Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 7 de diciembre de 2013

A VECES DUDO DE MI FE



Supongo que a ti también te pasa. ¿No tienes dudas, sobre todo cuando el camino se pone duro y difícil? Te preguntas, ¿para qué hago esto? ¿Servirá esta lucha para algo? Y es que Satanás no está dormido. Él también juega y trata de convencernos que no vale la pena caminar contra corriente. Así encontró Jesús a muchos, fatigados, vejados y abatidos. Diríamos sin esperanzas.

Cuando decidimos quedarnos, dejar de luchar y rendirnos a las corrientes de este mundo, pronto experimentamos que nuestra esperanza empieza también a desaparecer. Es el Espíritu Santo que nos alerta, que nos previene, que nos empuja, porque somos seres de esperanza, de deseo de una vida mejor. Y en este mundo sólo encontramos apariencias de esperanza y felicidad, pero no la auténtica verdad y felicidad. 

Nos damos cuenta que estamos siendo arrastrados, y volvemos nuestros ojos a Jesús, la única y verdadera esperanza. En, por y con Él nos encontramos a gustos, felices, esperanzados y en paz. No por eso dejamos de padecer y sufrir contra tiempos, pero lo hacemos con otra mirada, con otra esperanza. Son las pruebas que nos mantienen alerta y deseosos de buscarle y de dejarnos encontrar con Él. 

Precisamente porque le necesitamos.

 A pesar de mis penas y tristezas. A pesar de mis sufrimientos y mis temores. A pesar de mis angustias e inseguridades, dame Señor la esperanza de saberme salvado y de continuar el camino hacia Ti. Eso descubre que mis dudas son superadas y que mi fe, aunque en momentos se tambalea y me recuerda mi humanidad, mi pobreza y mis pecados, sigue en pie porque Tú la sostienes.


viernes, 6 de diciembre de 2013

NO TE QUEDES ALEJADO, NI PARES DE GRITAR



Fue lo que hicieron aquellos dos ciegos. Habían oído las maravillas que hacía Jesús, y en cuanto tuvieron su oportunidad, 1zaaasssss!, la aprovecharon. Saltaron al camino, se le acercaron y le gritaron sin ningún respeto humano que les permitieran ver. No cabe duda que eso supone primero creer que Jesús lo puede hacer, si no es hacer el ridículo y perder el tiempo.

Supongo que Jesús les hace confesar el móvil por el que se le acerca y le piden sanación para descubrirles su fe. ¿Realmente, están convencidos que les puedo devolver la vista? Y ellos, sin ningún respeto humano respondiéron acto seguido, "sí".

¡Claro!, para buscarle y acercarsele, primero hay que tener fe, esa fe que empuja y te pone en camino. Mudar tu corazón no significa pensar de otra forma, significa arrancartelo y ponerte otro según Jesús. Te cambia todo; empiezas a ver de otra forma; encuentras en los hombres, no enemigos, sino personas a las que tienes que acercarte y perdonar.

Descubres entonces que no es fácil, pero experimentas y comprendes que sin Jesús no puedes caminar firme y sobre roca. Necesitas que Él construya tu casa.

jueves, 5 de diciembre de 2013

TÚ, SEÑOR, ERES MI ARQUITECTO



Tú, Señor, construyes mi casa, porque yo no sé cómo construirla firme y sólida. Soy un mal constructor y de nada valen mis afanes si Tú, mi Dios y Señor, no la construye. Hoy, aprovecha tu Palabra para pedirte que no quiero estar entre aquello que dicen sólo Señor, Señor... sino que quiero ser de los que, además de decirlo se esfuerzan en cumplirlo y llevarlo a sus vidas.

Por eso, quiero invitarte a que seas Tú quien construyas mi casa. Yo simplemente seré un mal albañil, al que Tú tendrás que despertar muchas veces de su adormilada siesta, o de su despistada faena. No seré capaz de construirme una casa segura y firme ante las tempestades de ese mundo y las tentaciones de los que persiguen derrumbármela. Necesito tu protección y tu Gracia.

Por eso, Señor, necesito el cemento y la arena que bien mezcladas conviertan mi casa en casa de oración. Una oración constante, sensata, consciente, firme, comprometida, dispuesta, abierta, dialogante, entregada, solidaria, alegre, compartida, silenciosa, escuchante y, sobre todo, llena de amor. De ese Amor que sólo Tú posees y sabes dar.

Dame, pues, esa Gracia de saber amasar mi vida con esa mezcla de tu Amor para construir mi casa de tal forma que ninguna tempestad ni huracán pueda hacerla tambalear.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

PUEDO HACERME YO TAMBIÉN COMIDA EN SUS MANOS



No te subestimes, porque eres hijo de Dios, y Él te valora mucho y te ama más. Y en su Amor puedes valer todo lo que Él permitas que valga. Y suele ser mucho, si te pones en sus Manos y te dejas moldear como hace el alfarero con el vaso de barro.

Hay un paso previo, y es tu y mi arrogancia. Solemos ser exigentes, suficientes y no esperar a que nos capaciten para realizar una misión. Queremos sentirnos capaces y, de no ser así, nos excluimos y nos retiramos. No digerimos el no saber o no poder. Y eso nos suele molestar y enfrentarnos con nosotros mismos.

No se trata de poder ni de ser capaz. El Único capaz es Jesús, y Él pregunta si tú quieres, en Él, atreverte a hacer lo que Él te pida. Posiblemente te pedirá de acuerdo con lo que te ha dado. Él sabe de lo que puedes y estás capacitado para hacer. Sólo quiere que tú en su Nombre lo hagas. Y veremos qué podemos hacer.

No está el Espíritu Santo de vacaciones, ni de estatua. Está para actuar en ti, pero necesita tu permiso, tu disposición, tu abrirte a su acción... Entrégale tu corazón y las obras serán las que Dios quiere que sean. No las tuyas, las que tú quieres, sino las que El quieras. Por eso, por eso tenemos que abajarnos y ser pequeños, no porque valemos poco, sino porque valemos demasiado si nos dejamos guiar por el Espíritu.

Tú, Señor, sabes de nuestra disposición, de nuestro empeño, de nuestros deseos. No podemos, ni tampoco queremos, engañarte. Toma nuestra vida y haz con ella según tu Voluntad. Yo trataré, siempre contando con tu Gracia, de responderte y de multiplicar mis panes para que coman otros. Tuyos son Señor, y tuyos los reparto gratuitamente con mis hermanos.

martes, 3 de diciembre de 2013

¡LÍBRAME DEL PELIGRO DE HACERME GRANDE!



Querer ser pequeño, no significa que quiero seguir siendo niño, pues quiero madurar y crecer, pero no estar lleno de grandeza y suficiencia. Quiero tener siempre hambre, hambre de llenarme, de comer de tu Palabra, de saciarme de tu sabiduría, de crecer en tu amor. 

Eso entiendo que significa ser pequeño, y eso quiero ser Padre mío. Dame la sed y el ansia de buscarte para saciarme de tu Paciencia, de tu Bondad, de tu Misericordia, de tu Fortaleza, de tu Entrega... de tu Amor. No permitas que me llene de tantas cosas hermosas y bonitas, pero que sólo son cosas. Cosas caducas y efímeras, que te hartan y te gustan, pero que pronto desaparecen dejándote vacío, insatisfecho, triste y angustiado...

Quiero seguir siendo pequeño y nunca crecer en ese sentido. Siempre estar falto de tu Alimento y tu Palabra, porque esa ha sido la Voluntad de tu Padre, de compartir su Gloria con los pequeños y los pobres.

Concédeme la riqueza y la gracia de ser siempre pequeño Padre mío.

lunes, 2 de diciembre de 2013

LA FE MUEVE MONTAÑAS



Si tuviera fe no haría falta movernos, porque la fe no necesita presencia sino simplemente fe. Eso fue lo que ocurrió con aquel centurión romano. Jesús no necesitó presentarse en su casa, sino que con sólo una Palabra suya bastó para sanar a su ciervo.

Pronunciamos esas palabras cada vez que nos disponemos a recibir al Señor: "Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una Palabra tuya bastará para sanarme". Aquel centurión sólo necesitaba la Palabra de Jesús. Eso le bastaba para sanar a su ciervo. Y eso le pidió al Señor.

No me extraña que Jesús quedara gratamente sorprendido. Cuando muchos, aun presenciando sus milagros, negaban su poder y divinidad, aquel centurión sólo de oídas creyó que Jesús podía sanar a su ciervo, y no sólo eso, sino que con una sola Palabra suya bastaría para sanarlo.

¿Creemos nosotros igual que el Centurión? Pues si no es así, pidámosle al Señor que  aumente nuestra fe y abramos nuestro corazón a su Palabra. En estos momentos de preparación a su venida, estemos atentos a que nuestro corazón sea más acogedor a su Palabra y la dejemos acomodar haciéndole un hueco para que anide y nos transforme.

domingo, 1 de diciembre de 2013

CONFÍO EN TI SEÑOR



Planta tu Palabra dentro de mi corazón. Yo, Señor, pobre pecador, trato de abrirlo con todas mis fuerzas y prepararlo para tu siembra. Pero necesito el agua de tu Gracia y la tierra de tu Palabra, para que la semillas de mi vida nueva dé los frutos que Tú , Buen Sembrador, esperas recoger.

Despierta y aviva mi corazón, y mueve mi voluntad, para que mi vida corresponda a tu Palabra y sea capaz de llevarla a otras tierras necesitadas de ser sembradas. Y dame la valentía y la prontitud de correr a tu llamada sin pensármelo, sin mirar la vista atrás. Confiado y abandonado a tu providencia y a tu protección.

Aleja de mí toda exigencia y demostración de tu identidad pidiéndote pruebas de quien eres. Impúlsame como un niño a fiarme y confiar en Ti. A ponerte en la primera prioridad de mi vida y a esforzarme para los que permanecen a mi lado te descubran a Ti en mí.