Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 21 de octubre de 2017

FORTALECIDO POR TU PALABRA

Qué sería de mí si no tuviese conciencia de tu presencia amorosa y de tu poder infinito. ¿Cómo me atrevería a retar a los poderes del mal que proliferan en este mundo por el que camino hacia Ti? Tú, Señor, eres mi fortaleza, y, como Pablo creo y digo: "Todo lo puedo en Aquel que me da fuerza" - Filipenses 4, 13, y - y que me defiende y da la cara por mí, pues me ha salvado entregando su Vida.

Sin Ti, Señor, no me atrevería a dar un paso y los poderes de este mundo me engullerían. Pero, contigo y en Ti encuentro la fortaleza y la tenacidad para seguir hacia delante y, también, dar la cara por Ti como lo han hecho otros muchos de mis hermanos en la fe. Eso te pido, Señor, que me llenes de tu Fortaleza y Sabiduría para sostenerme firme en las tribulaciones y sacrificios, y sabios en las palabras que salgan de mi boca en tu defensa y proclamación.

Apoyado, descansado y fortalecido en y por tu Palabra, camino esperanzado y con alegría. Y, en la comunidad, con el apoyo de los hermanos y, sobre todo, la Fuerza y Fortaleza del Espíritu Santo, recibido en el día de nuestro Bautismo, nos pertrechamos de la energía necesaria para rechazar el mal y abogar por llevarte dentro de nuestro corazón y defenderte hasta el punto de dar nuestra vida.

Sabemos de nuestros temores, de nuestros miedos, de nuestras debilidades, pero confiamos, Señor, en tu Palabra y esperamos, puestos y abandonados en tus Manos, llenarnos de tu Fortaleza y asistidos por el Espíritu Santo salir victorioso en cada momento de lucha en nuestro camino hacia Ti. 

También, en esos momentos de lucha, nos agarramos a tu Madre, la Virgen, que nos alumbra con su vida y su obediencia firme y confiada a seguir hasta el último momento de nuestras vidas abrazando la Cruz que ella abrazó a tus pies, Señor. Danos la fortaleza de no desfallecer y llena nuestra vida de esperanza y de fe. Amén.

viernes, 20 de octubre de 2017

AJUSTA MI VIDA Y MIS PALABRAS, SEÑOR

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


No es fácil ser coherente y ajustar tu vida y tu palabra. A veces nos vemos imposibilitados de vivir según como pensamos y, quizás sin querer, damos mal ejemplo. Posiblemente no sepamos qué decir o cómo decirlo y callamos incumpliendo nuestra palabra. Resulta difícil llevar bien enlazadas la palabra y la vida.

Pero, lo verdaderamente importante es no desajustar la verdad entre ellas. Es decir, que lo que digas sea bien intencionado y con la actitud y el esfuerzo de ir bien ajustada la una a la otra. Vida y palabra deben estar muy identificadas y exigirse la una a la otra para marcar el ritmo y mismo paso. Porque, desajustadas darán mal imagen y desajustaran la vida de otros.

Podemos ser responsable de muchas desviaciones de otras vidas si vivimos de forma ligera y sin el compromiso y el esfuerzo de ajustar nuestras vidas a nuestras palabras. La hipocresía, que se produce cuando la palabra toma otro camino diferente a los actos de nuestra vida, es venenosa y hace mucho daño. Las apariencias nos engañan y nos presionan. Queremos quedar bien y, ante nuestras limitaciones y pecados, aparentamos. Es decir, mentimos.

Debemos cuidarnos de esa clase de levadura. Es de muy mala calidad y todo lo que contagia y fermenta lo estropea. Procuremos, a pesar de las dificultades, ser sinceros y mostrarnos como somos. Porque, todo se sabrá, y tus pecados y los míos también. Luego, de nada me sirve presentarme aquí como un gran creyente y luego ser un crápula y humilde pecador. Y eso es lo que soy, al menos yo. Un pobre y miserable pecador que, sólo por la Gracia de Dios, trata ahora de encauzar su vida y morir al hombre viejo que tantas cosas mal y malas ha hecho.

No temamos a los de aquí abajo, que sólo pueden matar nuestro cuerpo, que al final resucitará en el Señor. Temamos en vivir en la hipocresía y ser, por el Juez Divino, el único que puede cerrarnos las puertas de la eternidad plena y gozosa, condenándonos a la muerte eterna. Danos, Señor, ese santo temor que nos dé fuerza para vivir en la verdad y el amor. Amén.

jueves, 19 de octubre de 2017

NO ES ALGO LEJANO A MÍ

Cuando leemos y reflexionamos este pasaje del Evangelio podemos caer en la tentación de creer que no va con nosotros. Nosotros, nos decimos, somos buenos, escuchamos a los enviados y les hacemos caso. Sin embargo, el mundo no parece decir lo mismo. No es que seamos nosotros responsables de todo lo que pueda suceder en el mundo, pero, no por eso, podemos quedarnos tan tranquilos.

Es posible que no hayamos matado a ningún profeta, ni tampoco a ningún enviados en nuestro tiempo, pero, ¿les hemos escuchado y aplicado sus consejos a nuestras vidas? ¿O les hemos dado la espalda sin hacerles caso? Eso es cuestión de reflexión y de mirarnos cada uno personalmente. Posiblemente no estemos a la altura que debemos estar y debamos escuchar y aplicarnos más en nuestras vidas.

Es una llamada de atención, y muy seria la que nos hace el Señor: « ¡Ay de vosotros, porque edificáis los sepulcros de los profetas que vuestros padres mataron! Por tanto, sois testigos y estáis de acuerdo con las obras de vuestros padres; porque ellos los mataron y vosotros edificáis sus sepulcros. Por eso...

Es cuestión de leerlo con atención y abiertos a la Gracia del Señor. Porque, siempre hay tiempo para, por su Gracia, dejarnos convertir y transformarnos, cada día, un poco más. Eso es lo que pedimos, primero perdón por todos nuestros fallos y pecados, y, segundo, la Gracia de ser mejores cada día aplicando a nuestras vidas esa Palabra de Dios que nos hace hermanos y nos une en una convivencia más solidaria y justa.

Pidamos también perseverancia y paciencia, para soportar nuestras limitaciones y dificultades a fin de no desanimarnos ni desfallecer. Pidamos humildad y sabiduría para abrirnos a la Gracia de Dios y dejar que, empapado de ella, seamos transformados y convertidos. Amén.

miércoles, 18 de octubre de 2017

NO QUIERO, SEÑOR, SEGUIR MIS INTERESES

Yo, Señor, como Pablo, me duele hacer lo que no quiero y dejar de hacer lo que quiero -Rm 7, 19-21- y experimento que no es fácil lograrlo. Me descubro sometido a mi naturaleza humana de pecado y a mis propios egoísmos. Me cuesta despegarme de mis hábitos y apetencias, y se me hace cuesta arriba levantar esa loza de mi humanidad que me oprime y me esclaviza.

Ante esta situación, Señor, clamo a tu presencia y a tu poder. Necesito tu Gracia para someter a mis pasiones y liberarme para hacer lo que quiero, experimento y debo. Porque es el bien lo que siente y desea mi corazón, pero choca contra mis apetencias y egoísmos que le someten y esclavizan. Dame, Señor, esa Gracia que me libera de toda esclavitud para hacer el bien y vivir en la verdad y la justicia.

Necesito ser independiente. Independiente, no sólo de las cosas materiales, sino de toda influencia de poder, de prestigio o ambición. El Señor nos quiere libres para actuar libremente y no sujetos al que comer, vestir o dormir. Él se ocupará de esas cosas y nos dará lo que necesitamos en cada momento. Porque nos creamos muchas necesidades cuando priorizamos los bienes, la comodidad y nuestro bienestar antes que la misión que nos ha encargado el Señor.

Por eso, para actuar según el Evangelio necesitamos vivir de la Palabra. Y vivir de la Palabra es ponerla en el primer lugar de nuestra vida. Claro que hay que trabajar y ganar el sustento, ya lo decía también Pablo, pero hay que ser libre en ese aspecto para también ser libre en proclamar la Palabra según la Voluntad de Dios. Y eso exige seguirle, estar cerca de Él, escucharle y estar disponible para, comprometiéndonos, ir actuando según su Voluntad.

Pidamos al Espíritu Santo que nos dé la capacidad de discernir y de darnos cuenta de que el Señor cuenta con nosotros. Y lo que no hagamos nosotros se quedará sin hacer. Cada cosa y actuación tiene su momento y su hora, y si no se hace, ese momento y esa hora quedará vacía y sin tu respuesta.

martes, 17 de octubre de 2017

EL BIEN HACER Y OBRAR

Hay mucha gente que hacen buenas obras y que son exaltadas y recordadas. Incluso, nuestros parques y plazas representas estatuas y esculturas que le dedican recuerdos gloriosos. Son bienhechores de la sociedad, pero todo acaba ahí. Se han proclamados en filántropos reconocidos, y, como tal, la sociedad les ha elevado glorioso recuerdo en lugares públicos para que se conozcan y se les recuerde.

Digamos que han recibido su premio por su bien hacer y obrar. y,  en eso se queda todo. Sus buenas obras les han sido pagadas. ¿Nada más pueden esperar? Esa es la diferencia entre el bien obrar por tu cuenta y para tu ego personal, o, hacerlo para gloria de Dios. La diferencia es la fe.

Llenamos nuestras vidas de tradiciones y costumbres que, siendo buenas e importantes, no son fundamentales, y menos leyes. Lo fundamental es el amor, empezando por Dios y continuando por el prójimo. Lo demás tendrá su lugar y su sitio, pero sin carácter de valor ni de imprescindible. Lo exterior tiene su sitio y siendo bonito y bueno tenerlo limpio, lo verdaderamente importante es lo de dentro, lo que sale realmente del corazón. Esa es la lección que el Señor nos da en el Evangelio de hoy.

Pidamos es buena intención de ser limpio, puro y justo, y de que nuestra vida sea coherente con la sustancia verdaderamente importante, es decir, con el amor. No se trata de llenar la vida de normas y cumplimientos que tratan de esconder nuestro compromiso con la verdad y la justicia, y aparentar lo que realmente no estamos dispuesto a ser. 

Pidamos ser comprensivos y, sobre todo, misericordiosos como el Padre es Misericordioso con cada uno de nosotros. Pidamos sostener nuestro interior en la verdad y la justicia y que lo exterior sea reflejos de lo interior, sin oscuridades y ocultamientos. Pidamos vivir en la coherencia y dejarnos dirigir por la acción del Espíritu Santo. Amén.

lunes, 16 de octubre de 2017

DOS CAMINO: CREES EN SU PALABRA, O EN LA TUYA

Hay muchas elucubraciones y divagaciones. Todo se reduce a estar seguros y a no apostar por algo que no lo tenemos claro. Pero, la fe nos exige riesgo y confianza. Condición indispensable es fiarnos de su Palabra. Él nos la da, y también nos la prueba, pero no a gusto del consumidor, porque no ha venido a hacer teatro ni a convencer a nadie. Ha venido, ayer nos lo decía, a invitarnos a un Banquete de gloria, de fiesta, de gozo y eternidad, y el vestido o etiqueta que tienes que llevar es la fe.

Se trata de creer en Él, de fiarnos de su Palabra y revestirnos de los Sacramentos que nos ha dejado en su santa Iglesia. Arrepentidos de nuestros pecados y apoyados en el alimento Eucarístico de su Cuerpo y su Sangre. Se trata de depositar toda nuestra confianza en su Promesa de salvación, y como los ninivitas, dejarnos llevar por su Palabra y disponer nuestros corazones a conversión.

Todo lo demás, que saltarán como piedras bien dispuestas en tu camino, son tentaciones, dudas y exigencias que te harán tribular debilitando tu fe y tu fortaleza. Es el pecado que nos exige una lucha constante para no ceder a sus elucubraciones ni seducciones. Necesitamos la oración y la fe puesta en la Promesa del Señor, que ha muerto, pero ha Resucitado al tercer día y, a los que creen en Él, también les resucitará para que asistan al Banquete de la eternidad festiva y gloriosa.

Sabemos que la lucha es combate diario; sabemos que no nos será fácil; sabemos que hay muchos obstáculos y dificultades, pero sabemos que la Promesa del Señor está ahí. Creemos en Él porque dentro de nuestros corazones está sembrada la semilla de la fe. Él la ha puesto ahí, y cultivada por su Gracia, florece y da frutos. Esos frutos que nos empujan al deseo infinito de ser eternos y felices, tal y como Él, Señor y dueño de todo lo creado y de nuestras vidas. Señor de la Vida y la muerte, nos ha prometido.

Gracias Señor por sostenernos en la fe. Te pedimos que nos des la perseverancia de cada día para que, a pesar de los tropiezos y obstáculos que la vida nos presenta, mantengamos siempre nuestra fidelidad y nuestra fe encendida  a tu Palabra. Amén.

domingo, 15 de octubre de 2017

COMPLICANDO MI VIDA

Estamos tan cegados por el pecado que no vemos sino por los ojos del mundo. Nos asombramos cuando, elevados un poco por encima de él, observamos la pequeñez y la basura que preferimos ante la grandeza y majestuosidad del Reino de Dios. No podemos comprender como optamos por la mediocridad, por unos vasos de alcohol y un poco de pasión carnal ante la grandeza de la verdadera felicidad del amor y de la plena eternidad. Verdaderamente no se comprende.

Y me incluyo yo en este tinglado, porque no soy mejor que nadie y también he besado este mundo y sus caducas ofertas, vacías y falsas. Todo, a parte de ser mediocre, es temporal y, por supuesto, caduco. Posiblemente estemos ciegos y atolondrados por nuestra débil naturaleza humana. Estamos heridos por el pecado, pero podemos levantarnos y reponernos. Para eso está el Espíritu Santo, que hemos recibido en el Bautismo.

Es verdad que hemos rechazado el Banquete del Señor. No le hacemos caso e incluso despreciamos a sus enviados y hasta los matamos. Muchos cristianos son perseguidos y aniquilados porque con sus vidas nos invitan al Banquete Eterno. Realmente, no estamos bien vestidos ni llevamos el traje del arrepentimiento y de la Vida de la Gracia. Indudablemente, seremos expulsados al las tinieblas y allí será el llanto y rechinar de dientes.

Pidamos luz y sabiduría para entender y aceptar esa invitación que nuestro Padre Dios nos hace para asistir al Banquete de Salvación. La Eucaristía es el manjar del Cuerpo y la Sangre del Señor, que nos alimenta espiritualmente y nos fortalece contra las amenzas y acechanzas del demonio y del pecado. Revistámonos del vestido de los Sacramentos para, bien presentados, seamos aceptados por el Amor del Padre, que nos quiere, nos invita y busca nuestra salvación. Amén.