentales. Jesús, queriéndonos enseñarnos nuestra condición humana, limitada, débil y pecadora, nos muestra que ante el fracaso se antepone la fe y la confianza en el Padre. Él ha venido a cumplir una Misión enviado por el Padre y, por encima de todo, la confianza en el Padre le fortalece para seguir adelante. El Espíritu Santo le acompaña y le fortalece para salir victorioso. 

El camino es Jerusalén y su Muerte, para salvarnos y merecer la Misericordia del Padre para todos nosotros, pero, todavía no había llegado su hora y tenía que abrirse paso entre la gente y seguir adelante. También, a ti y a mí, quizás no nos ha llegado nuestra hora y tenemos que seguir adelante confiando en nuestro Padre Dios y agarrados al Espíritu Santo que nos acompaña desde la hora de nuestro bautismo.  

Pongámonos en sus Manos y pidamos al Padre que nos dé esa fortaleza y voluntad para, como su Hijo, cumplir con nuestra misión de ser luz y sal de su Palabra y su Amor durante el camino de nuestra vida en este mundo. Amén.