Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 31 de enero de 2015

SOSTÉN, SEÑOR, MI FE PARA RESPONDER A TU AMOR



Mi fe está pegada con alfileres si Tú, Señor, no la sostienes con firmeza. Mi fe se desvanece si Tú, Señor, no la alimentas y la haces crecer en mi corazón. Porque por mucho que me afane nada podré lograr sin tu concurso y sin tu Gracia. Tú eres, Señor, la Fuente que alimentas mi vida y mi fe.

Necesito, Señor, que mi fe esté sostenida por Ti. Necesito que inundes mi corazón de luz para que vea tu amor. Necesito, Señor, que mi fe despierte y se apoye en tu Amor, para que pacientemente persevere y no se derrumbe. Necesito, Señor, que abras mi corazón, quizás, endurecido como piedra, y lo conviertas en corazón de carne suave, compasivo y misericordioso, para que se fortalezca en la fe con buenas obras y servicios por amor.

Dame, Señor, la luz y la sabiduría de, confiado y esperanzado, perseverar en tu presencia pacientemente hasta que Tú convengas en aumentar mi fe. Amén.

viernes, 30 de enero de 2015

SOMOS TIERRA SEMBRADA POR BUENA SEMILLA

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA UNIDA Y DEFENSA DE LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS




Dentro de cada hombre hay una semilla de amor plantada. Por algo, en el libro del génesis se dice al principio que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Si somos semejanza de Dios tenemos muchas cosas de Dios. Por eso sentimos amor y nos llena de gozo hacer el bien; por eso sentimos compasión, y también deseos de misericordia.

Pero también sentimos deseos de hacer justicia, de que haya paz, y de que todos los hombres se sientan hermanos y vivan de forma fraterna. Pero todo esto se estropea cuando el hombre empieza a sentir egoísmo, y quiere ser el mejor, y disfrutar más que los otros y que, los otros, le sirvan y estén bajo sus órdenes. Son los síntomas del pecado, de la soberbia y avaricia.

Necesitamos fumigar nuestra particular tierra para que, limpia y protegida, la semilla crezca fuerte y bien cultivada y dé los frutos esperados. Pero es necesario atenderla, regarla y abonarla con mucho cuidado y atención. Y eso nos exige estar unido al Sembrador, que sabe de nuestras debilidades, de nuestros defectos, enfermedades y pecados y está dispuesto, por amor, a perdonarnos y a ayudarnos a dar frutos.

Cuidemos nuestra huerta con la asidua frecuencia de la Eucaristía y la Penitencia, para que el abono y la lluvia de la Gracia nos empapen hasta tal punto que nuestra tierra quede bien abonada y fértil para dar los frutos que de ella se esperan. Amén.

jueves, 29 de enero de 2015

LA LUZ TAMBIÉN DEPENDE DE MÍ



Puedo encontrarme en el lugar más iluminado del mundo, pero puedo estar también al mismo tiempo en la mayor oscuridad de mi vida. Por supuesto que dependerá de muchas cosas, pero principalmente de dos cosas: a) de que haya buena luz; b) de que tenga los ojos y los oídos bien abiertos.

No sólo la luz es necesaria, sino también que mis oídos oigan, pero sobre todo, que escuchen. Porque sólo viendo y escuchando podemos alcanzar la verdad y vivirla. Y para ver y escuchar hace falta, primero luz y segundo capacidad para oír. Y podemos, aunque veamos y oigamos, estar ciegos y sordos.

Y lo estamos, cuando sólo vemos por nuestra, herida, contaminada y tentada, razón. Una razón que busca sólo las formulas de satisfacer sus propios egoísmos;  una razón que lucha por sobre salir sobre, valga la redundancia, los demás. Una razón egoísta que no escucha, sino propone y hace valer sus ideas infestadas y contagiadas de poder, comodidades, pasiones y sentimientos posesivos, tantos espirituales como materiales.

Pero, ocurre también, que a veces cerramos los ojos y miramos a otro lado. No queremos complicaciones que nos inquietan y nos comprometen. Comprendemos y nos compadecemos, pero nos atrae y nos gusta una vida más cómoda, placentera y despreocupada. Nos gusta colaborar y nos solidarizamos con muchas causas, pero queremos vivir nuestra vida cómoda y placentera. 

Cerramos los ojos y rechazamos el compromiso por amor de trabajar por un mundo mejor. Lo hacemos a media vela, dejando nuestros ojos entre abiertos y en penumbra, porque no queremos ver con claridad. No queremos demasiada luz que aclare nuestra vista, porque precisamente no queremos ver.

Perdona Señor nuestra ceguera voluntaria y llénanos de paz, sabiduría y fortaleza para que, abriendo los ojos, seamos capaces de mirar de frente a los Tuyos y corresponderte con la misma mirada con la que Tú, Señor, nos miras.


miércoles, 28 de enero de 2015

MIS FRUTOS NECESITAN TU BENDICIÓN, SEÑOR



Es posible que mi corazón dé frutos buenos. Si hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios, nuestro corazón tendrá cosas buenas, pero, por causa del pecado, tenemos sentimientos y deseos egoístas que sólo miran para nosotros y excluyen a los demás.

El hombre hace cosas buenas, pero al final siempre se guardará lo mejor para sí mismo. Es egoísta y no está dispuesto a compartir con los demás. Dará, como máximo, aquello que le sobra o no necesita. El hombre se vuelve huraño y egoísta, y necesita transformar su corazón y limpiarlo de toda malicia y pecado. Por eso, necesitamos al buen Sembrador, que nos siembre buenas semillas y nos dé buena tierra.

Necesitamos ser regados con el agua del Espíritu Santo, para que nuestra semilla de amor fructifique y dé buenos frutos. Necesitamos el riego de la oración. Mucha oración que nos una constantemente al Señor y nos ponga en Manos del Espíritu, para que nuestra tierra, fertilizada por los sacramentos y cultivada por la Eucaristía sea alimentada y fortalecida para dar buena cosecha.

¡Oh, Señor, danos la capacidad de renuncia a nuestras comodidades, apetencias, vicios y apegos, para que, desprendidos de toda atadura, seamos libres para vivir en tu Palabra y cumplir tu Voluntad!

martes, 27 de enero de 2015

EL TRABAJO DEL ESPÍRITU



No tendría ninguna lógica la venida del Espíritu Santo si no fuese que la Misión del Señor quedó imcompleta. Los apóstoles no entendieron muchas cosas, por no decir casi ninguna. Y a nosotros, la Iglesia, que continúa su Misión a través de los apóstoles, tampoco entendemos mucho. Es el Espíritu Santo quien nos va guiando y revelándonos muchas cosas que no llegamos a entender.

Por eso, Jesús nos dice que se queda con nosotros hasta el fin del mundo. No puede ser de otra forma. Al darnos libertad estamos constantemente en peligro. Imaginemos a un hijo que lo dejamos en libertad. Estamos constantemente vigilándolo. Y más, en nuestro caso, que estamos tocados y heridos por el pecado. El Maligno nos puede y necesitamos la fuerza y la sabiduría del Espíritu.

No podemos quedarnos desguarnecidos ni a la intemperie espiritual. Necesitamos la Gracia del Espíritu para la lucha diaria contra nuestra voluntad. Porque muchas veces hacemos lo que no deseamos hacer. Nuestras apetencias nos pueden, nos arrastran y, a pesar de que entendemos que no debemos, nos vencen. Por eso, necesitamos la fuerza del Espíritu Santo, para en Él poder y vencer.

Y eso nos exige oración, perseverar y permanecer en el Señor. Cumplir y vivir ese cumplimiento, no sólo de palabra sino también de vida. Porque sólo así estaremos hermanados con el Señor y, coherederos con Él, de la Gloria del Padre.

lunes, 26 de enero de 2015

¡SEÑOR!, ¿POR QUÉ NOS CUESTA TANTO OBEDECERTE?



Por naturaleza estamos predispuestos al rechazo. Y lo vamos adquiriendo en la medida que maduramos desde la docilidad y pureza de intenciones del niño, a la soberbia y malicia de intenciones del hombre. No cabe duda que es la naturaleza de nuestro pecado original. Estamos tocados y heridos, y en la medida que pasamos del hombre nuevo purificado en el Bautismo al hombre viejo, herido por el pecado, alimentamos el rechazo a todo lo que nos viene de Dios nuestro Padre.

Necesitamos, pues, permanecer en el Señor. Ser dócil y obediente y seguirle por medio de los sacramentos. No podemos dejar que ese hombre nuevo, nacido en el Bautismo, muera por el pecado al alejarse de nuestro Señor y cerrar su corazón a la acción del Espíritu Santo. No podemos cegarnos por la soberbia y ver en la bondad y el amor del Señor la acción del demonio, porque Jesús viene a liberarnos precisamente del poder del Maligno que trabaja para que permanezcamos en el pecado.Y el Maligno no permitiría luchar contra sí mismo. 

Mantenernos en el hombre nuevo, renacido a la Gracia, es cosa de permanecer unido e injertado en el Señor. Abiertos a la acción del Espíritu Santo y confiados en su poder y su amor. Por eso, seguros de su presencia y abandonados a su Gracia, mantengamos la calma y la esperanza de alcanzar la victoria sobre la muerte del pecado y renacer a la Vida de la Gracia junto al Padre que nos ama y nos salva.

Danos, Señor, la paciencia de sabernos cuidados, protegidos y salvados en tu Espíritu y aguardar esperanzados la hora que Tú has elegido para llevarnos a tu presencia. Amén. 



domingo, 25 de enero de 2015

ME RESISTO SEÑOR A TU LLAMADA



Me resisto Señor a tu llamada, y me resisto porque experimento que mi entrega no es la que yo quisiera. No es la que a mí me gustaría que fuese. Hay momentos de dudas, de cobardía, de deseos de abandono, de desánimos, de condiciones...etc. Sin embargo, también todas esas experiencias me hablan de mis miserias y limitaciones y de la necesidad de misericordia, Señor.

No quiero alejarme de Ti, Dios mío, a pesar de los peligros que el mundo me tiende. Muchos nacen dentro de mí, y otros están esperándome afuera. La tentación es el arma que el Maligno tiene siempre preparada y que usa con gran eficacia. Por eso, Señor, necesito vivir muy cerca de Ti, y permanecer junto a Ti.

Entiendo, ahora, por qué te quedaste con nosotros en la Eucaristía y por qué te haces presente en cada sacramento. Entiendo ahora por qué nos has enviado a Paráclito, el Espíritu Santo, para que nos asista, nos acompañe y nos fortalezca y defienda contra las amenazas y peligros del mundo y del Maligno.

Necesito, Señor, permanecer en Ti y estar a tu lado frecuentándote y alimentándome en la Eucaristía de tu Cuerpo y tu Sangre. Dialogando contigo permanentemente en la oración personal, Eucarística, pero sobre todo en la Penitencia, donde me perdonas todas mis miserias, mis fracasos, mis pecados. Necesito estar y verme con mis compañeros de comunidad y compartir mi fe en Ti con ellos.

Y, sobre todo, vivir en tu Amor como centro de mi vida, y vivir el amor entre mis hermanos de fe y los hermanos que, alejados de Ti, te rechazan o no te conocen. Danos la sabiduría de proclamarte con nuestras vidas y palabras. Amén.