Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 21 de junio de 2019

ENSÉÑAME, SEÑOR, EL VALOR DE LAS COSAS DE ESTE MUNDO

Resultado de imagen de Mt 6,19-23
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 



El valor de un bien u objeto dependerá de su servicio, de lo útil que nos pueda ser y de la importancia para lo que nos pueda servir o valer. Un buen medicamento, por ejemplo, vale su precio en oro cuando nos repone, nos alivia y nos cura de una grave enfermedad. Incluso de la muerte. Sin embargo, apreciamos más aquello que, no sólo nos promete la Vida Eterna, sino que plenamente nos hace feliz eternamente. 

En teoría eso lo apreciamos más, porque es eso lo que buscamos. Otra cosa es que no lo descubrimos, no es algo inmediato y, por tanto, no lo apreciamos, o no terminamos de creernos. Sí, es posible que lo afirmemos, pero no llega a lo más profundo de nuestro corazón. Cuando descubrimos ese verdadero tesoro o valor de las cosas nos damos cuenta que sólo lo que nos da Vida Eterna en plenitud de gozo y felicidad es lo que verdaderamente importa. 

Luego, ¿qué buscamos en la vida? ¿Lo que es perecedero, o lo que es eterno? Si nos ceñimos a lo primero tendremos que buscar y afanarnos por las cosas de este mundo, pero si valoramos lo segundo, que es, dicho sea de paso, lo que todos buscamos y queremos, tendríamos que buscarlo en las cosas de arriba. Es decir, en las cosas del Cielo.

Y es eso, Señor, lo que queremos pedirte hoy, que nos abras los ojos y la mente para discernir siempre el bien y lo mejor. Para saber elegir los bienes espirituales del Cielo que nos llevan y nos dan la Vida Eterna. Amén.

jueves, 20 de junio de 2019

ENSÉÑAME A ORAR, SEÑOR


Resultado de imagen de Mt 6,7-15
La clave de la oración no son las palabras que podamos decir, ni lo hermosa y armónica que sea su expresión gramatical o sonidos fonéticos. La clave que le da valor es si lo pronunciado es llevado a la vida. Eso es lo verdaderamente importante y lo que va a contagiar y a enamorar. Porque, esa es la oración que nos enseña Jesús. Una oración que se hace vida, que se conmueve y que baja a la vida para hacer el bien y salvar al hombre.

Porque, si nuestra oración no cumple ese requisito es una oración baldía. Por eso, Señor, conscientes de que nuestras oraciones son imperfectas, pobres y llenas de defectos que no se traducen en buenas obras ni hacen el bien y son egoístas, te pedimos que nos transformes el corazón y que nos des la voluntad de que nuestra palabra se haga vida buscando siempre el bien de los demás.

Pero, quizás, Señor, nos estamos acostumbrando a pedirte y quedarnos en eso, tranquilos con la petición, creyéndonos que con ser consciente y pedirlo todo está hecho. Y sabemos que no es así. Danos, Señor, la fortaleza de movernos, de fundar nuestros pies sobre la tierra y de concretar nuestras oraciones en acciones que respalden y corroboren nuestras peticiones y palabras. Y no permitas que nos desesperemos ni abandonemos nuestro empeño a pesar de nuestras caídas y fracasos.

Posiblemente, caeremos una y mil veces, porque somos débiles y esclavos del pecado. Ten compasión. Señor, y enséñanos a orar haciendo vida nuestra palabra. Sabemos que, por nosotros no podremos lograrlo, pero con tu Gracia y por tu Infinita Misericordia, si creemos que se puede realizar el milagro de sentirnos fuertes y con voluntad para que tu Palabra en nosotros sea, no sólo pronunciada, sino también vivida. Amén.

miércoles, 19 de junio de 2019

PURIFICA, SEÑOR, MI VIDA

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Me reconozco y confieso pecador y, aunque mis intenciones más profundas buscan una relación íntima y verdadera, confieso, Dios mío, que me siento inevitablemente tentado al lucimiento, a la exhibición y a buscar la admiración de los demás. No es esa mi intención, pero me condiciona mi humanidad sometida y amenazada por mis instintos, mis apetencias y mis inclinaciones.

Por eso, Señor, aprovecho este rincón y este momento para pedirte, una vez más, que purifiques mi corazón ,humanizado y contagiado por el hedonismo de este mundo, y derrames tu Gracia sobre él para que, como Tú me dices en tu Palabra, que mi mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. Y para que todas mis actitudes busquen desde la verdad mi íntima relación contigo sin mirarme ni buscar lucimientos ni admiraciónes de los demás.

Haz, Señor, que mi piedad sea transparente y auténtica según tu Palabra. Tú sabes que es lo que busco y quiero, y me duelo de ello, pero, también conoces mis limitaciones, causa de mi naturaleza humana, herida por el pecado y sujeta a mis instintos humanos y apetencias carnales. Desde aquí te pido humildemente, Señor, que limpies mi corazón vanidoso y manchado por mis apetitos para que mi relación sea más auténtica, más coherente y fiel a tu Palabra. Amén.

martes, 18 de junio de 2019

LA EXPERIENCIA NOS HABLA Y MANIFIESTA QUE LA VIOLENCIA NO ES LA SOLUCIÓN A LA PAZ

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Lo sabemos por activa y pasiva. Desde pequeño lo hemos oído en muchos lugares, desde el seno de nuestras familias hasta los lugares más recónditos y violentos. La violencia genera venganza, y la venganza enciende y prende las confrontaciones y guerras, es decir, más violencia. Y ello trae la muerte y abole la paz. El camino es inevitable y sin retorno. Una respuesta violenta da como resultado más violencia.

Sin embargo, la vida nos va enseñando que no hay reacción. El hombre sigue siendo violento y generando violencia. Los pueblos se enfrentan en guerras y mueren muchas personas. Los pueblos se destruyen violentamente y, a pesar del diálogo y buenas intenciones, la violencia es la que reina y la que manda. ¿Qué nos ocurre? ¿No aprendemos?

Posiblemente, el error nace de querer arreglar esa lucha violenta y crónica desde nuestro yo personal. Quizás, el hombre haya pensado que se basta el sólo para dar solución a sus problemas, pero, pasa el tiempo y no aprende. No se da cuenta que en lugar de arreglarlo, lo empeora. El hombre y la mujer han sido creados para amar, pero sólo lo podrán hacer desde la presencia de Dios. Ausente nuestro Padre Dios de sus vidas estarán perdidos. 

Conviene, pues, volver la mirada a nuestro Señor y ponernos en Manos del Espíritu Santo para, abiertos a su acción, dejarnos guiar por Él. Ese es el camino, amar como nuestro Padre Dios nos ama. Amar de forma incondicional tanto a los que corresponde a nuestro amor como a los que no corresponden. Tanto a los amigos como a los enemigos. Para los amigos quizás no necesitamos tanto, pero, para los enemigos necesitamos la Gracia del Espíritu de Dios para poder vencer nuestra razón y suavizar nuestro corazón y parecernos al nuestro Padre Dios en el amor.

Danos, Señor, un corazón suave, humilde, generoso, comprensivo y paciente. Danos, Señor, paz, sabiduría y fortaleza para soportar las adversidades venidas de los enemigos y sostenernos siempre en el amor como Tú nos propone. Amén.

lunes, 17 de junio de 2019

SÓLO EL AMOR NOS LLEVA A LA PAZ

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Todos sabemos que la venganza no cierra el capítulo del dolor. A más venganza más dolor y menos paz. El deseo de venganza no te deja descansar e incluso consumada la venganza no consigues reconciliarte con la paz y el dolor sigue presente. Ante tantos deseos de venganza y de dolor el corazón anhela descanso y paz, y esa medicina sólo la consigues con el amor.

Sólo con amor se apaga el fuego del dolor producido por la violencia y el deseo de venganza. El mundo no entiende de respuestas de amor ante el acoso violento del vengador y se defiende pagando con la misma moneda. Y ese es el gran error creer que con la violencia se apaga el dolor sufrido. Así el mundo sufre de forma interrumpida y el fuego consume el corazón humano.

Sólo la paz puede calmar ese deseo de venganza y esa es la propuesta de Jesús. Señor, desde estas humildes páginas te pedimos que inundes nuestros corazones de paz y de bondad para que, llenos de tu Espíritu, podamos avanzar en respuestas de amor ante las amenazas de violencia y sufrimiento que el mundo nos propone. Esa es la solución, más amor, menos violencia; más amor, fin de la violencia. 

Ante el amor no hay respuesta violenta. Todo se queda en calma y se establece la paz y la fraternidad, porque, ¿cómo responder con violencia ante una respuesta de bondad, de mansedumbre, de generosidad y de amor? No puede haber otra respuesta que la de corresponder con la paz y la fraternidad. 

Pidamos al Señor, abiertos a la acción del Espíritu Santo, que nuestros corazones, llenos de su Gracia, vivamos esas respuestas de amor ante las amenazas violentas que el mundo nos propone. Amén.

domingo, 16 de junio de 2019

ESPÍRITU SANTO, GUÍAME HACIA LA VERDAD

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La es un proceso que se va gestando por obra y gracia de Dios. Es un don de Dios y como tal necesita que nuestro corazón se abra a esa fe. Porque, Dios así lo ha querido y nos ha creado libres. De modo que sin nuestro permiso no nos infundirá esa fe que por otro lado, tú y yo tenemos que buscar y estar disponible y dispuesto a recibirla. Así y todo, no se nos dará la fe de sopetón y en un instante, sino que será un proceso en el que vayamos madurando y entregándonos al amor de Dios.

Hoy, en el Evangelio, nos lo dice claramente: «Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: ‘Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros’».

A partir de nuestro bautismo recibimos al Espíritu Santo y será entonces cuando iremos siendo conducidos hacia la Verdad completa. El camino de nuestra vida será un camino de aprendizaje de la verdad y para ello necesitaremos estar atentos, abiertos y receptivos a la acción del Espíritu Santo. Y no desfallecer ni apartarnos de su escucha y de su compañía. 

Por eso, Señor, te ruego que me des la fortaleza, la sabiduría y la paz de permanecer fiel a tu Espíritu y estar plenamente abierto a su obediencia y a dejarme llevar por sus impulsos. Él ha venido a iluminar mi vida y a darle sentido conduciéndola por el camino que lleva a la Verdad y a la Vida Eterna. Amén.

sábado, 15 de junio de 2019

¡SEÑOR, QUE VIVA SIEMPRE EN LA VERDAD!

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No es fácil mantener tu vida en la verdad. Y, muchas veces, no porque no quieras, sino por la presión a la que te ves sometido por otros y por las circunstancias del momento que vives. Sucede que hay momentos que decir la verdad duele, molesta o no conviene a muchos. Jesús sufre porque su Palabra, que es la Verdad, exigía cambios de actitud en los que le escuchan y negarse a ello les obligaba a justificarse rechazándola y oponiéndose.

Yo, Señor, quiero vivir en la Verdad, pero no una verdad humana ni de este mundo que todo lo relativiza, sino de la Verdad que nos viene de Ti. La Verdad Absoluta y única, pues, Tú, Señor, eres el Camino, la Verdad y la Vida. Dame, Señor, la sabiduría para ver con los ojos de la fe y llevar luz a mi pobre corazón y a los corazones de los demás.

Dame, Señor, la fortaleza para asumir y soportar todas las adversidades que se levantan en el camino de mi peregrinar a la Casa del Padre. Dame, Señor, la paz necesaria para asumir, soportar y vencer todos esos contra tiempos que, como tempestades, zozobran mi vida y amenazan hundirla. En tus Manos, Señor, Camino, Verdad y Vida, abandonos y descanso mi palabra. Amén.