Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 10 de septiembre de 2018

AFERRADOS A LA LEY

Imagen relacionada

Quizás no nos demos cuenta, pero seguimos aferrados a la ley. O dicho de otro modo, damos más importancia a la ley que a hacer el bien en un momento determinado. Hay muchos ejemplos en nuestra vida que nos aclaran este criterio. 

Estamos en una cola y dentro de una hora se cierra. Aparentemente tenemos tiempo para ser atendido en las horas establecidas, pero, de repente el funcionario o funcionaria se atasca en un problema o cualquier otra circunstancia, y cuando llegamos se han pasado unos minutos de la hora. Preguntamos, ¿debe atendernos?

Y, si por casualidad llegamos desde lejos algunos minutos tarde, detrás de esa persona a la que está atendiendo pasado algunos minutos, por motivos de tráfico o algún otro problema, nos deberían escuchar y atender. Más cuando comunicamos que vivimos lejos y que hemos pedido permiso en el trabajo para solucionar ese problema. 

De eso se trata, de que la ley está al servicio del hombre y debemos de ser compasivos y generosos en algunos momentos con los demás. Sabemos de las dificultades, sabemos de lo que nos cuesta, pero también sabemos que amar es servir y, al menos por unos minutos debemos de se comprensivos y atender. Porque, también nos gustaría que nos atendieran a nosotros.

Jesús nos enseña que la Ley está para servir al hombre y no para ser estrictamente cumplida sometiendo al hombre a ella. Esa es la cuestión, no está el sábado primero que el hombre, ni el descanso para hacer sufrir al hombre. Primero, aliviar su dolor, por encima de la ley, y luego dejar que descanse, pues el dolor le priva de descanso.

Pidamos al Señor que sepamos discernir cuando debemos comprender y someter la ley al servicio del hombre, pues está legislada para servir y beneficiar al bien del hombre. O dicho de otra forma, una ley que no esté dirigida a amar al hombre deja de ser ley y se convierte en imposición y dictadura. Por la Gracia de Dios y asistidos en el Espíritu Santo, pidamos luz para encontrar la verdad y la justicia en el amor a los demás. Amén.

domingo, 9 de septiembre de 2018

DESCUBRIR LA NECESIDAD DE QUE ABRAS MIS OJOS Y OÍDOS

Imagen relacionada
Hay momentos que crees haber llegado y ya piensas en descansar. Hay momentos que crees estar en la otra orilla y te parece que ya has llegado a donde querías llegar. Y hay momentos que te parece que nada más puedes aprender o nada nuevo te van a enseñar. Posiblemente, llegado ese momento debes pensar que tus oídos y tus ojos siguen bastante cerrados, porque, a la otra orilla nunca llegaremos mientras nuestro corazón siga latiendo y el Señor no nos llame al descanso eterno en su presencia.

Tendremos que seguir caminando y esforzándonos en perseverar con nuestros ojos y oídos bien abiertos. No tanto los ojos y oídos físicos, sí los de nuestro corazón y nuestro espíritu. Porque, al Señor no lo oímos ni lo vemos con nuestros ojos y oídos corporales, sino con los ojos y oídos del espíritu y de nuestro corazón silencioso y despojado de todo lo que nos impide ver y oír. Sobre todo ese ruido del mundo que nos distrae, nos confunde y nos oscurece el camino haciéndonos ver una ruta aparente correcta pero en el fondo equivocada.

Y eso sólo lo conseguiremos en constante oración, que no significa cantidad en espacio y tiempo, sino en atención y escucha silenciosa persistente y perseverante de forma constante y diaria. Significa tomar conciencia que mi vida es de Dios. Significa que cada día debo caminar en su presencia y discernir mis actos y trabajos según su Voluntad y su Palabra. De ahí la necesidad de reflexionarla y conocerla. Pero, especialmente significa que Dios me quiere y me ama, y por eso, desea recibir tu libertad y deseo de que tus oídos y ojos se abran a su Luz y le veas y le conozca, y que por su Infinita Misericordia, te quiere dar esa felicidad eterna que tu tanto deseas y buscas.

No dejes de pedírsela y, mejor, pidámosla todos juntos y unidos de la mano tomando esa hermosa oración que Él nos enseñó: "danos hoy, Señor, nuestro Pan de cada día". Ese Pan Eucarístico que nos da la Vida Eterna y nos alimenta en nuestro camino para estar atentos y abiertos a tu Palabra. Amén.

sábado, 8 de septiembre de 2018

ESTÁ Y CAMINA ENTRE NOSOTROS

Resultado de imagen de Mt 1,1-16.18-23
Nuestro Dios no es un Dios lejano, externo, que está afuera y actúa desde arriba, ni tampoco nos indica y señala el camino estando Él lejos. ¡Nada de eso! Tampoco es un Dios que nos da leyes, códigos o decálogo para que los cumplamos sin más. ¡No!, la grandeza de nuestro Dios es que se abaja, se hace pequeño, hombre como nosotros y vive entre nosotros, para, desde nosotros y con nosotros, proponernos el Amor de su Padre Dios y su Infinita Misericordia.

Él es el Dios con nosotros - Emmanuel - nacido de mujer con naturaleza humana. Es un Dios con historia y genealogía humana, como nosotros. Es un Dios que vinculado a la naturaleza humana y nacido de Madre humana camina con y junto a nosotros. Por eso, Señor, elevamos nuestros ojos hacia Ti y queremos agarrarnos de tu Mano para no perdernos e ir por el Camino, la Verdad y la Vida que Tú nos señalas y nos propones libremente.

Queremos seguir tus pasos acompañados de tu Madre, también nuestra Madre, y de todo el pueblo que, unidos y reunidos en Ti, confían en tu Palabra, tratan de escucharla y de hacerla vida en sus vidas. Unidos y compartiendo, porque ese compartir y unidad nos fortalece y nos hace más fuerte en el Espíritu Santo contra las tentaciones y obstáculos que la vida nos presenta.

Gracias, Señor, por ser un Dios hecho Hombre. Un Dios cercano, amigo, compañero, de carne y hueso como nosotros. Un Dios que sufre, que tiene sed y hambre, un Dios que camina, que se cansa, que necesita descanso, pero que se apoya en la oración con su Padre, se fortalece en la enseñanza hablando de lo que el Espíritu de su Padre le comunica y se esmera en darse en servicio hacia los demás.  Un Dios encarnado en Naturaleza humana como la nuestra y que entre nosotros nos habla del amor de su Padre y nos propone su Camino, Verdad y Vida.