Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

domingo, 14 de julio de 2019

LAUDES

Resultado de imagen de XV Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C, solemnidad


H I M N O

Creador sempiterno de las cosas,
Que gobiernas las noches y los días,
Y alternando la luz y las tinieblas
Alivias el cansancio de la vida.

Invocando a la luz desde las sombras
El heraldo del sol alza sus voces:
Nocturna claridad de los viajeros,
Que separa la noche de la noche.

Al oírlo el lucero se levanta
Y borra al fin la obscuridad del aire,
Con lo cual el tropel de los espíritus
Malignos pone fin a sus maldades.

Con esta voz que al nauta reanima
Las olas del océano se calman,
Con esta voz hasta la misma piedra
De la Iglesia se acuerda de su falta.

El gallo canta y llama a los dormidos
Increpa a los poltrones y reprende
A los que se resisten a su canto.
Levantémonos, pues, resueltamente.

Canta el gallo y renace la esperanza,
Retorna la salud a los heridos,
El puñal del ladrón vuelve a la vaina
Y la fe se despierta en los caídos,

Pon tus ojos, Señor, en quien vacila,
Y que a todos corrija tu mirada:
Con ella sostendrás a quien tropieza.
y harás que pague su delito en lágrimas,

Alumbra con tu luz nuestros sentidos,
Desvanece el sopor de nuestras mentes,
y sé el primero a quien, agradecidas,
Se eleven nuestras voces cuando suenen.

Glorificado sea el Padre eterno,
Así como su Hijo Jesucristo
Y así como el Espíritu Paráclito,
Ahora y por los siglos de los siglos. Amén.




XV Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo C, solemnidad

sábado, 13 de julio de 2019

LAUDES

Resultado de imagen de LAUDES, SÁBADO,  SEMANA XIV DEL TIEMPO ORDINARIO


H I M N O

Padre nuestro,
Padre de todos,
líbrame del orgullo
de estar solo.

No vengo a la soledad 
cuando vengo a la oración,
pues sé que, estando contigo,
con mis hermanos estoy;
y sé que, estando con ellos,
tú estás en medio, Señor.

No he venido a refugiarme
dentro de tu torreón,
como quien huye a un exilio 
de aristocracia interior.
Pues vine huyendo del ruido,
pero de los hombres no.

Allí donde va un cristiano
no hay soledad, sino amor,
pues lleva toda la Iglesia
dentro de su corazón.
Y dice siempre «nosotros»,
incluso si dice «yo».


Sábado, XIV semana del Tiempo Ordinario, feria



viernes, 12 de julio de 2019

UNA CAMINO DE ESPINAS Y SUFRIMIENTO


Resultado de imagen de Mt 10,16-23
Cuando empiezas el camino, ese camino detrás del Señor, tu corazón se llena de alegría y de gozo. Es normal y es lo que todos buscamos. Experimentamos que la alegría y el gozo que buscamos no está ni se encuentra en este mundo por mucho que poseas. El dinero, el poder, el placer no te aseguran ni te dan la plena felicidad, y menos eterna. Experimentas que ahí no está y, en cambio, cuando te encuentras con Jesús todo cambia radicalmente. Se produce un giro de trescientas sesenta grados. Ya nada te importa ni nada deseas. Jesús te colma de todas esas apetencias y deseos de felicidad que buscabas. ¿Qué ha sucedido? Algo muy profundo y, a la vez, sencillo. Jesús es esa felicidad y plenitud que buscaba.

Pero, siguiendo sus pasos hasta llegar plenamente a Él, empiezas a darte cuenta de que el camino está lleno de peligros. Nos lo dice Jesús claramente: Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Y así es. El mundo es una jauría de lobos que tratan de engullirte y esclavizarte y de los que tienes que defenderte. Jesús, en el Evangelio de hoy, nos advierte y nos sugiere que seamos sagaces y sencillos. Sagaces como serpientes y sencillos como palomas. Tenemos que estar vigilantes y dispuestos a la batalla para superar todos esos peligros que el mundo, demonio y carne nos tienden.

Pero, nunca debemos perder de vista al Señor. Él nos ha prometido estar siempre con nosotros y cuidarnos de todos estos peligros. No perdamos la fe y la confianza en Él. La batalla de cada día nos exigirá entereza, lucha, esfuerzos y sufrimientos, pero tengamos confianza que el Señor está con nosotros y que todo eso son pruebas que nos ayudaran a afirmar nuestra fe y afianzarnos como creyentes. El Señor nos dará fortaleza, audacia y sabiduría para poder enfrentarnos y salir victorioso. No perdamos de vista lo que nos ha prometido y lo que nos ha dicho: los que perseveren se salvarán.

Tengamos siempre presente que el Señor es el Camino, la Verdad y la Vida y en Él encontraremos siempre esa alegría, esa felicidad y esa paz que buscamos. No está en el mundo sino en el Señor. Amén.

jueves, 11 de julio de 2019

ESCLAVOS DEL MUNDO

Resultado de imagen de Mt 19,27-29
La lucha es a muerte, pues somos esclavos del mundo y estamos desde nuestro nacimiento sometidos a él. Nuestra naturaleza humana, herida por el pecado, siente apegos, apetencias y placeres a los que le es muy difícil renunciar. Sus pasiones y concupiscencias le someten y le alejan de la Voluntad de Dios. En este contexto natural el hombre se ve imposibilitado para dejarlo todo y seguir al Señor.

El primer paso es llegar a ese punto y tomar conciencia de nuestras debilidades. Somos débiles y sometidos a este mundo. Por lo tanto, para vencerle y liberarnos de sus ataduras necesitamos estar unidos al Señor y abrirnos a la acción del Espíritu Santo, recibido en la hora de nuestro bautismo. No es fácil, pero se puede en sintonía con el Espíritu de Dios. Y nos puede ayudar los muchos ejemplos de los que lo han conseguido. Hoy, por ejemplo, celebramos el día de San Benito, que es un ejemplo de dejarlo todo para seguir al Señor.

No es nada fácil, pero confiando en el Señor podemos ir logrando que el centro de nuestra vida sea el Señor. Y abiertos a Él nos irá transformando y dándonos fortaleza para alcanzar lo que realmente queremos y nos gustaría ser, seguidores fieles del Señor. Sin embargo, experimentamos que el poder del mundo - demonio y carne nos pueden y nos separan del Señor. Sus tentaciones nos seducen y nos cuesta mucho no abandonarnos en sus manos. Por eso, necesitamos estar fuertemente al Señor.

Esa es nuestra petición de hoy, Señor. Pedirte con confianza que, en nuestro camino, hay muchos peligros y nuestra naturaleza es débil. Pedirte que nos des fortaleza y sabiduría para hacerle frente y vencer todo tipo de seducciones que nos apetece. Iluminanos para saber discernir nuestro camino y optar siempre por el bueno, el que nos conduce a Ti. Danos la paz para no desesperar y sostenernos siempre en tu confianza y fuertes ante la tentación del mal, de los egoísmos, de la opulencia y el desenfreno de los placeres.

Te pedimos, Señor, fortaleza para estar activo y atento a ayudar a los que lo necesitan y se dejan ayudar. Ayudar a aquellos que te buscan y que carecen de lo necesario para vivir dignamente. Ayúdanos, Señor, a seguirte y vivir según tu Palabra. Amén.

miércoles, 10 de julio de 2019

SEÑOR, QUIERO RESPONDER A TU LLAMADA

Resultado de imagen de Mt 10,1-7
Sé, Señor, que soy incapaz de responder a tu envío de anunciar la Buena Noticia. Me falta de todo: fortaleza, sabiduría, firmeza y, sobre todo, fe, pero, igual que aquellos primeros discípulos tuyos quiero responder a tu llamada. Parto de la base de que no lo merezco y que esa misión está por encima de mi, pero confío en Ti, Señor, y en tu Bondad y Misericordia.

Quiero, Señor, dejarme llevar por Ti y tratar de que mi vida , mi pobre vida sea transparente y refleje la Luz que viene de Ti. Quiero, aunque torpemente, reflejarte ante la presencia de todos aquellos que se acercan a mí y dejar traspasar tu Luz y tu presencia. al estilo, Señor, de como lo hizo Juan el Bautista. Quiero, Señor, ser anuncio no sólo de tu Palabra sino también de tu Vida con mi pobre y pequeña vida.

Por todo ello, Señor, consciente de mis debilidades y pobrezas y de que soy un pobre pecador, me pongo en tus Manos para que modeles mi pobre vida y me fortalezcas en mi camino a fin de que pueda llevar tu Mensaje a todos aquellos con los que me relaciono  o se acercan a mí. Lléname, Señor, de tu Bondad y Misericordia para que mi corazón responda con bondad y misericordia según Tú lo hiciste con cada uno de nosotros. Amén.

martes, 9 de julio de 2019

EL AUTO ENGAÑO QUE JUSTIFICA LO INJUSTIFICABLE

Resultado de imagen de Mt 9,32-38
Sucede que cuando tenemos algo delante de nuestra vista que no podemos negar y no queremos aceptarlo tratamos de justificarlo alegando causas extrañas que lo justifican. Así, ante la evidencia de los milagros de Jesús tratan de justificarlo a poderes diabólico atribuidos al príncipe de los demonios. Y hoy ocurre lo mismo, buscamos cualquier excusa para justificar nuestro rechazo a creer en la Palabra de Dios.

Y no nos faltan justificaciones, dudas y pruebas que nos hagan poner en tela de juicio el Poder del Señor. Y eso es así porque nuestro Padre Dios quiere, pues Él tiene poder para iluminarnos y que veamos claro. Pero, eso nos quitaría lo meritorio que el Señor ha dejado en nuestras manos, la capacidad de elegir y de  optar por creer en su Palabra y disponer nuestra vida a su servicio. Si algo nos salva es la fe, y esa fe está, de alguna manera en nuestras manos, es decir, la opción libre de ponernos en Manos del Señor para que Él nos ilumine y nos dé el don de la fe.

Y eso es lo que ha sucedido en muchos de los que creen en el Señor y han abierto sus corazones a su Palabra. Y eso es lo que pedimos para todos nosotros y para los que siguen empecinados en cerrar sus corazones a la Palabra del Señor. Señor, aumentanos nuestra fe para que seamos capaces de seguirte con  verdadera firmeza y decisión. Danos, Señor, esa fe que nos ponga en camino para responder a tu llamada y proclamar con nuestra vida y obras el anuncio de la Buena Noticia.

Danos, Señor, la fortaleza de superar todas esas desganas, perezas, depresiones y hundimientos de moral que nos abaten y nos amenazan con separarnos de ti. Danos lucidez y fortaleza para superar las tentaciones de llamar la atención, de ser notables y centros de otros y no acometer disparates que nos llevan a destruirnos. Señor en tus Manos ponemos nuestros pobres espíritus. Amén. 

lunes, 8 de julio de 2019

¿A QUIÉN PUEDO ACUDIR, SEÑOR, QUE NO SEAS TÚ?

Resultado de imagen de Mt 9,18-26
El mundo no responde a nuestro interrogantes. Es verdad que el dinero y el poder, que normalmente vienen juntos, solucionan muchas situaciones y resuelven muchas dificultades, pero no no satisfacen plenamente, pues la vida no la devuelven ni tampoco la eternidad. Y cuándo nos amenaza la enfermedad, la vejez o la muerte nos quedamos impotente y el dinero no nos soluciona nada. 

Es el caso de ese magistrado que con su hija grave busca a Jesús y en Él deposita toda su confianza. Es también el caso de aquella mujer que padecía flujos de sangre y cree que tocando la orla de su manto, porque no tenía otra solución por su condición de ser mujer y extranjera, se curará de su enfermedad. Y, ésta es nuestra pregunta, ¿lo crees tú también? ¿Lo creo yo también?

A eso nos puede ayudar sin dudarlo y con toda confianza el Espíritu Santo, pues ha venido para eso, para alumbrarnos, para asistirnos, para iluminarnos e irnos aclarando todas nuestras dudas y fortaleciendo nuestra débil fe. Pero, no basta con decírselo una sola vez y esperar con los brazos cruzados. Observemos que aquel magistrado judío fue en busca de Jesús, y eso le llevaría dificultades y tiempo. Y la mujer enferma se atrevió a, el medio de la gente, a tocar la orla del manto de Jesús. Tengamos en cuenta la situación de la mujer de aquella época. Y, además, su condición de extranjera.

¿Buscamos nosotros a Jesús? ¿Le pedimos que nos de el don de la fe y que nos la aumente cada día? ¿Nos molestamos en ello? ¿Le buscamos entre los hermanos, con los hermanos y en la Iglesia? Pongámonos en camino, tal y como nos decía ayer el Señor. Tratemos de caminar y, a pesar de las dificultades, nunca dejar de pedirle que nos dé esa fe de aquel magistrado judío o aquella mujer enferma. Él también nos escuchará y nos dará el remedio y la solución que mejor nos conviene. Amén.