Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

jueves, 7 de marzo de 2019

DAME FUERZAS, SEÑOR, PARA SEGUIR TU CAMINO

Resultado de imagen de Lc 9,22-25
Sabemos cual es el camino del Señor. Es un camino duro, que termina con nuestra muerte, pero un camino donde se esconde el gozo y la felicidad. El mundo nos ofrece un camino más cómodo, pero no siempre, porque, sabemos por experiencia lo mucho que se sufre y sin sentido cuando no se está con el Señor. Porque, Él es el único que da sentido a nuestros dolores y sufrimiento y al camino, a pesar de su dureza, de nuestra vida.

Por eso, a pesar del dolor que experimentamos en nuestros corazones, queremos, Señor, seguirte y pedirte fuerza y firmeza para enfrentarnos con nuestra pequeña cruz de cada día, tal y como Tú hiciste con la Cruz de todos nuestros pecados. Hoy empezamos la Cuaresma, ese camino de penitencia y dolor que te lleva a Ti, Señor, a la Cruz. Y nosotros queremos también, en la medida de nuestras posibilidades recorrerlo también junto a Ti, e ir superando todos nuestros obstáculos y sufrimiento.

Recurrimos a Ti, Señor, porque sabemos que ningún otro puede darnos esa fortaleza para seguir tus pasos. Sentimos nuestras debilidades y experimentamos que estamos sometidos a nuestros apegos. Nos cuesta mucho vencernos y enfrentarnos a nuestros propios apegos. No podemos negarnos a nosotros mismo con nuestras propias fuerzas y voluntades. Necesitamos tu ayuda, Señor, y la fortaleza de tu Espíritu para poder vencer a nuestro propio yo.

Por todo ello, te suplicamos que nos acompañes en nuestro andar de cada día y nos infunda ánimo, fuerza, voluntad y deseos de morir a nuestros caprichos y apetencias. Necesitamos despojarnos de muchas cosas que nos atan al placer, a la buena vida y al desentendernos de los problemas de los demás, especialmente los pobres. Haz, Señor, que permanezcamos junto a Ti y a los hermanos, para también en ellos encontrar el respaldo y la fraternidad de arroparnos y fortalecernos en la lucha contra el mundo, demonio y carne. Amén.

miércoles, 6 de marzo de 2019

LÍBRAME, SEÑOR, DEL LUCIMIENTO Y DE LA ALABANZA

Resultado de imagen de Mt 6,1-6.16-18
Somos proclives a la alabanza y al lucimiento. Nos gusta destacar y ser reconocidos y nos cuesta mucho pasar desapercibidos ante los demás. Gustamos de que nos vean, nos admiren nos hagan lisonjas. Nuestra naturaleza está herida en ese sentido y necesitamos sobreponernos a esa apetencia que nos amenaza y nos inclina al lucimiento.

Nos cuesta callarnos y no hablar de nosotros mismos, y, sobre todo, manifestar todas las cosas buenas que hacemos con el fin de ser alabados y ensalzados. Y, solos, nos será difícil. Por eso, recurrimos a Ti, Padre del Cielo, para que nos afirmes en la voluntad de abstenernos de lucimiento y seguir tus consejos de que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda. Eso te pedimos, que nos llenes de humildad y de amor para darnos en silencio y fuera del alcance de la vista de los demás evitando los elogios y alabanzas.

Danos, Señor, el verdadero sentido de justicia y donde termina ésta, la suficiente caridad para amar, tal y como Tú nos ama. Porque, en justicia nosotros no merecemos nada, y Tú, Señor, nos has dado la vida y la oportunidad de alcanzar la Vida Eterna junto a Ti. Para eso, Señor, te pedimos que nos fortalezcas y nos des la sabiduría de esforzarnos en despojarnos de todo aquello que nos debilita y nos aleja de Ti. En ese sentido, la Cuaresma es una buena oportunidad para preprararnos y esforzarnos en ser más orantes, más caritativos y más dispuestos a abstenernos de todo aquello que nos instala en las comodidades y el olvido de los que lo pasan mal.

Convencidos, Señor, de que eso sólo lo conseguiremos estando junto a Ti y en contacto diario contigo a través de la oracíón, ayúdanos a perseverar y a caminar a impulsos del Espíritu Santo. Amén.

martes, 5 de marzo de 2019

MUCHOS PRIMEROS ÚLTIMOS, Y MUCHOS ÚLTIMOS PRIMEROS


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Las últimas palabras con las que termina el Evangelio de hoy nos ponen en guardia y, hasta cierto punto, nos da miedo. Pero, lejos de eso, debe servirnos para estar en guardia y en constante revisión cada día y cada tiempo litúrgico. En este camino de nuestra vida no hay tiempo de descanso ni de relajación. Es una constante prueba de revisión, de reflexión y de entrega en medio de un mundo lleno de tentaciones, de persecuciones e invitaciones a abandonar el seguimiento a Jesús. Como ves, las tentaciones ni persecuciones no faltaran y eso te irá indicando la medida de tu donación y de tu fe.

Porque, cuando el seguimiento cuesta, exige y duele te está revelando que realmente está en el buen camino y tu decisión de seguir a Jesús es seria y firme. Es la señal de que esa es la puerta estrecha -Mt 7, 13 - que Jesucristo nos indica y nos invita a entrar por ella. La puerta que lleva al encuentro con Él. Pero, tenemos que darnos cuenta de una cosa muy importante, vital diría yo. No te atrevas a ir sólo ni apoyado en tus fuerzas, porque el diablo está al acecho y caerás en sus manos.

Embarcate en la barca de la Iglesia y lleva como remos los sacramentos, de manera especial y fundamental la Penitencia y Eucaristía, son los remos que nos empujan, nos vigorizan, nos sostienen y nos protegen de todas aquellas tentaciones que nos amenazan con hundirnos y zozobrar. Y siempre acompañado por el Espíritu Santo, el paráclito defensor, asistente, auxiliador, que nos sostiene y nos protege de todas las tempestades que nos amenazan con derrumbarnos y alejarnos del camino verdadero.

Pidamos al Padre estar en esos últimos que Él pondrá como primeros. Pidamos al Padre quedarnos para el final y dar todo lo que tengamos, dejando todo aquello que nos retiene, nos carga y no nos deja avanzar y dándonos, desprendido de todo, para el bien de los demás. Tal y como Él hizo a su paso por este mundo. Padre, porque, queremos seguirte siendo últimos, para que por tu Gracia, Amor y Misericordia estar a tu derecha el día de nuestra partida. Amén.

lunes, 4 de marzo de 2019

CUMPLIR PARA AMAR

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Mc 10,17-27
Dame, Señor, la fortaleza en mi débil voluntad para amar en la misma medida que Tú, Señor, me amas. Y eso, Dios mío, no lo puedo lograr yo por y con mi fuerza, sino con la asistencia de tu Espíritu. Sé la atracción que en mi pobre naturaleza, herida por el pecado, ejercen las fuerzas y las pasiones de este mundo, pero no quiero dejarme vencer y someterme al vacío que produce el no corresponder a tu amor, Señor.

Sí, sé que esperas y necesitas, porque así lo has querido, que yo ponga todo lo de mi parte, y mientras no lo haga, Tú, Señor, no moverás un dedo. Por eso, consciente de la libertad que me has dado, me esfuerzo, confiado en tu generosidad y misericordia, en abrir mi corazón y dejarme conducir por tu Espíritu. Has depositado en mí unas capacidades y unos talentos, y quieres que yo los ponga en juego. No te gusta que los entierre y me cruce de brazo. Entonces estaré perdido.

No quiero instalarme en la comodidad de quedarme en el mero cumplimiento. Sufro, con confiada paciencia, las tentaciones que el mundo, demonio y carne me presentan y con las que experimento mis debilidades y el sometimiento que padece mi humanidad herida por el pecado. Eso descubre la necesidad que siente mi corazón de abandonarme en tus brazos y, a pesar de mis oscuridades, seguirte y seguirte.

Sé lo difícil que es seguirte, Señor, cuando mi corazón está apegado a las riquezas. Tú ya me lo has dicho: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!». Y eso es lo que yo te pido. No me des riquezas si eso es para mi perdición. Y si me las das, dame un corazón desprendido y generoso para ponerlas para el bien de los que realmente las necesitan. Amén.

domingo, 3 de marzo de 2019

DAME, SEÑOR, LA SABIDURÍA PARA VER MIS PECADOS

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Suele ocurrirnos que vemos con mayor facilidad los pecados de los otros que los propios nuestros. Y nos confesamos pecadores, pero siempre tenemos más presente y claros los pecados de los demás. E incluso nos atrevemos a corregirlos, o, todavía peor, a criticarlos. Por eso, más que hablar de los pecados de los demás mejor es hablar de los nuestros y pedirle al Señor que nos dé la sabiduría de saber descubrirlos y de esforzarnos en corregirlos.

Está claro que debemos empezar por nosotros mismos. No podremos tratar de corregir a otros cuando somos nosotros los que realmente debemos corregirnos. Debemos empezar por nosotros y, en la medida que podamos irnos corrigiendo, podemos encontrar la manera de ayudar a otros comprendiéndolos y ayudándoles con nuestra propia  experiencia. Porque, asociados a otros ciegos no tendremos otra salida sino la de encaminarnos al precipicio.

Porque, sólo uno puede ayudarnos, el Señor, y en Él podemos encontrar la forma de alumbrar a los demás, pues sólo Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Siguiéndole podemos llevar su Luz a la vista de los demás, para que entiendan y vean sus propias faltas y puedan enmendarse. Por eso, pedimos la sabiduría para ver nuestros propios pecados y, desde ahí, asistidos por la Gracia del Espíritu Santo, poder también aportar en Él algo de luz para otros.

Danos, Señor, la luz de poder dar buenos frutos y de saber encontrar el camino para sembrar esa buena semilla que pueda dar buenos  frutos también en los demás. Danos, Señor, la luz para encontrarte y para entender y saber que Tú eres nuestro único y verdadero guía, pues de Ti viene todo bien. Ayúdanos a superar todos los obstáculos y tentaciones que nos salen al paso en este mundo y a darnos cuenta que esta vida es un camino y una prueba para, superada, llegar a Ti. Amén.

sábado, 2 de marzo de 2019

DAME, SEÑOR, UN CORAZÓN DE NIÑO

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Alguna vez he llegado a oír a alguien expresar el deseo de no ser siempre niño. Una queja de haber crecido y no quedarse en esa etapa de la que recuerda ser muy feliz. Una etapa, que hasta en los momentos difíciles mantenían ese corazón tierno, suave, inocente, ilusionado, atento a la escucha y a todas las enseñanzas recibidas de sus padres y de las personas mayores que les aconsejaban y les ensañaban buenas costumbres y cosas nuevas para su bien.

Los niños descubren un corazón abierto a aprender, a obedecer, a recibir y a crecer lo que te enseñan los mayores, de los que ellos se fían que saben más y de los que pueden aprender cosas buenas. Por eso, los niños son acogidos y muy queridos y valorados por nuestro Señor Jesús, hasta el punto que nos los pone de ejemplo y nos reta a ser como niños para entrar en el Reino de los Cielos.

No hace falta mucho esfuerzo para darnos cuenta de la necesidad que tenemos de sostenernos y perseverar con un corazón de niño. No podremos evitar crecer y hacernos mayores, pero, sí podemos mantener nuestros corazones con los mismos sentimientos  y disponibilidades de cuando eramos niños. Es decir, ser confiados, obedientes, disponibles, sencillos, humildes y abiertos a las enseñanzas y Palabra de Dios.

Y eso lo hacemos cuando nuestra vida se conforma y va unida a la Palabra de Dios apoyada en la lectura, meditación y reflexión de cada día. Y, de acuerdo con nuestras posibilidades y medidas vayamos llevando a nuestras vidas esa Palabra  acogida y cultivada en nuestro corazón.

Por eso, en esa clave, te pedimos, Señor, que nuestro corazón humano, herido por el pecado, sea transformado en un corazón de niño. Un corazón tierno, suave, sencillo, inocente, bien intencionado, dócil y abierto como Tú quieres a tu Palabra. Y te lo pedimos abiertos a la acción del Espíritu Santo que llevamos en nosotros desde el día de nuestro bautismo. Amén.

viernes, 1 de marzo de 2019

FIARME DE TU PALABRA Y DEJARME LLEVAR POR TU ESPÍRITU

Resultado de imagen de Mc 10,1-12
HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


No quiero poner trabas a lo que dices ni buscar razonar tus enseñanzas más allá de lo que mi pobre mente puede entender. Sólo quiero dejarme llevar cuando mi pobre razón no llega a entender tus Palabras, porque, sé, Señor, que Tú buscas mi bien y has venido, enviado por tu Padre, a anunciarme la salvación y la gloria eterna de parte de tu Padre. Tu Vida así lo prueba hasta el punto de entregarla para que yo me dé cuenta y te sea fiel.

Sé que a muchas cosas no puedo enfrentarme yo sólo. Soy víctima del poder del demonio y de sus deseos de llevarme por mal camino, pero, confío en que el Espíritu Santo, que he recibido en mi bautismo, sea el defensor, el asistente y el que me acompañe cada día para de esa forma vencer las tentaciones de este mundo, demonio y carne. Dame, Señor, la fuerza, la paciencia y la perseverancia de poder sostenerme en tu presencia y seguir tus caminos encarnado en tu Palabra y enseñanzas.

Dame también, Señor, la sabiduría de saber discernir, no lo que a mí me gustaría sino lo que Tú realmente dices. Seguramente, yo concibiría la vida familias de otra forma e, inclinado por mis apetencias e instintos saciarme de mis pasiones y hedonismo, pero Tú me dices otra cosa y tienes otro plan para cada uno de nosotros. Y sabemos que eso es lo mejor, porque también lo experimentamos en nuestras vidas al sentir vacío y arrepentimiento al colmarnos de nuestras pasiones, 

Todo lo que podamos alcanzar en esta vida es perecedero y pasa. Sólo Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna, y yo quiero alcanzarla porque Tú me lo has prometido y en Ti Señor creo. Enciende mi corazón y fortalecelo antes las tentacines poderosas de este mundo para que pueda perseverar y seguir tus pasos. Estoy, Señor, en el Espíritu Santo, a emprender esta lucha por vivir en tu Palabra. Amén.