Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 26 de febrero de 2016

PEDIMOS, SEÑOR, SER BUENOS ADMINISTRADORES

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR,08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS



Se nos ha puesto en nuestras manos el administrar tu Viña, Señor. La Viña del Mensaje de salvación que Tú nos has venido a traer y ofrecer. Porque otros la han rechazado, y a Ti te ha parecido bien, a través de tu Iglesia, fundada y apoyada en los apóstoles por Ti elegidos, con Pedro a la cabeza, derramarlas en todos los hombres que, dócilmente a tu Palabra, acepten, voluntariamente y libremente, seguirla y cumplirla.

Sin embargo, Señor, descubrimos nuestras limitaciones y pecados. Somos humanos y débiles, y nuestro corazón, endurecido por la ambición y el poder, queda seducido al egoísmo de atesorar riquezas y bienes aquí en la tierra, y tentado a acecharte y apartarte de mi camino, incluso hasta con la muerte. Por eso, Señor, consciente de nuestros pecados, te pedimos nos transforme nuestro corazón egoísta, endurecido y perverso en un corazón de carne, sensible a tu amor y a tu misericordia.

Danos, Señor, la sabiduría de comprender y saber que somos y de dónde venimos. Danos la sabiduría de comprender que de nada nos vale tener y poseer, porque sin Ti nuestra vida se acaba, es caduca y quedará eternizada en el dolor y arrepentimiento. ¡No!, Señor, no permitas que, vendados nuestros ojos, perezcamos en el fuego eterno del sufrimiento y dolor de no vivir en tu presencia. Ayúdanos a superar estos momentos de nuestra vida de egoísmos, de ambición y poder que, por experiencia, son efímeros y no sirven para nada.

Enciende nuestra inteligencia e ilumínanos para comprender que estamos llamados a permanecer en Ti, y que sin Ti, nada seremos. Y es que nosotros lo sentimos así, Señor, pero el aguijón de nuestra carne nos arrastra y nos inclina a desobedecerte y no corresponder a esos frutos que Tú, dueño de la Viña, nos pide. Por eso, te pedimos incesantemente que tu Gracia nos embriague de tu Amor y Misericordia. Amén.

jueves, 25 de febrero de 2016

LA NECESIDAD DEL ESPÍRITU EN LA LUCHA DE CADA DÍA



Nuestra meta es la santidad: "Ser vosotros perfecto como vuestro Padre del Cielo es perfecto"(Mt 5, 48); pero nuestra naturaleza humana es débil y está sometida a muchas ofertas y tentaciones de este mundo que la seducen y la hacen tambalearse.

Sin la asistencia del Espíritu de Dios estaríamos vencidos sin ninguna posibilidad de éxito. Cada día es una batalla de una larga guerra que tenemos que librar y que terminará con la muerte, puerta de nuestro triunfo y perdición. Por eso necesitamos perseverar en la oración y estar abiertos a la acción del Espíritu Santo, par por su Gracia, ser fortalecidos y revestido de la fuerza del Espíritu Santo, y salir victorioso del combate de cada día y de la guerra final.

El pode y las riquezas son tentaciones que nos seducen y nos atraen. La buena vida, el bienestar y los placeres son dulces irresistibles para nuestra naturaleza egoísta herida por el pecado. Y, por nosotros mismos no podemos superar. Necesitamos la asistencia del Espíritu, para en Él, encontrar la sabiduría, las fuerzas y el poder de dominarnos y decir no.

Y eso es lo que hoy, Señor, te queremos pedir: No dejarnos vencer por las tentaciones que el mundo nos pone delante, y estar a la escucha atenta de tu Palabra y en constante relación contigo. Porque sólo así tendremos la garantía del éxito sobre el pecado.

Danos, Señor, la Gracia de tu fortaleza, para no desfallecer ni sucumbir a las tentaciones del pecado de este mundo. Un mundo que nos promete felicidad, alegría, diversión y bienestar sin preocupaciones bajo las apariencias de lo fácil y apetecible, pero que esconde vaciedad y perdición. 

Aprendamos a no mal gastar nuestro tiempo y nuestra vida, sino a compartirla sirviendo a aquellos que lo necesitan y carecen de esas posibilidades. Danos, Señor, esa sabiduría y valor.

miércoles, 24 de febrero de 2016

TRANSFORMAME EN UN SERVIDOR DE LOS DEMÁS, SEÑOR



Supongo que esa debería ocupar una de los primeros lugares de nuestras peticiones. Aparte de pedir sabiduría para saber discernir y aplicar la justicia, la verdad y los derechos de los demás, sobre todo de los más indefensos, pedir también la actitud servicial de disponibilidad para buscar siempre el bien de los demás. Y experimento que eso es don que el Señor nos da transformando nuestro corazón.

Conozco a una persona que envidio. La envidio porque ella vive para servir. Su día a día no es otro que el que el Señor le pone delante, y ella es lo que le pide. Desprograma su día cuando le surgen necesidades de otras personas. Claro que tiene defectos y fallos. Indudablemente no es perfecta, pero se aproxima mucho a esto que Jesús nos dice hoy en el Evangelio.

En esa experiencia, experimento que no puedo aproximarme, a pesar de mis esfuerzos, a la disponibilidad y fortaleza de esa persona. Descubro entonces que es la Gracia de Dios quien te da las fuerzas para que puedas transformarte. Y eso le pido cada día: Transforma mi corazón Señor, en un corazón humilde, servicial y entregado a servir por el bien de los demás.

Y en esa confianza me abandono en sus brazos misericordiosos, confiado en que me irá modelando para darme la fortaleza de cumplir su Voluntad. También, Señor, dame la sabiduría y la perseverancia de vivir estas reflexiones que, por tu Gracia e iluminado con tu Espíritu escribo y derramo buscando el bien y la cercanía a tu Palabra de todos aquellos que se dignen a leerlas y reflexionarlas.

Por todo ello, gracias Señor. Aquí estoy y, a pesar de mis defectos y fallos, continúo a la espera de que tu Palabra inunde mi alma y me permita vivir según tu Voluntad.