Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 20 de febrero de 2012

Una oración que nos hace temblar…y pensar…

El “testamento” de Santa Bernardita
«Por la pobreza en la que vivieron papá y mamá, por los fracasos que tuvimos, porque se arruinó el molino, por haber tenido que cuidar niños, vigilar huertos frutales y ovejas; y por mi constante cansancio…, te doy gracias, Jesús.

Te doy las gracias, Dios mío, por el fiscal y por el comisario, por los gendarmes y por las duras palabras del padre Peyramale…

 No sabré cómo agradecerte, si no es en el paraíso por los días en que viniste, María, y también por aquellos en los que no viniste.

 Por la bofetada recibida, y por las burlas y ofensas sufridas, por aquellos que me tenían por loca, y por aquellos que veían en mí a una impostora; por alguien que trataba de hacer un negocio…, te doy las gracias, Madre.

Por la ortografía que jamás aprendí, por la mala memoria que siempre tuve, por mi ignorancia y por mi estupidez, te doy las gracias.

 Te doy las gracias porque si hubiese existido en la tierra un niño más ignorante y estúpido tú lo hubieses elegido…

Porque mi madre haya muerto lejos.

Por el dolor que sentí cuando mi padre, en vez de abrazar a su pequeña Bernardita, me llamó «hermana María Bernarda»…, te doy las gracias.

 Te doy las gracias por el corazón que me has dado, tan delicado y sensible, y que colmaste de amargura… Porque la madre Josefa anunciase que no sirvo para nada, te doy las gracias.

 Por el sarcasmo de la madre maestra, por su dura voz, por sus injusticias, por su ironía y por el pan de la humillación…, te doy las gracias.

Gracias por haber sido como soy, porque la madre Teresa pudiese decir de mí: «Jamás le cedáis lo suficiente»…

Doy las gracias por haber sido una privilegiada en la indicación de mis defectos, y que otras hermanas pudieran decir: «Qué suerte que no soy Bernardita»…

Agradezco haber sido la Bernardita a la que amenazaron con llevarla a la cárcel porque te vi a ti, Madre…

Agradezco que fui una Bernardita tan pobre y tan miserable que, cuando me veían, la gente decía: «¿Esa cosa es ella?», la Bernardita que la gente miraba como si fuese el animal más exótico…

 Por el cuerpo que me diste, digno de compasión y putrefacto…, por mi enfermedad que arde como el fuego y quema como el humo, por mis huesos podridos, por mis sudores y fiebre, por los dolores agudos y sordos que siento…, te doy las gracias, Dios mío.

Y por el alma que me diste, por el desierto de mi sequedad interior, por tus noches y por tus relámpagos, por tus rayos…, por todo.

Por ti mismo, cuando estuviste presente y cuando faltaste…, te doy las gracias, Jesús».
A esta hermosa oración solo quiero decir… hermanos… hijitos… tenemos que llegar a este grado de amor… a esta experiencia de amor para con Dios… al igual que nuestra Santa Hermana Bernardett tenemos que vivir aceptando todo…TODO… lo bueno y lo malo que nos toca vivir como regalos de Dios de incalculable valor para la eternidad si son aceptados con humildad… el dolor… el sufrimiento es nuestro horno para ser acrisolados y convertidos en almas verdaderamente santas… A animarnos y hacer de esta oración una oración actualizada con nuestras experiencias de vida…

   Desde la Soledad del Sagrario


domingo, 19 de febrero de 2012

CÚRAME, SEÑOR, MI PARÁLISIS

No ha venido Jesús a curar expresamente nuestras dolencias físicas, sino la enfermedad del pecado que nos condena y nos mata para siemrpre. Porque la enfermedad física no nos pierde para siempre, sino que es el paso para encontrar la verdadera vida.
 
No hay otra plegaria ni otra súplica, la primera debe ser esa: "Cúrame, SEÑOR, mi parálisis, y olvidate de todo lo demás, porque lo que importa es mi parálisis espiritual, la parálisis de mis pecados, de mis vicios y cegueras que me impiden ver que Tú eres el Hijo de Dios hecho hombre.

Hay parálisis de muchas formas, pero hay una, la más peligrosa, que me impide verme tal y como soy. Me esconde mi propia realidad e, ignorándolo todo, me dibuja mi propia vida, en mi espejo privado, sin ninguna carencia ni enfermedad. Me pinta lleno de vida, hermoso, tan guapo y suficiente, capaz de valerme por mí mismo y sin ninguna necesidad de ser salvado por otro.

Me habla y me dice que mi vida no necesita de Ti, ni de tu Amor. Me susurra que el mundo es mi mundo, y que en él está y puedo encontrar la felicidad. Me engaña, pero mi parálisis me ciega, no me deja ver la verdad. Por eso, Jesús, necesito un milagro, un prodigio que me despierte mi ceguera y me haga ver la Luz de la Verdad.

Sólo, cuando la parálisis me impide caminar físicamente advierto que necesito que alguien me sane, pero no experimento otra salvación, la más importante, porque la física volverá de nuevo a presentarse. Necesito una salvación eterna, que nunca muera y que me haga realmente feliz para siempre. Y esa solo la das Tú, Señor Jesús.

Enciende mi fe, fortalece mi esperanza y confianza, e iluminame para que me postre a tus pies con la sola intención de que me sane de toda parálisis. No sola la física sino también aquella que mata mi vida para siempre. Amén.

sábado, 18 de febrero de 2012

NECESITAMOS TU LUZ, SEÑOR, TU PRESENCIA.

NECESITO DE TU LUZ PARA QUE PUEDA VER MI CAMINO PARA QUE...

De vez en cuando se nos nubla la vista, se nos oscurece el camino, se nos desorienta nuestra brújula de santidad. Nos paramos y nos cuesta volver a empezar. Si el ESPÍRITU nos suelta para ver que tal vamos en nuestro camino, para ver nuestra firmeza y crecimiento, notamos enseguida una flojera, miramos rápidamente a derecha e izquierda porque nos notamos solos, débiles, sin apoyo.

Alzamos las manos buscando asidera, apoyo donde agarrarnos y descubrimos la oración, nuestro mejor antídoto para recuperarnos, para levantar nuestro corazón, para hablar con el SEÑOR y contarles nuestras inseguridades, nuestros esfuerzos, nuestros problemas, nuestras inconstancias, nuestras debilidades, nuestras cargas, nuestras preocupaciones... Y, de pronto, como por arte de magia, empezamos a oxigenarnos, a llenarnos de ánimo, de renovadas fuerzas, de gozo y alegría, y el camino, aunque sigue siendo duro y difícil, se hace ligero, suave y llevadero.

No dejemos nunca de hablarle al ESPÍRITU SANTO de nuestras dificultades y desánimos. No nos dejemos tocar por la aparente comodidad e individualidad. No pensemos que no podemos, porque con XTO. JESÚS. siempre somos mayoría que triunfa y vence. Nunca perdemos aunque las apariencias así lo dejen ver. ÉL siempre está ahí, para aparentando perder, ganar. Ese fue su signo, una muerte de Cruz, pérdida y fracaso aparente, que se convirtió en triunfo en la Resurrección.

viernes, 17 de febrero de 2012

¿Tu oración?... ¿Mi oración?... ¿íntima, sabrosa? ¿Y por qué no?


Hoy en día hay muchos métodos para llevar a las almas a orar. Personalmente no los entiendo… tampoco me atraen… Por otro lado me encanta y me motiva las expresiones de Santa Catalina de Siena sobre la oración.

Ella nos dice: “La oración intima, sabrosa, lo repetimos una y mil veces, llevara al alma a fundirse plenamente con Dios.”  No es hermosa esta aseveración.  Presenta la oración, no la que se hace mecánicamente… sino la oración intima… sumamente intima… de corazón a corazón… esa comunicación de hija a Padre, de Padre a hija; de enamorado a enamorada, de amigos con el Amigo mayor… de enfermo con su Medico Celestial… en esa atmósfera de intimidad donde el alma no se preocupa por nada, solamente centrada en esa presencia divina… donde las miradas se encuentran, donde la atención está puesta “no en mi”… sino “en  Ti”…  donde los oídos se abren plenamente al susurro divino… donde es el corazón quien habla, quien se expresa, quien se regocija, quien manifiesta toda una gama de sentimientos, de delicadezas, de exquisita ternura y caridad.

¡Oh, sí, si!… estoy de acuerdo con  mi hermana mayor Santa Catalina de Siena. Ella nos dice que esa oración íntima es “sabrosa”.  ¿Sabrosa?  ¿Por qué dudarlo?  Da gusto estar en intimidad con Dios… da gusto estar en la presencia divina… da gusto contemplar la faz de Dios… y todo en el marco de la fe que nos lanza a ver, sin ver nada… a sentir, sin sentir nada… porque Dios se encarga de estos pormenores que el alma no entiende, pero, que Dios si sabe y llena de gusto, de sabor… exquisito… que provoca en el alma la sed y el hambre de Dios… de estar con Dios… de vivir a Dios… de ser poseída por Dios… ¿y por qué no?...de poseer a Dios… Y esto lo viven el sacerdote, la religiosa, la novicia, el seminarista, la ama de casa,  los casados, el obrero, el profesional… el joven, el anciano, el enfermo…el niño… todos…TODOS… los que de una forma u de otra buscan íntimamente a Dios en la oración…

Busquemos a Santa Catalina en plena oración… sumergidos en oración intima… escuchémosla expresarse y gustemos de esas palabras… de esa experiencia mística… “Tú que eres la Luz…me llevas a ser luz  contigo. Tú que eres Fuego, me haces participante contigo del Fuego y en tu Fuego, unes mi voluntad con la Tuya. “

¡Sublime!! ¿No  sientes el deseo de vivir esta experiencia?… ¿no te sientes en la necesidad de experimentar esta oración a este grado de intimidad sabrosa con Dios?..., ¿No viene a tu mente cierto pequeño reproche… porque ella si… y yo no puedo?  Oh… si… si… ojala que hayas sentido esta inquietud… este deseo se despierte en ti… en mí… Santa Catalina lo logro simplemente porque se abrió de par en par  a la gracia divina.

“Pedid y se os dará… buscad y se os abrirá.” Hay que pedir con toda el alma “intimidad sabrosa con Dios”… hay que buscarla con perseverancia… como enamorada que va en busca del amor de su amado.  Hay que buscar la ocasión para entrar en soledad, silencio… en el aposento de tu alma… y allí tocar la puerta insistentemente hasta que Dios la abra de par en par.

Pero que nos dice nuestra amada hermana mayor…Santa Catalina de Sienna… la santa de Fuego… del Fuego de Dios. La santa nos habla de la unión de voluntades… tu voluntad unida a la voluntad divina.  ¡Wau!!  ¿Cómo lograrlo? ¡Oh! ¡Fácil!  Ella nos pide conseguir tres cosas para lograr este objetivo. Primero un trato de amistad.  Dios es tu amigo… tu mayor amigo… tu mejor amigo… un  amigo con poder…un amigo fiel… un amigo de confianza…un amigo en todo momento… un amigo que te ama con locura…un amigo que te conoce mejor que tú mismo… Dios es tu “AMIGO”…

Segundo: conseguir una familiaridad intima con Dios. Fácil.  Si Dios es tu Amigo incondicional… has comprendido esta verdad… la has digerido correctamente… te ha gustado enormemente… te ha fascinado… entonces ahora solo queda buscar  a tu Amigo Divino y hablarle, convertirlo en tu confidente, volverte su amigo… gozarte de esa amistad las 24 horas del día…

Tercero: llegar a sentir un amor fuerte por Dios. ¡Oh, si…si…claro que sí!!! Si Dios es ”tu Amigo a todo dar”… y has desarrollado vivir una amistad verdadera, gozosa, el amor por Dios brota, sencillamente y simplemente, porque estas teniendo experiencia de vida con Dios… Entre más te acercas a Dios… entre más le hablas, lo contemplas… más crece el amor a ese Amigo extraordinario que solo sabe compartir su felicidad de estar contigo, de que estas con Él.

Amigos… Dios es lo máximo… Nadie existe como Dios… Nadie es tu Amigo como Dios… nadie te lleva y te llena a la verdadera felicidad como Dios… ¿Qué estas esperando para iniciar esta corriente de vida con Dios desde la oración más simple, sencilla, riquísimamente sabrosa… esa oración íntima con Dios? Hay mucho tiempo perdido… levántate e inicia el camino de la oración. No quedaras defraudado... con Dios...jamás...

Un abrazo desde la Soledad del  Sagrario…

jueves, 16 de febrero de 2012

SEÑOR, QUE NO SE ME OLVIDEN TUS PALABRAS Y LAS MÍAS

... Señor todos los días de mi vida; no permitas que jamás me aparte de Ti; ...


Sí, porque muchas veces vivimos distraidos y sin darnos cuenta actuamos según nosotros y no según el ESPÍRITU que vive en nosotros. Me ha pasado por la cabeza ese pensamiento, y me ha pasado porque leyendo antiguas reflexiones me he dado cuenta que las tenía olvidadas, y pensé: ¿Me pasará igual con las cosas que leo, medito, reflexiono y me comprometo?.

Eso hace nacer en mí el compromiso de estar siempre al tajo, es decir, no dejar ni por un momento mis obligaciones y contacto con el SEÑOR. Eso me descubre la necesidad de estar siempre a su lado, en constante relación, en no dejar ni por un momento mi actos de piedad y comunicación con ÉL. Eso me hace estar atento y en escucha permanente a la acción del ESPÍRITU SANTO que me interpela, me interroga y me dirige. No puedo despertarme ni por un momento, porque también hay otro interesado en que no cumpla.

Mucho cuidado, me digo, con los total... Total por un día no pasa nada, porque no lo haga hoy... porque hoy deje de hablar con DIOS no se va a enfadar... Claro, no va a pasar nada, pero sabemos de que pasta estamos hecho y, de un, total por... vienen más totales, y al final eso que empezó por, total porque hoy... se hace casi diario y termina por dejarlo total. Al final resulta que es verdad.

Pidamos al ESPÍRITU SANTO que, estemos como estemos, no dejemos nunca de pararnos unos minutos y hablar con ÉL., pedirle fuerzas y sabiduría, y permanecer siempre junto a ÉL,  aunque nos cueste, aunque sintamos que no tenemos ganas, aunque no parezca que no hacemos nada y perdemos el tiempo. Tengamos confianza. Hagámonos niños, y creamos en nuestro PADRE.

miércoles, 15 de febrero de 2012

¡DIOS MÍO, ILUMINAME!

DIOS MIO ILUMINAME SIEMPRE MUESTRAME EL CAMINO!

La pregunta está siempre el el alero, ¿por qué yo no logro llamar la atención del SEÑOR, como aquellas personas que le presentan a un ciego? ¿Por qué yo no logro que el SEÑOR JESÚS oiga mis súplicas y me responda afirmativamente?

¿Acaso  no le hablo yo como aquellos hombres? ¿O no tengo la fe de ellos? Son interrogantes que siempre estarán con nosotros, y que siempre tratará de aprovechar el Maligno de forma que nos distraiga y miremos a otro lugar.

Seguramente mi fe, nuestra fe no es lo suficiente firme e inocente para mover la Misericordia del SEÑOR. Reconocerlo es el primer paso para presentarnos ante JESÚS. El ESPÍRITU que está en nosotros sabe cuando nuestro corazón es puro, inocente y habla con toda firmeza y sinceridad. Nunca podremos engañarle, aun no siendo conscientes ni querer hacerlo.

El SEÑOR nos ha marcado un camino donde referenciarnos y vernos reflejados, los niños. Pues, bien, un niño se fía de todo lo que le diga su padre. Confía en su padre ciegamente, y nunca duda de sus palabras, aunque no las entienda. Para él todo lo que su padre diga tiene que ser verdad, porque experimenta que todo lo que le da su padre es bueno para él.

El niño se siente seguro, nada le falta. Tiene sus necesidades básicas satisfechas. Sus padres le procuran todo lo que necesita. Cree en ello ciegamente, ese es el sentido de creer de forma ciega. No sería igual frente a otros que no fueran sus padres. Ahora, ¿Tengo, o tenemos nosotros esa actitud? ¿Confíamos que todo lo que el SEÑOR quiere y nos da es para nuestro bien?

Nuestra razón nos siembra la duda. Nuestra machacona manía de pasar todo por el filtro de la razón nos juega una mala pasada y nos pone en actitud de no ver o no creer aquello que nos parece dudoso de realizar. Y, sabemos, que ella, la razón, crece con nuestra estatura y sabiduría, y dejamos de ser niño para pensar como hombres.

Qué razón tiene JESÚS cuando nos dice: "Si quieres entrar en el Reino de los Cielos tienes que hacerte como niño". Ahora, al menos yo, lo comprendo muy bien. Tengo que dejar en muchos momentos, sobre todo cuando hablo contigo, SEÑOR, mi razón guardada, no porque ello me haga obedecerte ciegamente, sino porque si la dejo salir no podré entenderte.

Y yo, SEÑOR, como cuando niño creía todo lo que mi padre y madre me decían sobre los reyes Magos...etc., quiero creerte a TI todo lo que TÚ me digas. Por eso, SEÑOR, te pido desde mi dureza de corazón, que me lo ablandes, que me lo conviertas en ese corazón de niño que te escucha embobado y se dejar llevar por tus Palabras. 

Una cosa te prometo, SEÑOR, que la poquita voluntad que tengo la pongo en tus Manos para que hagas en mi ese milagro de convertirme. Ángel de mi guarda, dulce compañía, intercede para que el SEÑOR convierta mi corazón viejo en un corazón limpio, confiado e ingenuo como el de un niño.

martes, 14 de febrero de 2012

SENOR… SI TU QUIERES PUEDES SANARME


¡Señor… mi dulce y amado Jesús!!… limpia mi lepra… llena mi corazón de ese ardiente, tierno amor que estalla en el tuyo.

Quiero ser como el leproso que gritaba a todo pulmón detrás de Ti… ¡Oh!!...si mi Señor… quiero gritar como él… quiero correr a tu encuentro ahí… en el sagrario…

Él se postró ante ti… humillándose… y yo mi adorado Amigo… quiero postrarme ante Ti… reconociéndote, al igual que él, que eres mi Dios… que lo eres Todo, para mí… que sin Ti… ¿Qué será de mí? ¿A quién iré si solo Tú eres mi Camino?

Quiero humillarme, como el leproso, ahí en el Sagrario… humillarme hasta el polvo… mi Dios… mi Señor… mi alcázar… mi roca de refugio…

Sentir tu mirada tierna, compasiva… tu voz que es un susurro elocuente y estremecedor que pronunciando mi nombre me invitas a incorporarme para poder mirarte a los ojos… yo pobre leprosa que no sabe nada más que de dolor…de abandono… de soledad… pero Tú estás aquí esperando escuchar mi pequeña y pobre petición…

Señor… mi Señor… mi único Señor… “si Tú quieres puedes sanarme”…
porque tu querer mueve en el acto tu corazón y el poder de tu amor concede milagros tras milagros.

Decidme mi Amado… decidme si quieres sanarme… aquí estoy a los pies del Sagrario esperando el milagro de la sanación para tan pobre, pequeño e insignificante cuerpo y alma mía… insignificante para el mundo pero no para Ti mi Dios… que has dado tu vida por mi… que me amas con locura… que esperas con ansia mi regreso “a casa”.

Aquí estoy postrada, herida de amor ante tu divina presencia… Señor hágase en mí tu Santa Voluntad…hoy, mañana y siempre…