Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

lunes, 11 de marzo de 2019

CUENTAME, SEÑOR, ENTRE LOS TUYOS

Resultado de imagen de Mt 25,31-46
Me siento débil y sin fuerzas para descubrirte en cada hombre que sufre y necesita ayuda. Me siento sin fuerzas para saber donde tengo que vaciarme y donde tengo que darme. Posiblemente, con todos, sean buenos o malos; lo necesiten o aparente necesitarlo; sean necesitados en verdad o mientan para aprovecharse. Tú, Señor, estás en todos y todos son tus hijos, buenos y malos, y como hijos necesitan tu ayuda, que Tú has querido poner en mis manos.

Dame, Señor, la sabiduría y la voluntad de saber darme y entregarme a la tarea de vivir para los demás. Cada día experimento que me busco a mí mismo y que programo el día pensando en mí. Me descubro esclavizado y apegados a muchas cosas de este mundo. Y, quizás, no cosas materiales, pero sí cosas que buscan mi satisfacción y mi propio egoísmo. Y cuando me doy cuenta me descubro débil y sin voluntad.

Necesito, Señor, tu ayuda, tu fortaleza, tu corazón. Yo soy muy débil y con el diablo al lado no tengo nada que hacer. Mis apegos, apetencias y todo lo que mi naturaleza humana tiene de pecado me superan y me vencen. ¿A dónde voy sin Ti, Señor? En tus fuerzas y tu misericordia descansa mi confianza y mi esperanza. Dame esa gracia y esa capacidad de saber renunciar a mis caprichos, a mis comodidades, a mis perezas y holgazanería y poder servirte con todo mi corazón, mi fuerza y energía.

Me experimento pobre y necesitado de tu ayuda, Señor. Sé que soy débil y te defraudo a cada instante. Dame la firmeza, la paciencia, la perseverancia y la voluntad de sostenerme firme en tu Palabra e irme desprendiendo de todas mis esclavitudes y debilidades para, fortalecido en tu Espíritu poder servirte sirviendo a los hermanos donde Tú te haces presente. Amén.

domingo, 10 de marzo de 2019

DANOS SEÑOR LA FORTALEZA PARA VENCER LAS TENTACIONES

Resultado de imagen de Lc 4,1-13
Jesús empieza primero por prepararse para todo lo que tiene que rechazar. Para ello, se prueba en el desierto donde busca enfrentarse a las tentaciones que trataran de apartarle de su misión. Y sufre toda tentación que nos puede servir también a nosotros de luz y de camino. Convierte esas piedras en pan, es la primera invitación tentadora que le hace el demonio. Y la hace sabiendo que Jesús tiene hambre, pero la respuesta de Jesús está apoyada en su Padre. El hombre se alimenta de la Palabra de Dios y en ella encuentra el sentido de su vida.

También nosotros en muchos momentos necesitamos pararnos, retirarnos y en la soledad presentarnos ante el Señor en íntima oración para fortalecer y preparar nuestro espíritu ante las tentaciones que se nos presenta. El diablo está al acecho. Recordemos que al final del Evangelio de hoy dice: Acabada toda tentación, el diablo se alejó de Él hasta un tiempo oportuno.

Cada día es una lucha. Una lucha contra nuestros afanes de querer ser más, de satisfacer nuestras ambiciones de poder y gloria y de olvidarnos de Dios poniendo nuestra confianza en la fuerza y el poder. Por eso, necesitamos prepararnos con la oración, el ayuno y la limosna, para experimentar la fortaleza del desprendimiento de todo aquello, que no sólo nos sobra, sino que nos estorba y nos aleja de Dios.

Pidamos fortalecer nuestra voluntad para dirigir nuestra libertad y someter nuestra concupiscencia según la Voluntad de Dios y vivir de acuerdo con su Palabra. Pidamos fortaleza y sabiduría para discernir con firmeza y obediencia el camino que Jesús nos señala y nos invita a recorrer, porque es el mejor, el que nos conviene y el que nos salva. Danos, Señor, la fortaleza para vencer las tentaciones que a lo largo de nuestro camino en esta vida se nos presenta antes de llegar a Ti. Amén.

sábado, 9 de marzo de 2019

ORACIÓN - AYUNO - LIMOSNA


Resultado de imagen de oración ayuno y limosna
Esta etapa nos exige prepararnos y ejercitarnos para la lucha. Somos débiles y necesitamos cuidados y ejercicios. Al igual que el deportista que se prepara y ejercita para conseguir la victoria privándose de todo aquello que le impide estar en la mejor forma posible, el cristiano también se ejercita y se priva de todo aquello que le impide seguir a Jesús.

Porque, Jesús también se preparó previamente retirándose al desierto y fortaleciendo su Voluntad. Y no fue sólo. Se dejó acompañar por el Espíritu Santo. ¿Y todo para qué? Para triunfar, tal y como cualquier deportista o olímpico. Ellos, como dice Pablo - 1ª Corintios 9, 25 -, para conseguir una corona corruptible, pero nosotros una incorruptible, la Vida Eterna.

Porque, la Cuaresma es el camino que nos conduce a compartir con Jesús su Pasión y Muerte en la Cruz. Una Muerte que significa una Victoria, la Resurrección. Es decir, nos preparamos para la victoria, como lo hacen los deportistas. Nuestro camino cuaresmal es un camino de preparación para triunfar. Esa es nuestra meta. Por lo tanto, vale la pena todo lo que hagamos con el fin de estar preparados y fortalecidos para llegar hasta el final.

Jesús venció a la muerte y consiguió la victoria para también para todos nosotros. Y esa es la motivación y el aliciente por el que también nosotros tenemos que prepararnos, en la misma medida de nuestras posibilidades y talentos, para conseguir la victoria: Resucitar con Cristo, por su Gracia, al final de nuestra vida. Y, por eso, la oración, el ayuno y la limosna nos ayudan a conseguirla.

Una oración constante que nos une cada día a nuestro Señor. Un ayuno que nos ayuda a dejar y a privarnos de todo lo que nos puede obstaculizar nuestra unión con Jesús, y la limosna, que no sólo consiste en aportación económica, sino en darnos nosotros mismos con nuestro tiempo y talentos. Pidamos con fe y convencidos que nuestro Padre Dios nos dará la Gracia de vivir en esa dinámica, fortalecidos en el Espíritu Santo. Amén.

viernes, 8 de marzo de 2019

EL AYUNO MIRA HACIA LOS OTROS

Resultado de imagen de Mt 9,14-15


HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


No se trata de ayunar simplemente por ayunar y hacer sacrificios. Sabemos que la privación nos hace más fuerte y da consistencia a nuestra fe, pero el ayuno debe servirnos para darnos a los demás y compartir con ellos nuestras privaciones y sacrificios. Es decir, ayunamos para, privados de ciertas cosas, compartirlas con aquellos que necesitan el calor de los demás.

Es verdad que en todo esto hay mucha picaresca y quienes se aprovechan de la buena intención de otros. Sin embargo, eso no debe amedrentarnos ni desanimarnos, sino todo lo contrario, avisparnos y discernir donde debemos de deramar nuestros sacrificios y privaciones. Contamos con la ayuda del Espíritu Santo, que nos alumbra y asiste para que nuestros actos vayan en la línea correcta.

Pero, también tenemos la oración y el ayuno, que nos fortalecen y nos prepara para el buen discernimiento y la actuación correcta. Por eso, desde este humilde rincón de oración queremos pedir para que nuestras buenas intenciones tengan siempre el acierto de recaer en aquellos que verdaderamente lo demandan y lo necesitan.

Danos, Señor, la sabiduría y la fortaleza de desprendernos de tantas cosas que, quizás nos sobran o no necesitamos consumir con tanta voracidad, y sí compartirlas con los que no tienen nada y les falta de todo. Despojanos de tanto consumismo y egoísmo desmesurado ábrenos los ojos para ver más las necesidades de los demás que las mías propias. Ayúdanos, Señor, a saber elegir y entrar por el camino más estrecho, que, aunque más duro y costoso, es donde se encuentra la verdad, el gozo y la felicidad eterna. Amén.

jueves, 7 de marzo de 2019

DAME FUERZAS, SEÑOR, PARA SEGUIR TU CAMINO

Resultado de imagen de Lc 9,22-25
Sabemos cual es el camino del Señor. Es un camino duro, que termina con nuestra muerte, pero un camino donde se esconde el gozo y la felicidad. El mundo nos ofrece un camino más cómodo, pero no siempre, porque, sabemos por experiencia lo mucho que se sufre y sin sentido cuando no se está con el Señor. Porque, Él es el único que da sentido a nuestros dolores y sufrimiento y al camino, a pesar de su dureza, de nuestra vida.

Por eso, a pesar del dolor que experimentamos en nuestros corazones, queremos, Señor, seguirte y pedirte fuerza y firmeza para enfrentarnos con nuestra pequeña cruz de cada día, tal y como Tú hiciste con la Cruz de todos nuestros pecados. Hoy empezamos la Cuaresma, ese camino de penitencia y dolor que te lleva a Ti, Señor, a la Cruz. Y nosotros queremos también, en la medida de nuestras posibilidades recorrerlo también junto a Ti, e ir superando todos nuestros obstáculos y sufrimiento.

Recurrimos a Ti, Señor, porque sabemos que ningún otro puede darnos esa fortaleza para seguir tus pasos. Sentimos nuestras debilidades y experimentamos que estamos sometidos a nuestros apegos. Nos cuesta mucho vencernos y enfrentarnos a nuestros propios apegos. No podemos negarnos a nosotros mismo con nuestras propias fuerzas y voluntades. Necesitamos tu ayuda, Señor, y la fortaleza de tu Espíritu para poder vencer a nuestro propio yo.

Por todo ello, te suplicamos que nos acompañes en nuestro andar de cada día y nos infunda ánimo, fuerza, voluntad y deseos de morir a nuestros caprichos y apetencias. Necesitamos despojarnos de muchas cosas que nos atan al placer, a la buena vida y al desentendernos de los problemas de los demás, especialmente los pobres. Haz, Señor, que permanezcamos junto a Ti y a los hermanos, para también en ellos encontrar el respaldo y la fraternidad de arroparnos y fortalecernos en la lucha contra el mundo, demonio y carne. Amén.

miércoles, 6 de marzo de 2019

LÍBRAME, SEÑOR, DEL LUCIMIENTO Y DE LA ALABANZA

Resultado de imagen de Mt 6,1-6.16-18
Somos proclives a la alabanza y al lucimiento. Nos gusta destacar y ser reconocidos y nos cuesta mucho pasar desapercibidos ante los demás. Gustamos de que nos vean, nos admiren nos hagan lisonjas. Nuestra naturaleza está herida en ese sentido y necesitamos sobreponernos a esa apetencia que nos amenaza y nos inclina al lucimiento.

Nos cuesta callarnos y no hablar de nosotros mismos, y, sobre todo, manifestar todas las cosas buenas que hacemos con el fin de ser alabados y ensalzados. Y, solos, nos será difícil. Por eso, recurrimos a Ti, Padre del Cielo, para que nos afirmes en la voluntad de abstenernos de lucimiento y seguir tus consejos de que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. Eso te pedimos, que nos llenes de humildad y de amor para darnos en silencio y fuera del alcance de la vista de los demás evitando los elogios y alabanzas.

Danos, Señor, el verdadero sentido de justicia y donde termina ésta, la suficiente caridad para amar, tal y como Tú nos ama. Porque, en justicia nosotros no merecemos nada, y Tú, Señor, nos has dado la vida y la oportunidad de alcanzar la Vida Eterna junto a Ti. Para eso, Señor, te pedimos que nos fortalezcas y nos des la sabiduría de esforzarnos en despojarnos de todo aquello que nos debilita y nos aleja de Ti. En ese sentido, la Cuaresma es una buena oportunidad para preprararnos y esforzarnos en ser más orantes, más caritativos y más dispuestos a abstenernos de todo aquello que nos instala en las comodidades y el olvido de los que lo pasan mal.

Convencidos, Señor, de que eso sólo lo conseguiremos estando junto a Ti y en contacto diario contigo a través de la oracíón, ayúdanos a perseverar y a caminar a impulsos del Espíritu Santo. Amén.

martes, 5 de marzo de 2019

MUCHOS PRIMEROS ÚLTIMOS, Y MUCHOS ÚLTIMOS PRIMEROS


Resultado de imagen de Mc 10,28-31
Las últimas palabras con las que termina el Evangelio de hoy nos ponen en guardia y, hasta cierto punto, nos da miedo. Pero, lejos de eso, debe servirnos para estar en guardia y en constante revisión cada día y cada tiempo litúrgico. En este camino de nuestra vida no hay tiempo de descanso ni de relajación. Es una constante prueba de revisión, de reflexión y de entrega en medio de un mundo lleno de tentaciones, de persecuciones e invitaciones a abandonar el seguimiento a Jesús. Como ves, las tentaciones ni persecuciones no faltaran y eso te irá indicando la medida de tu donación y de tu fe.

Porque, cuando el seguimiento cuesta, exige y duele te está revelando que realmente está en el buen camino y tu decisión de seguir a Jesús es seria y firme. Es la señal de que esa es la puerta estrecha -Mt 7, 13 - que Jesucristo nos indica y nos invita a entrar por ella. La puerta que lleva al encuentro con Él. Pero, tenemos que darnos cuenta de una cosa muy importante, vital diría yo. No te atrevas a ir sólo ni apoyado en tus fuerzas, porque el diablo está al acecho y caerás en sus manos.

Embarcate en la barca de la Iglesia y lleva como remos los sacramentos, de manera especial y fundamental la Penitencia y Eucaristía, son los remos que nos empujan, nos vigorizan, nos sostienen y nos protegen de todas aquellas tentaciones que nos amenazan con hundirnos y zozobrar. Y siempre acompañado por el Espíritu Santo, el paráclito defensor, asistente, auxiliador, que nos sostiene y nos protege de todas las tempestades que nos amenazan con derrumbarnos y alejarnos del camino verdadero.

Pidamos al Padre estar en esos últimos que Él pondrá como primeros. Pidamos al Padre quedarnos para el final y dar todo lo que tengamos, dejando todo aquello que nos retiene, nos carga y no nos deja avanzar y dándonos, desprendido de todo, para el bien de los demás. Tal y como Él hizo a su paso por este mundo. Padre, porque, queremos seguirte siendo últimos, para que por tu Gracia, Amor y Misericordia estar a tu derecha el día de nuestra partida. Amén.