Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.
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sábado, 10 de noviembre de 2018

HAZNOS, SEÑOR, FIELES A TU PALABRA

Resultado de imagen de Lc 16,9-15
No escondemos el poder y la fuerza que tiene el dinero. Nos somete a una fuerte renuncia, sobre todo si nos viene fácil o por herencia. Entendemos las palabras del Señor cuando afirma que es más difícil que entre un rico - Mt 19, 23 - que un camello pase por el ojo de una aguja. Y es que ejerce gran atracción el poder del dinero, hasta el punto que nos confunde y hasta nos hace creer que da la felicidad.

¿Pero, estamos ciegos? ¿No vemos que el dinero es caduco y que no puede, con su poder aparente, ni hacer caer - Lc 21, -17-19- un pelo de nuestro cabello? Esta fuerte atracción del dinero nos puede hacer pensar lo débil que somos y que sin la ayuda del Espíritu Santo estaremos perdidos y a merced del diablo. Por eso, la imperiosa necesidad de permanecer unidos al Señor y en constante oración con Él.

Abiertos a la acción del Espíritu Santo y a la escucha de la Palabra de Dios. Pidiéndole sabiduría para entenderla y permaneciendo a la escucha, leyéndola y meditándola cada día. Porque, de esa forma iremos conociendo el verdadero Camino, la Verdad y la verdadera Vida.

Haznos, Señor, fieles a tu Palabra y danos la fortaleza, la ilusión y el deseo gozoso de buscarte cada día y vivirlo en tu presencia. Cada día un nuevo comenzar abiertos a la acción del Espíritu Santo y en constante renuncia, apoyados en el Espíritu Santo, a las tentaciones del dinero y de las seducciones de este mundo. Porque, en, con y por Él, podemos vencer y aspirar a ser santos y cumplir con humildad y sencillez todos nuestros compromisos de cada día siendo fieles a nuestro compromiso de bautizo.

Por eso, conscientes de nuestra pobreza y pecados, pedimos y suplicamos tu presencia, Espíritu Santo, para que fortalecidos y auxiliados en Ti, ser capaces de responder en fidelidad a tu Voluntad, Señor. Danos, Señor, insistimos, esa sabiduría y voluntad de ser fieles a nuestro pequeños compromisos de cada día. Y allí donde realizamos nuestra vida, familia, trabajo, ocio, amigos... seamos fieles a nuestros compromisos y tareas siempre de acuerdo con tu Voluntad, Señor, y en el esfuerzo de reflejarte. Amén.

miércoles, 28 de marzo de 2018

DESEAR SÓLO LO NECESARIO

Resultado de imagen de Mt 26, 14-25
Esta mañana, quizás sea una casualidad, todavía no había mirado el Evangelio del día, observé como algunas personas se amontonaban en la ventanilla de un vendedor de loterías y boletos de la once. Y mientras caminaba pensaba como la gente persigue el dinero poniendo en él la felicidad. De alguna manera el ser humano busca la felicidad, pero el gran error, y no aprende, es que lo busca en el dinero, porque da poder y consigue muchas cosas.

Y es verdad. El dinero da poder y consigue muchas cosas, pero, ¿qué cosas? Bienes, comodidades, salud,  placeres, joyas,  coches, objetos y cosas que te dan felicidad. Pero, ¿qué clase de felicidad? Una felicidad efímera, caduca. Una felicidad efímera no es verdadera felicidad, porque todo lo que termina al final no vale de mucho. Por lo tanto, las cosas que buscas en este mundo no dan la felicidad y el dinero no puede sino dar cosas de este mundo.

Por eso, apoyar nuestra vida en el dinero no es buena idea. Sabemos que es necesario, pero para eso, para las cosas necesarias que necesitamos para vivir de forma digna y humana. Pero, a partir de ahí empieza a ser peligroso, porque nos divide, nos diferencia y nos separa. Tratemos de poner al dinero y a la ambición en su lugar y no dejarnos tentar por algo que sabemos que detrás no hay sino vaciedad y muerte.

Porque, el dinero no nos libra de la muerte. Puede, quizás, en el mejor de los casos alargarla algo, pero nada más. Todo se queda ahí. Y nosotros, el ser humano está llamado a la vida. Para el cristiano no existe la muerte, sino la vida. Una vida que, tras pasar su periodo de prueba por este mundo, continúa en el otro, al que estamos llamados. Porque esa es la buena Noticia, la que nos reveló Jesús.

Vivamos esa esperanza en esta Semana Santa, que termina con la Victoria de la Vida sobre la muerte, la Resurrección de nuestro Señor Jesús. Vivamos y pidamos que nuestra fe sea cada día más madura, más coherente y más confiada en la esperanza de alcanzar esa felicidad que todos buscamos. Amén.

lunes, 27 de febrero de 2017

LLENA MI CORAZÓN, SEÑOR, DE UN AMOR COMO EL TUYO

Está claro que el dinero manda y arrastra nuestra vida. Impone la ley de la fuerza y el poder. Y eso gusta al ser humano tentado por sus ambiciones, ansias de poder y egoísmos. Pensamos que con dinero tendremos todo lo demás, y todo lo necesario para ser felices y dichosos. En principio decimos que no, que el dinero no da la felicidad, pero, alcanzada la riqueza, la tomamos y actuamos como si pensáramos todo lo contrario. Nos auto engañamos, pues nuestros actos descubren lo que hay en nuestro corazón.

Y siendo así, la presencia  de Dios en nuestra vida estará en un plano secundario, marginal que, sólo despertará y se invocará su presencia para ciertas ocasiones donde el dinero y nada de lo que tengamos cuenta. Se hace necesaria una buena limpieza del corazón, y eso sólo lo podemos hacer injertados en el Espíritu Santo, enviado a asistirnos, acompañarnos, fortalecernos y dirigirnos.

Claro está, Señor, que te pedimos que tomes nuestros corazones y nos transformes. Queremos abrirnos a la acción de tu Espíritu y dejarnos, abandonados en sus Manos, que dirija nuestra vida. Cambia nuestro corazón, Señor, y ayúdanos a limpiarlo, para que despojado de todo aquello que nos impida verte y seguirte, te pongamos en el centro de nuestras vidas. Y, para que sea Tú nuestro Señor, nuestro ánimo, nuestra fortaleza, nuestro camino, verdad y vida.

Es eso lo que, desde lo más profundo de nuestros corazones queremos pedirte y, para ello, nos abrimos con todas nuestras fuerzas a tu Palabra y enseñanza. Queremos, Señor, creer en tu amor, porque será Él quien nos transforme dándonos fuerza, sabiduría y voluntad para doblegar nuestras ambiciones y anhelos, para seguirte con fidelidad y perseverancia confiados en Él. Amén.

domingo, 25 de septiembre de 2016

AYÚDAME, SEÑOR, A DESCUBRIR MIS RIQUEZAS



Igual, al hablar de riquezas, todo se centra en el dinero. Ser rico es tener mucho dinero. Y aunque eso signifique que se es rico, no es la mejor de las riquezas. Al menos la única, porque hay muchas más riquezas, y más peligrosas que el dinero. 

Hay mucha gente que dispone de tiempo, pero lo emplea para el disfrute personal y pasarlo bien. ¿No es eso lo que hacía el rico epulón? Aunque él lo empleaba para banquetearse, otros lo emplean para jugar, pasear, leer o ver películas. Sólo piensa en darse buena vida sin importarle que ocurre a su derredor. Ese fue el pecado del rico epulón.

El próximo miércoles hay programada una reunión en mi parroquia para todos aquellos que den catequesis. Pues, ojala me equivoque, irán los mismos de siempre. ¿Dónde están los que siguen a Jesús y disponen de tiempo para colaborar con la catequesis? Hacen falta obreros. Y igual que la catequesis, es sólo un ejemplo, digo de otros ministerios o pastorales. Hace falta gente, y gente comprometida y enamorada del Señor y de su Mensaje. 

Porque, tampoco todo consiste en dar, sino la forma en que se da. Con entusiasmo, con testimonio y viviéndolo y con amor. Es este un buen momento para pedírselo al Señor y dar un paso al frente y abrir nuestro corazón. Ponerlo a sus pies para que disponga de él y lo convierta en un corazón disponible, solidario, generoso y amoroso.

Danos, Señor, el don de dar todo lo que hemos recibido de tu Mano generosa. Darlo y compartirlo con aquellos que no tienen y lo necesitan. Pero, también, Señor, enséñanos a compartir, a dar todo lo que podemos y debemos dar, porque en eso consiste el amor y por él estamos salvados, pues Tú, Señor, nos ama incondicionalmente sin merecerlo. Amén.

sábado, 21 de junio de 2014

OCUPA TODO MI CORAZÓN SEÑOR



Soy de los que no tengo derecho pedirte nada. Soy de los que he recibido más de lo que merezco. Soy Señor, un privilegiado por tener la fe de creer en Ti y por esforzarme en acercarme a Ti. Por la Vida, pero también por los padres que me has dado, la familia y sobre todo, la compañera e hijos que me han acompañado a lo largo de mi travesía por la vida, y que siguen haciéndolo. No tengo ni hay palabras para agradecerte tanto recibido.

Pero también por mis hermanos, aunque parezca una contradicción por el mal que me han podido hacer algunos. Quizás sin ese mal camino andado, yo no estuviese hoy aquí, o no iría por el camino que Tú me indicaste a través y valiéndote de esas concretas circunstancias. Son estrellas que Tú has puesto en mi camino, algunas en penumbras, que han servido para señalar el otro camino, el Verdadero que conduce a Ti.

Dame Señor todo lo que necesito, así sea sufrimientos, penas y tristezas si eso es lo que necesito y me viene bien. Porque lo bueno y bien para mí será todo aquello que me sirva y me ayuda a caminar recto hasta Ti. Pero dame también la fuerza y la capacidad para soportarlas y superarlas, y, sobre todo, convertirlas en Gracia de tu Gracia por la acción de tu Espíritu Santo.

Dame Señor la luz para saber entregarte toda mi vida y ponerla en tu servicio. Amén.