Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

domingo, 2 de julio de 2017

TÚ, SEÑOR, ERES LO PRIMERO


No podemos librarnos de muchas cosas que interrumpen nuestra dedicación y entrega al Señor. El mundo tiene una y mil razones para distraerte e interrumpirte tu relación con el Señor. Y, quizás, muy válidas, para ti y para los demás. Y muy razonables y de sentido común. El trabajo es una de ellas. El trabajo y la comida y educación de tu familia. ¿Quién te va a decir que no?

Sólo Dios puede interrumpirte, porque todo lo que tienes, incluso, tus hijos, te los ha regalado Él. Y te ha creado para servirle, sirviendo a ellos y al prójimo. Pero, primero tienes que servir, que es amar, a Dios. Porque cuando hablo de servir estoy incluyendo tu voluntariedad y libertad. Nadie que sirve por dinero o por obligación, puede amar. El amor exige libertad y voluntariedad. Eso sí, claro, cuesta y se hace duro en muchos momentos. Sobre todo cuando el servido tiene muchas carencias, enfermedades y dolencias. Y falta de medios.

Dios, que es amor, no te va a impedir que tú ames como Él te ama. Y el amor a Él sólo se lo puedes demostrar en los hermanos. Sobre todo en los enemigos, porque a los amigos es fácil amarlos. Tú experimentas que tu corazón se encoge, cuando tienes que dar la paz, con sinceridad, con una sonrisa y con tu mayor esfuerzo auténtico y verdadero a un enemigo. Pero, al mismo tiempo, descubres que, no sólo has abrazado en paz a tu enemigo, sino que has abrazado fuertemente a Dios. Y tu corazón, entonces, se ensancha y experimenta gozo y verdadera paz. Se cumple con lo Jesús te ha dicho: "El ciento por uno".

Pero, eso sólo se puede producir cuando Dios es y está el primero en tu corazón. Él sobre todas las cosas. Es la primera Ley de su Mensaje, Amar a Dios sobre todas las cosas, y, con su fuerza, al prójimo, sobre todo a los enemigos. Porque, tú sólo no puedes. A penas amarás a los que te aman a ti, y de ahí no sales. Por eso necesitamos al Señor, y tenerlo como fin primero y último de nuestra vida, porque estando con Él podremos cumplir su Voluntad. Voluntad que se concreta en sólo dos cosas: "Amar y Perdonar". Amén.

sábado, 1 de julio de 2017

UNA SOLA PETICIÓN: "AUMENTA NUESTRA FE"




La fe es un camino. No es una palabra, ni una oración. Ni tampoco actos de piedad y litúrgicos. Ni tan siquiera obras de caridad. ¡No!, la fe es un camino. Un camino que cada instante te va probando tu fidelidad a Cristo. Un camino que, cada día, necesitas recorrer y superar los obstáculos que te salen al paso. Un camino de fatigas y desfallecimientos, pero que, confiado y abandonado esperanzadamente continúas paso a paso.

La fe es un camino de lucha contra las soluciones y tentaciones de est mundo. La fe es el abandono de tu confianza en el Poder de Dios que todo lo puede. La fe es saber que lo que pides está dirigido, por amor, para el bien del otro. La fe es la que mostró aquel Centurión descargando su preocupación y solicitud de deseo de curar a su siervo en Jesucristo, nuestro Señor.

Y esa es la clase de fe que hoy te pido, Señor. No una fe mediocre, parada ante las dificultades, y llena de dudas. Instalada en las cosas de este mundo y viviendo entre dos aguas, lo mundano y lo espiritual. Es la fe de Abrahán y del Centurión la que yo quiero vivir. Y con la que yo quiero seguirte. No te pido otra fe ni pongo condiciones. Tú sabes lo que puedo dar y lo que necesito, Señor, pues cúrame. Aumenta mi fe. Quiero apostar por Ti, tal y como hizo el Centurión.

Dame, Señor, esa fe y mi corazón quedará transformado. Señor, no soy dingo de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para sanarme.

viernes, 30 de junio de 2017

TAMBIÉN YO ESTOY LEPROSO

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDA


Es bueno y necesario distinguir y ver tu lepra. Porque hay muchos leprosos. Quizás nuestra lepra no sea tan transparente como la de aquel leproso, pero sí, tan mortal o más que la de él. Porque es una lepra interior, que se esconde y no se ve, pero mata y va minando todo nuestro interior hasta llegar al corazón y destruirlo. Y necesitamos verla, porque sin descubrirla no podemos luchar contra ella.

Aquel leproso lo tenía claro. Sabía de su lepra y también sabía que Jesús, el Señor, le podía curar. ¿Lo sabemos nosotros también? ¿Creemos que el Señor nos puede curar nuestras lepras y enfermedades? Y si lo creemos, ¿por qué no se lo pedimos? Ese es nuestro reto, pedírselo.

Y eso hacemos, Señor, desde estas páginas humildes y desinteresadas, pedirte que nos cure nuestras lepras de la envidia, de la codicia, del poder, de la ambición y egoísmo que nos llevan a la perdición de nuestro cuerpo y alma. Aumenta nuestra fe, Señor, para pedírtelo con confianza y esperanza. Quizás no sabemos ni entendemos cómo pedírtelo, ni cómo Tú nos respondes. No vemos nada, ni siquiera advertimos mejoría en nuestras enfermedades y forma de vivir, pero sabemos, Señor, que Tú nos escuchas y no nos defraudas.

Sabemos que todo lo que sucede a nuestro derredor es para nuestro bien. Ayudanos a advertirlo y a saber acogerlo y aprovecharlo para nuestra salvación. Sabemos que tenemos que cargar con nuestra cruz, y a pedirte que nos cure de nuestra lepra, queremos entender que deseamos superar y poder con la carga de nuestra cruz hasta llegar a Ti y descansar en Ti.

Por eso, Señor, sin más dilación ni pérdida de tiempo, te suplico que me des la sabiduría y la fuerza necesaria para saber buscarte, esperarte y pedirte confiado que me ayudes a vencer las lepras de mi vida y purificarla en tu Amor y Misericordia. Amén.

jueves, 29 de junio de 2017

LAUDES, DEL MARTES 29 DE JUNIO




Himno

Cuando el gallo, tres veces 
negaste a tu Maestro;
y él tres veces te dijo:
"¿Me amas más que éstos?"

Se te puso muy triste
tu llanto y tu silencio:
pero la Voz te habló
de apacentar corderos.

Tu pecado quemante
se convirtió en incendio,
y abriste tus dos brazos
al madero sangriento.

La cabeza hacia abajo
y el corazón al cielo:
porque, cuando aquel gallo,
negaste a tu Maestro. Amén.



San Pedro y San Pablo, apóstoles, solemnidad
                                                                                                                                  Común de apóstoles

miércoles, 28 de junio de 2017

RODEADOS DE LOBOS

El mundo está rodeado de peligros. Cuando vemos los documentales de la selva y la vida de los animales, en la que impera la ley del más fuerte, experimentamos lo difícil que es mantenerse vivo y subsistir en esas circunstancias. Unos se devoran a otros formando un equilibrio alimenticio y necesario para que haya vida. Y pensamos que nosotros estamos excluidos de esa cadena y somos seres aparte. Y pensamos bien.

Somos las criaturas de Dios por excelencia. Creadas a su imagen y semejanza, y destinada a vivir a su lado, por amor, para la eternidad. Pero, no cabe duda que, el corazón del hombre, inclinado al mal por el pecado, se degenera y origina  peligro de muerte. Y un peligro que amenaza y esclaviza hasta matar. 

El hombre se convierte en la mayor amenaza, tanto para los animales como para el planeta. Y una amenaza sin límites, que, sin darse cuenta, se convierte en su propia muerte y se destruye a sí mismo. Somos nuestros mayores peligros y nuestra mayor amenaza. Necesitamos cambiar nuestro corazón. No sólo para salvarnos nosotros, sino también para dejarles un mundo habitable y en condiciones a nuestros descendientes. Y eso, que nos puede parecer factible y al alcance de la mano, no lo podremos conseguir sin levantar la mirada al Creador, nuestro Padre Dios, y abandonarnos a su Gracia y Misericordia.

Reconocernos pecadores y cultivadores de malos frutos, es el primer paso para que nuestro cosecha empiece a mejorar y a producir buenos frutos. Pidamos al Señor que nos de la sabiduría de mirar para dentro, para el interior de nuestros corazones, y pongámoslo en sus Manos, a fin de que en Él sean convertidos en buenos y hermosos frutos. Amén.

martes, 27 de junio de 2017

UNA PUERTA DIFÍCIL DE ABRIR Y ATRAVESAR

Quizás nuestras palabras vayan más deprisa que nuestras obras. Quizás nuestro camino esté lleno de promesas y palabras más que de obras. La realidad es que es más fácil hablar  que hacer, y más fácil prometer que cumplir. Por eso, no sólo la palabra convence y transforma, sino que son las obras las que terminan por convertir y derrumbar las murallas que otros levantan amparados en las mentiras y falsas promesas. Porque, el testimonio cuando está apoyado en la verdad no admite discusión.

Por eso, no cuesta mucho hablar de la puerta estrecha o ancha. Lo podemos hacer con cierta facilidad, pero lo realmente importante es abrirla. Y digo abrirla, porque aquí de lo que se trata es de entrar por la puerta estrecha, ya que la ancha es fácil y se entra sin esfuerzo. Todo lo contrario, nos llevan en volandas seducido por los placeres y pasiones de este mundo. 

La dificultad está en una sola puerta. Se trata de la estrecha. Ahí está el secreto, porque es esa puerta la que nos abre el camino hacia la plena libertad; hacia la plena verdad y plena felicidad. Pero, la llave para abrirla se esconde en la paciencia y perseverancia; en la confianza y la fe; en el sacrificio y la renuncia; en la misericordia y el perdón; en la comprensión y la escucha; en la entrega y el servicio. Pero, sobre todo, en el amor y la caridad.

Seremos incapaces de abrirla solos y por nuestra cuenta. Necesitamos la oración de petición. Una petición constante, diaria, entregada, dispuesta, perseverante, insistente, disciplinada, confiada, plena de fe y fuerza, y, sobre todo, abandonada en el Espíritu Santo, que nos asiste, nos acompaña y nos fortalece. Sólo así tendremos garantía de éxito. 

Por eso, sin perder un instante, tomémonos virtualmente de la mano y, unidos, elevemos nuestras oraciones al Cielo, suplicando fortaleza, sabiduría, entendimiento, ciencia, consejo, piedad y santo temor de Dios, para que firmes y fortalecidos en el Espíritu de Dios, podamos y seamos capaces de entrar por la puerta estrecha hacia la Casa de Dios. Amén.

lunes, 26 de junio de 2017

DAME LUZ, SEÑOR, PARA QUITAR LA VIGA DE MI OJO

En repetidas ocasiones sólo vemos la mota del ojo del prójimo sin advertir la viga del nuestro. Eso es algo inherente a nuestra propia naturaleza. No vemos nuestros defectos, o dicho de otra forma, nos cuesta mucho ver nuestros propios defectos, y sí vemos, nos es más fácil, ver los del prójimo. Por eso y en base a eso estamos propensos a juzgar las debilidades y faltas del prójimo, ocultando las nuestras.

Y esa es nuestra oración - petición de hoy, Señor. Te pedimos que nos des la capacidad, no sólo de observarnos y vernos, exterior e interiormente, sino de discernir y corregir nuestras debilidades y defectos. Y evitar nuestros subjetivos juicios sobre los demás. Ni somos, ni estamos capacitados para ello, porque no podemos entrar ni conocer las últimas intenciones del corazón humano. ¿Quienes somos, pues, para juzgar los actos e intenciones de los demás?

¿Acaso estamos nosotros libres de cometer los mismos pecados que los demás? ¿Y en realidad no los cometemos? ¿Con qué autoridad, luego, nos atrevemos a juzgar a otros, cuando nosotros mismos hemos sido reos de esas mismas faltas?  Tratemos, pues, de limpiar primero nuestros ojos, para luego ver con claridad los de los demás.

Por todo ello, Señor, y arrepentido de mi osadía y atrevimiento, te pido humildad y paciencia para reconocerme pecador y necesitado de limpiar la oscuridad donde navegan mis ojos, impedidos de ver ante esa oscuridad que le impide ver. Alumbra mi camino y enciende mi corazón para saber limpiar y reconocer siempre primero mis pecados antes de enjuiciar los de los demás. Amén.