Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

sábado, 30 de junio de 2018

UNA FE QUE NECESITA ESFUERZO

Resultado de imagen de Mt 8, 5-17
La fe hay que ganársela. Es puro regalo y don de Dios, pero no te va a venir esperando con los brazos cruzados. Posiblemente, por decirlo de alguna manera que podamos entenderlo, tendrás que convencer a Dios y ganarte su admiración como hizo aquel centurión. Previamente le había buscado convencido que podía solucionar la salud de su apreciado siervo. Tú y yo también tenemos que pedirla, buscarle y abrir nuestro corazón a su Palabra confiando y dejándonos llevar en y por su acción. 

Y tan seguro estaba que le pidió que no hacía falta que fuese a su casa, pues no se consideraba digno de que entrara en ella siendo pagano. Confiaba que podía hacerlo desde donde se encontraba. Le importaba mucho su siervo y creyó que Jesús lo podía curar sin ir a su casa. Su lógica le llevaba a comparar que, siendo él un simple mortal tenía criados y siervos que hacían lo que les mandaba, como no Jesús de quien se hablaba maravillas y prodigios, no podía sin necesidad de presentarse en su casa curar a su siervo.

¿Estamos nosotros en esa frecuencia? Creemos que Dios puede revertir la situación de este mundo tan desorientado y camino de su propia destrucción? ¿Creemos que Dios, por los méritos de su Hijo, suscitará vocaciones y hombres con capacidad para reunir y conducir su rebaño? ¿Creemos que, en el Señor, estamos salvados? Posiblemente lo creamos, pero admitamos que nos cuesta y que, quizás, en el fondo de nuestro corazón dudamos.

Sin embargo, como niños en manos de sus padres, confiemos en nuestro Padre Dios y pidámosle que nos dé la fe y que sea una fe progresiva que vaya creciendo con nuestro camino y nuestra lucha de cada día. Amén.

viernes, 29 de junio de 2018

SEÑOR, TODO LO DEJO EN TUS MANOS

Imagen relacionadaNada depende de mí, aunque me has dado la libertad de elegir. Todo, Señor, está en tus Manos. A mí me corresponde, por tu amor, la oportunidad de elegir. Me lo permites gratuitamente y me das esa opción, porque quieres salvarme contando con mi decisión libre y voluntaria. Es una maravilla, pero una gran responsabilidad. En muchos momentos siento miedo y temor de equivocarme y rechazarte o quedarme en la mediocridad.

¡Oh, Señor, quiero aprovechar estos momentos que, por tu Gracia, me das, para suplicarte que no dejes que me aparte de Ti. Hay muchos peligros que me acechan cada día. El mundo me presionas, trata de seducirme y las comodidades y el bienestar son tentaciones que están ahí en cada momento de mi vida y que me distraen y hasta me hacen olvidar a mis hermanos pequeños, los pobres, los que sufren y carecen hasta de conocerte.

No son las palabras ni las hermosas oraciones las que abren tu Corazón, Señor, sino la fe en Ti. Una fe que se descubre en sostenerme firme, a pesar de no ver, en tu presencia. Una fe que sin ver ni entender y teniendo que soportar dudas, tentaciones se mantiene delante de Ti. Una fe que sin ver ni comprender y ante los deseos de la carne, del mundo y tentaciones del demonio lucha desesperadamente por sostenerse en tu presencia.

Esa es la fe, Señor, que me descubre, valga la redundancia, mi fe, y que me sostiene dispuesto a, por tu Gracia, esperarte y a suplicarte cada día que aumentes mi fe y que la hagas crecer en madurez, fortaleza en tu presencia. Amén.

jueves, 28 de junio de 2018

FIRMEZA APOYADA EN EL ESFUERZO

Resultado de imagen de (Mt 7,21-29
Buscamos la tranquilidad, pues es una aspiración sana, pero mientras andamos por este mundo estaremos en constante actividad y búsqueda de la verdad. Ella nos lleva al compromiso de una constante revisión de nuestra vida en cuanto a actitudes y comportamientos. No podemos limitarnos a cumplir, sino a mirar que cumplimos y cómo lo cumplimos. Es a esa revisión constante a la que estamos llamados a apoyar nuestra vida. Es esa la roca que nos da firmeza y fortaleza para soportar todas las tempestades que nos invaden y nos llegan.

Revisar constantemente desde la asistencia y abiertos al Espíritu Santo. Revisar si mis palabras tienen coherencia con mi vida. Revisar si me quedo en una simple colaboración a la mínima o estoy disponible y entregado a vaciarme en ser fiel a la Voluntad y la Palabra del Señor. Eso me supone un constante caminar sin parar, que no quiere decir agobio ni cansancio. No somos salvadores de nada. Todo lo hace el Señor, pero si colaboradores que deben de explotar todos los talentos que han recibido. Y ese es el criterio.

Pidamos al Padre Dios que nos dé esa fortaleza, paciencia y voluntad para mantenernos firmes, fieles y activos en luchar contra las banalidades de este mundo y, afirmados en el Señor, roca firme de nuestra fe, sostenernos en coherencia de vida y palabra. Sin preocupaciones, porque sabemos que somos débiles y caemos. Cometemos muchos errores, nuestro Padre Dios lo sabe antes y mejor que nosotros, pero, estar cimentados sobre roca significa que nos está prohibido detenernos y regresar al mundo. Sí, está permitido caer, pero para emprender enseguida el camino de levantarse y volver a la lucha. Para eso nos ha sido regalado el sacramento de la Penitencia. Amén.