Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 23 de marzo de 2015

ES FÁCIL VER LOS PECADOS DE OTRO



No resulta difícil ver los fallos y errores de otro, e incluso sus debilidades y pecados. Ni tampoco nos es muy difícil juzgarlos y hasta condenarlos. Cuando no me atañe a mí, las cosas de los otros no me resultan difícil juzgarlas y condenarlas.

Sin embargo, con un simple acto de lugar, todo puede cambiar. Simplemente, poniéndonos en su lugar vemos las cosas de otra manera, y hasta las llegamos a comprender. No hay mejor remedio que experimentar tus propios pecados. Porque todos somos pecadores. Ese es el primer punto de partida.

Así ocurrió con aquella mujer sorprendida en adulterio. Queriéndola condenar todos aquellos, quedaron sorprendidos ante el reto de mirarse ellos también. Y resultó que nadie se atrevió a levantar la mano contra aquella mujer, porque se vieron retratado como pecadores y posibles condenados, también por ellos mismos. Así que, en silencio, se fueron retirando uno a uno, empezando, dicen, por los más viejos. Es decir, por los que precisamente tendrían más pecados.

¡Señor!, danos la sabiduría y humildad de reconocernos pecadores, y de no atrevernos a juzgar a nadie. Porque un pecador no es digno de juzgar a otro pecador. Sólo Tú, Señor, que eres infinitamente Bueno y Misericordioso, sin mancha de pecado alguno, eres digno de juzgar nuestras vidas.

Y, a Ti, como ocurrió con la mujer adultera, te pedimos clemencia y perdón por todos nuestros pecados. Amén.

domingo, 22 de marzo de 2015

MORIR PARA VIVIR



Parece una contradicción. Y no sólo lo parece, sino que en la normalidad de la vida se nos hace difícil descubrir que para alcanzar la vida se hace necesario morir. Morir al egoísmo de vivir encerrado en mí mismo dando satisfacción a mis apetencias, gustos e intereses.

Morir al esfuerzo de cosechar los frutos de mi vida en mi propio interés, y revertir ese esfuerzo en ofrecerlo para el bien de los demás. Morir para vivir entregando los frutos de mi cosecha al bien común. En este sentido, la muerte significa la Vida, porque si no hay muerte que origine frutos de vida, se perderá la verdadera vida.

Danos Señor, te lo pedimos con toda la fuerza de nuestro corazón, la sabiduría de, no sólo conocer el sentido de nuestro paso por esta corta vida, sino la fuerza de llevarla a nuestra vivencia de cada día, para que, empleándola, cultivemos los frutos que dan verdadera vida. Esos frutos de entrega, de generosidad, de disponibilidad, de compartir, de comprensión, de escucha atenta, de mansedumbre, de bondad, de caridad y de amor.

Enciende en nosotros, Señor, la Luz que nos alumbre el camino de, entender y trabajar, porque las palabras se escuchan cuando las obras nacen de ellas en la realidad de la vida. No dejes que nuestra vida se parta en dos, la palabra y las obras, porque de ser así estamos falseando y mintiendo.

Por eso, Señor, conscientes de nuestras debilidades y pecados, acudimos a Ti para que con Tu Gracia nos llenes de tu Fuerza y de tu Amor. Amén.

sábado, 21 de marzo de 2015

¡LIMPIA MI CORAZÓ DE DUDAS, SEÑOR!



Somos pecadores y nuestro corazón está manchado y herido. El pecado nos hace daño y confunde nuestro corazón. Nos empuja a poner en duda nuestra fe en el Señor y a desconfiar de su Palabra.

A pesar de los Hechos y Palabras de Jesús no estamos del todo convencido, porque nuestra naturaleza, débil, frágil y pecadora, nos lo impide. Y es que abrirnos y darnos a los demás sin condiciones, los que nos dice y propone Jesús con sus Palabras y ejemplos, nos cuesta y nos exige renuncias y sacrificios.

Nuestro egoísmo herido nos arrastra al pecado, y del pecado saltamos a la duda y al rechazo. ¡Señor!, enciende la llama de tu Espíritu en nuestros corazones, y aumenta y fortalece nuestra fe. Una fe firme, decidida, segura, dispuesta y sin condiciones. Una fe confiada en tu Palabra y abandonada a la acción de tu Espíritu, que busca siempre lo mejor para nuestra salvación.