Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 10 de mayo de 2012

QUIERO AMAR COMO TÚ ME AMAS


Quiero amar como Tú, Señor, me amas. De la misma manera que Tú lo haces, porque supongo que eso te hace inmensamente feliz, y ese amor te llevó a crearme y a hacerme hijo tuyo.

Quiero amar, Señor, hasta el extremo de dar mi vida por el ser amado, porque Tú así lo has hecho por mí. Dios mío, una pregunta, quizás indiscreta, pero, ¿tanto significo y valgo para Ti? ¿Cómo es posible que hayas entregado la vida de tu Hijo, ¡en una muerte de cruz!, por lo insignificante de mi persona?

Sigo sin entenderlo, y creo que nunca, solo hasta cuando Tú quieras, lo entenderé. Pero esa forma de amar debe ser maravillosa, sublime, plena. Porque estar dispuesto a dar todo lo que Tú has dado, hasta el extremo de morir, tiene que ser un amor que lo llena todo, que alcanza la plenitud.

Por eso, Dios mío, quiero amar como Tú me has amado. Pero, por mi experiencia, me doy cuenta que nunca lo lograré. Al menos si Tú no me concedes esa Gracia, porque sin Ti, Dios mío, nada puedo. Tu hijo Jesús me lo acaba de recordar hoy. Él es el Camino, la Verdad y la Vida para llegar a Ti.

Él me enseña como amar, para amar como Tú me amas. Y yo te pido, Señor, que me des la sabiduría y la voluntad de poder vivenciarlo en mi vida. Dame el gozo de descubrir la felicidad que busco en el amor, porque es ahí donde se encuentra. Nada fuera de él es eterno. Todo se vuelve vacío y caduco.

Alumbra mi camino, Señor, y danos la fuerza y el poder de amar con la misma medida que Tú me amas. Amén.

miércoles, 9 de mayo de 2012

SOLO TRATAR DE SER BUEN HIJO

Creo que es la mejor oración, disponer nuestra voluntad y nuestro esfuerzo a tratar de seguir la voluntad del Padre, que creo que no es otra sino la de que seamos buenos hijos. Y todos sabemos lo que significa ser buenos hijos.

Creo también que cuando el Espíritu Santo quiere algo de ti, se manifiesta y te lo señala. Por tanto, no hay que inquietarse ni estar buscando donde no se debe buscar. Tener el corazón abierto a buscar el bien y a darlo en la medida que podamos, a derecha e izquierda.
Y en esa actitud estamos viviendo en la presencia del Padre en cada momento. Controlar nuestra ira, nuestra soberbia, nuestro egoísmo, envidia, pereza...etc., son actos que nos purifican y agradan a nuestro Padre Dios. Y le dan alabanzas y gloria, porque todo lo que hacemos, lo hacemos para alabanza y gloria suya.
Por eso, en lugar de echarnos demasiadas cargas a nuestras espaldas, llenarnos de tristezas, fracasos y frustraciones, y atormentarnos con tantas exigencias y cumplimientos, seamos más naturales, vivamos la gracia de estar en presencia de Padre Dios y agradecerle todo lo que nos da y nos promete. 
En esa actitud, seguro que transmitiremos su Gracia y contagiaremos el mundo de su amor. Eso es lo que importa, transmitir su amor y hacerlo con y por amor. 

martes, 8 de mayo de 2012

HERMOSA ORACIÓN DEL PADRE JAVIER LEOZ





¡A ti, contemplativa/o! (Oración

 puesta en los labios de un monje/a

contemplativo/a).

blogs.periodistadigital



Soy contemplativo,
disfruto con Dios, y no olvido a mis hermanos
Vivo, no encerrado entre cuatro paredes, y sí en la libertad
inmensa e ilimitada que me da la garantía de permanecer junto a Dios.
¿Acaso hay mayor libertad que la vivir en permanente contacto
con la felicidad? 

Soy, contemplativo:
Mis ojos miran hacia el espacio donde habita la Trinidad,
hacia el lugar, donde el amor, hace posible la gran familia de
Dios, hacia el hogar, donde el silencio, es la presencia
más segura del Padre.

Soy, contemplativo:
Y me siento elegido y privilegiado con los mismos defectos
y virtudes como los podéis tener tantos de vosotros
Pero, ante Dios, puede siempre más mi “querer estar con Él”
que las debilidades que llegan a asomar en mi semblante.

Soy, contemplativo:
Y vivo la Iglesia desde la comunión por la oración.
Y siento a la Iglesia en cada oración que, mis labios,
amaneciendo o anocheciendo, desgranan suavemente
para el Creador.

Soy, contemplativo:
Y no lo soy, porque yo lo quiera.
Un día, sin saberlo cómo –aunque sí que recuerdo cuando–
el Señor me quiso para Él. Necesitaba orantes por las necesidades
del mundo, barro que se dejase moldear por el Espíritu,
tela que se prestara a ser bordada por la Palabra de Dios.

Soy, contemplativo:
Y doy gracias a Dios por todo ello.
Porque, en mi oración y, en mi frente a frente, con el Señor,
descubro el don inmenso de la oración.
Porque los días, cuando se vuelcan con Dios,
ya no es tiempo que pasa, son horas que se disfrutan.
Porque los meses, cuando se orientan hacia Dios,
ya no son años que discurren, es poso que deja
su presencia en medio de nosotros. 

Soy, contemplativo
y, necesitada de nuestras oraciones!
En un mundo tan dividido y condicionado por tantas fracturas,
nuestra vida contemplativa es, eso, comunión de hermanos,
nuestra vida contemplativa, es búsqueda de Aquel
al que tanto queremos, nuestra vida contemplativa,
es perdernos en el espacio de un infinito
donde reina eternamente Dios.

Nuestra vida contemplativa, es dejar al pie del sagrario
las escenas que más nos conmueven, y que llegan hasta
nosotros, por el testimonio de tantos hermanos.

Soy contemplativo
Y, por tantas confidencias de Dios,
y, por tanta dicha que vivo a solas con Él,
y, por el trabajo y la vida en comunidad,
hoy, Señor, te digo: ¡gracias por ser contemplativo
de tu amor!
Por ello mismo, amigos que vivís en permanente contacto
y encuentro con Dios, os decimos los que nos valemos,
nutrimos, alimentamos y beneficiamos de vuestros sacrificios,
oraciones y silencios:  

¡GRACIAS POR ESTAR AHÍ!

Desde la Soledada del Sagrario





lunes, 7 de mayo de 2012




La Oración de la Confianza

                                                      foto de Brian Pate




Muchas veces las almas que viven día a día buscando agradar a Dios, buscando caminar las huellas de Jesús en una vida humilde, pura, caritativa, compasiva, y al servicio de los de casa y los demás… se encuentran que en los momentos de prueba la fe tambalea un poquito… y la confianza desaparece.


En esos momentos las almas se sienten con necesidad de gritar “auxilio” al Cielo, a los hermanos que conocemos son de intensa oración… (y no es que este mal, no lo es)… es una pequeña angustia que si nos dejamos guiar por ella iríamos a todos los medios de comunicación a pedir oración.


Mirando la vida de nuestros hermanos los santos… y en especial la vida de San José y nuestra amada Madre Celestial descubrimos una oración, una actitud, una entrega total, ciega a la confianza en Dios y en su deseo y voluntad de ayudarnos.


En los momentos más difíciles la Madre… confiaba y se sometía dócilmente a la Voluntad Divina. ¿Por qué no podemos hacer lo mismo? ¿Porque no somos María?… ¿acaso los santos lo fueron o lo son? ¿Acaso ellos no han confiado ciegamente en el poder y el amor de Dios?


Recordemos a Santo Domingo Savio decirle a San Juan Bosco, en sueños, una dulce   amonestación… “no había visto mas milagros en su vida porque no había confiado más”. ¿Confiar más de lo que confiaba el santo? Pues si… tenía que haber confiado mucho mas… inmensamente mas… se le estaba pidiendo una confianza heroica.


 Todos sabemos que San Juan Bosco no solo confiaba en el poder de Dios sino que confiaba en María como intercesora y abogada ante Dios. Sin embargo su estudiante amado, Santo Domingo Savio, venía a fortalecer esa confianza, venia a lanzarlo a saltos mortales de una confianza viva, heroica, plena total en Dios… en María… la confianza de los santos… que sin ver nada lo esperan todo de Dios… de la Mater.


San Juan Bosco siempre enviaba a sus estudiantes a la Virgen… en la advocación de María Auxiliadora, decía que la Madre ayudaria… siempre… y la Madre no le hacía quedar mal nunca… hijos que San Juan Bosco le enviaba…hijos que atendía solícitamente resolviendo todo problema según la Voluntad Divina.


Padre Kentenich en Schoenstatt también confiaba en el obrar de la Mater. Siempre decía… la Mater obrara…”la Mater hará todo a su gusto… confiemos ciegamente en Ella”… y la Mater nunca, nunca le hizo quedar mal. A todos recibía y recibe en su Santuario, a todos acoge, y a todos atiende y a todos les concede las gracias necesarias en bien de sus almas…  ¡cuántos milagros!! incalculables…cuantos no se han recibido en todos los Santuarios de Schoenstatt… todo está en confiar y espera en el tiempo de Dios…


Les animo a confiar ciegamente en la Mater… en Dios… confiar es abandonarse en ellos… confiar es estar convencidos que ellos nos van ayudar… dejarlos obrar a su gusto, esperarlo TODO de ellos, sentirnos seguros porque nuestros problemas o necesidades están en sus manos.  Simplemente decirles… Si es a Jesús: “Jesús yo confio en Ti”… si es en la Mater:  “En tu poder y en tu bondad, confía con sencillez el alma mía, en Ti y en Tu Hijo, confía ciego Madre mi corazón”. Has depositado tu confianza en ellos… dejarlos trabajar a su gusto… no te aflijas, no te turbes, no te angusties, ¿quieres llorar?... pero como desahogo de un dolor que oprime el corazon y el alma… nunca como motivo de desesperación porque entonces no confíes ni en Jesús ni en María… y la desconfianza ata las manos divinas, las manos inmaculadas… además… es una herida mortal que reciben sus Sagrados Corazones de parte nuestra… seamos más prudentes y sabios, más fieles y confiemos porque nuestra fe sale flotando esplendorosamente…


Confiar… ese es el secreto de los santos de ayer, los de hoy y lo será para los santos del mañana.


Desde la Soledad del Sagrario






domingo, 6 de mayo de 2012

QUIERO SER SARMIENTO DE TU VIÑA, SEÑOR

Yo soy la Vid, vosotros los sarmientos

Quiero ser verdadero sarmiento, sarmiento que permanece pegado a la parra que lo sostiene, y que, por ella, recibe el alimento para mantenerse vivo y fecundo.

Quiero ser sarmiento que se limpia de todo aquello que le amenaza arrancarlo de la vid, de la vid que le da la savia verdadera para fertilizarse y dar hermosos frutos.

Quiero ser sarmiento que recibe la poda necesaria para quedar siempre bien injertado en la vid, sin peligro de ser arrancado por los temporales, la sequía o las malas hierbas que lo destruyen y alejan de su tronco verdadero.

Quiero ser injerto tuyo, Dios mío, para que nunca tu Gracia queda cortada en el camino a mi corazón, y siempre esté regado por tu bendición y tu compasión. Quiero ser sarmiento que vive de su Viña y que da los frutos que la Viña espera. Buenos frutos que sacian el hambre y la sed de los que se acercan a ella. Amén.

sábado, 5 de mayo de 2012

ME SIENTO MAL, SEÑOR


Y temo no corresponderte como Tú me has enseñado a hacerlo. Experimento que compartir estos momentos ayuda mucho a resistirlos, pero ¿con quién compartirlos? No es fácil encontrar a alguien cercano que te escuche y te comprenda, que te ayude a ser paciente y tolerante.

Suele ocurrir que en esos momentos me olvido de Ti, Señor. Porque no te oigo, no te escucho. Tu manera de hablar es diferente, lo haces a través del silencio, de aguantar todo mi desahogo y de estar a mi lado de forma muy paciente y callada. Y quizás yo busque desahogo con enfrentamientos, con protestas, con rebeldía, con insultos, con dar rienda suelta a mis tensiones y descargar en otros. Y Tú, Señor, no actúas así.

 No me das motivos para enfurecerme ni para revelarme. Desde el primer momento me llamas a la calma, a la paz, al sosiego, y sobre todo al perdón y al amor. Pero yo me desespero, quiero estallar, romper, violentar... No soporto la indiferencia con la que me han tratado, ni me fío de los despistes ni del olvido. Reclamo mi dignidad y mis derechos. A vuelta con los derechos, pero, ¿quién soy yo para pedir derechos? ¿Acaso tengo algo que yo me he ganado? ¿O no he recibido gratuitamente todo lo que tengo, hasta mi dignidad?

Y si Él, Jesús, que es Señor de cielos y tierra, permite ser tratado como lo ha sido en la tierra, ¿soy yo acaso mejor? Por eso, pasada la tormenta, pido perdón con lágrimas en los ojos y experimento de nuevo que su Gracia me llena, me empapa de paz y recobro la tranquilidad y el gozo de sentirme escuchado, comprendido, perdonado por sus méritos y su amor.

Es cuando comprendo que Jesús estaba ahí, muy cerca de mí. No dejaba de mirarme, de estar atento a mis palabras, a mi desasosiego, a mi rebeldía. Y no solo me escuchaba sino que también, cuando se lo permitía, me hablaba y sugería el camino a tomar. Y así ha sido. Gracias Dios mío por tanta paciencia, por permanecer constantemente presente en mi vida. Por asirme de nuevo una vez más y por regalarme el gozo de experimentar la alegría de sentir la esperanza de volver, en Ti, Señor, a empezar. Amén.




viernes, 4 de mayo de 2012

SEÑOR, TOMA MI VIDA

SEÑOR... TOMA EL CONTROL DE MI VIDA

Porque temo que la pueda perder. Sé, Señor, que el verdadero camino eres Tú, porque Tú das la vida por mí, y me acompañas hasta mi muerte, y la compartes conmigo. Nadie podrá estar como Tu, Señor, junto a mí en el momento de mi muerte. Solo Tú y yo.

Pero soy débil, Señor, y temo perderme en el camino. Mis miserias se sienten atraídas por este mundo, y en mi empeño de seguirte tropiezo distraído mirándolo. No puedo negar que el mundo me gusta, es hermoso, y todo lo que en él habita. Tú lo has creado para nuestro disfrute, pero nosotros lo estropeamos todo. Y yo no me puedo excluir, porque soy un pobre pecador.

Por eso, Señor, te pido que me tomes y no me sueltes. Si me quedo solo presiento que el Maligno me tienta y cederé a sus tentaciones. Quisiera, como Tú en el desierto, aguantar y ser fuerte, pero me temo que mis fuerzas no son suficientes para salir victorioso. ¡Necesito tu Gracia, tu Vida, Tu Poder!

Señor, no dejes que me pueda perder. Yo quiero, y Tú me amas. Coge, pues, mi vida y ponla fuera de las tentaciones que la puedan destruir. Cobíjame bajo el Manto de tu Madre. Ella venció a la orgullosa serpiente. Ponme bajo su protección.

Aquí estoy, Dios mío, confío en Ti y me pongo en tus Manos. Amén.