Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 22 de marzo de 2018

QUIERO GUARDAR TU PALABRA, SEÑOR

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No hay otra Palabra sino la tuya, Señor, que dé confianza y Vida Eterna. ¿A dónde podré acudir, si no es a Ti, Señor del Cielo y la Tierra? Nadie tiene poder sobre la muerte, y Tú, Señor, has resucitado después de ser crucificado en la Cruz. ¿Cómo puedo ser tan incrédulo y no creer en tu Palabra? ¿Acaso necesito más pruebas de amor? Y si las pruebas me lo dejan claro, ¿dónde está mi fe y mi confianza? ¿No es necesario que me fíe de tu Palabra, Señor, y deposite en Ti mi confianza?

¿Dónde voy a poner mi fe? ¿En el mundo? Sabemos lo que es el mundo y como paga sus favores, y sabemos, también, que detrás de él no hay nada bueno. Todo se vuelve vacío y hueco, y huele a perdición. Porque el mundo es caduco y de muerte. Está sometido al tiempo y al espacio y todo en él tiene sus días contados. Tú, en cambio, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna, porque existe desde el principio de los tiempos y tu Palabra salva y es Eterna.

Por lo tanto, nada de lo de aquí abajo me convence, Señor. Sé que soy de carne y bastante frágil y débil, y las seducciones del mundo me tienta y me atraen. Pero, también sé que Tú, Señor, has venido para salvarme y, tomando mi misma naturaleza humana, te has despojado de tu condición divina, para pasar por un hombre como yo, menos en el pecado. Y así sufrir y padecer por mis pecados y los de todos los hombres, para, con tu Pasión y Muerte, salvarnos en la Resurrección.

Esa es mi esperanza y mi fe. Creo en Ti, Señor, y en tus Manos me abandono. No quiero oír más disparate ni rechazos ni argumentos de los que, creyéndose inteligentes, son pobres hombres. Aspiran a la muerte y al sufrimiento eterno, pues, tan solo cuando descubran lo que han perdido, quedaran eternamente sufrientes y amargados.

También te pido por ellos, Señor, pues nuestro corazón injertado en el Tuyo no puede sino desear amar y el bien para todos los hombres. Darles la capacidad de ver y de ser humildes. Amén.

miércoles, 21 de marzo de 2018

LIBRE PARA AMAR

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Para amar necesitamos ser libres, porque el amor implica renuncias y sacrificios y eso sólo se puede hacer desde la libertad. Porque, quien no es libre no puede optar a la renuncia o a la privación. Está sometido y esclavizado y dirigido por sus propias pasiones. Y no se trata de herencias ni de descendencias, se trata de fe.

Porque, muchos se creen mejores y distinguidos por cuestión de descendencia. Pertenecer a la dinastía de los descendietes de Abraham les hace sentirse con derechos y privilegios, y ya libres. Craso error la de todos aquellos que confunden la herencia de la Promesa con la consanguinidad. Nada que ver una cosa con la otra. Los herederos de la Promesa son los que acogen y dejan fecundar la fe en sus corazones. Es decir, los herederos son los que creen en Jesús.

Y eso te pedimos. Somos insistentes siguiendo tus consejos, Señor, y te pedimos que aumentes y afirmes nuestra fe. Creemos y queremos seguir tu Palabra y guiarnos por tu Camino, Verdad y Vida. No queremos plantearnos ningún problema ni duda, ni siquiera razonarla, porque nos sabemos débiles y frágiles. Nos sabemos tentados para confundirnos y no queremos exponernos a eso. Ya hemos razonado bastante y nada hay que pueda darnos esperanza como tu Palabra y tu Misericordia, Señor.

Tú eres el Señor, y ahora, próximos esos días en los que tu Cruz va a marcar el sentido de la vida, queremos estar junto a Ti y pasar contigo estos días importantes de tu Pascua y de tu Pasión y Muerte. Porque, esperamos la Resurrección. El triunfo de la Vida sobre la muerte. Ese es el fundamento de nuestra vida y el verdadero signo que nos abre los ojos y responde a todas las dudas que surgen en nuestra vida.

 No queremos plantearnos nada, Señor. Sólo queremos obedecerte y dejarnos guiar por Ti, porque sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna. Abiertos a tu Gracia en Ti confiamos, Señor. Amén.

martes, 20 de marzo de 2018

TÚ, SEÑOR, ERES NUESTRA ÚNICA OPCIÓN

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La esperanza del mundo es caduca. El pecado lo mata todo y todo se pierde en torno a él. Sin embargo, los que creemos en Jesús tenemos la esperanza de la vida, porque, Él, crucificado, nos ha redimido con su Vida y ha pagado el rescate al Padre por cada uno de nosotros. El signo de la Cruz es la prueba del Amor del Padre y la Resurrección del Hijo, la salvación de todos los hombres.

Por eso, Señor, volvemos siempre a presentar la misma oración. No hay otra, sino la perseverante súplica para que aumentes nuestra fe. Necesitamos estar presente y mirar hacia la Cruz con esperanza, porque en ella encontramos nuestra salvación. Todo cobra sentido y esperanza desde la cruz, de esa cruz de cada día que duerme, se levanta y camina con cada uno de nosotros cada día. Esa cruz de la mortificación, de la angustía, del cansancio, de la pereza, de la ira, de la vanidad, del rencor, de la envidia, de la comodidad, de la tristeza y la muerte.

Una cruz que sólo soportaremos desde tu Cruz, Señor, porque en Ti encontraremos la Gracia de soportar las mortificaciones y los desvelos, por amor, que nos ayuden a darnos y servir a los que están necesitados de alivio y ayuda. Todo se nubla, Señor, si Tú no estás presente en nuestra vida. La vida se nos hace insoportable sin la fuerza de tu misericordia. En ella encontramos esperanza y fortaleza para reiniciar el camino y regresar a la senda del amor y del perdón.

Perdona nuestros pecados, Señor. Jesús, nuestro Señor, hablas de tu muerte y te encomiendas enteramente a Dios, tu Padre. Dios te glorificará y la Vida triunfará. Caminamos hacia tu Pasión y Resurrección con confianza, convencidos de tu amor y de tu Misericordia. Queremos servirte y seguirte: enséñanos el camino.