Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

viernes, 26 de abril de 2019

ILUMINAME, SEÑOR, PARA DESCUBRIR TU ROSTRO

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HOY A LAS 09:00 HORA PENINSULAR, 08:00 HORA CANARIA, REZO DEL SANTO ROSARIO POR LA DEFENSA Y UNIDAD DE LA VIDA Y LA FAMILIA. ÚNETE A LA HORA QUE PUEDAS Y DESDE DONDE PUEDAS. 


Supongo que también a mí, conociéndote Señor, me has aconsejado echar las redes a mi derecha. Pero, la cuestión es si yo te he oído o te hago caso. Posiblemente esté cansado de no pescar nada en mi vida, o experimentar que no tengo capacidad o fortaleza para poder hacerlo. También, puede ser, que mi testimonio no sea el debido y que mi voluntad sea tan débil hasta el punto de ser vencida por las tormentas o seducciones del clima de este mundo.

No sé, Señor, qué hacer ni cómo actuar. Ni siquiera a quien acudir.Quisiera, como aquellos hombres a los que Tú invitaste a echar las redes a la derecha de su barca, después de estar toda la noche bregando, obedecerte y fiarme de tu Palabra, pero, también fallo en eso. Me siento cansado y hasta cierto punto decepcionado. Sin embargo, sé algo muy positivo y que me ayuda mucho, no tengo donde acudir, porque en el mundo y con las cosas del mundo se pierde el tiempo.

Lo sé claramente, Señor. Y te doy las gracias, porque intuyo que Tú me lo has revelado. No es que haya tenido una gran experiencia de lo que el mundo te pueda dar, pero he vivido y experimentado lo suficiente para darme cuenta que aquí abajo todo es perecedero, pasajero y no llega nunca a satisfacerte plenamente. Puede engañarte un día y dos también, pero pronto te das cuenta del engaño y te desengañas. Y te das cuenta que tienes que volver a empezar.

Y, si no eres capaz de darte cuenta, levantarte y cambiar el rumbo de tu vida, quedas encadenado, sin voluntad y esclavizado para el resto. Y la vida se gasta pronto y no hay tiempo para rehacerte. Es verdad que siempre hay esperanza, pero también el esfuerzo, en la medida que te has ido hundiendo más, tendrá que ser mayor. Por eso, no perdamos más tiempo y pidamos al Señor que nos ilumine para que seamos capaces de descubrirlo en nuestro corazón y en el corazón de los demás. Sobre todo en aquellos que se encuentran rotos y destrozados. Amén.

jueves, 25 de abril de 2019

LA CERTEZA DE LA RESURRECCIÓN


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No es fácil cerciorarse de que Jesús ha resucitado. Es algo que no nos cabe en la cabeza. Los de Emaús que habían regresado al grupo y contaban que habían visto al Señor se vieron sorprendido, junto con los demás, de nuevo con la aparición de Jesús, y no se lo creían. Prueba de que creían que era un fantasma es que Jesús les demostraba que era Él:  En aquel tiempo, los discípulos contaron lo que había pasado en el camino y cómo habían conocido a Jesús en la fracción del pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando Él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero Él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo». Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?». Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos.

Observamos como les cuesta creer en la resurrección. Y Jesús se los había dicho y ahora estaba delante de ellos. También a nosotros nos cuesta creer. Tenemos el testimonio de los apóstoles y la Palabra que nos han dejado en las Escrituras. Y también el testimonio de muchos santos que han llegado a los altares por medio de la Santa Madre Iglesia, pero, así y todo nos cuesta creer.

Sin duda es un don de Dios. Pidamos el don de la fe y abramos nuestros corazones para que el Espíritu Santo, que continúa la labor del Señor Jesús, nos abra nuestras mentes y nos ilumine para que comprendamos y veamos con certeza que Jesús es el Señor Resucitado en el que se ha cumplido todo lo profetizado por los profetas.

miércoles, 24 de abril de 2019

DEL TRISTE REGRESO A LA ENCENDIDA ESPERANZA

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Perdemos la esperanza y nuestro corazón se entristece. Sin esperanza se hace difícil vivir. Todo el mundo espera algo. Y ese algo tiene un significado de avance, de mejoría, de conseguir algo mejor. No puede ser lo contrario, porque lo contrario generaría tristeza y desolación e incluso la muerte. Necesitamos creer en algo que dé sentido a nuestra vida y le dé esperanza de un mundo mejor.

Ese es el motor de tantos inmigrantes que, arriesgando sus vidas, se lanzan a la aventura de buscar y alcanzar un mundo mejor. Es una aspiración universal de cualquier hombre y mujer. Pero, podemos equivocarnos en el objetivo a buscar. Porque, sin despreciar, pues se hace necesario, luchar por conseguir unas circunstancias que nos permitan una vida mejor, debemos buscar lo que realmente vale y significa nuestra gran Tesoro. Y ese no es otro que encontrarnos con el Señor. Porque, Él es el único y verdadero Camino, Verdad y Vida.

Por eso, regresemos de Emaús y volvamos a la comunidad, al ámbito parroquial donde nos encontraremos con los hermanos en la fe y con los que podamos compartirla y fortalecerla. Volvamos con el corazón alegre, como aquellos de Emaús, después de escuchar la Palabra y ver como nuestros corazones se activan y se encienden llenos de gozo y felicidad. Volvamos con esa alegría y deseo de anunciar en todas direcciones que Cristo Vive, pues ha Resucitado.

Y eso significa que también resucitaremos nosotros. Pidamos que, como los de Emaús, encontremos al Señor y no le cerremos nuestros corazones, sino que, acogiéndole los abramos y le escuchemos atentamente con verdadera atención y entusiasmo y no le dejemos ir porque su Palabra nos entusiasma, nos alegra y enciende el corazón y nos desborda de gozo y alegría. 

Gracias, Señor, por quedarte con nosotros y por acompañarnos cada día, a pesar de nuestros torpes pasos, y de, como a los de Emaús, abrirnos los ojos y encendernos el corazón llenándonos de gozo, alegría y esperanza. Amén.