Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

domingo, 28 de enero de 2018

TAMBIÉN YO ESTOY AMENAZADO Y TENTADO POR EL DEMONIO

No escapamos nosotros tampoco de las tentaciones del demonio, porque está al acecho y quiere alejarnos del Señor. El demonio busca nuestra mal presentándonos aparentemente bien. Nos engatusa con el fin de someternos, una vez que nos tiene dominado, y llevarnos a la apetencia de las cosas del mundo para buscar nuestra muerta con ellas. Porque, todo lo del mundo es caduco y tiene fin.

Nosotros tenemos plantado en nuestros corazones las semillas de la Vida Eterna. Hemos sido creados para el disfrute y el gozo en plenitud de eternidad, y, quedarnos en lo caduco es fracasar y tirar por la borda el Tesoro que llevamos dentro. Por lo tanto, todo lo que el Maligno nos presenta son estrellas fugaces que, como meteoritos, brillan un tiempo, pero pronto se apagan y su brillo se oscurece para morir. No nos dejemos engañar por la astucia e inteligencia, superior a la nuestra, del Maligno.

Pero, para ello tendremos que estar unidos al Espíritu de Dios. En nuestro bautismo hemos recibido al Espíritu Santo, y lo hemos recibido para que nos asista y nos fortalezca en nuestras luchas diarias contra el mal y la tentación. Abrámosno a su acción y a su poder. Con Él venceremos al poder del mal. Así nos lo ha demostrado Jesús en el Evangelio de hoy. Su autoridad lo deja patente. No perdamos esa admiración y esa esperanza en Él. Es el Señor y nos salvará de las garras del Maligno.

Por todo ello, Señor, te pedimos que nos proteja de esa acechanza de los demonios y nos fortalezcas en nuestra voluntad para rechazarlos. Nosotros queremos seguirte y te confesamos con verdadera autenticidad como el Hijo de Dios que, encarnado en Naturaleza Humana, ha venido al mundo para redimirnos del pecado y pagar el rescate para salvarnos.

Danos, Señor, la sabiduría y la fortaleza para huir de las tentaciones y confiar siempre en tu Amor y Misericordia, en la esperanza que siempre seremos rescatados de las tentaciones del Maligno y liberados de sus garras. Confiados en esa esperanza nos abandonamos en tu presencia. Amén.

sábado, 27 de enero de 2018

SIMPLEMENTE DECIRTE, SEÑOR: AUMENTANOS LA FE

Oímos decir: "La fe mueve montañas", y sin embargo, si la montaña no se mueve no podemos quedarnos tranquilo. El resultado, tendríamos que convenir, es que no hay, o muy poca, fe. Y es poca porque también lo es mi compromiso. No queremos entregarnos, pues el mundo tira de nosotros. Un mundo donde tenemos nuestros vicios, nuestros apegos y nuestros hábitos que nos cuestionan y nos exigen tiempo para ellos. Y nos cuesta abrirnos al compromiso de entregarnos. Así, nuestra fe no crece ni se mueve.

Pero, lo peor no es eso, sino la impotencia que experimentas al no sentirte con fuerzas para aumentar tu fe o para comprometerte más. Experimentas que tu fe se queda estancada y de quedarse quieta, retrocede y se apaga. Mi oración no puede pararse, sino insistir, ya me lo advierte y aconseja el Señor, en pedir la fe. Una fe que, no sólo me cuestione, sino que me impulse y me ponga en camino.

Camino que es movimiento y acción. Una fe que me llene de paz y serenidad, y que me sitúe en las verdaderas coordenadas de mi camino con una verdadera respuesta y compromiso ante la Palabra de Dios Posiblemente tenga que esperar, porque no soy consciente de mi situación, ni se realmente por dónde debo i,r o qué debo hacer. Se trata de confiar y permanecer en Él y su Palabra. Nos pondrá en órbita y nos señalará el camino fortaleciendo nuestra fe. 

No podemos desconfiar ni tener miedo. Es el Señor, el enviado del Padre, su Hijo Predilecto, el Mesías prometido. Su Palabra tiene siempre cumplimiento y permanece en Él. En y con Él nada nos puede pasar y a nada debemos temer. En sus Manos estamos seguros. Posiblemente, como ocurrió con los apóstoles, no le entenderemos, pero tengamos siempre fe y creamos en su Palabra.

La vida, nuestra vida, mediante nuestro camino nos irá revelando, en el Espíritu Santo, que Jesús, el Señor, es el único y verdadero Camino, Verdad y Vida. Pidamos esa sabiduría y esa Gracia. Amén.

viernes, 26 de enero de 2018

QUIERO DAR FRUTOS BAÑADOS DE AMOR

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


No todos los frutos son buenos, pues, aquellos que son fruto, valga la redundancia, del poder, de la fuerza, de la imposición, de la venganza, del odio, de la riqueza...etc. son frutos nacidos del egoísmos y el interés. Yo quiero ser fruto dado generosamente y cultivado y trabajado por el amor. Entregado para morir por el bien y salvación de los demás.

Porque el fruto buscado debe ser aquel que procura el bien del hombre, pero orientado siempre a Cristo Jesús, único y verdadero salvador del mundo, y que da la salvación. No se trata sólo de buscar el bien, sino el único y verdadero bien, que es la salvación en el Señor. Esos son los frutos, Señor, que yo quiero dar. Quiero convertirme, por tu Gracia, Señor, en semilla que germine primero en hierba, luego espiga, después trigo abundante en la espiga para, por último terminar en fruto, hora que se le mete la hoz porque ha llegado la siega.

Y eso sólo lo conseguiré por tu Gracia, Señor. Cultívame con el agua de tu Gracia para que, hundido en tierra buena, dé los frutos que Tú, Señor, esperas de mí. Y llévame, Señor, por el camino que conduce a esa tierra buena, librándome de caer en el camino, o entre piedras o abrojos. Muéveme con tu Gracia, Señor, para que sepa encontrar esa tierra buena donde mi semilla fertilizada y hundida profundamente pueda dar una cosecha de treinta, sesenta o cien.

Esa es mi desesperada oración, esperanzada y confiada en tu Misericordia y tu Amor. Y una oración alegre y gozosa por cuanto experimento que hoy soy mejor que ayer, y que mañana seré, por tu Gracia, Señor, mejor que hoy. Porque sé que Tú me escuchas y me respondes, pues has venido a salvarme y has plantado en mi corazón esa semilla de salvación que, con tu Gracia y Amor, germinará y dará una cosecha abundante de buenos frutos. Amén.