Blogueros con el Papa

UN ROSARIO CADA VIERNES

Cada viernes, hora peninsular entre las 09, 30 y 10:30, en Canarias entre las 08:30 y 09:30, aproximadamente, y en cualquier otra parte del mundo la que mejor puedan elegir, nos unimos en el rezo del Rosario (VER AQUÍ) por la unidad de todos los creyentes, por la familia natural, hombre - mujer, por la vida y por la libertad de educación de los hijos.

Desde tu casa, online, desde tu trabajo, desde tu hospital y enfermedad, desde myfeeling, desde todas los colectivos y asociaciones, desde donde quieras que estés, tú también puedes unirte en este clamor al Padre, unidos a María Santisíma, para que el Espíritu Santo nos dé la capacidad y la luz de salvaguardar la vida y los valores morales y naturales que la dignidad de las personas demanda y hemos recibido de nuestro Padre Dios.

También estamos rezando un rosario cada día que hacemos normalmente en las primeras horas de la mañana aunque a veces, por premuras de tiempo, lo hacemos en otras horas del día. En el icono de la Virgen, debajo del rosario de todos los viernes, puedes encontrar el rosario correspondiente a cada día.

miércoles, 14 de marzo de 2012

¡SEÑOR!, ¿POR QUÉ ME BUSCAS?

Si me buscas, Señor y Padre mío, ¿ para qué

Si, Dios mío, sé que me buscas, que preguntas por mí, que tratas de ponerte delante de mis enturbiados ojos y despejármelos, que me esperas pacientemente, que no tienes en cuenta mi indiferencia, mis rechazos, mis bofetadas, mis olvidos, mis intereses puestos en otras cosas.

A pesar de todo, Señor, Tú estás ahí, ¡y de qué manera! Te has hecho como yo, has tomado mi misma naturaleza, te has hecho de carne y hueso rebajándote, menos en el pecado, a mi limitada y pecadora humanidad. 

Has nacido de tu Virginal Madre María, y, como yo, has crecido, jugado, sentido y vivido de forma sencilla y natural en tu pueblo de Nazaret. Te has hecho un joven, discreto, sin llamar la atención. Has cumplido todas las normas y leyes de tu pueblo y, al final, te has preparado para cumplir la Voluntad de tu Padre: "Pagar con tu muerte y tu sangre por los pecados que los hombres", para de esa forma saldar nuestra deuda con nuestro Padre Dios.

¿Hay otro Dios que haga tanto por mí? ¿Hay otro Dios que busque y se entregue, por amor, a los hombres? ¿Hay alguien que sufra, aguante burlas, bofetadas, espinas, haga el ridículo y   de su propia vida por salvarme?

La respuesta es, "nadie". Solo Tú, Señor, eres mi salvación, mi verdad y mi consuelo. Y solo en Ti, en el Espíritu Santo, encontraré el camino que me lleve a la salvación eterna. Amén.

martes, 13 de marzo de 2012

¡QUISIERA SER COMO TÚ, SEÑOR!


Ser capaz de aguantar tantas insolencias, tantos rechazos, tantos desplantes, tantos... sería casi imposible de enumerar. Desde nuestros primeros padres, Adán y Eva, te has quedado plantado esperando una suave palabra o una mirada tierna y dulce. Y nadie se ha quedado para consolarte.

Y, todavía hoy, sigues esperando que el hombre, tu criatura, se digne mirarte y pedirte que lo perdones. Y algunos nos atrevemos a pedírtelo, pero no queremos saber nada de nuestros hermanos, tus hijos también, en cuanto a perdonarles a ellos.

Y Tú, Señor, nos dices que no nos puedes perdonar si no perdonamos también nosotros. No primero, porque Tú ya nos has perdonado. Desde el principio. Nos has creado y perdonado al mismo tiempo. Diría que hemos nacidos perdonados, sin embargo, ¡que duro de corazón somos!, cuanto nos cuesta perdonar.

Cuanto debes confiar en nosotros, Señor, cuando te atreves a perdonarnos primero sin  haber perdonado nosotros a los que nos han ofendido. Realmente, Dios mío, confías mucho en nosotros. ¿Y cómo te correspondo? Ni caso te hacemos cuando tenemos que perdonar. Siempre primero mi soberbia, mi vanidad, mi egoísmo... No soy capaz de abajarme, pero a ti si te pido que te abajes. 

Y lo haces, y me lavas los pies. ¡Dios mío, siento vergüenza! ¿Cómo no voy a perdonar yo también a mis hermanos? Pero, Tú lo sabes, Señor, me cuesta, se me hace cuesta arriba, sólo no puedo. Necesito de tu Gracia, de tu poder, de tus fuerzas, de tu paciencia, de tu misericordia... de tu Amor.

Lléname, Señor, de tu generosidad para que, asistido por el Espíritu Santo, sea capaz de hacerme pequeño, humilde, paciente, suave y bondadoso para, tratar a mis hermanos como Tú, Padre querido, me tratas a mí. Amén.

lunes, 12 de marzo de 2012

DAME LUZ, SEÑOR, QUE QUIERO SER PROFETA


Se me hace difícil encontrar el camino que coincida con la Voluntad del Padre. Experimento que camino a ciegas y que en muchos momentos me pierdo. La confusión se hace notoria en muchos momentos, y vives una situación desesperante. Te encuentras perdido y el desánimo hace mella y presencia en mi camino.

Es entonces cuando debo de confiar, más si cabe, y agarrarme, en el Espíritu Santo, a su Mano, a su Gracia, y abandonarme en Él. Empiezo a pensar que esa situación está puesta para que de el salto de gracia, y me deje coger por Él. 

Porque siempre ocurre que tras una racha, llamésmosle así, de firme caminar, aparace otra donde el camino se oscurece, se enturbia y avanzamos dando tumbos inseguros hasta estar amenazados de caernos y no levantarnos. Creo que es la prueba que siempre necesitamos para, llegados al limite experimentar que todo es Gracia de Padre Dios.

Por eso, hoy quiero pedirle, en el Espíritu Santo, al Padre, que encienda en mi la esperanza de continuar siempre la lucha. Que abra mi mente para enteder que este camino no es de roza, sino de combate y lucha constante. Que me llene de la sabiduría de saber que la guerra está ganada, aunque pierda algunas batallas, no importa que sean muchas, pero que lo importante es que la guerra está ganada.

Ganada porque no vamos solos. Ganada porque llevamos al mejor guía, consejero, director, conocedor de la verdad, sabio, poderoso, fuerte, paciente... El Espíritu Santo, encargado de conducirnos al Padre si confíamos y nos ponemos en sus Manos.

domingo, 11 de marzo de 2012

COMPLEMENTA Y SUPLE MI ORACIÓN, SEÑOR.


No sé qué hacer ni  cómo comportarme. Los acontecimientos me superan y mis prejuicios me someten y confunden. Experimento que debo decir algo, pero me callo. No advierto ni sé cómo empezar, qué decir, cómo advertirle de su error, de su desesperación... Cómo tratar de consolarle, de compartir, de...

Me pierdo en mis pensamientos. Quiero amar, pero no sé o no siento como debo hacerlo. Trato de hablar, pero pienso que haré el ridículo o qué no me entenderán. ¿Cómo llegarles? Quizá escribiendo, pero surge de nuevo la duda de si te entenderán o no. Quiero tender la mano, pero me siento limitado, incapacitado, pecador...

No dejes que sucumbe, que se ahogue en el lodazal de este mundo adulterado por el mismo hombre. Levántalo, sostenlo y enderéchalo, para que con la mirada erguida pueda verte y conocerte. 

Dame fuerzas para que con compasión pueda aliviarlo, esperanzarlo, presentártelo, arrimarlo a Ti y darte a conocer. Porque Tú eres la meta, la vida, el camino, la esperanza, lo que buscan, la felicidad, la eternidad. 

Están ciegos y no te ven, y yo, Señor, que quiero y puedo verte no sé cómo reaccionar. Me quedo perplejo y llego a pensar que tampoco te veo, porque si no hago algo por ellos, como voy a decirte que lo hago por Ti.

¡Dios mío!, dame fortaleza, sabiduría, paciencia, firmeza y pasión para no desfallecer, para siempre estar enamorado como la primera vez, de tu Palabra, de tu amistad, de tu verdad, de tu compañía, de tu sinceridad, de tu compromiso, de tu compasión y misericordia.

Sabes Señor que quiero seguirte y corresponderte, que es lo que más me haría gozar, pero me cuesta, no sé ni qué ni cómo. De sueños estoy lleno. De repente quiero hacer esto, acabar con lo otro, arreglar el mundo, pero, pronto, me doy cuenta que soy una simple gotita en el inmenso mar, y nada puedo hacer. Solo una gota, una gota que se siente amenazada de ser lanzada a la orilla y acabar tragada por la arena o por el abrazador sol que calienta a la piedra.

Y solo, movido entre las corrientes de un lado para otro, me queda la esperanza de que Tú eres mi Padre, y me quieres, y me miras, y sabes quién soy y lo que soy. Así, dulcemente tranquilo me abandono en tus brazos y continuo navegando por los mares de este Cosmos que Tú has creado para que yo también, aunque pequeño, lo refresque con mi poca agua.

sábado, 10 de marzo de 2012

SIN HUMILDAD NO PUEDO HABLAR CON MI PADRE


Sin lugar a duda, cuando uno quiere hablar con Dios necesita primero prepararse. Y, luego, tener actitud de hacerlo, porque nadie va a hablar con alguien sin deseos de hablar. Es, pues, necesario tener actitud humilde y estar disponible.

Porque sin humildad se interrumpe el diálogo, pues Dios no puede escuchar a un soberbio o suficiente. Le espera y aguarda a que esa prepotencia se abaje, porque solo en actitud de humildad puede establecerse una corriente de diálogo con el Padre del Cielo.

Porque el Padre nos respeta, nos ha hecho libres para tomar nuestras propias decisiones, y no interviene, si nosotros no queremos, en la elección que tomemos. Eso sí, está presto, atento, vigilante y disponible a acudir a nuestra llamada, ¡nos quiere mucho!, pero siempre respeta nuestra decisión. Así ocurrió con el hijo prodigo, tanto el menor como el mayor.

Para hablar con mi Padre he de, primero, ser humilde, vaciarme de todo aquello que me puede llenar de vanidad, de soberbia, de suficiencia... Ayunar de cosas que me distraen, que me apegan y despiertan mi egoísmo. Ayunar de mis proyectos, de mis deseos... Porque solo mi Padre sabe lo que me conviene para entrar en su Casa.

Llegado a este momento, sólo, después de Jesús, hay una referencia que nos alumbra y que, como una Madre, nos aconseja y nos acompaña. No puede ser sino María, la Madre llena de Gracia por su humildad: ...porque ha mirado la humillación de su esclava...

Implorando su intercesión, pidamos al Padre Dios que nos llene de su Gracia para inundarnos de humildad y, humillados como María, nos presentemos, ante su grandeza, como sus esclavos.

viernes, 9 de marzo de 2012

MI CANTICO DE ALABANZA Y GRATITUD A MI PADRE CELESTIAL

Padre mío… en tu mirada… en tu pensamiento… en tu corazon… ya existía… como una pequeña idea concebida por tu infinito Amor… rodeada del estallido amoroso de tu divina misericordia fuiste plasmándome en ti… hasta que llego el momento de darme a la luz…
Me ensenaste y me deseaste… Me pensaste con un corazón grande… no en tamaño sino en profundidad…donde pudieras vaciar tu Amor cuantas veces desearas…donde cuantas veces desearas… pudieses tomarlo para amar a todos a tu gusto…aunque siendo tan diminutivo, tan pobre y tan frágil…tan dado a la enfermedad… como conocías que iba ser… no importándote seguiste con tus planes…de darme a la luz…
En tu mente planificabas… una lluvia de gracias y bendiciones salidas de tu Corazón de Padre…cuales procurarías alcanzara a conquistar… durante toda mi existencia… por pura misericordia divina… con el simple deseo divino de no extraviar mi camino de regreso a la casa paterna…


Aunque el Cielo ha sido testigo de mis extravíos y disgustos que por mi causa has recibido… aun así me diste a la luz… al tiempo y al espacio… para alegría de los míos… para felicidad de sus pequeños corazones… para bendición y consuelo de mi santa madre que no podía tener hijos y en contestación a sus suplicas a la Virgen Milagrosa… regalándome el don de la vida… haciéndome nacer como una pequeña rosa la cual entregaste con amor en las manos inmaculadas para que desde siempre cultivase en mi un amor especial… tierno y filial hacia ella y desde ella hacia ti… Padre mío…
Aun siendo recién nacida… llego el momento del bautismo… el cual diligentemente concedías a mi pequeña alma lavarla en el santo sacramento… prodigándome los dones, gracias y bendiciones necesarias… vistiéndome con vestiduras blancas de pureza exquisita… la vestimenta del cielo…pero eso no es nada al lado del hermoso y transcendental regalo que Tu hijo adorado, mi amado Jesús nos alcanzo en su dolorosa pasión… convertirme en tu hija… poder llamarte “Papá” y sentirte como mi Padre verdadero… esa gracia llena mi alma de profunda gratitud… soy la niña de tus ojos… Papaíto… soy tu niña… la más pequeña… y Tu eres mi Papá… mi adorado Papaíto… gracias… Jesús… por tan inmenso tesoro…

El corazón me estalla de alegría… lágrimas abundantes salen de mis ojos… por la felicidad de conocer y saberme tan amada por Ti… mi Dios y mi Todo… ¿Qué importa las penas, sufrimientos, cruces, dolores, pobreza, enfermedades, desprecios, ingratitudes, soledades, trabajos, engaños, calumnias… mofas… desleatades… todo lo que humanamente se vive en algún momento de esta existencia…? ¿Qué importa todo eso? Es polvo… es nada… comparado con la verdad que Dios me ama con locura… y me espera de vuelta en casa… tiene para mí un lugar muy especial… hermoso… que mis ojos no han visto… que mis oídos no han escuchado… que mi mente no se imagina… que mi corazón percibe a lo lejos… Si… el Amor de mi Padre Dios es lo único que debe importar… es fuerza… es esperanza… es consuelo… es alegría… es felicidad…lo demás… es transitorio… acaba pronto y nada queda…. Soy tu pequeña… pequeñísima rosa en manos inmaculadas…


Por eso Padre Santo… voy caminando por esta vida acercándome a  las almas que quieran ser esas rosas perfumadas en el jardín inmaculado… llamándolas, motivándolas, creando conciencia  que Tu, Dios mío, eres TODO… que vale la pena vivir amándote… amar viviéndote…

Gracias Padre por mi vocación… es un detalle tan hermoso de tu parte para tan pequeña, pobre y pecadora hija… Llegare a casa… Papá…llegare… aunque sea gateando… pero llegare… porque mi Madrecita Celestial se encargara de hacerme llegar…

Gracias… Papaíto… por el regalo de la vida… por hacerme tu hija… por tu Amor y tu Misericordia…

....Desde la Soledad del Sagrario...

jueves, 8 de marzo de 2012

NO DIGAS LO QUE NO ESTÁS DISPUESTO A HACER

Mi Señor, Redentor, Mediador, Maestro, Salvador, ...

Porque Tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna. Todo se ha cumplido en Ti, y ya podemos decir que creemos en Ti, Señor nuestro, porque todo lo que has dicho, lo has cumplido. Hasta la Resurrección. Ese es el fundamento de nuestra fe y confianza en Ti, Dios mío.

Hemos oídos muchas promesas, de todo tipo, electorales, de gobiernos, de padres... pero ninguna se han cumplido como las que has hecho Tú, Señor. Solo Tú tienes Palabra de vida eterna y cumplimiento. Porque lo que dices y predicas eres el primero en hacerlo y llevarlo a la vida. Por eso, Señor, solo creemos en Ti, y a Ti solo llamamos Maestro y Señor.

Haz, Señor nuestro, que nuestras vidas, a imitación de la tuya, sean vidas que se pongan al servicio de los últimos, de los más necesitados, de los pobres y carentes de todo, de honor, de prestigio, de tenerles en cuenta, de...

Y que ninguna palabra salga de nuestra boca que no sea vivida ni llevada a la práctica por nosotros. Haz que seamos justos y bien intencionados para que todos aquellos que se acerquen a nosotros sientan tu presencia y no la nuestra. Porque solo Tu, Señor, eres el verdadero Maestro y Doctor.