Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

domingo, 10 de abril de 2016

ANTE TANTOS ATAQUE, YO, SEÑOR, CREO EN TI PORQUE VIVES



Hay muchos ataques a todo lo que lleva el nombre de cristiano. Se retiran de muchos lugares crucifijos y hasta se quieren prohibir las celebraciones litúrgicas de Semana Santa y otras. Nuestra religión, la católica y cristianas, molestan. El Mensaje de Jesús sigue siendo actual, porque es una Palabra Viva.

Pero nada mueve nuestra fe, porque Tú, Señor, Vives y permaneces entre nosotros. Tú eres nuestra esperanza y nuestra fortaleza. Clavado en la Cruz, como te representan, sufrido y atravesado por la lanza en el costado, y traspasado por los clavos, manos y pies, Tú, Señor, nos has salvado. Y la Cruz, en lugar de ser un signo de muerte es un signo de Salvación y Victoria.

Porque cada vez que nos recuerdan tu Muerte en la Cruz, recordamos que en ella nos salvamos. Porque los que creen en Ti, Señor, también resucitaran. Son tus propias Palabras, las que nos has dicho y las que nos llenan de esperanza y alegría.

Gracias, Señor, porque a pesar de tantos ataques y persecuciones, seguimos en la brecha. Te pedimos por nuestros hermanos, los que padecen más directamente esos ataques. Sufren amenazas de muerte y tienen que permanecer escondido para salvar sus vidas. Tantos niños huérfanos, desamparados sufriendo el azote de las guerras y las persecuciones. Danos tu fortaleza, Señor, para soportar tanta maldad y penalidades.

Pero, también, Señor, te pedimos que nos liberes de tanto sufrimiento y nos den tregua para descansar y aliviarnos. Nos duele mucho como nos tratan y nos quitan la vida, y como hijos tuyo, Señor, te pedimos que cambies la situación, como cuando liberaste a tu pueblo de Egipto, y escuches, Dios mío, el dolor de tu pueblo que sufre las persecuciones y deseo de venganza de exterminarnos.

En ti confiamos, Señor, y buscamos que tu Amor nos conforte y nos de la fortaleza de aceptar estos tiempos que nos ha tocado vivir hasta llegar al Cielo que nos tienes prometidos. Amén.

sábado, 9 de abril de 2016

LA VIDA SE NOS PRESENTA, EN MUCHOS MOMENTOS, COMO MARINEROS EN UN MAR DE TEMPESTADES




¡Señor!, ¿qué sería de mí en este mundo de turbulencias y peligros que amenazan con hundir la barca de mi vida si Tú no estás a mi lado? ¿Qué sería de mí sin tu Presencia serena, firme, segura y llena de paz? ¿A dónde dirigiría mi barca si Tú, mi Señor, no me señalas el rumbo de ese Puerto al que Tú me invitas y me quieres llevar?

Son preguntas que laten dentro del corazón de todo hombre que, parando un momento su vida, medita y piensa sobre el rumbo que lleva. Yo, Señor, quiero embarcar en esa tu Barca, la que Tú dejaste a tus discípulos y apóstoles, con Pedro a la cabeza, como roca donde apoyas tu Iglesia.  No quiero perderme ese viaje, y quiero estar vigilante y disponible para embarcar inmediatamente, sin billete de vuelta ni devolución. 

Quiero agarrarme, a pesar de la zozobra de maremotos y tsunamis, a la fe que tu me regalas, y también a la esperanza puesta en Ti de tomar tierra en ese paraíso que Tú nos has ido preparando al ascender a los cielos después de estar cincuenta días con nosotros. No permitas, mi Señor, que pierda el billete de subir a tu Barca, tu Iglesia, y con todos sus tripulantes seguir el rumbo que Tú nos has trazado.

¡Señor!, en Ti confío y a Ti me entrego cada instante de mi vida. Al menos esa es mi intención, para que, por tu Gracia, mi camino sea tu Camino; mi verdad, sea tu Verdad, y mi vida sea tu Vida.

Espíritu Santo, renueva en mí cada día, la alegría de creer que estás presente en el corazón de mi vida. Haz que sea capaz de responder, como los apóstoles, a tu invitación: !Sígueme! Jesús, nuestro Señor, Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Amén.

viernes, 8 de abril de 2016

LOS PANES Y PECES DE MI VIDA

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR,08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




En muchas ocasiones nos quejamos de nuestra impotencia. Y es verdad que eso ocurre, pero quizás en algunas obviamos la posibilidad de poder hacer algo y permanecemos pasivos. Es posible que no podamos con muchas cosas, pero siempre hay algún pedazo de pan que podamos dar para mitigar el hambre de otros.

Me estoy refiriéndonos a nuestros propios talentos. Posiblemente no sepamos ni los talentos que tenemos, pero, cuando la ocasión nos lo exige y lo requiere, los explotamos, y somos nosotros los sorprendidos por tanta pericia y eficacia. La diferencia está que nos hemos esforzados como si de ello dependiera nuestra vida. Cosa que no hacemos en otras circunstancias.

Y, el Señor, nos pide todo nuestro esfuerzo y voluntad en elaborar nuestro pan para luego compartirlo. Pero, nosotros, dudamos de nuestra capacidad y, sobre todo, de la de Él, que en definitiva será quien lo hace todo. Pidamos al Señor la Gracia de ser capaces de multiplicar los panes y peces de mi vida y de compartirlos con todos aquellos que lo necesiten y lo busquen.

Pidamos al Señor la Gracia de ser levaduras que fermenten la masa para saciar el hambre y la sed de todos aquellos que buscan el alimento del Señor para, viviendo en Él, alcanzar la Vida Eterna. Pidamos que la luz del Espíritu Santo nos fortalezca para, despojados de nuestras apetencias y egoísmos, pongamos al servicio de los demás todos nuestros panes y peces que sirvan para ayudarles a mitigar su hambre y sed del Señor.

Haz, Señor, de todos nosotros la masa y levadura de tu multiplicación de panes, para que en tus Manos, seamos alimento de salvación para todos aquellos que escuchan tu Palabra. Amén.

jueves, 7 de abril de 2016

LAS COSAS DE LA TIERRA LAS TENEMOS DELANTE DE LOS OJOS




Ese es el problema, que vivimos aquí abajo. La cuestión será darnos cuenta que, aunque vivamos en este mundo, no pertenecemos a él. Pero eso no es fácil, porque chocamos con nuestra humanidad, débil y sometida al pecado. Las ofertas del mundo nos seducen y nos tientan. Jesús las vivió en el desierto y nos señala el camino para no caer en tentación.

El mayor peligro no son las propias tentaciones, sino pensar que nosotros solos podemos. Nuestra propia autosuficiencia es la mayor de las tentaciones, que nos hace pensar que no necesitamos de la Gracia del Espíritu Santo y que nos bastamos por nosotros mismos. Y de eso se aprovecha el demonio y, como a Jesús en el desierto, nos tienta.

Necesitamos el concurso y la asistencia del Espíritu Santo, y la constante oración. Estas humildes reflexiones persiguen ese objetivo, mantenernos despiertos y levantar nuestra mirada hacia arriba, porque las cosas de arriba son las que realmente valen y de las que nos habla Jesús con su Palabra (Mt 6, 19-21). Sólo el Señor nos puede dar la salvación porque Él viene de arriba y sabe lo que hay arriba y ha ido a prepararnos un lugar en el cielo (Jn 14, 1-4).

Pedimos al Señor que nos llene de su Sabiduría y nos aumente nuestra fe, para que fieles a su Palabra creamos en Él, y, creyendo en Él, certifiquemos que es veraz: Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida (Jn 3, 33-34).

El Señor nos provee y nos da todo lo que necesitemos para encontrar el camino y las fuerzas de levantar nuestra mirada y vencer la tentación de este mundo en el que vivimos. El Espíritu nos llena plenamente y nos fortalece en nuestra batalla de cada día para vencer las fuerzas del mal que nos asedia. Tengamos la confianza y la fe y la esperanza de esperar la segunda venida del Señor para llevarnos al lugar que nos ha prometido. Un lugar donde reina la Paz y la felicidad Eterna. Amén.

miércoles, 6 de abril de 2016

PREFERIMOS LO MALO A LO BUENO



Hoy empezamos, Señor, pidiéndote el discernimiento de lo que es realmente bueno. Nosotros no sabemos, aunque pensamos que sí. Ese es nuestro principal pecado y error grave. Creernos suficiente para discernir lo bueno de lo malo. Nuestro gran error, preferir las cosas y valores que nos ofrece el mundo antes que las que nos das Tú. Nos quedamos en las tinieblas y rechazamos la Luz. ¡Qué gran disparate!

Sin darnos cuenta rechazamos tu presencia y tu Amor por unas cuantas cosas materiales que creemos nos van a dar la felicidad, y, al cabo de poco tiempo, nos damos cuenta que eso no es sino más de lo mismo. Una carrera de locos buscando felicidad en cosas caducas que perecerán en el tiempo y que nunca nos llenaran de gozo, felicidad y paz. ¡Qué gran disparate, Señor!

Y seguimos con los disparates cuando creemos poder engañarte y ocultarnos de tu presencia actuando de forma diferente lejos de Ti y de otra forma en tu presencia. La doble vida, una para Dios y otra para el diablo. La Verdad siempre prevalecerá y la mentira siempre será descubierta. 

Hay momentos que, permaneciendo en la Luz, sabes valorarla y experimentas penas y tristeza cuando ves a muchas personas ilusionadas con la riqueza, el confort, suntuosas casas y comodidades que luego les dejan vacíos y les complican la vida, porque les mueven a obrar mal y a engañar o explotar a otros. Al final, mantener ese estatus de riqueza y bienestar aparente te esclaviza y te mortifica la vida, y hasta es una tentación para aquellos que buscan también las tinieblas apoderándose de lo ajeno.

Pidamos al Señor que nos de la sabiduría de discernimiento y de encontrar siempre la Luz del Espíritu de Dios que nos ilumine para distinguir lo bueno de lo malo; lo que perdura, de lo que es efímero y caduco; lo que nos salva y eterniza, de lo que esclaviza y mata. Pidamos la Luz de la Verdad para que sepamos alejarnos de la mentira y de todo aquello que nos enfrenta y aleja del Señor. Amén.

martes, 5 de abril de 2016

¡¡CAMBIA MI VIDA, SEÑOR!!



No hay otra petición más urgente y necesaria que pedirte, Señor, sino que cambies mi vida. Porque mi corazón humano es pecador, y su tendencia es a olvidar las cosas buenas que Tú has puesto en él y a buscar las malas. Pablo decía que hacía lo que no quería y dejaba de hacer lo que le gustaría hacer. Y a mí me ocurre igual.

 Mi conciencia me despierta descubriéndome lo que podía mejorar o intranquilizándome y advirtiéndome que esté vigilante para no caer en tentación. Y todo eso me mortifica, me preocupa y somete a una tenaz y constante lucha cada día. Y eso desgasta, cansa y enciende la tentación de abandonar. Por eso, Señor, te pido fortaleza, sabiduría, paciencia y valor para perseverar y no desfallecer.

Necesito cambiar los valores de mi corazón hechos a los criterios de este mundo. Por eso, aciertas y tienes razón, Señor, cuando me dices que debo nacer de nuevo. Porque, sólo con un corazón nuevo mi vida puede cambiar y experimentar y sentir de forma nueva. Y abrirse a la acción del Espíritu Santo sometiéndose a su Voluntad. Pero, ¿cómo hacerlo Dios mío?

Experimento tu presencia y necesito tu acción. Cambia, Señor, mi corazón y dales fuerzas, capacidad, valor y todo lo que necesite para servir a los demás según tu Palabra. Porque yo experimento mi pobreza y la falta de todo lo que necesito para ser paciente, bondadoso, comprensivo, escuchante, generoso o misericordioso y sin tu ayuda nada puedo. Por eso, Señor, ábreme el corazón y sopla sobre mí para que el Espíritu Santo more en mí, y también en todos aquellos que se abran a tu Amor.

Ayúdanos a permanecer vigilantes y atentos, con paciencia y serenidad, y a saber esperar, confiados tu presencia y tu acción, conscientes de que el Espíritu de Dios está con nosotros y quiere salvarnos, porque esa es su misión. Gracias, Señor, por tanto Amor. Amén.

lunes, 4 de abril de 2016

ORAR NO ES COSA DE PALABRAS


Es verdad que las cosas se dicen y se piden con palabras, pero las palabras descubren sentimientos y nacen de experiencias que se experimentan, valga la redundancia, en lo más profundo del corazón del hombre. Y mientras no se experimente la necesidad de alabar y glorificar, así como de depender y pedir al Señor, nuestro Padre Dios, la oración saldrá fallida, incompleta o sin contenido.

La oración necesita el tiempo del descubrimiento de Dios. O lo que es lo mismo, de un encuentro con el Señor. No puedo orar con aquel que no conozco, ni del cual tengo experiencia de su muerte, pero sobre todo, de su Resurrección. Mientras los discípulos no experimentaron la Resurrección del Señor no se habían enterado de nada. Igual nos puede suceder a nosotros.

Jesús ha Resucitado. Sí, ese Jesús que se hizo Hombre y nació del vientre de María concebido por el Espíritu Santo. Sí, ese Jesús que fue ofrecido a María como su Hijo y que desvió los planes de aquella joven sencilla y humilde que aceptó ser su Madre según los planes del Padre. Una joven que, preparada por el Espíritu Santo, abrió su corazón a la llamada de Dios.

Tú, querido amigo y lector de esta humilde reflexión, no eres menos. Ni Tú ni yo. Somos hijos de ese Dios que anunció a Maria la concepción de su Hijo por obra y Gracia del Espíritu Santo. Y, quizás, por tu ansías y ganas de buscarles, y a través de estas humildes reflexiones de otro, que también le busca, estamos siendo llamados, como María, a responderle al Espíritu de Dios. No debemos asustarnos. También a nosotros el Ángel nos susurra que no temamos. Es el Señor quien nos llama y nos promete enviarnos como Él mismo fue enviado.

Creamos en Él. Abramos nuestros corazones sin aspaviento ni emociones. Tranquilos y en paz. Él nos saluda siempre así: "Paz a vosotros". Y el Espíritu de Dios transformará nuestros corazones de piedras en corazones de carnes, disponibles y dispuestos a amar como el mismo Jesús nos amó. Amén.