Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 11 de marzo de 2021

INVOCACIÓN A JESUCRISTO MODELO

PEDRO ARRUPE

Señor: meditando el modo nuestro de proceder, he descubierto que el ideal de nuestro modo de proceder es el modo de proceder tuyo. Por eso fijo mis ojos en ti (Hb 12,2), los ojos de la fe, para contemplar tu iluminada figura tal cual aparece en el Evangelio. Yo soy uno de aquellos de quienes dice San Pedro: A quien aman sin haberle visto, en quien creen aunque de momento no lo vean, rebosando de alegría inefable y gloriosa (1Pe 1,8).

Señor, Tú mismo nos dijiste: les he dado ejemplo para que me imiten (Jn 13,15). Quiero imitarte hasta el punto de que pueda decir a los demás: sean imitadores míos, como yo le he sido de Cristo (1Cor 11,1). Ya que no pueda decirlo físicamente como San Juan, al menos quisiera poder proclamar con el ardor y sabiduría que me concedes, lo que he oído, lo que he visto con mis ojos, lo que he tocado con mis manos acerca de la Palabra de Vida; pues la Vida se manifestó y yo lo he visto y doy testimonio (1Jn 1,3; Jn 20,25ss; 1,14; Lc 24,39; Jn 15,27).

Dame, sobre todo, el "sensus Christi" (1Cor 2,16) que Pablo poseía; que yo pueda sentir tus sentimientos, los sentimientos de tu Corazón con que amabas al Padre (Jn 14,31) y a los hombres (Jn 13,1). Jamás nadie ha tenido mayor caridad que Tú, que diste la vida por tus amigos (Jn 15,13), culminando con tu muerte en cruz el total abatimiento (Fil 2,7), kénosis, de tu encarnación. Quiero imitarte en esa interna y suprema disposición, y también en tu vida de cada día, actuando, en lo posible, como Tú procediste.

Enséñame tu modo de tratar con los discípulos, con los pecadores, con los niños (Lc 17,16), con los fariseos, o con Pilatos y Herodes; también con Juan Bautista aún antes de nacer (Lc 1,41-45), y después en el Jordán (Mt 3,17). Como trataste con tus discípulos, sobre todo con los más íntimos: Pedro (Mt 10,2-12; Mc 3,16) y Juan (Jn 19,26-27), y también con el traidor Judas (Jn 13,26; Lc 22,48). Comunícame la delicadeza con que trataste en el lago de Tiberíades a tus amigos preparándoles de comer (Jn 21,9), o cuando les lavaste los pies (Jn 13,1-20).

Que aprenda de ti, como lo hizo San Ignacio, tu modo al comer y beber (Mc 2,16; 3,20; Jn 4,8. 31-33); cómo tomabas parte en los banquetes (Mt 9,19), cómo te comportabas cuando tenías hambre y sed (Jn 2,1; 12,2; Lc 7,16; Mt 4,2; Jn 4,7; 19,20-30), cuando sentías cansancio tras las caminatas apostólicas (Jn 4,6), cuando tenías que reposar y dar tiempo al sueño (Mc 4, 38).

Enséñame a ser compasivo con los que sufren (Mt 9,36; 14,14ss. 32; 20,34; Lc 7,13); con los pobres, con los leprosos, con los ciegos, con los paralíticos; muéstrame cómo manifestabas tus emociones profundísimas hasta derramar lágrimas (Mt 9,36; Mt 14,14; 15,32; 20,34; Lc 7,13; 19,41; Jn 11,33; 35,38); o como cuando sentiste aquella mortal angustia que te hizo sudar sangre e hizo necesario el consuelo del ángel (Mt 26,37ss). Y sobre todo, quiero aprender el modo como manifestaste aquel dolor máximo en la cruz, sintiéndote abandonado del Padre (Mt 27,46).

Esa es la imagen tuya que contemplo en el evangelio: ser noble, sublime, amable, ejemplar; que tenía la perfecta armonía entre vida y doctrina; que hizo exclamar a tus enemigos: eres sincero, enseñas el camino de Dios con franqueza, no te importa de nadie, no tienes acepción de personas (Mt 22,16); aquella manera: varonil, dura para contigo mismo, con privaciones y trabajos (Mt 8,20); pero para con los demás, lleno de bondad y amor, y de deseo de servirles (Mt 20,28).

Eras duro, cierto, para quienes tienen malas intenciones; pero también es cierto que con tu amabilidad atraías a las multitudes hasta el punto que se olvidaban de comer (Mt 3,20); que los enfermos estaban seguros de tu piedad para con ellos (Mt 9,36); que tu conocimiento de la vida humana te permitía hablar en parábolas al alcance de los humildes y sencillos; que ibas sembrando amistad con todos (Jn 15,15), especialmente con tus amigos predilectos, como Juan (Jn 13,23; 19,26), o aquella familia de Lázaro, Marta y María (Jn 11,36); que sabías llenar de serena alegría una fiesta familiar, como en Caná (Jn 2,1).

Tu constante contacto con tu Padre en la oración, antes del alba (Mt 26,36-41) o mientras los demás dormían, era consuelo y aliento para predicar el Reino.

Enséñame tu modo de mirar, como miraste a Pedro para llamarle (Mt 16,18) o para levantarle (Lc 22,61); o como miraste al joven rico que no se decidió a seguirte (Mc10,21); o como miraste bondadoso a las multitudes agolpadas en torno a ti (Mc 10,23; 3,34; 5,31); o con ira cuando tus ojos se fijaban en los insinceros (Mc 3,5).

Quisiera conocerte como eres: tu imagen sobre mí bastará para cambiarme. El Bautista quedó subyugado en su primer encuentro contigo (Mt 3,14); el centurión de Cafarnaún se siente abrumado por tu bondad (Mt 8,8); y un sentimiento de estupor y maravilla invade a quienes son testigos de la grandeza de tus prodigios (Mt 8,27; 9,33; Mc 5,15; 7,37; Lc 4,36). El mismo pasmo sobrecoge siempre a tus discípulos (Mt 13,54); y los esbirros del Huerto caen atemorizados (Jn 18,6). Pilatos se siente inseguro (Jn 19,8) y su mujer se asusta (Mt 27,19). El centurión que te ve morir descubre tu divinidad en tu muerte.

Desearía verte como Pedro, cuando sobrecogido de asombro tras la pesca milagrosa, toma conciencia de su condición de pecador en tu presencia (Lc 5,8). Querría oír tu voz en la sinagoga de Cafarnaún (Jn 6,35-59), o en el Monte (Mt 5,2), o cuando te dirigías a la muchedumbre enseñando con autoridad (Mt 1,22; 7,29), una autoridad que sólo te podía venir del Padre (Lc 4,22-32).

Haz que nosotros aprendamos de ti en las cosas grandes y en las pequeñas, siguiendo tu ejemplo de total entrega al amor al Padre y a los hombres, hermanos nuestros, sintiéndonos muy cerca de ti. Pues te abajaste hasta nosotros, siendo al mismo tiempo tan distantes a ti, Dios infinito.

Danos esa gracia, danos el "sensus Christi", que vivifique nuestra vida toda y nos enseñe - incluso en las cosas exteriores - a proceder conforme a tu espíritu.

Enséñanos tu "modo" pare que sea "nuestro modo" en el día de hoy, y podamos realizar el ideal de Ignacio: ser compañeros tuyos, "otros Cristos", colaboradores tuyos en la obra de la redención.

Pido a María, tu Madre Santísima, de quien naciste, con quien conviviste y amaste durante 33 años, y que tanto contribuyó a plasmar y formar tu modo de ser y de proceder, que forme en mí y en todos los hijos de la Compañía, otros tantos Jesús como Tú.

miércoles, 10 de marzo de 2021

AHORA ES TU TIEMPO, TU TIEMPO PARA AMAR

 

Dice el refrán que lo que puedas hacer hoy de bueno, no lo dejes para mañana. Porque, ese tiempo se ha perdido y mañana será otro tiempo que corresponde a otra hora y a otro día. Significa es que ese momento de instante de amor se ha perdido. El de mañana será otro instante de amor, que ya no suma con el perdido de ayer. Por tanto, queda claro, lo de hoy no lo dejes para mañana.

En consecuencia, afirmamos que ahora es tu tiempo de y para amar. Es el tiempo de tu vida en la que puedes y debes - es lo que más te conviene - vivir en una actitud amorosa de servicio al que más lo necesita. Oportunamente, ahora vivimos un tiempo de pandemia que, lejos de ser una tragedia, puede significar un tiempo para extremar y derrochar amor. Por eso, ahora, y siempre, es tiempo para amar.

E, inseparablemente, el amor está compuesto de misericordia, y la misericordia lleva el perdón en su misma sangre. No podrás amar sin misericordia y, por supuesto, perdón. Es, precisamente, la Misericordia infinita de Dios la que nos da esa oportunidad para ser perdonados de nuestros pecados. Y, al mismo tiempo, no ofrece esa hermosa posibilidad de redimirnos cargando también nosotros nuestra propia cruz de amor.

Pidamos, con fe y perseverancia, que la Gracia del Señor nos invada de su Infinita Misericordia y amor, para que, siguiendo su camino e injertado en su Palabra, vivamos ese estilo de vida misericordiosa de perdón por amor. Amén.

martes, 9 de marzo de 2021

PADRENUESTRO

 

No hace falta, ni tampoco es necesario estrujar nuestra mente para expresar el agradecimiento, inmerecido, por supuesto, por la Infinita Misericordia recibida gratuitamente de nuestro Padre Dios por el perdón de nuestros pecados. En la oración por excelencia del Padrenuestro tenemos la respuesta y la llave para acogernos a esa inmensa y gratuita misericordia que nos da la entrada al gozo eterno en la Casa del Padre.

Meditar y tratar de llevar a la vida de cada día esa oración, sencilla y clara, del Padrenuestro, es la gran oportunidad que nuestro Padre Dios nos da para optar al perdón de todos nuestros pecados y alcanzar su Misericordia. La cuestión es fácil de entender, pero difícil o imposible de aplicar a la vida. Pero, no imposible en cuanto nos lo manda quien da ejemplo con su Vida y su Palabra.

Nuestra naturaleza humana no puede vencer el odio y sed de venganza a la que está sometida. Pero, injertado en Jesús, nuestro corazón herido por el pecado, puede ser transformado y renovado en un corazón nuevo capaz de amar al estilo de Jesús. Es por eso, porque unidos al Señor podemos vencer, Jesús nos lo manda y se ofrece a acompañarnos en ese camino misericordioso de perdón.

Pidamos, pues, esa Gracia para que nuestros corazones sean transformados en unos corazones nuevos, misericordiosos y abiertos al amor y al perdón. Amén.

lunes, 8 de marzo de 2021

DESCUBRIRTE EN LO PEQUEÑO

 

Tú, Señor, has querido manifestarte de forma humilde y pobre. Has venido al mundo de forma desapercibida y sin estridencias, ni bombos ni platillo. Solo has querido hacer partícipes de tu nacimiento a los pastores, gente humilde, pobre y sencilla. Porque, has querido que seamos libres y que decidamos seguirte y aceptarte por ser Tú quien realmente eres, no por tu Poder y tu Fuerza.

Por eso, Señor, te pedimos paz, sabiduría y fortaleza para saber sostenernos firmes, erguidos y seguros ante los peligros, las tentaciones y seducciones que este mundo nos ofrece. Sobre todo, esas ansias de poder, de riqueza y placeres que colman nuestras apetencias y concupiscencias. Danos, Señor, la fuerza de saber mantenernos en tu Palabra y de reconocerte como el Mesías enviado para anunciarnos la Buena Noticia que nos salva y nos da la felicidad y Vida Eterna.

Ayúdanos a huir del poder y la riqueza que nos aparta y aleja de Ti, y danos la capacidad de escuchar tu Palabra y llevarla a la vivencia de nuestra vida de cada día. Enséñanos a saber escucharte, a obedecerte y a reconocerte como el Mesía esperado que nos anuncia el Amor Misericordioso de nuestro Padre Dios. Amén.

domingo, 7 de marzo de 2021

ESTATE, SEÑOR, CONMIGO - Fray Damián de Vegas

 
 
Estate, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.

Llévame en tu compañía,
donde tu vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;
si tú, vida no me das,
yo sé que vivir no puedo
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte,
temo, Señor, tu partida
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte,
pues la inmortal que tú das
sé que alcanzarla no puedo
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas.

sábado, 6 de marzo de 2021

UN CAMINO AMOROSO Y MISERICORDIOSO

 

El problema está en nosotros, los hijos, que, con unos corazones contaminados y pecadores, rechazamos el amor compasivo yo misericordioso que nos ofrece y nos da nuestro Padre. La parábola del Padre amoroso o hijo pródigo refleja muy bien ese perfil de hijo y hermano que representamos todos. El egoísmo y búsqueda de felicidad que todos ansiamos y buscamos lejos de la casa del Padre; la envidia del hermano mayor que nos delata como hermanos inmisericordes, huraños, vengadores y egoístas. Cumplidores, pero, indiferentes al amor del Padre y hacia los demás.

Realmente, Señor, nos vemos retratados en esos perfiles de hijos y hermanos, y, también, incapaces de reaccionar a esa humanidad herida y contaminada por el pecado. Necesitamos, lo sabemos, lo experimentamos y solicitamos, la presencia de tu Espíritu para poder enfrentarnos a esas seducciones, tentaciones que nos, sometiendo nuestra naturaleza herida, inclinan hacia el odio, la venganza y el mal.

Transforma. Señor, en la medida que nos esforzamos y caminamos, nuestros corazones viciados por el pecado en corazones nuevos, compasivos, comprensivos, humildes, suaves, buenos y misericordiosos para poder levantarnos y emprender el regreso a nuestra Casa paterna de lo que nunca debemos salir. Gracias, Señor, por tu acogida, por tu espera, por tu paciencia y por tu Amor Misericordioso con el que me recibes. Amén.

viernes, 5 de marzo de 2021

ORACIÓN DE ABANDONO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 

 

 

Charles de Foucauld

Padre mío, me abandono a Ti.
Haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo agradezco,
estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo.
Con tal que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi vida en Tus manos.
Te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tu eres mi Padre.