Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 31 de mayo de 2018

EL HECHO DE SER MADRE

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Hoy pasa casi desapercibido el don de la maternidad. Ser madre parece que se valora poco, incluso se ve como una carga y una desgracia. Se evita la maternidad, pero no al placer y a la satisfacción. Se mata al posible embrión que se pueda engendrar por comodidad, por falta de responsabilidad, por los problemas que pueda causar y se da vía libre al placer y a la satisfacción. Pronto, descubrimos un nuevo problema, la pobre natalidad, pues los pueblos que matan desaparecen.

La vida es un don preciado que nos regala Dios. El hombre nace y vive en familia y negarse a la formación de una familia se vuelve en su propia contra. Porque, el hombre es un ser en relación, necesita al otro para tener la oportunidad de darse y de experimentar el amor que lo realiza y lo llena de esa felicidad y paz que busca y que necesita. Por la vida nos vino la salvación, el Mesías prometido,  al qué María, abriéndose a la Voluntad de Dios, prestó su seno para que Él gestara su Naturaleza Humana y se hiciera hombre.

Gracias, María, Madre de Dios, por tu disponibilidad, por tu sí y por tu entrega. Gracias, María, porque negándote nos hubieses privado de la oportunidad de salvación. Gracias, María, porque renunciaste a tus planes y proyectos para entregarnos al Mesías y Salvador del mundo. Gracias, María por tu generosidad, por tu humildad y por tu obediencia al Plan de Dios. Gracias, María, por ser la morada de Dios para que, encarnado, fuese el Dios hecho Hombre que nos revelase el gran y la infinita Misericordia de su Amor.

Por todo ello, María, Madre de Dios, gracias. No somos merecedores de tan alta Gracia ni de tanto Amor. Y, a pesar de ello, tú, junto a tu Hijo, permanecen pacientemente esperándonos y con los brazos del perdón abiertos. Gracias María, porque, a pesar de la sin razón del hombre, tú estás firmes al pie de la cruz de cada uno de tus hijos e intercede también por cada uno de nosotros. Gracias, María, por, a pesar del camino que te profetizó Simeón en la presentación del Niño Dios en el templo, tú, junto a tu castísimo esposo José, seguiste sin dudar el camino de salvación para el que Dios te había elegido. Gracias, Madre, gracias.

miércoles, 30 de mayo de 2018

UNA CRUZ QUE SALVA

Resultado de imagen de Mc 10,32-45 dibujado por Fano

Servir no significa sostener ni mantener la vida de otro, sino dar tratamiento de servicio cuando y en el momento que lo necesita. Así, los padres cuidan de sus hijos hasta que estos toman vuelo y son capaces ya de depender de ellos mismos. Observas y así sucede en todo ser viviente de la naturaleza. Por un simple razón, porque serás tú quien tendrás que responder ante Dios de tus actos de amor.

Bien, es verdad, que hay dependencias más largas que otras, y, quizás, algunas que duran toda la vida. Pero, esas necesitan unos cuidados más intensos y duraderos. Afortunadamente, por la Gracia de Dios, son los que mejores antienden la sociedad y la caridad de los ciudadanos en centros y hospitales dedicados a sus cuidados. Pero, también hay miserias en muchos lugares donde el egoísmo de unos y la ambición de otros dejan en la más paupérrima pobreza a muchas familias y personas, que sufren y padecen dolorosamente sacrificios hasta de muerte.

Todos tenemos nuestras propias cruces y hay que saber soportarla. No podemos pretender cargar al otro con tu propia cruz, porque eso, queda al descubierto, no sería ni justo ni estaría bien. Esa frescura o picaresca descubre tu egoísmo y tu intención de aprovechamiento. No son pobres, sino que hacen de pobres, aquellos que tratan de aprovecharse y de vivir a costa del engaño y de la caridad de los demás. Jesús curaba y mandaba, una vez curados, a que siguieran su camino procurando no pecar más. Es decir, cargar con su cruz y vivir en el amor y la justicia.

No se trata de dar el pescado, sino de darles una caña y enseñarles a pescar. Tú y yo tenemos que responder ante el Señor presentando nuestros actos realizados con verdadero amor, y eso exige que hagamos actos de amor. Y el más grande es amarnos a nosotros mismos, y lo hacemos cuando tratamos de vivir según los mandatos del Señor, en el amor y la verdad.

Pidamos esa Gracia y la voluntad de saber aceptar y cargar con la cruz que nos corresponde, dando toda nuestra capacidad de servicio, de desprendimiento y de amor a los demás asitidos y auxiliados por el Espíritu Santo. Amén.

martes, 29 de mayo de 2018

EN CONSTANTE RENUNCIA

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La fe no es cuestión de unas prácticas o cumplimientos. Eso no testimonia nada, al menos con la certeza de confesarte creyente.  Sí, deja entrever que hay síntoma de ser religioso y practicante y de que, se supone, tienes fe. Pero la fe se constata en el desprendimiento, en el despojo y en la entrega, por encima de todo, al servicio y al amor. Porque, es él, el amor, el que te lleva a darlo todo hasta el extremo. Tal y como hizo Jesús.

La medida de la fe se constata por los actos de amor que estás dispuesto a dar, y eso no es tan fácil de hacer ni de dar, ni tampoco está en nuestras manos. Se trata de ponernos en Manos de quien puede hacer y transformar nuestros actos, pobres y pecadores, en verdadero actos de amor. Necesitamos, más que cumplir, rezar. Porque, rezando y dejándonos dirigir, el Espíritu Santo transformará todo nuestro sentir, querer y obrar. No somos nosotros los que hacemos, ni siquiera rezamos. Es el Espíritu Santo quien hace todo por nosotros. Para eso ha venido y nos acompaña.

Ahora, la cuestión está en conectar con Él. La cuestión consiste en poner nuestra oración en sus Manos y dejarnos conducir por Él. No me preguntes como hacerlo, porque yo también intento, como tú, buscarle y ponerme en sus Manos. Hay que silenciar todo nuestro interior, apartarnos de los ruidos de este mundo y tratar de ponernos en sintonía con Él. Dejarnos tomar por Él y seguir sus instrucciones. Es el Espíritu Santo quien nos empujará y nos transformará.

Incluso, nos dictará nuestra oración, porque no sabemos ni orar ni pedir. Al menos yo, y lo confieso. Porque, no sé cómo hacer ni qué hacer. Trataré de callarme y escuchar. Insistir en escuchar su oración y tratar de seguirle. Él me llevará por el camino que Jesús quiere y por el que me llama. Él me dará las fuerzas y la voluntad para desprenderme de todo aquello que me impide actuar como Jesús me dice. Él me dará las fuerzas para dejar todo lo que me estorba y me dificultad en la tarea de entregarme a la tarea de servir y proclamar el Evangelio según me envía el Señor. Amén.

lunes, 28 de mayo de 2018

UN CUMPLIMIENTO DE MÍNIMOS

Resultado de imagen de Mc 10,17-27 visto por Fano

Nos gusta las normas y los cumplimientos, e, incluso, exigimos recetas a los sacerdotes con las que eludir nuestra libre responsabilidad y lavarnos las manos. Cuántas veces hemos acusado a Pilatos de haberse lavado las manos respecto a tomar una responsabilidad en la decisión de liberar a Jesús. Cerró los ojos ante la realidad y miró para otro lado. ¿No hacemos nosotros igual en muchos momentos de nuestra vida?

De la misma forma, aquel joven, al parecer rico, se limitaba a cumplir con lo establecido y acostumbrado. Eso no le era muy duro y, con cierta y cómoda disciplina, el ser humano se instala y acomoda con cierta facilidad sin perder su seguridad ni sus privilegios. Pero, inquieto, pregunta a Jesús: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?». Sus palabras descubren cierto desconformismo que le inquietan a comprometerse más y de ahí esa ansia por preguntarle a Jesús.

Y Jesús le responde: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre». A lo que aquel joven responde: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud». Posiblemente, también nosotros cumplimos y guardamos los mandamientos en nuestra vida. Pero, ¿nos basta eso? ¿Es eso todo lo que nuestro amor nos exige? ¿Queda tu conciencia y la mía tranquila? ¿Es esa la medida de toda nuestra capacidad de amar? Son preguntas que también nos hace Jesús hoy a cada uno de nosotros, y debemos de darle una respuesta.

Quizás, nuestra primera reacción sea fruncir el ceño y abajar la cabeza. Experimentamos debilidad y no nos sentimos fuertes para romper esas maromas que nos atan a las riquezas y placeres de la vida. Porque, no hace falta poseer mucho dinero para ser rico, sino que también se esconden las riquezas en nuestra manera de vivir, de comportarnos, de darnos, de ofrecernos, de comprometernos...etc. Tu vida y tus cualidades son un regalo que Dios te ha dado, y te han sido dadas para que las compartas con aquellos que más las necesitan.

Pidamos fortaleza y sabiduría en el Espíritu Santo para romper esas maromas que nos atan a la comodidad, al egoísmo y al encerrarnos en nuestros cumplimientos, para dejar escapar toda nuestra capacidad de amar y comprometernos en darnos y servir a los demás. Amén.

domingo, 27 de mayo de 2018

LAUDES DEL DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

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Himno


El Dios uno y trino,
misterio de amor,
habita en los cielos
y en mi corazón.

Dios escondido en el misterio,
como la luz que apaga estrellas;
Dios que te ocultas a los sabios,
y a los pequeños te revelas.

No es soledad, es compañía.
es un hogar tu vida eterna,
es el amor que se desborda
de un mar inmenso sin riberas.

Padre de todos, siempre joven,
al Hijo amado eterno que engendras,
y el Santo Espíritu procede
como el Amor que a los dos sella.

Padre, en tu gracia y tu ternura,
la paz, el gozo y la belleza,
danos ser hijos en el Hijo
y hermanos todos en tu Iglesia.

Al Padre, al Hijo y al Espíritu,
acorde melodía eterna,
honor y gloria por los siglos
canten los cielos y la tierra.

sábado, 26 de mayo de 2018

EL IDEAL: SER COMO UN NIÑO

Resultado de imagen de Mc 10,13-16Ser como un niño significa ser pobre, indefenso y depender de sus padres o familia totalmente. O de quienes, en caso de huérfano, se compadezcan del él. Ser como niños nos deja en manos de la providencia del Padre Dios y poner toda nuestra seguridad en sus Manos. Ser como niños es aceptar nuestro último lugar y estar dispuestos a obedecer y servir, a pesar de ser utilizado y engañado como víctimas utilitaristas de consumo, de negocio pornográfico y de objetos de placer.

Ser como niños es abrirnos a la acción del Espíritu Santo y dejarnos dirigir por su acción y protección. Ser como niños es entregar nuestro corazón al Padre, a través del Hijo, que nos revela su Rostro y nos lleva a Él. Por eso, Padre del Cielo, a través de tu Palabra, que tu Hijo nos revela te pedimos que nos dé un corazón de niño y que abandonados en  Manos del Espíritu Santo nos lleves y dirijas por el camino del servicio, de la entrega al bien de los demás.

Danos, Señor, la sabiduría de estar siempre en esa actitud de buscar los últimos lugares y de estar siempre como los niños abiertos a escuchar y aprender de tu Palabra, para así, siendo como ellos, estar abiertos a recibir tu Reino. Transforma nuestros corazones en corazones puros, transparentes, dóciles, generosos, inocentes e inclinados a la bondad y a la mansedumbre, a la paciencia y a las buenas intenciones, y, sobre todo, a la justicia, el amor y la paz.

Danos también Señor, unos corazones inundados de bondad como el tuyo para tener predilección por lo pequeño, por lo pobre, lo débil, lo indefenso y vulnerable. Porque, todo esto significa ser como un niño, pues ellos lo representan. Siempre callados, silenciados e indefensos ante los mayores sin capacidad para aducir derechos, ni méritos, ni dar grandes razones. Tú Señor tienes predilección especial por esas personas a las que manifiestas tu bondad de forma gratuita. Porque, tu poder se manifiesta, como diría Pablo, en la debilidad.

Danos, Señor, la capacidad y la sabiduría de aprender esta hermosa lección que se refleja en los niños, de manera especial a los que queremos seguirte y escuchar tus Palabras y aprender de ellas. Amén.

viernes, 25 de mayo de 2018

CUANDO PREVALECES TÚ Y TUS EGOÍSMOS

Resultado de imagen de Mc 10,1-12 visto y dibujado por Fano
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS.


Ponemos pega y justificamos nuestras razones con argumentos que esconden la verdad del otro. Porque, cuando tú quieres romper con el otro esgrimes tus razones, pero esconder la vedad de del otro. ¿O es qué tú sólo tienes la razón? Sabes de sobra que no, pero tu soberbia y egoísmo te llevan a querer prevalecer y tener razón. Eso debe ya darte un poco de conocimiento y saber esperar y soportar tu impaciencia porque prevalezcan tus razonamientos.

En una separación, pleito o disputa la razón está casi siempre repartida. Normalmente la causa de la disputa se apoya en el egoísmo de uno o de dos que luchan por mantenerlos y conservarlos. Es el sentido erróneo de la libertad individualista que te lleva a apoyarte en tus proyectos utilitaristas y no a tomar conciencia que tienes enfrente de ti a una persona con los mismos derechos que tú. 

Cuando en la unión no se ha tenido en cuenta estas perspectivas y no se ha tratado de clarificarlas hay que proceder a otro plano de diálogo. ¿Tú que buscas? O, ¿qué buscamos? Porque, dependiendo de esas primarias intenciones y del deseo, a pesar de los obstáculos, de permanecer juntos, se puede retomar el diálogo y tratar de purificar ambas intenciones. Para ello se necesitará siempre de esfuerzos, privaciones y renuncias, que el verdadero y comprometido amor asume.

Experimentamos que vamos a necesitar fuerzas, superiores a nosotros, para renunciar a mucho de nosotros mismos. A todas aquellas apetencias que tratan de separarte, de individualizarte, de imponerte, de crear obstáculos y barreras que hacen imposible la unidad y el amor. Un amor comprometido en la disponibilidad y la entrega. Tal como nos ama nuestro Padre Dios. Y si nuestro objetivo es parecernos a Él necesitaremos mucho diálogo con Él, desde ambas partes, para cazar todas nuestras diferencias y descubrir todo lo que nos potencia y nos une.

Mirémos hacia el Cielo y elevemos nuestros corazones, para pedir que se llenen de buenas intenciones y de verdadero amor que nos sostengan unidos y pacientes en la confianza de que es el mejor y buen camino para encontrar esa felicidad eterna que buscamos.