Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 16 de febrero de 2013

CON LOS BRAZOS ABIERTOS



Sé, Señor, que todo está en tus Manos. Convertir mi pobre y humilde corazón no es cosa mía. Nacer de nuevo es obra del Espíritu Santo, pero para eso, previamente, yo tengo que abrirle mi corazón. Tú, mi Señor, me has hecho libre, y por esa razón, necesitas mi colaboración y mi asentimiento.

Tendré que poner todo aquello que está de mi parte, y que previamente, Tú, me has dado gratuitamente. Y eso vengo a pedirte hoy en este humilde y pequeño rincón.

 Quiero, Señor, que conviertas mi corazón; quiero, Señor, que me desapegues de mis apegos; quiero, Señor, que arranques de mi corazón todas aquellas cadenas que me esclavizan y me separan de dejarme modelar y convertir por el Espíritu Santo.

Yo, humildemente, te prometo que todos mis esfuerzos serán para dejarme convertir. Espero, Señor, en tu Espíritu, alcanzarlo. Y en esa esperanza comprometo mi vida y corro a llenarme de tu Gracia.


viernes, 15 de febrero de 2013

EN LA OPULENCIA NUESTRA VISTA SE NUBLA

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Y ese es el miedo que me turba y me impacienta. No quiero riquezas ni poder que puedan tentarme a separarme de Ti, Dios mío. Sé que necesitamos solucionar nuestros problemas, pero el primer y más importante problema es estar a tu lado. Incluso aunque eso nos suponga la muerte, porque morir en Ti, Dios mío, es vivir para siempre.

No permitas que nuestras debilidades materiales nos alejen de tu Rostro. Hay muchas promesas de mejoras y prosperidad, pero, ¿a cambio de qué? No quiero subsistir si eso me aleja de Ti, ni tampoco que sea causa de alejamiento para otros, que ciegos por sus penurias económicas, se venden al precio que sea.

Ilumina nuestras mentes y danos la sabiduría de saber que caminos tomar, a pesar de que se presenten con obstáculos difíciles de superar. ¿Es esa la puerta estrecha de la que nos hablas? Te rogamos, Señor, que nos des la voluntad y las fuerzas necesarias para no dejar de insistir en pasar por ella.

jueves, 14 de febrero de 2013

Fe y Esperanza - Consolación en la Angustia


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Señor, Señor. No puedo más. Vengo de una larga noche; estoy saliendo de las aguas saladas. Ten piedad. La soledad es una alta muralla que me cierra todos los horizontes. Levanto los ojos y no veo nada.


Mis hermanos me dieron la espalda
y se fueron. Todos se fueron.
Mi compañía es la soledad;
mi alimento la angustia.
No quedan rosas. Todo es luto.
¿Dónde estás, Padre mío?
Una cruel agonía se me ha detenido, congelada,
en lo hondo de las entrañas.
 
Dame la mano, Padre; apriétamela;
sácame de este negro calabozo.
No me cierres la puerta, por favor, que estoy solo.
¿Por qué callas? Mis gritos llenaron la noche,
pero Tú permaneces sordo y mudo.
Despierta, Padre mío.
Dame una señal, siquiera una, de que vives,
de que me amas, de que estás aquí, ahora, conmigo.
Mira que el miedo y la noche
me rondan como fieras,
y sólo me quedas Tú, como única defensa
y baluarte.
 
Pero yo sé que la aurora volverá,
y me consolarás de nuevo,
como una madre consuela a su niño pequeño;
y la armonía cubrirá los horizontes,
y ríos de consolación correrán por mis venas.
 
Regresarán mis hermanos a mi presencia,
y habrá de nuevo espigas y estrellas;
el aire se henchirá de alegría
y la noche de canciones,
y mi alma cantará eternamente tu misericordia,
porque me has consolado.
Gracias, Padre mío. Amén.
 
 
Del libro "Encuentro" del Padre Larrañaga