Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 24 de mayo de 2018

LÍBRANOS DEL MAL, SEÑOR

Resultado de imagen de Mc 9,41-50
Nuestro camino no es llano sino que también tiene montañas escarpadas y difíciles de escalar que nos ponen duros obstáculos para llegar a la meta. La vida se hace dura y difícil y los peligros acechan por doquier. Y los más peligrosos son aquellos que se esconden en la mentira, en la aparente buena presencia y en el deleite y placer. Sin darnos cuenta caemos en sus garras y nos costará mucho salir.

Tengamos mucho cuidado porque el peligro acecha en cualquier instante, sobre todo cuando más distraídos estemos. Necesitamos estar vigilantes y muy unidos al Espíritu Santo, que nos defiende y nos protege. También, nuestro ángel de la guarda nos ayudará a salir de las encrucijadas que la vida nos tiende. Necesitamos estar atentos e injertados en el Espíritu Santo para superar todos esos obstáculos y tener la suficiente sabiduría y fortaleza para arrancarlos de nuestro camino y de nuestra vida.

En ese sentido hay que cortarlos de raíz de nuestro corazón y arrojarlos al fuego. Es lo que nos dice el Evangelio de hoy. Tenemos que ser fuertes, y eso lo conseguimos sosteniéndonos injertados en el Espíritu Santo. Él ha venido a nuestros corazones en el momento de nuestro bautismo y nos ha confirmado su presencia en cuanto nosotros hemos recibido el sacramento de la confirmación. Nos, tal y como nos dice en Papa en su audiencia del miércoles, unge con el crisma que nos da al Espíritu Santo que nos conforma con Jesucristo. En Él estamos preparados para superar todos esos obstáculos que nos quieren separar del Señor y perdernos.

Tengamos confianza y oremos constantemente. Cada día es una nueva jornada que trae sus afanes, sus alegría y también sus sacrificios o tristezas, pero que, junto al Espíritu de Dios, podemos ir superando y hasta gozando, porque en Él seremos dichosos y generosos para compartir y fortalecernos en la fe dándonos y amándonos. Amén.

miércoles, 23 de mayo de 2018

LAS DIFERENCIAS QUE NOS EXCLUYEN

Resultado de imagen de Mc 9,38-40
Nos cuesta salir de nuestro propio cascarón y ver a los demás con una mirada limpia e incluyente. Todos los que no sean de los nuestros los excluimos salvo que se vengan con nosotros. Esa fue la problemática que Juan presentó a Jesús: En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros».

Mirémonos ahora nosotros. ¿Nos ocurre eso en nuestros grupos y comunidades? Incluso dentro de nuestra propia comunidad hacemos grupos y nos creemos unos mejores que otros. Imaginemos ahora que nos pasará con otros colectivos que estén fuera de nuestro grupo. La Palabra se hace vida en nosotros y nos invita a descubrirnos y a mirarnos para adentro muy profundamente.

Y la Palabra de Dios nos aclara que lo verdaderamente importante es hacer el bien y amar. Por eso, Jesús replica a Juan de esta manera: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros».

¿A quién le hacemos caso? Es verdad lo que nos dice Jesús, nadie que le invoque y en su nombre haga algún milagro, hablará mal de Él. Todo el que rema a favor de la misma corriente está con Él. Seamos dóciles a su Palabra y pidamos que nuestros corazones sean unos corazones limpios de todo egoísmo y celo, no apostólico sino el otro, el que nos provoca a la envidia y a las malas intenciones, que aboguen por ir juntos a favor de la misma corriente.

Líbranos, Señor, de creernos mejores que otros; líbranos de pensar que mi grupo es el mejor y en el que deben estar otros. Líbranos de excluir a todos aquellos que viven, trabajan y reman en la misma corriente pensando que si no están en mi grupo no lo hacen bien. Líbranos de obstaculizar la labor y el trabajo de otros que hacen en nombre de Dios porque no sean de los míos. Amén

martes, 22 de mayo de 2018

EL CAMINO DE LA PASIÓN

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Sabemos que nuestro camino termina en la cruz, pero una cruz cuyo resultado es de gloria,  la resurrección. Eso es lo que Jesús trata de explicarle a sus discípulos cuando van subiendo hacia Jerusalén. Trata de decirlo en secreto, pues no quería que se supiese e iba enseñándoles lo que se avecinaba: Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará». Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.

¿Y cómo iban a entender? Ya que de por sí es difícil de entender, menos aún cuando ellos iban metidos en otros menesteres y con otras ambiciones e intereses. ¿Y no nos pasa a nosotros lo mismo? Esas cosas no podemos solucionarlas con métodos, disciplinas y estudios. Se trata de amar y eso consiste en transformar nuestro corazón, apegados a las cosas de este mundo, en un corazón capaz de renunciar y darse de forma generosa a los demás.

Pidamos al Señor un corazón generoso, dado, comprensivo, capaz de amar y de darse sin pedir nada a cambio. Un corazón disponible y gratuito al servicio de los demás. No es fácil lograrlo, pero la oración nos puede ayudar mucho. La oración y la confianza en ponernos en Manos del Espíritu Santo para que nos vaya alumbrando el camino y cultivando en nuestros corazones sus frutos. la caridad, el gozo, la paz, la paciencia, la longanimidad, la bondad, la benignidad, la mansedumbre, la felicidad, la modestia, la continencia y la castidad.

Frutos que nos ayudaran a transformar nuestros corazones en corazones disponibles y humildes a acoger la inocencia, la pequeñez, a los pobres e indefensos, a los sinceros, y capacitados para servir y ocupar los últimos puestos. Abajarse y hacerse pequeño equivale a ser el último del escalafón y estar dispuesto a servir de forma voluntaria y gratuita. Amén.

lunes, 21 de mayo de 2018

¿CÓMO ORAR PARA TENER MÁS FE?

Resultado de imagen de Mc 9,14-29
No lo sé, ni tampoco sé cómo hacerlo. Trato de esforzarme en rezar, pero, durante mucha parte de mi vida no he tenido conciencia de la gran importancia de la oración. Y todavía hoy me cuesta dedicar espacios importante a la oración, es decir, al diálogo con Dios. Sin embargo, hace ya un poco de tiempo he notado que experimento una notable mejoría.

Siempre he pensado que la oración tiene que ser gozosa, porque de no serlo, creo que no estaría bien hecha. Hablar con tu mejor amigo y con la persona que te ha salvado y te quiere tiene que ser gozoso y deseado. Tiene que ser un espacio de paz y de alegría. ¿Cómo entonces la oración te puede fastidiar? Y digo esto porque en muchos momentos tengo la sensación de que quiero terminarla pronto y quitarmela de encima. Algo así como un cumplimiento pesado y molestoso.Tengo que confesarlo, porque no hacerlo es engañarme a mí mismo. El Señor lo sabe, y también sabrá, mejor que yo, el por qué de esa sensación.

Sin embargo, eso no me preocupa tanto, porque trato de, a pesar de ese lastre, permanecer en el Señor y soportar todas mis limitaciones y perezas. Sé que yo no puedo cambiarme, pero creo que el Señor sí puede, y en Él confío. Mis esfuerzos van en ese sentido, en tratar de permanecer fiel y, a pesar de mis dudas y debilidades, permanecer a su lado en el esfuerzo de escucharle y de servir desde su Palabra. 

Y eso me ayuda a orar, a permanecer en actitud orante. Algunas veces mejor que otras. Me ayuda que grandes santos, como Santa Teresa pasaron tiempo sin encontrarse cómodas en la oración, o que el tiempo se le hacía enorme. Confío, y eso le pido al Señor, que me dé ese gozo de saber estar con Él, de escucharle y rejocijarme en su Palabra, en su aliento y compañía. No desespero, porque eso sí sería un síntoma claro de desfallecer y perder la fe. Trato y me esfuerzo en padecer el sufrimiento que pueda padecer por no saber estar con el Señor, o por no poder saborear su presencia y compañía. 

Y, por eso le ruego, que abra mi corazón para que detecte su presencia y su compañía y goce en íntima oración con Él. Gracias, Dios mío, porque sé que me escuchas y me darás lo que necesito para llegar a Ti, porque me quieres y me amas. No dejes que el pecado y mi debilidad me alejen de tu presencia. Amén.

domingo, 20 de mayo de 2018

SE ABRE EL TELÓN Y EMPIEZA LA IGLESIA SU MISIÓN

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Himno


¡El mundo brilla de alegría!
¡Se renueva la faz de la tierra!
¡Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo!

Ésta es la hora
en que rompe el Espíritu
el techo de la tierra,
y una lengua de fuego innumerable
purifica, renueva, enciende, alegra
las entrañas del mundo.

Ésta es la fuerza
que pone en pie a la Iglesia
en medio de las plazas
y levanta testigos en el pueblo,
para hablar con palabras como espadas
delante de los jueces.

Llama profunda,
 
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza
hasta que el Señor vuelva.


LaudesDomingo de Pentecostés, 
solemnidad  

sábado, 19 de mayo de 2018

¿A DÓNDE VOY SIN TI, SEÑOR?

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¿En quién me fijo y a quién sigo? ¿Hay alguien en quién me pueda mirar y que me sirva de modelo? ¿Alguien puede servirme de guía y de luz para que pueda encontrar el verdadero camino, verdad y vida? Nadie de naturaleza humana puede realizar esa misión, por muy santo que sea. Puede, eso sí, darnos testimonio y buen ejemplo, animarnos y servirnos de ayuda, pero nunca ser modelo ni guía, porque su alma, como la de cualquier terrenal, está herida y tocada por el pecado.

Sólo Tú, Señor, el Hijo de Dios Vivo, bajado del Cielo y encarnado en Naturaleza humana sin abandonar la Divina, puede ser mi verdadero guía, mi verdadero camino, mi verdad y mi vida. Tú, Señor, eres la Luz que me alumbra en todos los instantes de mi vida y me conduce a pastos abundantes que dan plenitud y gozo a mi alma. Tú, Señor, eres mi norte, mi lámpara que alumbra y guía mis pasos.

Dame, Señor, la fortaleza, la sabiduría, la paciencia, la perseverancia y la capacidad de amar, para, siguiéndote, reflejar en mi vida tu Amor y tu presencia que dé testimonio a todos aquellos que se cruzan en mi humilde camino. Por eso, Señor, te doy gracias por anticipadas, porque sé que me escuchas, y me abandono a tu Gracia suplicándote que tenga siempre la fortaleza y sabiduría de no dejar de seguirte y mirarme siempre en Ti, Señor.

Porque, yo quiero que Tú seas siempre mi Luz, mi Camino, mi Verdad y mi Vida, para que toda mi vida esté fundada y apoyada en tu Palabra y en tus mandatos. Dame la clarividencia de ser dócil a tu Palabra y la perseverancia de acatar tus mandatos, que son lo mejor para mi bien y mi felicidad. Apartame, Señor, de los malos ambientes y tentaciones y dame la entereza y la necesaria humildad para siempre darme cuenta de que soy tu criatura, a la que, sin poder entenderlo, Tú quieres inmensamente. Gracias, Señor, porque, a pesar de ese gran misterio, yo quiero confiar en tu Palabra y en tu Amor.

viernes, 18 de mayo de 2018

NO SÓLO BASTAN LAS PALABRAS

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


A veces queremos arreglar los problemas con las palabras, y, aunque son muy importantes no bastan por si solas. Porque, las palabras son eso, palabras y no hechos. Por lo tanto, hacen faltan y en el camino quizás vayan ellas primero, pero luego hace falta que le acompañen los hechos. Es decir, las obras.

Palabras sin obras no caminan, pues se quedan cojas. O al menos no caminan mucho, porque tarde o temprano, si no hay obras, las palabras se quedan vacías y sin contenido. En el caso que nos ocupa, Pedro llenó su corazón no solo de palabras sino de arrepentimientos y obras. Su vida fue una entrega generosa al servicio del Evangelio y al seguimiento del Señor hasta entregar su propia muerte.

Pero tuvo que pasar por graves momentos en los que negó al Señor, que también supo llenar de lágrimas de arrepentimientos y de dolor. ¿Nos duele, es la pregunta, a nosotros también nuestras traiciones al Señor? ¿Estamos arrepentidos hasta el punto de darle un vuelco a nuestra vida? ¿Se nota el cambio de rumbo y orientación ? ¿Hay obras que se están construyendo desde nuestro corazón? Son preguntas que tendremos que hacernos simultaneamente al mismo tiempo que hablamos de amor.

Pero, lo verdaderamente importante es sabernos perdonados. No importa, aunque el dolor está ahí, las barbaridades que hayamos cometido, porque estamos perdonados. La Misericordia de nuestro Padre Dios es Infinita y, por los méritos de su Hijo hemos alcanzado el perdón y su misericordia. Y eso es lo que importa, aceptar humildemente esa misericordia y emprender el camino del perdón y del amor.

Pedimos Señor, que nos llenes de tu Amor misericordioso para que sepamos valorar tu Infinita Misericordia y, de la misma forma, ser también nosotros misericordiosos con nuestros hermanos a pesar de sus rechazos y sus ignorancias respecto a que no te conocen e incluso te rechaza. Danos, Señor, ese dolor de contrición para ver nuestros pecados y arrepentirnos de corazón con el propósito de enmendarlos y limpiarnos en tu Infinita Misericordia. Amén.