Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 2 de marzo de 2019

DAME, SEÑOR, UN CORAZÓN DE NIÑO

Resultado de imagen de Mc 10,13-16
Alguna vez he llegado a oír a alguien expresar el deseo de no ser siempre niño. Una queja de haber crecido y no quedarse en esa etapa de la que recuerda ser muy feliz. Una etapa, que hasta en los momentos difíciles mantenían ese corazón tierno, suave, inocente, ilusionado, atento a la escucha y a todas las enseñanzas recibidas de sus padres y de las personas mayores que les aconsejaban y les ensañaban buenas costumbres y cosas nuevas para su bien.

Los niños descubren un corazón abierto a aprender, a obedecer, a recibir y a crecer lo que te enseñan los mayores, de los que ellos se fían que saben más y de los que pueden aprender cosas buenas. Por eso, los niños son acogidos y muy queridos y valorados por nuestro Señor Jesús, hasta el punto que nos los pone de ejemplo y nos reta a ser como niños para entrar en el Reino de los Cielos.

No hace falta mucho esfuerzo para darnos cuenta de la necesidad que tenemos de sostenernos y perseverar con un corazón de niño. No podremos evitar crecer y hacernos mayores, pero, sí podemos mantener nuestros corazones con los mismos sentimientos  y disponibilidades de cuando eramos niños. Es decir, ser confiados, obedientes, disponibles, sencillos, humildes y abiertos a las enseñanzas y Palabra de Dios.

Y eso lo hacemos cuando nuestra vida se conforma y va unida a la Palabra de Dios apoyada en la lectura, meditación y reflexión de cada día. Y, de acuerdo con nuestras posibilidades y medidas vayamos llevando a nuestras vidas esa Palabra  acogida y cultivada en nuestro corazón.

Por eso, en esa clave, te pedimos, Señor, que nuestro corazón humano, herido por el pecado, sea transformado en un corazón de niño. Un corazón tierno, suave, sencillo, inocente, bien intencionado, dócil y abierto como Tú quieres a tu Palabra. Y te lo pedimos abiertos a la acción del Espíritu Santo que llevamos en nosotros desde el día de nuestro bautismo. Amén.

viernes, 1 de marzo de 2019

FIARME DE TU PALABRA Y DEJARME LLEVAR POR TU ESPÍRITU

Resultado de imagen de Mc 10,1-12
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


No quiero poner trabas a lo que dices ni buscar razonar tus enseñanzas más allá de lo que mi pobre mente puede entender. Sólo quiero dejarme llevar cuando mi pobre razón no llega a entender tus Palabras, porque, sé, Señor, que Tú buscas mi bien y has venido, enviado por tu Padre, a anunciarme la salvación y la gloria eterna de parte de tu Padre. Tu Vida así lo prueba hasta el punto de entregarla para que yo me dé cuenta y te sea fiel.

Sé que a muchas cosas no puedo enfrentarme yo sólo. Soy víctima del poder del demonio y de sus deseos de llevarme por mal camino, pero, confío en que el Espíritu Santo, que he recibido en mi bautismo, sea el defensor, el asistente y el que me acompañe cada día para de esa forma vencer las tentaciones de este mundo, demonio y carne. Dame, Señor, la fuerza, la paciencia y la perseverancia de poder sostenerme en tu presencia y seguir tus caminos encarnado en tu Palabra y enseñanzas.

Dame también, Señor, la sabiduría de saber discernir, no lo que a mí me gustaría sino lo que Tú realmente dices. Seguramente, yo concibiría la vida familias de otra forma e, inclinado por mis apetencias e instintos saciarme de mis pasiones y hedonismo, pero Tú me dices otra cosa y tienes otro plan para cada uno de nosotros. Y sabemos que eso es lo mejor, porque también lo experimentamos en nuestras vidas al sentir vacío y arrepentimiento al colmarnos de nuestras pasiones, 

Todo lo que podamos alcanzar en esta vida es perecedero y pasa. Sólo Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna, y yo quiero alcanzarla porque Tú me lo has prometido y en Ti Señor creo. Enciende mi corazón y fortalecelo antes las tentacines poderosas de este mundo para que pueda perseverar y seguir tus pasos. Estoy, Señor, en el Espíritu Santo, a emprender esta lucha por vivir en tu Palabra. Amén.

jueves, 28 de febrero de 2019

¡SEÑOR, SOY CONSCIENTES DE MIS DEBILIDADES Y DE MI ESCLAVITUD!

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Nuestra naturaleza está sometida a las inclinaciones de este mundo. No podemos escapar a los sentimientos de venganza, de odio, de envidia, de ambición, de placer, de poder, de riqueza, de vanagloria, de triunfo, de todo aquello que nos haga sentir mejor que los demás. Y, aún sintiendo todo eso así experimentamos que no queremos hacer el mal sino el bien. Y siendo eso así dejamos de hacer el bien y hacemos el mal.

Esa es la lucha a la que está sometida nuestra naturaleza humana, y sólo podemos liberarnos cuando abrimos nuestro corazón al Espíritu Santo. Ese Espíritu Santo que recibimos en nuestro bautismo y que, desde ese momento, nos asiste, nos fortalece y nos ayuda a superar todas esas adversidades. Pero, necesita nuestra colaboración, pues, para eso somos libres. No podemos quedarnos pasivos esperando que nos ayude sino, además de pedirlo, poner todo lo que está a nuestro alcance.

Por eso, Señor, te pedimos que nos des toda la fuerza necesaria para la lucha de cada día contra esos obstáculos y tener la voluntad y la sabiduría de saber cortar todo aquello que nos pueda perjudicar alejándonos de Ti. Saber encontrar las circunstancias, los espacios, los ambientes y todo lo que nos sea favorable para perseverar y mantenernos unidos a Ti.

Tener la firme voluntad de despojarme de todo aquello que intuyo me está debilitando y apartándome de Ti y buscar los espacios de oración, de la frecuencia de los sacramentos y de la Eucaristía. Y la conciencia de saber que todo lo de este mundo pasa menos tu Palabra. Y, sobre todo, de cuidar mi testimonio, mi ejemplo para no escandalizar a los más vulnerables, a los más inocentes y más débiles. Por todo ello, Señor, te pido que me llenes de tu paciencia, tu fortaleza, tu humildad, tu misericordia y compasión para servir y no buscar ser servido

miércoles, 27 de febrero de 2019

LA UNIDAD EN EL AMOR Y EL BIEN

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No importan los grupos, las comunidades y todo lo que exija limitarnos y acapararnos. Eso no significa que son verdaderamente importantes, pero, el hecho de que muchas personas no pertenezcan a ellas y vivan de una forma muy personal su vida, no significa que estén alejadas de Dios, ni mucho menos que no sean agradables a su ojos. Mucho cuidado con eso, pues ya el Señor nos ha advertido al respecto: "Muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros" - Mt 19, 30 -.

Lo único y verdaderamente importante es hacer el bien y vivir en el amor a los demás. Lo único verdaderamente importante es sentirnos personas y ver en el prójimo lo mismo, una persona quizás necesitada de escucha, de ayuda y de buen trato. Porque, siendo verdaderamente importante la comunidad y el grupo si no nos ayuda a vivir en el amor y la misericordia de nada nos sirve.

Todas nuestras oraciones nos sirven para fortalecer nuestra caridad y nuestra preocupación por el que sufre explotación, marginación, pobreza por la cultura del pecado en la que vivimos. Por la forma de entender esta vida donde es prioritaria la economía ante que las personas. Por eso, ante esta realidad y reconociendo nuestra fragilidad y nuestras debilidades, pedimos al Señor que nos fortalezca y nos haga sensibles a las realidades en las que vivimos.

Precisamente, este mes de febrero, a punto de terminar, estamos rezando por todos aquellos que padecen hambre y cualquier forma de pobreza, para que sean asistidos en las necesidades que demandan y, también, para que la riqueza sea justamente distribuida en este mundo. ¿Qué hacemos nosotros en este apartado? ¿Rezamos al menos y nos sentimos sensibilizados y preocupados? Pues, sucede que otros, que consideramos que están fuera de nuestra comunidad o grupo, lo viven con más presencia y servicio. Pidamos al Señor que nos dé esa fortaleza, sensibilidad y capacidad de servicio para ponernos y preocuparnos por todos aquellos que sufren y lo pasan, por causa de otros, mal. Amén.

martes, 26 de febrero de 2019

LA MIRADA DE LA MUERTE Y RESURRECCIÓN

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Estamos muy ciegos y no nos damos cuenta del final de nuestro camino. Asistimos a entierros como uno más de nuestra vida y no pensamos en el nuestro. Quizás ni se nos pase por la cabeza que también llegará. Sí, lo sabemos y lo confesamos pero, ¿realmente nos damos cuenta? Lo mismo ocurre con nuestra fe. Está dormida. Decimos que creemos, pero no estamos activos ni nos movemos de nuestro habita y comodidad establecida. Nuestra fe empieza en nuestros labios y allí mismo termina.

Nos habla Jesús, pero sus Palabra no llegan a nuestros corazones. Estamos muy entretenidos con ocupar los primeros puestos y, ni nos entendemos ni nos enteramos de nada. Es posible que poco podamos hacer por nuestra cuenta, pero, no estamos solos. Él Señor nos ha prometido estar con nosotros y que si creemos en Él podemos hacer muchas cosas. Tantas como Él y hasta más - Juan 14, 12 -.

¿Dónde y cómo está nuestra fe? Esa es nuestra tarea. Dios nos ha dado libertad de elegir y tendremos que elegir, pero necesitamos estar con Él y abrirnos al Espíritu Santo. Es eso lo que tratamos, todos juntos, pedir al Señor ahora en estos momentos de oración y reflexión. Ven Señor, envíanos tu Espíritu y danos la Vida de la Gracia. Inunda nuestros corazones de tu Sabiduría y renuévanos por dentro. Haz que nos demos cuenta de saber distinguirte y conocerte. Haznos entender lo que tu Hijo, nuestro Señor Jesús, nos revela y el Dios Padre que Él nos presenta.

Queremos, Señor, conocer tu Buena Noticia. No la de los hombres ni tampoco sus leyes, sino conocer tu Corazón y tu Misericordia. La misma que tienes con todos nosotros. Haznos descubrir esa necesidad de ser compasivos y misericordioso, porque, en ellas consiste y se esconde la verdadera felicidad. Amén.

lunes, 25 de febrero de 2019

¿DESCUBRO MI POCA FE?

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Poco a poco empiezo a darme cuenta de mi poca fe. Incluso, despierto y empiezo a ver que, quizás mi Dios no es el mismo que el Dios de otra persona cercana a mí. Llego a descubrir que, incluso dentro de la Iglesia podemos tener muchos Dioses diferentes. Me quedo impresionado cuando tomo conciencia que los que condenaron a Jesús fueron los creyentes en el Dios de Abrahan y de Moisés. Y eso genera mi pregunta, ¿acaso hablamos de Dioses diferentes?

¿Es el Dios de Abrahan diferente al Dios en el que yo creo? ¿Y el de Moisés? Porque, sin darme cuenta quizás haya construido mi propio Dios e imaginado un dios que me permite muchas cosas a las que me siento inclinadas y sometidas. Un dios que no me estorbe mucho y que aceda a lo que yo estoy dispuesto a comprometerme y nada más. Un dios que se amolde a mis hábitos, costumbres y forma de entender la vida. Un dios que no me exija orar o hacerlo como a mí me apetezca. Un dios que, al final, haga mi voluntad y no la de él.

¿Es ese el Dios de Jesús? ¿Es ese el Dios que Jesús me propone? ¿Es ese el Dios por el que Jesús entregó su Vida? Me he quedado anonadado e impresionado. ¿Quien es mi Dios? Quizás esa sea la causa, como ocurre hoy en el Evangelio, de que sin fe nada podemos hacer. Y eso me lleva a descubrir que tengo que replantearme mi fe y mi compromiso. ¿Es mi Dios el que Jesús me propone? Porque, el Dios de Jesús no es el mismo que su pueblo le proponía. Porque, el Dios de Jesús no es un Dios de leyes que someten a los hombres; porque el Dios de Jesús no somete al hombre ni lo explota... ¿Es mi Dios un Dios al que quiero y busco complacer, o lo que busco es mi propia complacencia?

El Dios de Jesús viene a darle vida al hombre, y vida en abundancia. Quiere que el hombre se libere y viva, que llene su estomago y pueda decidir su camino. Quiere que tenga opciones de decidir su vida y optar a encontrar lo que quiere y busca. Porque, sólo hay dos opciones, la vida o la muerte. Y, supongo que todos los hombres y mujeres buscaran la vida, pero para eso tendrán primero que ser libres. Libres de todo aquello que le somete, le ciega, le manipula y desvía de la verdad. Pidamos la verdadera libertad. Amén.

domingo, 24 de febrero de 2019

EL AMOR SIEMPRE VENCE

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No hay otra manera de triunfar en la vida sino amando, porque, quien no ame terminará por perder hasta su propia vida. Cuando se vive en constante luchas de odio, venganza, disputas y poder se vive mal y en continuo tormento. Mientras no se perdone por amor la paz no entra en tu corazón.y siempre estarás resentido o descontento contigo mismo. La paz entra en tu corazón cuando hayas perdonado por amor.

Cuando se vive en el amor se establece una corriente de paz donde brilla y destaca la verdad y la justicia. Entonces vives confiado, agradecido, sereno y en paz. No significa esto que no haya problemas y que en algunos momentos se pase mal, pues el amor exige riesgos y soportar incomprensiones y malas actitudes. Sólo tenemos que fijarnos todo lo que nos perdona nuestro Padre Dios a pesar de lo que nos ha dado. De esa manera tenemos también nosotros que esforzarnos para corresponder a su amor y perdonar como Él nos perdona. No olvidemos que todos en Xto. Jesús somos hermanos y como tal hemos de portarnos.

Pidamos al Señor que nos enseñe a amar y que nos llene de su Gracia para superar nuestros rencores, nuestro amor propio, nuestro orgullo y nuestras pasiones. Pidamos al Señor la serenidad y la fortaleza para saber ser pacientes y descubrir en los demás las actitudes buenas que nos ayudan a amar. Descubrir todo lo que nos une y, sobre todo, esa vida que Jesús nos comunica y nos transmite para que vivamos felices y gozosos.

Pero, todo eso pasa por el esfuerzo personal de cada uno en convertirnos cada día un poco más amor parecido y semejante al que Jesús nos enseña y nos ha regalado gratuitamente. Porque, el Vive dentro de nosotros y nos transmite su Espíritu para que también nosotros vivamos como Él. Amén.