Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

martes, 5 de diciembre de 2017

EL IDIOMA QUE NOS LLEVA A JESÚS ES LA HUMILDAD

No se puede hablar con Jesús en actitud arrogante, suficiente y pidiéndole explicaciones. Mírate y reconoce todo lo que se te ha dado, empezando por la vida. Y la gran oportunidad de aprovechar esa vida para alcanzar su Misericordia y la salvación eterna. No, no podrás hablar con Dios desde esa actitud soberbia y de sabio. Tus palabras no llegarán a Él, y aunque esperará a que te des cuenta, el tiempo corre y la vida se te puede ir en cualquier momento.

No desaproveches la oportunidad de aprender ese idioma que Jesús escucha muy atentamente. Son palabras de humildad y de reconocimiento. Palabras que te ayuda a verte tal y como eres, pequeño y necesitado de verdadero amor que transforma. Y ese único amor sólo lo encontrarás en Jesús. Él, a pesar de tu soberbia, de tu suficiencia, de tu incredulidad, de tu sabiduría, te espera pacientemente. Porque, su amor es tan grande, que esperará hasta el último momento de tu vida.

Por eso, Padre del Cielo, te damos gracias por la vida de este mundo y por la oportunidad de poder aprovecharlo para, siendo pequeños y humildes, recibir tu revelación a través de tu Hijo Jesús, hecho Hombre, que nos señala el Camino, la Verdad y la Vida.

Sabemos que en algunos o muchos momentos tendremos que sufrir y pasarlo mal. Muchas veces por nuestros propios pecados y desobediencias; por nuestras pasiones, egoísmos y placeres, que nos enfrentan y nos esclavizan cegando nuestros ojos a la realidad. Pero, también sabemos que podemos salir de ahí y aceptar nuestros pecados, reconociéndonos humildes y pequeños, y aceptando todo lo que de mal hemos hecho.

Vivir en esa esperanza de sabernos tus hijos y de que llegará un día que nos llevarás a Ti, nos mantiene vivos, fortalecidos y con alegría. Por eso, te damos la Gracia, Señor, por todo lo que nos has dado y te pedimos que nos des un corazón más humilde cada día, experimentándose pequeño y necesitado de tu Amor. Amén.

lunes, 4 de diciembre de 2017

SOMOS DISCÍPULOS CUANDO NOS RECONOCEN EN EL AMOR

No somos de la partida de los discípulos de Jesús si no somos reconocidos en el amor. Porque, la característica del cristiano, creyente y discípulo, está contenida en el amor. No es un título, ni siquiera un sacramento lo que nos identifica con el Señor, sino el Amor. Porque, podemos estar bautizados, confesarnos, recibir la Eucaristía... pero, si no lo hacemos bajo el mandato del amor, seguramente habrán otros intereses por medio que adultera esa Gracia que has recibido. 

Sabemos que hay muchos cristianos, bautizados y hasta de misas y comunión diaria, que luego dejan mucho que desear. E incluso ocultan su identidad cristiana cuando están alejados de los actos litúrgicos y conviven socialmente. Y otros, quizás los más, que siendo bautizados, no creen y menos practican. Y algunos no bautizan a sus hijos. 

Un cristiano se identifica con el Señor cuando en su corazón arde el amor a los demás. Cuando en su corazón prende la llama que aviva el fuego de servicio, de entrega y de amor a todos aquellos que sufren y lo pasan mal. Un cristiano se parece a Jesús cuando es capaz de amar como Él. Y en eso está el identificarse con Él.

Ahora, nos sabemos pobres, pequeños y limitados, e incapaces de amar como ama Jesús. Es decir, indignos, tal y como lo experimentó el centurión. Necesitados del Señor, al que reconocemos Señor y dueño de todo y le pedimos que nos asista y nos cure. En esa línea, pedimos también por todos nosotros, para que nuestra fe, nuestro amor y compasión con los demás sea como la de Él.

Y consciente de que no podremos parecernos a Él, nos abandonamos en sus gloriosas Manos, para que, por su Amor y Misericordia, nos llene de su Fortaleza, verdadero y auténtico Amor y acreciente nuestra fe cada día más. Amén.

domingo, 3 de diciembre de 2017

NADIE PODRÁ DECIR QUE NO SE LE HA AVISADO

Llega a parecer un disco rayado. La insistencia a la llamada de permanecer vigilantes es muy repetida. Y eso nos da a entender como nos conoce el Señor. Sabe de nuestras debilidades, de nuestra tendencia al pecado, de nuestra naturaleza pecadora. Sabes que somos presa fácil y podemos perdernos. Por eso, nos alerta y nos avisa con mucha reiteración.

Pero, no consiste esa llamada a estar vigilantes solamente, sino a estar injertado en Él, porque sin Él el mundo nos engulle y nos devora. Necesitamos estar preparados unidos al Señor. Llenar nuestra alcuza del verdadero aceite de la fe, y estar bien alimentados de la Eucaristía, Cuerpo y Sangre del Señor, que nos conforta, nos fortalece y nos da la capacidad para soportar todos los embates que el mundo nos pone delante con la intención de despistarnos y distraernos.

Y el arma más importante para mantenernos unido al Señor es la oración. Una oración cargada de humildad, de perseverancia, de fe y de confianza. Una oración confiada y solícita que nos sostenga despiertos y en constante unión con el Señor. Una oración abierta a la acción del Espíritu Santo, para que, guiados por Él podamos soportar y vencer todos los obstáculos que nos salen al paso en nuestro camino.

Ven Espíritu Santo y llena nuestros corazones de luz y de fortaleza, para que nuestra unión con el Señor sea constante y perseverante. Auxílianos y asístenos en todo momento, sobre todo en los momentos más débiles de nuestro camino. Sostennos siempre expectante y despierto en tomar conciencia de Dios y de vivir cada día como el último de nuestra vida, como si fuera ese día el que Tú has elegido para venir de nuevo.

Gracias, Señor, por avisarnos de forma muy reiterada e insistente. Gracias, Señor, por ese amor que nos demuestra. Gracias, Señor, porque, sabemos de tu Misericordia, y, abandonados en ella, confiamos que el día de tu venida nos encontremos preparados para recibirte. Amén. 

sábado, 2 de diciembre de 2017

VIGILAR Y ORAR

No hay otro antídoto mejor que orar y vigilar. Porque, de esa forma, mantenemos y sostenemos nuestra fe y nuestra esperanza en el Señor. Es la oración el arma que nos mantiene vigilantes y nos fortalece para perseverar y sostenernos fieles a la Voluntad del Padre. Y no podremos bajar los brazos, porque en donde menos lo esperamos surge la tentación y el peligro.

Tomar conciencia de nuestra debilidad es darnos cuenta que sin el Señor no podemos hacer nada. Y, para permanecer en el Señor necesitamos estar unido y cerca de Él. Eso nos ayudará a conocerlo cada día un poco más. La lectura del Evangelio de cada día y la oración, junto a la reflexión sobre lo que me dice esa lectura, me dará capacidad de discernir y de sostenerme fiel. No perdamos de vista que tenemos un aliado infalible y que nos asiste y nos da sabiduría. Es el Espíritu Santo, que nos aclara esas lecturas de cada día y nos va revelando la Voluntad del Padre.

Nos lo dijo el Señor muy claramente en el momento de su Ascensión: Pero ahora me voy a Aquel que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: "¿Dónde vas?" Sino que por haberos dicho esto vuestros corazones se han llenado de tristeza. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy... -Jn 16, 5-11-.

Igual que un deportista no puede dejar sus ejercicios y preparación, así nosotros tenemos que estar unidos al Señor. Nuestra perseverancia se apoya en el contacto, por la oración, con el Señor, pero también con los hermanos. La comunidad es la guarida donde nos fortalecemos para, saliendo al exterior, soportar las inclemencias del tiempo y los peligros que nos acechan. En ella tomamos fuerzas y nos fortalecemos y también nos renovamos en la presencia del Espíritu Santo.

Los misioneros nos dan testimonio de todo esto que reflexionamos. Ellos han abandonado el mundo para darse, en lugares inhóspitos y de persecución, a los pobres, marginados, excluidos y perseguidos. Pidamos la Gracia del Padre para, revestidos de su Fuerza, resistir todas estas tentaciones y peligros. Amén.

viernes, 1 de diciembre de 2017

NO LO NIEGO, SEÑOR, SÉ QUE UN DÍA ESTARÉ DELANTE DE TI

HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Mi vida transcurre entre luces y sombras y cada día es una lucha por aminorar las sombras y dejar sólo la luz. Y, experimento, se hace pesado. Hay momentos que te llenas de optimismo, alegría y fortaleza, y otros que experimentas que la cruz de tu propia vida te pesa demasiado. 

Pero, entre esta lucha de tristezas, enfermedades, trabajos y también alegrías, Tú, Señor, ocupas el centro de mi vida. En Ti descansan todos mis problemas, y a Ti te lo remito. No observo o experimento que tengan rápida solución. Ni siquiera la solución solicitada por mis oraciones, pero, al pararme y reflexionar descubro que estoy vivo y que en muchos momentos de mi vida tu Mano me ha llevado por la solución correcta.

Sí, creo que sin tu presencia me sería imposible seguir mi camino con esperanza y alegría. Son muchos años juntos, aunque yo he estropeado algunos. Hay momentos que afloran algunas lágrimas de emoción y verdadera alegría, y eso me conforta y me anima. Vivo pendiente de Ti, Señor, y consciente de que algún día te conoceré. Y, te digo, que siento miedo. Miedo de no estar a tu derecha el día que te presentes. 

Hoy nos dice que tu Reino está cerca. Y yo lo creo, porque mis años está llegando a su recorrido final. Para mí estará muy cerca. No sé cuando llegarás Tú, mi Señor, pero confío en tu Infinita Misericordia y espero que me perdones todos mis pecados. Te lo suplico con toda mi alma. Pero, no quiero quedarme quieto. Quiero estar atento y dar todo lo que me resta dar, hasta el último segundo de mi vida. Me pongo en tus Manos, Señor y confío plenamente en tu Palabra.

Espero tu venida, al igual que cada año se renueva la vida y las estaciones. Y sabemos que están cerca por los signos que presentan. Tú nos dices hoy que Tú Reino esta cerca y sólo te pido Señor que no permitas que me distraiga ni me deje llevar por la corriente de este mundo pervertido y condenado a no quedar pierda sobre piedra. Sé, Señor, que un día no muy lejano estaré en tu presencia, y quiero, Señor, prepararme para acudir a tu llamada. Amén.

jueves, 30 de noviembre de 2017

¿CÓMO SEGUIRTE, SEÑOR?

Decimos muy a la ligera, quiero seguirte, Señor. Pero, ¿nos hemos parado a reflexionar sobre que significa y cómo hacer el seguimiento? Porque, es fácil decir que te sigo, Señor, pero, luego, lo hago de la manera que a mí me parece y a mis gustos y conveniencias. Yo elijo mi misión y lo que menos lata me da. Sería importante mirar hoy para ese lado del significado de mi seguimiento.

Porque, seguir es más duro de lo que pensamos. Seguir, según el diccionario, significa: Ir después o detrás de alguien. Ir en busca de alguien o algo; dirigirse, caminar hacia él o ello.  Proseguir o continuar en lo empezado. Ir en compañía de alguien. Vine con él y le seguí siempre. Cada una de estas definiciones tiene una gran significación e importancia. 

Y a la luz de estas significaciones me puedo preguntar: ¿Voy yo realmente detrás de alguien? ¿Voy yo en busca de alguien? Realmente, ¿camino hacia él? ¿Soy constante y continúo en lo empezado? ¿Soy consciente de que me acompaña alguien? ¿Estoy con él y lo sigo siempre? 

Las respuestas a estas preguntas, reflexionándolas con seriedad, compromiso y verdad, pueden darnos la medida de nuestra fe y perseverancia. Pueden descubrirnos la actitud de nuestra disponibilidad y entrega a dejarnos convertir por el Señor. Es evidente que Andrés, Simón, Santiago y Juan tuvieron esas respuestas y esos compromisos. También sabemos que no todo fue camino de seguimiento llano. Hubo dificultades y adversidades; hubo oscuridades y confusiones; hubo ignorancia e incomprensiones, y hasta negación y abandono, pero, la paciencia y perseverancia dan sus frutos, y se hizo la Luz después de Pentecostés. Las mentes se abrieron y gozaron de la ilusionante gloria de la Resurrección.

Quizás esos pasos nos sirvan para también nosotros plantearnos nuestro seguimiento. Jesús, el Señor, es el artífice y el que hace el milagro de transformarnos. A nosotros sólo nos queda la obediencia, el perseverante seguimiento y la disponibilidad para que Él decida nuestro cambio. Pero, claro, tenemos que sostener nuestra lámpara encendida. Pidamos perseverantes esa Gracia. Amén.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

H I M N O (LAUDES)


Estate, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y, cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;

porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.

Llévame en tu compañía,
donde tú vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;

si tú vida no me das,
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte,
temo, Señor, tu partida
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte;

pues la inmortal que tú das
sé que alcanzarla no puedo
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas. Amén.



Miércoles, XXXIV
 semana del Tiempo Ordinario, 
feria Salterio: miércoles de la segunda semana