Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 24 de enero de 2018

NECESITAMOS CULTIVARNOS

Nuestra semilla ha sido sembrada en nuestros corazones, pero no sólo es cuestión de dejarla ahí, hay que cultivarla y hundirla en tierra buena y profunda para que eche raíces y dé frutos. Sí, no podemos quedarnos en el camino, ni en terreno pedregoso, y menos aún entre abrojos. Tenemos que acercarnos y librarnos de lo pedregoso y abrojos a tierra buena. A tierra abonada que nos dé la oportunidad de fructificar y dar buenos y hermosos frutos.

Y eso se consigue acercándonos al Señor e injertándonos en el Espíritu Santo. Y dejarnos cultivar por Él para que nuestra vida germine y dé buenos frutos. Es por tanto, tiempo de oración y de trato íntimo con el Señor para que nuestra semilla, plantada en nuestro corazón, muera y dé frutos. Y eso es lo que pedimos a grito en este humilde rincón de oración.

Danos, Señor, un corazón humilde, fuerte y cultivado con la oración, el sacrificio y la renuncia, porque somos muy adictos a la comodidad, a lo fácil y a no preocuparnos por los que sufren y lo pasan mal; porque somos muy egoístas y ambiciosos y pensamos sólo en nosotros mostrándonos indiferente a los demás. Porque nos volvemos posesivos y no compartimos los frutos que producimos; porque, queremos todo para nosotros y damos lo que nos sobra o no nos gusta.

Por todo eso, Señor, queremos cultivar nuestra semilla de otra forma y preparar nuestro corazón para que nuestros frutos estén para el servicio de los demás. Insistimos, Señor, y te pedimos que nos des sabiduría y fortaleza para, primero, estar íntimamente unido a Ti, y segundo, reflejar ese amor a Ti en los demás, porque sólo de esa forma podremos conseguir dar frutos y que esos frutos sirvan para el disfrute y el servicio de los demás.

Por eso, Señor, te pedimos que llenes nuestro pobre y humilde corazón de tierra buena, para que la semilla que Tú siembras en él sean capaces de echar raíces y dar buenos frutos. Amén.

martes, 23 de enero de 2018

¿HIJOS DE LA SANGRE O DEL AMOR?

Nacemos en una familia, pero, ¿nos hemos preguntado que ocurre con tanta gente abandonada e indigente? ¿Dónde están sus familias? Cada vez que veo a un anciano abandonado o a algún indigente buscando comida en la basura o durmiendo en la calle, pienso que un día esas personas nacieron en el calor de una familia y de unos padres. ¿Qué ha ocurrido para que ahora estén abandonados o solos por las calles y mal viviendo?

Es la pregunta de todos los días, ¿qué puedo hacer para aliviar la vida de esa gente, al parecer, sin familia? No cabe duda que no pensamos que la culpa la tendrán sus familiares. Es posible que algunos sí, pero indudablemente, otros no. Mucha culpa la tienen la mayoría de ellos, que se han apartado, no han hecho caso y han querido vivir como les parece y a su manera. Las consecuencias son las que todos conocemos, un camino de perdición y de esclavitud.

¿La culpa? La desobediencia; los malos ejemplos y consejos; las malas compañías; la irresponsabilidad; la desunión; la soberbia; la ambición y muchas más circunstancias. Pero, la más importante y la que al final causa todo es la falta de amor. Sin amor no vamos a ninguna parte y no somos capaces de vencer esa naturaleza humana pecadora que nos amenaza y nos destruye. Necesitamos amar, porque amar es perdonar, es soportar, es comprender, es dar nuevas oportunidades, es ayudar, es llenarnos de paciencia, es confiar, es volver a perdonar y esperar.

Amar es lo que hace nuestro Padre Dios con cada uno de nosotros, hasta el punto de enviarnos a su Hijo amado y predilecto, para que pague por cada uno de nosotros. ¿Cómo no nos vamos a amar nosotros igual? Claro, seguro y definitivamente que por nuestra cuenta no. Somos débiles y pecadores y solos no vamos a ninguna parte. Estamos vencidos de antemano por el Maligno. Necesitamos la Gracia de Dios y la asistencia en cada momento del Espíritu Santo para, en Él, vencer al Maligno.

Y eso te pedimos, Señor, danos la Gracia y la fortaleza de saber sostenernos y, pacientemente, esperar y confiar en tu Palabra. Gracias, Señor, porque sabemos de tu Amor y Misericordia, y confiamos y queremos ser tus hermanos cumpliendo la Voluntad de tu Padre. Esa es nuestra petición y nuestra esperanza. Amén.

lunes, 22 de enero de 2018

RESISTENCIA ANTE LO NUEVO

Nos cuesta salir de nuestro estatus, y eso, en lugar de ser una adversidad nos puede ayudar a vernos tal y como somos. Somos criaturas débiles, fáciles de vencer por nuestro orgullo y soberbia. Somos criaturas pequeñas, con un gran defecto, nuestra propia arrogancia. Deteniéndonos un poco en nuestro pasado, descubrimos la cantidad de enfrentamientos, con nosotros mismos, y con otros por soberbia y orgullo. Sin ninguna razón con sentido común y razonable. Simplemente soberbia y arrogancia.

¿No es eso el pecado? A veces nos cuesta salir de nuestro propio yo. Es decir, de nuestras ideas, de nuestras comodidades, de nuestros proyectos, de nuestra forma de entender la vida, de nuestras ambiciones y planes. Sí, realmente nos cuesta salir, y eso nos impide vernos y aceptarnos. Nuestra salvación empieza por la aceptación de nosotros mismos. Significa eso que si no descubrimos nuestro pecado, "soberbia", estamos perdido. Eso es lo que padecen los demonios, y aquello escribas bajados a Jerusalén que, fuera de sí, consideraron a Jesús como un aliado de Beelzebul y endemoniado.

Es posible que nosotros no consideremos a Jesús como endemoniado. Ni mucho menos consideremos que está aliado con Beelzebul, pero si lo marginamos, lo ignoramos o lo rechazamos estamos muy cerca de considerarlo un loco o endemoniado. Tengamos eso en cuenta y pidamos al Espíritu Santo que nos asista, que para eso ha venido a nosotros en nuestro Bautismo, y nos dé la sabiduría y fortaleza necesaria para abrirnos a su acción. Tengamos confianza y paciencia en el Espíritu de Dios, porque, nos lo ha dicho, todos nuestros pecados nos son perdonados. Su Misericordia es Infinita.

Conviértenos, Señor, y danos la fortaleza y sabiduría de reconocernos pecadores. Conviértenos, Señor, y danos la sabiduría de comprender que nada en este mundo tiene valor para ignorarte y de compensar tu lejanía y tu compañía. Todo lo de aquí abajo es caduco y termina. Nos lo dice San Pablo en la 1ª carta a los corintios de ayer domingo. Apremia estar contigo y estar disponible para abrirnos a tu conversión y creer en tu Palabra. Amén.

domingo, 21 de enero de 2018

UNA CONVERSIÓN DE CADA DÍA

La conversión no es un estatus, ni tampoco una meta, que alcanzada quedas liberado. Es una actitud constante de perfección al estilo de Jesús. Convertirse no termina nunca, porque siempre tendremos algo que mejorar y perfeccionar. Convertirse es llegar a la plenitud del amor, y eso no lo alcanzamos en este mundo. Sólo, en el otro, en la presencia del Señor podemos descansar en la plenitud del Amor.

Por eso, mientras caminamos por este mundo, necesitamos la compañía y la acción del Espíritu Santo, que nos asiste, nos alumbra, nos fortalece y revela todo lo que necesitamos ir conociendo y amando. Sin Él el camino se nos oscurece y nos perdemos. Necesitamos su luz para orientarnos y seguir la buena dirección, alejándonos de los peligros y tentaciones.

Y en Él encontraremos las fuerzas necesarias para mantener viva y ascendente nuestra conversión, que no debe parar nunca de crecer. Y, reconociendo nuestras dificultades y debilidades, te pedimos, Señor, la sabiduría, la paz y la fortaleza necesarias para soportar las adversidades y dificultades que nos salen al paso en el largo camino de nuestra vida. En este sentido, la Iglesia, representa nuestro cobijo, nuestra casa y nuestra fortaleza, donde podemos vernos, reunirnos y animarnos todos los cristianos que seguimos al Señor.

La fe se fortalece compartiéndola y en el esfuerzo de darla a los demás. Y eso se consigue en la comunidad y en el compartir de cada día. Por nuestro Bautismo estamos llamados a compartir nuestra fe y a fortalecerla en la correspondencia del amor mutuo. En nuestro Bautismo quedamos configurados como sacerdotes, profetas y reyes, y comprometidos a dar razón y testimonio de nuestra fe. Ante ese reto, Padre del Cielo, te pedimos que nos llene de tu Paz, de tu Amor y Fortaleza, para que nuestras fuerzas no decaigan ni se desanimen. Al contrario, sean siempre perseverantes y fieles a tu Palabra.

Confiados, Señor, en tu Palabra y tu presencia, queremos seguir el camino y compromiso apostólico que hemos recibido en nuestro Bautismo conscientes que Tú nos acompaña y caminas con nosotros. Amén.

sábado, 20 de enero de 2018

SEÑOR, YO SI CREO EN TU LOCURA

Quiero seguirte, Señor, a pesar de mi pequeñez e impotencia. Quiero seguirte, a pesar de mis debilidades y mis limitaciones. Quiero seguirte aunque no entienda nada y no alcance a comprender el por qué de muchas cosas. Quiero e insisto en seguirte, Señor, porque no sabría a dónde ir sin Ti. Porque, si Tú no estuvieras aquí y no te hicieras presente, yo me perdería y mis esperanzas se derrumbarían.

Sin tu locura, Señor, mi vida quedaría desorientada, sin sentido y a merced de todos aquellos que, como buitres, se disputan los trozos del mundo, arrancándolos o robándolos, sin miramientos de ninguna clase y sin importarles como quedan los otros. No se dan cuenta que las luces de este mundo son fugaces. Pueden alegrarte la vida un momento, pero luego se apagan con rapidez.

No son dignas de seguirlas. No vale la pena. Tú en cambio, Señor, eres la Luz que ilumina y que llenas plenamente. Eres Luz que das la Paz y Gozo eterno, y que das plenamente amor que inunda y transporta hasta la Eternidad. Por eso, Señor, a pesar de no entender muchas cosas, quiero seguirte y perseverar en tu locura, porque, no se trata de una locura cualquiera, sino de la locura de amor más grade que pueda haber existido. Una locura de Amor que Salva para la Vida Eterna.

Gracias, Señor, por tu Amor y Misericordia, y, porque a pesar de mi ignorancia y pequeñez permaneces amándome con bendita locura. Locura de verdadero Amor. Por eso, Señor, ubicado en este espacio de oración y junto a todos los hermanos en la fe que lo visitan, quiero unirme a ellos para, agarrados a tu Madre, la Señora y Virgen que nunca dudó de tu Palabra hasta acompañarte al pie de la Cruz, enlazar virtualmente nuestras manos y elevar una oración de agradecimiento y de petición suplicándote paz, sabiduría y fortalece para seguir fiel y perseverante tras tus pasos en esa locura de amor. Amén.

viernes, 19 de enero de 2018

MIRANDO HACIA ARRIBA, PERO TRABAJANDO AQUÍ ABAJO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


No cabe duda que cada cual tiene sus habilidades y talentos. Todos no somos iguales, eso es algo que está muy claro. Pero, lo que no queda claro es que quienes se ven más capacitados que otros se creen merecedores de elogios, acreedores por sus méritos de los otros. Eso, incluso, les hace sentirse superiores y mejores. Ese es el problema, porque, quienes han recibido más, más le será exigido para que, trabajando aquí abajo, sirvan a Aquel del que han recibido todo lo que tienen.

Y ese servir consiste en compartir y mejorar la vida de los demás. Es decir, dar todo lo que tengan por ayudar a que el mundo sea más justo, más equitativo, más verdad y justicia, más fraterno y donde la paz sea el olor que se respire por todas partes. Has sido elegido para dar, y, quizás, por eso has sido adornado con capacidades y talentos para que las compartas con esfuerzo, trabajo y amor.

No se trata de lucimiento, ni de aprovechamiento. Lo has recibido gratuitamente, y gratuitamente debes darlo. Eres libres para eso, y dependerá de ti tomar esa decisión. Luego, si el mundo está mal y hay muchos que sufren, piensan que tú puedes hacer algo al respecto. No le eches la culpa a Dios, porque, Él, ha delegado en ti. Para eso te ha hecho libre.

La parábola de los talentos -Mt 25, 14-30- nos lo deja bien claro. Será tu libertad la que decidas y para eso has sido elegido. No sólo fueron elegidos los primeros doce apóstoles, sino también cuenta contigo y conmigo. Todos nosotros, los bautizados, estamos llamados a responder con nuestra colaboración y a administrar el mundo para que haya paz, justicia y amor.

Sí, Juan, Antonio, Inmaculada, Salvador y ... estamos llamados a anunciar el Evangelio y a luchar contra el hambre, la pobreza, la violencia, la mentira, las injusticias...etc. Pidámosle al Espíritu Santo la perseverancia, la fortaleza, la sabiduría y la voluntad para poder cumplir con nuestra responsabilidad. Amén.

jueves, 18 de enero de 2018

LA UNIDAD SE NOS RESISTE


Nuestro destino es estar unidos. Unidos en la familia, en los grupos, en los pueblos, naciones... Unidos en la Iglesia. Sin embargo, podemos decir que ese en nuestro mayor pecado, porque no logramos permanecer ni vivir unidos. La unidad, diríamos, se nos resiste. ¿Por qué? Nuestra soberbia; nuestra suficiencia; nuestro orgullo; nuestros egoísmos; nuestros..., y así tendríamos muchas cosas que limar y de la que arrepentirnos.

Pero, esa es la lucha y la batalla que libramos cada día aquellos que queremos, a pesar de nuestras pequeñeces y pecados, avanzar y perfeccionarnos. Esa es la batalla de cada día que libramos en el Espíritu Santo, que nos guía y nos orienta, y en el que confiamos que nos irá perfeccionando y liberando del pecado que nos aprisiona y esclaviza.

Porque, es muy atrayente cuando todo sale rodado, tal y como pensamos y como nos gusta. Nos atrae un Jesús que cura, que habla muy bien y dice cosas que nos gustan, que queremos y que nos hacen la vida más agradable. Frecuentemente he visto a mucha gente que salen alegres, exultantes de alegría y hasta algo apresurados a vivir la Vida de la Gracia después de vivir un cursillo de cristiandad o un retiro espiritual u otro espacio espiritual. Sus entusiasmos son notables y eufóricos, pero, luego, pasado un tiempo todo empieza a desvanecerse.  Llegada la tempestad, el cerco de la rutina, las dificultades y la convivencia de cada día, todo se vuelve duro y exigente. Entonces todo se derrumba y te preguntas, ¿es que no había fe? ¿Dónde está la confianza? ¿Eran apariencias? ¿Una fe superficial?

Jesús se hace presente en nuestra vida cuando tú lo buscas con verdaderos deseos e inquietud. Jesús se hace presente en tu vida cuando estás atento a esas estrellas, como los magos de oriente, que alumbran tu vida y que te señalan el camino a Belén. Porque, cada día nace una nueva estrella que te indica la medida de tu fe y la forma de acrecentarla. Cada día hay una nueva señal. No llamativa, ni heroica ni hermosa, quizás pequeña, escondida, humilde.

Puede ser un pequeño detalle; una sonrisa; una paciente escucha; un deseo de ayudar; una atenta mirada y delicado servicio; un pequeño sacrificio que ayuda a soportar que haya paz, y muchas otras cosas más. Cada día tienes una y mil oportunidades de amar. Pidámosle al Señor que nos dé luz para verla y vivirlas. Amén.